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Chapter 8 - El compartimento misterioso

Indira volteó al escuchar la voz de Deus y pudo observar que el carrito de comida ambulante había aparecido nuevamente y el niño se encontraba adentro.

Una sonrisa se formó en el rostro de Indira y una fuerte aura explotó de su cuerpo inmediatamente, sin más preámbulo en un instante apareció delante de uno de los encapuchados y con su espada profirió un brutal ataque hacia la cabeza del sujeto.

El hombre, que no había esperado que la santa abandonara al niño por atacarlo palideció al ver el ataque certero que se avecinaba.

Aunque el hombre tenía muchos más años de experiencia en combate que Indira, la diferencia entre un conocedor del camino y un discípulo del camino era enorme, pero aún así su edad no había pasado en vano, rápidamente recobró la serenidad y con su espada bloqueó el ataque, instantáneamente detrás de él dos de los encapuchados aparecieron y sosteniéndolo recibieron el golpe juntos disipando la fuerza emitida por Indira.

Riz también ferozmente se dirigió contra uno de los encapuchados, haciéndolo retroceder y separándolo del grupo.

Franco no pudo evitar mostrar una expresión de suspicacia, que la santa hubiera abandonado al niño para atacar a uno de sus hombres era extraño, pero no podía perder más tiempo, rápidamente llegó hasta donde el niño se encontraba y con una gran sonrisa dijo,—"Es una pena que nos conociéramos bajo tales circunstancias, pero alégrate Niño, desde hoy tendrás un gran vida, solo debes servirme bien."—

Sin esperar respuesta alguna imbuyendo su fuerza en el artefacto mágico intentó eliminar la marca de dominio de Deus ya que dada la diferencia de poder la tarea estaba predestinada a ser sencilla.

Pero su cara mostró un destello de horror cuando advirtió que no podía alcanzar la marca de dominio y la resistencia del artefacto a su voluntad era perfecta, el artefacto era mucho más poderoso de lo que esperaba.

—"¿Un artefacto sensitivo?"—, exclamó anonadado, pero su cerebro no se pausó, inmediatamente entendió el verdadero contexto de la situación.

El niño estaba perfectamente sano y salvo dentro del artefacto, lo que significaba que una discípula del camino con su bestia estaba luchando libremente contra cinco conocedores del camino.

Pero cuando volteó a ver a sus hombres, la escena era deplorable, tres de ellos estaba muertos y los otros dos gravemente heridos, Riz continuaba persiguiéndolos y presionándolos impidiendo que se recuperasen o agrupasen con Franco, mientras Indira empezaba a caminar lentamente hacia él con una sonrisa sádica.

La expresión de Franco era complicada, en un uno versus uno, dos caminantes debían estar igualados, pero la interferencia de la yegua y los posibles ases bajo la manga que podía tener la santa, significaban un final impredecible.

Franco no osaría luchar directamente contra Indira en circunstancias normales, el era uno de los muchos hijos de su padre y si bien su poder era considerable no podía compararse con una santa que había sido nutrida e instruida especialmente por un reino. Su ventaja siempre fue que la Santa intentaba proteger al niño, lo cual le permitía tener dos objetivos en vez de uno generando una presión constante, pero ahora que el niño estaba seguro, su ventaja había desaparecido.

Sus hombres estaban muertos o a punto de serlo, solo podía confiar en sí mismo para escapar de la complicada situación. La reconciliación tampoco era una opción, su grado de ofensa no era algo que regalos o palabras puedan solucionar.

Entonces la piel de Franco empezó a volverse de color bronce y su mirada se puso seria.

—"¿Una técnica de fortalecimiento corporal? Tenía razón, es un especialista cuerpo a cuerpo, pero al parecer la velocidad no es su punto fuerte, probablemente sea su resistencia como presumí. No hay forma que escape con ese cuerpo, intentará acabar con Riz para impedir que lo siga dado que no puedo dejar a Deus solo."—, evaluó Indira.

Pero para su sorpresa Franco salió disparado en dirección pospuesta a gran velocidad, escapando a toda prisa.

—"¿Ah?"—, dijo impactada Indira, pero rápidamente evaluó la situación y ordenó, —"Deus, sube a Riz , debemos perseguirlo, no podemos dejar que escape."—

Si las noticias del artefacto mágico de nivel sensitivo se propagaban sería el fin de sus días, serían cazados por diferentes poderes, incluso su mismo reino intentaría reclamarlo y no había forma de que les explicara la importancia del papel de Deus en todo esto.

Pero una inquietud rondaba el corazón de Indira, el hombre gordo no era lo suficientemente veloz para escapar de ella, menos de Riz, no había forma de que escapase, pero aún así había optado por huir. Indira sabía que ningún discípulo del camino era tonto, si había tomado esa elección había sido tras una respectiva deliberación y evaluación de posibilidades, lo que significaba que estaba seguro o había grandes probabilidades de que su plan fuera efectivo.

—"¿Refuerzos quizás? No, si los tuviera habrían salido antes a proteger a sus otros hombres y evitar perder la ventaja numérica. Algo cuadra mal."—, medito Indira.

Pero sus preguntas obtuvieron respuesta rápidamente, al cabo de vario kilómetros el hombre empezó a avanzar a mayor velocidad, Riz que pareció ofenderle la idea de que el hombre gordo fuera más rápido que ella empezó a acelerar también con gran fuerza, pero hubo algo que no pudo escapar de los ojos de Indira.

El hombre gordo estaba adelgazando, —"¿Usa su grasa como combustible para incrementar su velocidad? Pero eso no tendría sentido, al menos que...RIZ CON TODO!"—, los ojos de Indira se abrieron y gritó preocupada.

—"Maldita perra, veo que te has dado cuenta"—, sonrió maliciosamente Franco, cuyo aspecto actual difería abismalmente con el que hace unas horas tenía, su cuerpo actual era fornido y esbelto, pero lo más problemático era que parecía competir con la velocidad a toda potencia de Riz con facilidad. —"La grasa y mi aspecto rechoncho no solo cumplen una función de defensa, sino también limitan mi velocidad intencionalmente y por lo visto, parece que mi disfraz cumplió espléndidamente su cometido, ¿O acaso pudiste creer que un gordo como yo tendría una bendición mortal de velocidad?"—, río estruendosamente.

Indira frunció sus cejas amargamente, en efecto había sido engañada, nunca pensó que el gordo, ahora flaco, fuera un excelente velocista y por ende nunca consideró que optara escapar en vez de luchar, lo que le permitió tener una ventaja de tiempo, distancia y reacción que fueron decisivas para un posible terrible desenlace.

—"Pronto entraremos a una de las regiones bajo el dominio de mi familia, cuando se enteren que les he traído un artefacto sensitivo os arrepentiréis de no haber sido yo quien los atrapará."—, río maliciosamente.

Pero entonces, los ojos de Deus se abrieron como platos y una luz de su cuerpo brotó, de ella nuevamente el carro de comida volvió a aparecer y de el, una de las pequeñas puertas que protegía un compartimento se abrió, de ahí una aura imperial brotó brutalmente inundando todo a su paso, arrasando con la voluntad de todos los presentes como si un furioso maremoto divino que golpeara sus almas se tratase. Todos los presentes a excepción de Deus no pudieron evitar caer de rodillas mientras que del compartimento un veloz destello brotó y se dirigió instantáneamente contra Franco perforando su cráneo como si de tofu se tratase.