La voz monótona del viento empieza a aturdir un poco. Mejor sería refugiarse en nubes impenetrables.
Resuenan las campanas. Rebuscan los cantores. En amargura los deudores, viviendo sin manzanas.
El mono en el hombro, se sube a la cabeza y es allí donde bosteza. No es una proeza pero parece que es destreza sin certeza.
Entre casi errantes entidades hay una que escupe estática molesta. Al lado los cantos de índole voluminosa, que poco a poco provocan y provocan, atraen y atraen.
Se pondera de la pregunta sin respuesta (En realidad, un enunciado), en lo que hace dar vueltas la cabeza- se revuelca-. Vida inerte que en frente carente yace con los que quieren regar a la planta. Ojalá y no se vuelva enredadera.
-Mira- deja un silencio en el que medita cortamente- no tiene que ser algo, si no es tu querer.
-¿De que hablas?
Empezaba a tartamudear hasta que parecía demente. El mono se abalanza a la cabeza y se caga.
Mono enviado por ángeles...