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Algunos días pasaron desde que Vanessa se desmayó, ella se recuperó rápidamente. La familia Willows espero su decisión, al final Vanessa eligió quedarse en Fog Spell con la familia Frank, sus padres y su hermana menor decidieron regresar a la capital con la promesa de que irían a visitarla, la familia Willows también decidió regresar a su imperio y estaban preparando ya sus maletas, pero las historias son complicadas y lo que parece el desenlace de una puede ser en realidad sólo el comienzo de otra.
Caitlyn estaba en el jardín limpiando la nieve, su rostro ovalado emanaba su habitual indiferencia, su cabello morado estaba peinado en una trenza que se apoyaba en su hombro, llevaba puesto un abrigo delgado debido a la brisa fría de las montañas.
Clack.
Un sonido de ramas secas hizo que Caitlyn levantará la mirada, allí apoyado en un árbol estaba un hombre guapo de ojos rojos, era Anthony.
- Hola Anthony - le saludo ella sonriendo suavemente.
- ¿Cómo estás, cuñada? - Anthony le sonrió de vuelta, en sus ojos solo había leves y tenues rayos de amabilidad al ver a la chica de cabello morado.
- Estoy bien, gracias por preguntar. ¿Buscas a Ashley?
- Si y no. También busco a esa otra hermana tuya a la que le gusta causarme problemas...
- ¿A Alexandra? Eso es nuevo en ti, me sorprendes...
Caitlyn rió suavemente mientras volvía su atención a la tarea que estaba desarrollando en un principio.
- Puedes entrar a buscarlas por ti mismo, sabes que estás en tu casa - después de decir esto Caitlyn no volvió a levantar la mirada mientras quitaba la nieve de las plantas de su madre con sumo cuidado, escuchó como los pasos de Anthony se dirigían a la casa e inconscientemente echo una mirada de soslayo antes de concentrarse por completo en lo que estaba haciendo.
- Miau.
Stella camino con dificultad por la nieve para llegar a Caitlyn y sentarse a su lado a observarla detenidamente.
- Pequeño demonio estás aquí - Caitlyn acarició la pequeña cabeza del gato con una sonrisa en sus labios color cereza.
- Miau.
El gato frotó su cuerpo contra las piernas de Caitlyn antes de correr y trepar un árbol cercano. Caitlyn sacudió su cabeza y agachó su cuerpo para estar a la altura de un arbusto de bayas al que sacudió con cuidado para quitar la nieve.
- Auch
Caitlyn alejó su mano de arbusto cuando se arañó con una espina, se miró su mano lastimada para descubrir que había un pequeño rastro de sangre en uno de sus dedos.
- ¿Se encuentra bien?
Caitlyn saltó en su lugar al oír esa voz tan cercana, giró su cabeza para encontrar a unos pasos de ella a un hombre de cabello negro y piel color crema, de él emanaba un encanto magnético e hipnótico especialmente de sus ojos con iris color azul turquesa, Caitlyn sabía quién era él, él era Darién Willows.
- Me asustó... - Caitlyn dijo eso en un tono casi inaudible, su expresión indiferente pareció mezclarse por un momento con timidez pero rápidamente volvió a su estado natural.
- Discúlpeme, no quise asustarla - Darién observó la delgada figura de la chica frente a él, aunque todavía llevaba una expresión indiferente en su hipnótico rostro aún así no emanaba la frialdad habitual - ¿Se ha hecho daño?
- Sólo es un rasguño, nada de lo que valga la pena preocuparse - Caitlyn miró una vez más su mano para hacer presión sobre su pequeña herida con uno de los dedos de su otra mano, esta acción le causó un dolor punzante que hizo que apretara los dientes.
- Eso no parece nada. Esa planta no es normal, por lo tanto sus espinas tampoco lo serán - Darién dió un paso más cerca de ella y se agachó para estar a su altura.
- ¿Cómo sabe que la planta no es normal? - Caitlyn miró a Darién con curiosidad brillando en sus iris color azul océano.
- No es tan sencillo de explicar. ¿Me permite? - Darién extendió su mano para tomar la mano herida de ella con cuidado, ella no lo rechazo y simplemente le miró con curiosidad evidente.
Por alguna extraña razón, al ver la curiosidad pintada en el rostro de la chica, Darién no pudo evitar sonreír discretamente. Miró detenidamente la pequeña herida de la que brotaban gotas de sangre y la apuntó con el dedo índice de su mano libre, el sangrado se detuvo y sorprendentemente la piel empezó a reconstruirse hasta cerrar completamente la herida.
- ¿Cómo hizo eso? - los ojos de Caitlyn destellaban con sorpresa e intriga al ver su mano y luego observar el perfecto rostro de Darién.
- Es un don que obtuve al llegar a la edad adulta, pero tiene sus limitaciones. No soy un sanador, sólo puedo curar heridas pequeñas que no ponen en peligro la vida de las personas - Darién le respondió con paciencia y una sonrisa imperceptible en su rostro - No debe ser nada comparado con lo que una bruja blanca como usted puede hacer...
- Me está halagando pero... en realidad no soy una bruja blanca... soy una bruja negra...
- ¿Ah sí?
- En realidad sólo mitad bruja. Mi padre era humano y mi madre una bruja negra, por eso mi poder es limitado aunque me va mejor ocultando mi verdadera apariencia que a otras brujas negras - Caitlyn se giró para continuar sacudiendo la nieve del arbusto con mucho más cuidado que antes.
- Nunca hubiera imaginado que es una mestiza - Darién observó fijamente a Caitlyn mientras sus ojos destellaban con interés.
- Está casa está rodeada de mestizos. Primero fui yo, luego el novio de mi hermana Ashley, después llegó Alex y su enamorado, ahora resulta que Vania también es bruja mestiza. Si esto continúa así, en unos años la casa ya será muy pequeña para tantas personas - Caitlyn sonrió radiantemente mientras su expresión se suaviza a. No sabía qué le estaba pasando, a ella no le gustaba mostrar emociones en frente de desconocidos pero con este hombre la invadía un sentimiento de comodidad que ninguna otra persona le daba, se sentía bien hablar con él aunque él ni siquiera fuera muy hablador y su expresión siempre fuera la misma. Era un sentimiento extraño, para ambos.
- ¡Darién! Ya nos vamos - Juliana le llamó desde la puerta de la casa, analizando detenidamente la situación antes de concluir internamente que era la tercera en discordia en ese momento y darse la vuelta para regresar a la casa.
- ¿Ya se van? - Caitlyn dejo lo que estaba haciendo para mirar la expresión del hombre junto a ella.
- Mmm... La decisión de tu amiga fue muy clara y debemos regresar al Imperio Crystal Lake - respondió Darién mordiendo su labio inferior, un gesto que hizo que Caitlyn bajará su cabeza con timidez.
- ... Buen viaje entonces... - Caitlyn levantó su mirada y la fijó en la de él mientras sonreía suavemente.
Darién asintió y se disponía a levantarse cuando una delicada mano le detuvo, fijó su mirada en el rostro de la chica antes de ver lo que ella le estaba extendiendo en su mano, era un anillo de plata con grabados que parecían ser plantas, del anillo emanaba un aire de calidez y misterio.
- Madre dice que lo llevaba colgado del cuello cuando me adoptó. Quiero que usted lo tenga...
- ¿Por qué yo?
- Porque... porque su presencia me despierta casi el mismo sentimiento que el anillo, aunque no sé exactamente por qué... aún así me gustaría que lo tenga, estaré más tranquila si se lo lleva con usted y así tendrá que volver algún día a devolverlo...
Darién sonrió al ver como el rostro de la chica enrojecía levemente al hablar, tomó el anillo en su mano y apretó suavemente la mano de ella en una especie de caricia reconfortante.
- Volveré a visitarla, se lo prometo... y cuídaré del anillo, siempre que lo vea pensaré en usted, señorita Caitlyn Frank... Cuídese.
Darién uso su mano para acariciar en sedoso cabello morado de ella antes de levantarse para irse lentamente, le causaba algo de tristeza tener que regresar a su casa, pero le había prometido a ella que volvería a visitarla y eso haría sin lugar a dudas, mientras se marchaba apretó el anillo de plata en su mano antes de guardarlo cuidadosamente en el bolsillo de su abrigo, su rostro lucia una sonrisa medio nostálgica medio embelesada cuando se fue de la mansión Frank con su familia.