Las cejas de Indira se fruncían histéricamente mientras miraba a su discípulo quien se encontraba sentado en el centro de la habitación con la cabeza mirando al suelo claramente avergonzado y dolido.
La Santa suspiró una vez más y volvió a preguntar fríamente, —"Intentémoslo una vez más, a ver, ¿Me estás diciendo que el carro de comida te volvió a hablar y te dio una técnica de batalla que presuntamente es superior incluso a las de nivel divino y que para practicarla necesitas cocinar?"—
Deus que parecía claramente entender lo estupido que sonaba, asintió avergonzado.
Indira se llevó la mano a su sien y empezó a masajearse. Por un lado, si bien el origen del carro era en sí un misterio, su poder y el hecho de que haya podido expulsar un artefacto de nivel consiente de la nada era algo a considerar, no obstante, por el otro lado el hecho de que una técnica de cocina denigrara su linaje era algo que la enfurecía.
—"Si tan solo supiéramos su procedencia.."—, maldijo para si misma Indira, hasta la fecha Deus no había revelado nada sobre el misterioso carro de comida. La Santa desconocía si el niño lo ignoraba también o había algún tipo de restricción que le impedía hablar, sino fuera porque era el héroe elegido por la diosa suprema y su discípulo prodigio hace rato que lo hubiera llevado a la iglesia y le habría extraído la información a través de una lectura de alma.
—"Practicaras ambas"—, concluyó secamente Indira.
Hasta el momento no había forma de evaluar la real calidad de la técnica dada por el carro de comida, no era sabio poner todos los huevos en una sola canasta cuando ganar el torneo era importante.
Deus miró desesperado a su maestra, como intentando decir que prácticas dos técnicas al mismo tiempo acabaría con su vida social y salud mental, pero su maestra, que continuaba gruñendo lo ignoró indiferentemente.
—"¿Entonces, que necesitas para practicar tu técnica? ¿Comida? ¿Ingredientes?"—, preguntó Indira quien seguí sin creer que tuviera que preguntar eso.
—"Animales, de todo tipo, en especial bestias mágicas."—, dijo suspirando Deus. La técnica que el carro de comida le había transmitido se llamaba "Corte", así de simple. Y como su nombre lo decía consistía básicamente en cortar. No obstante, método de practica era sencillo a su vez pero complicado en su realización.
Las bestias mágicas, era animales que habían logrado al igual que los humanos utilizar y manejar mana. Pero a diferencia de los caminantes que reforzaban su cuerpo con el mana o los conocidos magos de tierras extranjeras que creaban dentro de su alma un océano de mana, las bestias creaban un núcleo como si de una piedra se tratase dentro de sus cuerpos, la cual era la fuente de su poder.
Pero su carne también contenía mana y al morir este se disipaba. Lo que la técnica de Deus buscaba era cortar de tal manera la carne mientras infundía su propio mana para crear una capa ligera que evitaría que el mana de la bestia se escape o pierda.
Podría sonar sencillo pero era extremadamente complicado y exhaustivo, la concentración que Deus debía poner en cada corte era sobrehumana. Además cada bestia era diferente, lo que implicaba que Deus debía estudiar y comprender las diferentes anatomías y canales de mana de sus ingredientes.
Cuando Indira entendió lo que hacía no pudo evitar sorprenderse, no lograba proyectar la finalidad práctica de combate que podía tener pero no podía negar que era un entrenamiento extremadamente útil para el control de mana.
Y así, Indira empezó a proveer de bestias mágicas a Deus, quien por las mañanas empezaba a cortar a las bestias mágicas mientras agotaba su mana e inmediatamente lo recuperaba con los cristales proveídos por el señor de la ciudad y en la tarde practicaba las técnicas de espada de Indira.
Con el paso de los días, la habilidad de Deus con el cuchillo y los cortes mejoró drásticamente, los ingredientes ya cortados conservaban entre el 60 y 70% de su mana y su dominio de la técnica del primer movimiento de"Ejecución, Justicia y Masacre" empezaba a ser casi Perfecto, lo que hizo palidece a Indira.
El talento del Niño empezaba a ser anormal, era inevitable compararse con su yo joven, lo que no dejaba más que heridas en el autoestima de Indira.
Sin embargo, había algo que la animaba. Algo que había puesto en su rostro una enorme sonrisa de lado a lado y en la de casi todos los trabajadores de la mina.
La constante práctica de "Corte" dejaba grandes cantidades de carne cortada y toda de gran calidad, Deus había decidido que desperdiciarla iba en contra de sus principios como chef y habían empezado a cocinarla y preparar diferentes platos con ella.
Era imposible que Indira y Deus pudieran acabar con toda la comida por más que lo intentasen, lo que había desembocado en que se reparta entre los trabajadores del área.
La carne, que era de primera calidad y completamente infundada de mana, lograba alcanzar un rango de nutrición similar a la de elixires y píldoras. Todos los trabajadores que habían saboreado la comida habían sido bendecidos con una subida de nivel en sus condiciones físicas, casi todos tenían la condición de maestros de batalla y era algo ridículo y impactante ver mucamas y sirvientes con el poder físico de Guerreros experimentados.
El alboroto generado por ello fue tal que toda la mina empezó a acudir a la hora del almuerzo a la residencia de Deus para intentar conseguir un plato de comida. En un principio los primeros afortunados que habían sido lo trabajadores cercanos intentaron sellar las noticias para monopolizar la comida pero al final incluso el mismo señor de la ciudad empezó a mandar a sus guardias a recoger diariamente una porción de la comida.
Obviamente esto a Indira no le importa, como maestra del cocinero era la primera en comer y elegir, lo que aparte de engordarla un poco la había hecho la persona más feliz del mundo durante esos días, de cierta manera sentía que era su recompensa por todo el drama y esfuerzo que tendría que pasar con Deus y lo consideraba justo y proporcional.
Lamentablemente, lo que no sabía, era que estaba completamente equivocada.