Resplandecer de perlas de boca. Silencio irrumpido por carcajadas muy diafragmáticas. La mitad del par de mejillas se colorean de tonos calurosos que complementan la faz.
El tren agarra calor ante insulto elogial. Se mueve con relativa regularidad comparada con hace un gran ratito.
El mono se chupa los deditos en guineo acabado. El azúcar se le subirá y locos a todos nos hará...
-Perdón, no sé lo que digo.
-Tiene su granulada gracia.
Las miradas de pena abundaron. Hasta el mono tuvo pena ajena. Era el oasis de pena en vasto desierto de orgullo.
Pero aquello no importó, mientras este sol brilló.
Brillo solar, comienzo del sentido, del sentir, vida, calor.
-¡Qué calor! ¿no?
Miradas de pena exacerban.
La echó a perder.
Iba tan bien. u.u
Aquella expresión es lo que difiere aficionados de expertos, ¡Novatada menuda!
- Mi parada es la antepenúltima.
¡Coincidencia menuda!