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Era una noche iluminada por los luceros de las estrellas, noche fría con una luna menguante colgando en el cielo, el viento esparcía con fuerza la nieve que empezaba a derretirse, los caminos oscuros estaban llenos de la canción lúgubre de la noche, un ambiente casi fantasmal con esos murmullos nocturnos. Por un solitario paraje un par de caballos cabalgaban a paso lento para evitar resbalar en la nieve, las linternas de aceite alumbraban una parte del camino y el rostro de los dos jinetes sobre los caballos, un hombre de ojos dorados y cabello castaño oscuro con una capa negra cubriendo su cabeza y la mitad de su rostro, la otra persona era una mujer de belleza carismática con ojos color verde limón y cabello color azabache que también llevaba una capa negra sobre su cabeza pero que dejaba su rostro de facciones angelicales al descubierto junto con algunos mechones de su cabello que el viento transportaba.
- Tardaremos unos días más en llegar debido a la nieve - la mujer habló con su delicada voz que se asemejaba a la de una niña de quince años.
- Si, cuando la nieve empiece a derretirse tendremos que ir aún más lento - le respondió la profunda voz del hombre que miraba fijamente el camino frente a ellos.
- Ese cambiador ya habrá llegado para entonces - Gabriella frunció profundamente su entrecejo con descontento brillando en sus iris verde limón mezclándose con frialdad.
- No debes preocuparte, qué podría pasarle estando el Lord con ella - Jean sonrió cariñosamente a la mujer junto a él, en sus ojos dorados normalmente indiferentes flotaban innumerables rayos de ternura al reparar en el angelical rostro de Gabriella.
- Ptff... Ese hombre se salió con la suya al alejar a Alex de nosotros - Gabriella resopló fríamente - Incluso después de su reencarnación la apartó de nosotros otra vez...
- Edward es naturalmente un hombre celoso, Gabby, yo diría que es más posesivo que un hombre lobo común - Jean le sonrió una vez más a Gabriella antes de volver a fijar su mirada en el camino.
- Te falla la memoria, querido, él no es un hombre lobo común... es un mestizo entre vampiro y hombre lobo, es extremadamente posesivo y potencialmente agresivo - Gabriella miró la blanca nieve mientras pasaba la lámpara de una mano a la otra.
- Si logró captar la atención de mi hermana era de esperar que no fuera alguien normal.
- Me pregunto cómo la pasaron estos años de separación - un tinte de tristeza cruzó por los iris color verde limón de Gabriella - ella sin duda lo paso mejor al perder sus recuerdos pero él... he notado su dolor todos estos años de vivir en este imperio sin que nadie lo sepa...
- Si... probablemente la pasó muy mal... aunque perder los recuerdos no es tan gratificante como crees - Jean hizo una mueca sin poder evitarlo.
- Perdoname, no quise decirlo de ese modo... - Gabriella giró su cabeza hacia Jean con un gesto avergonzado.
- Sé lo que quisiste decir - Jean le sonrió amorosamente a la mujer antes de suspirar suavemente - Yo perdí mis recuerdos dos meses después de escapar milagrosamente de allí y volver al Imperio Gold Tooth, afortunadamente halle una vida cómoda al ser acogido por el Lord de esa tierra que era amigo de mi padre... de no haber sido por él seguro habría muerto...
- Mmm... no puedo evitar culpar a mis tíos por llevar semejante desastre a formar parte de la familia aún cuando la abuela se negó rotundamente - Gabriella apretó su puño alrededor de las riendas del caballo.
- Eso ya no importa - Jean bajo su cabeza con tristeza - No todas las brujas negras pueden mantenerse lejos de su naturaleza... Adagio dejo ese año de ser mi hermana y se convirtió por propia voluntad en un monstruo... Pero Alex le parará los pies muy pronto...
- De eso estoy segura - Gabriella sonrió suavemente y por fin pudo dirigirle una mirada amorosa a su prometido a pesar de la preocupación en su corazón.
En la oscuridad de la noche ambas figuras se perdieron entre las sombras con el viento silbando a su alrededor.
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En la mansión de montaña de los Frank.
Alexandra estaba parada frente a la gran ventana en su habitación, una única veía encendida sombreaba magníficamente su figura, sólo estaba allí parada contemplando indiferente el infinito paisaje frente a ella, aunque parecía observar a la distancia en realidad estaba encerrada en sus pensamientos...
- Abuela... en realidad tuviste razón todo el tiempo... el mal puede venir incluso de quién consideras tu familia - estas palabras eran susurradas de manera casi inaudible - ...me preguntó que habrá pasado con mi hermano mayor y mi prima... no pudieron haber muerto de verdad a manos de Adagio... pero si no, entonces, ¿donde estan en este momento?
Alexandra suspiro con un gesto de profundo dolor y lágrimas en sus ojos, cerró la cortina color verde para que solo la intermitente luz de la vela iluminará la habitación.
- En esta vida no puedo permitir que lo que resta de mi familia sea dañado... Vania, Jess, Tía Sam, tío Milo, madrina Zemira... no debo dejar que nada los lastime.
La mirada de Alexandra se llenó de resolución cuando sopló la vela para dejar la habitación a oscuras y acostarse a dormir, se podría pensar que eran solo palabras que iban a ser llevadas por el viento, pero ella no era cualquier persona que habla por hablar, ella era Alexandra Snowy y jamás había vuelto sobre sus palabras o acciones, la palabra rendirse no existía en su diccionario, para ella lo más importante era su familia y haría cualquier cosa para protegerla, nunca había dado un solo paso hacia atrás y jamás pensaría ni sería capaz de hacerlo, así era ella, así era como manejaba su vida y así la controlaría en el futuro, fuera cercano o lejano.