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Chapter 11 - El torneo

—"¿Ah?!"—, exclamó Deus incrédulo.—"¿Como voy a sobrevivir a un rayo del cielo?"—,pregunto impactado.

La imagen de él en un campo esperando un rayo del cielo inmóvil le parecía ridícula, —"¿No sería más fácil escapar?"—, preguntó atento. Sabía que el tema era importante y concernía su futuro.'

—"¿De los cielos? ¿A donde?"—, sonrió burlonamente Indira ante la inocencia de Deus.,—"Si bien existen lugares ocultos a los ojos del cielo, no son algo que por el momento podamos si quiera pensar en alcanzar. Además, solo son temporales, una vez que salgas fuera de ellos el cielo enviará su ira, ¿O planeas ocúltarte toda tu vida?"—

Deus miró a Indira concernido, pero su maestra no lo mantuvo en suspenso por mucho tiempo, —"No tienes motivo porque preocuparte, obviamente entrenar y ascender tiene sus beneficios, tu cuerpo y tu alma no será las mismas que ahora, tu cuerpo se volverá más fuerte y tendrás técnicas o habilidades que te permitan resistir la furia de los cielos, todo a su tiempo, ahora primero te enseñaré cómo empezar a reforzar tu cuerpo con mamá, deberás realizar estos ejercicios todos los días sin falta."—

Deus asintió y empezó a permitir que Indira guiara el flujo de Maná dentro de su cuerpo mientras intentaba memorizar las secuencias.

Al cabo de algunas hora Deus había dominado el ritmo y las secuencias de fortalecimiento con Maná, Indira no pudo evitar ver sorprendida como el niño había dominado algo que a ella le había llevado semanas conseguir.

Ella, la Santa Raizel, quien si bien no podía u osaba compararse con los sucesores de poderosos imperios o los monstruos de leyendas, seguía siendo la crema de la crema del pastel, una genia entre cien mil.

La mirada no pasó desapercibida por Deus quien la miró intrigado, Indira iba a forzar una tos evasiva cuando de repente la puerta sonó.

Alguien al otro lado tocaba rítmicamente la puerta, Indira levantó la ceja, no esperaban a nadie e incluso le había pagado a la recepcionista para que se asegurase de que nadie los molestara, su mano velozmente llegó a su espada y su dedo rozó suavemente la empuñadura, lista para lanzarse en caso sea necesario.

De puente una aguda pero masculina habló, —"Mis más sinceras disculpas por molestarla, Oh, Santa Raizel. Mi nombre es Augusto, vengo en representación de su señoría Alfredo, el señor de la ciudad, ha invitarla a presenciar el torneo anual que nuestra humilde morada organiza."—

Indira frunció el ceño, lentamente con su mano rozando su espada se acercó a la puerta y la abrió con cuidado, al quedar despejada la vista Deus e Indira pudieron observar a un pequeño hombre regordete con un rostro muy afeminado, era blanco y sonreía amablemente.

La santa observó el resto del corredor rápidamente y confirmó que no habían más personas, nuevamente miró al hombre llamado Augusto y preguntó seriamente, —"¿Cómo supisteis que estaba acá?"—

El hombre regordete río inocentemente, —"Santa Raizel, la ciudad de Celtos no será famosa o poderosa, pero no es secreto que seamos la base de una de las sucursales del Mercado Negro de Trak, por ende, conseguir información es algo muy sencillo para nosotros."—

Luego su rostro se volvió solemne y lanzó una piedra al airea que Indira identificó inmediatamente, era una burbuja aislante, permitía de manera básica crear una barrera impermeable que impedía al sonido cruzar o escapar, en otras palabras creaba una ambiente insonoro, aislado del resto. Una vez la burbuja cubrió a los presentes, el hombre respetuosamente continuo, —"Seré franco y directo con usted ya que no contamos con mucho tiempo, nuestra ciudad atraviesa una situación extremadamente delicada. A lo largo del tiempo los diferentes señores de la ciudad solo han tenido una meta, establecer a Celtos como una de las grandes ciudades del reino y luego del continente. No obstante, si bien tenemos una sucursal del mercado negro de Trak, esto solo nos permite obtener información y artículos determinados, el mercado no nos brinda su apoyo ni nos respalda, son neutrales como siempre lo han sido. Por ello constantemente hemos estado a la búsqueda de un respaldo tanto militar como financiero, ya que es imposible tener uno sin el otro."—luego sonrío amargamente—"Increíblemente, tras una larga espera nuestra oportunidad llegó... parcialmente. Hace dos meses descubrimos una mina subterránea de Cristales de mana, teóricamente e hipotéticamente somos una de las ciudades más ricas del reino en este momento, pero lamentablemente las noticias no pudieron ser contenidas ante la necesidad de obtener los instrumentos y al personal adecuado para la extracción. El reino ha pedido una pequeña parte como porcentaje de tributo, algo razonable por lo cual debería alegrarnos, no obstante, su terrible indiferencia no puede evitar mostrar sus codiciosos y oscuros anhelos."—

Indira asintió pensativa, otra persona no habría podido entender las palabras de Augusto, pero la santa claramente vio a través de ellas. Normalmente la familia real habría requerido un tributo mucho mayor sino era el caso de que tomase control directo de la mina, pero el pedir un tributo pequeño y razonable solo podía significar dos supuestos, el reino no deseaba la mina o el costo de la obtención sobrepasaba la ganancia y no deseaban actuar en este momento. Claramente la segunda opción era más razonable.

En otras palabras, el reino entendía que diferentes poderes competirían por la mina y no deseaba intervenir en un primer momento, esperaría a que las cosas se calmasen y evaluaría la forma adecuada y menos riesgosa de acceder a ella. Enviar a sus ejércitos o fuerzas especiales a luchar contra sectas o clanes solo produciría caos en el interior del reino y ellos bien sabían que el dominio y control de la corona nunca debía ser puesto en duda.

Para la perspectiva de las masas era más factible que el reino accediera posteriormente a quien controlase la mina a través de una negociación disfrazada de tributo a que literalmente diferentes poderes pelearan contra ellos abiertamente y cuestionaran su soberanía, nunca era bueno plantar la semilla de la rebelión en las mentes de las masas y menos darles una razón.

Esto implicaba que el señor Alfredo y su familia, quienes habían gobernado y administrado la ciudad de Celtos por generaciones, estaban solos. El reino no les brindaría apoyó ni refugio de la tormenta que se avecinaban, eran indiferentes al titular, solo esperaban seguridad y estabilidad para actuar, por ello el señor de la ciudad debían afrontar los poderes que se acercaban por su cuenta.

Augusto sonrió al ver que la santa había entendido el mensaje indirecto y continuo, —"Por ello, mi gran señor ideo un magnificó plan. Anualmente nuestra ciudad realiza un torneo para que los jóvenes prodigios de los diferentes poderes locales compitan y puedan demostrar su superioridad, ganando en el camino experiencia y reputación. No obstante, el torneo de este año será especial, el señor Alfredo ha realizado la convocatoria abierta al público y ha invitado a varios de los diferentes grandes poderes del reino, ofreciendo como premio al ganador acceso ilimitado a los recursos de la mina."— dijo sonriendo maliciosamente.

Indira no pudo evitar abrir la boca de la sorpresa, en verdad era un gran plan, un fantástico plan, aunque muy codicioso y arriesgado.