A la mañana siguiente Alejandra se despertó gracias a los toques en la puerta. Se levantó olvidando que anoche solo se había quitado los pantalones para ir a dormir sin ponerse la pijama. Así que se levantó perezosamente y abrió la entrada.
Alejandra vio el rostro de Aarón congelarse y abrir los ojos de manera que parecían que se iban a salir de sus cuencas.
-Me despertaste, así que no tuve tiempo de arreglarme. Ya sé que me veo muy desaliñada pero no tienes que poner esa cara. ¿Vas a entrar o no?
Aarón se quedó quieto un tiempo más helado en su lugar intentando no mirar abajo, hasta que escuchó la pregunta de Alejandra invitándolo a entrar se dio cuenta que no estaba respirando. Tomo aire profundamente, tapó la vista de cualquier otra persona que pasara por ahí. Sintió que la sangre se le calentaba y solo alcanzó a balbucear torpemente.
-Pa-pa-pa-pa-pa
-¿Papa?
-Pa- pantalones
Alejandra hizo un gesto confundido.
-¿Pantalones?
-No están, tú.
-¿De qué pantalones hablas?
De pronto un recuerdo de ella durmiendo sin pantalones vino a su memoria. Horrorizada cerró la puerta en la cara de Aarón, miró sus piernas desnudas y dio un grito desde lo más profundo de su alma. Corrió al sillón y enterró la cara en una almohada mientras continuaba gritando. 'Pero que vergüenza, no puede ser. ¿Cómo olvidé que no llevaba pantalones puestos? ¿Cómo se supone que lo vea a la cara ahora? ¿Debería pedirle que se vaya y regrese otro día? Ni siquiera me sale la voz para hablar, tal vez debería ignorarlo y hacer como que no está ahí afuera, pero ya hizo el camino hasta acá y para ayudarme con mi trabajo. ¿Qué hago?'
Alejandra corrió por toda la sala hasta que se golpeó el dedo pequeño del pie con la pata de la mesa de centro. El dolor la hizo olvidar su vergüenza por un momento hasta que oyó la voz de Aarón al otro lado de la puerta.
-¿Todo está bien? Oí un golpe.
-No, sí. Todo bien, salgo en un instante. 'Bien, primero un paso a la vez, no puedo dejarlo ahí afuera para siempre ¿o sí? No, no pienses en ello, primero ¿dónde dejé mis pantalones?'
Alejandra se puso los pantalones, recogió el sillón que usaba de cama, se lavó la cara y los dientes, se peinó y se puso unas gafas de sol muy negras. Se acercó a la puerta y respiró hondo antes de abrir.
-Adelante, perdón por la tardanza. Llegaste antes de que me despertara y me tomaste por sorpresa.
Alejandra sintió la sangre correr a su cabeza así que le dio la espalda disimulada y fingió estar acomodando los cojines del sillón.
Aarón entró en la oficina y cerró la puerta detrás de él, aguantando lo risa por las gafas de sol que llevaba. Se calmó y fingió no ver nada.
-Está bien, no pasa nada. Perdón por sorprenderte pero no acordamos horario para venir.
-Sí, eso fue mi culpa.
Aarón le divirtió ver a Alejandra mover los cojines nerviosamente y hablar con voz temblorosa pero no quería hacerla sentir incómoda así que decidió fingir no saber nada.
-Entonces supongo que no has desayunado. Eso es bueno porque nos compré unos waffles muy buenos de camino a aquí.
-Gracias, eres muy amable.
-Entonces, ¿nos sentamos a desayunar?
-Sí, claro.
Pero Alejandra no se sentía todavía con la confianza de verlo de frente. Aún así hizo un enorme esfuerzo para poner una cara seria y volteo para correr a la cocineta a sacar los trastes.
-¿Vienes?
-Claro.
Alejandra sentía su rostro arder bastante pero confiaba que no se le notara así que fingió calma. Su rostro tenía un ton rosado que Aarón podía notar fácilmente pero al ver las cejas arrugadas de Alejandra y su esfuerzo por permanecer calmada, fingió no verlo y continuó hablando con ella como de costumbre, mientras pensaba 'No está mal ser amigos'.
-Entonces después del desayuno pongámonos a trabajar, que es la razón por la que vine hoy.
-Me parece bien, aunque yo tengo que revisar otra información que esperaba primero, me podrías ayudar en ir pensando ideas y después de leer mi archivo te ayudo.
-No tengo problemas con eso, ahora come tu waffle o se va a enfriar y está muy rico.
-Claro, gracias por traerme el desayuno.
Los dos desayunaron en silencio, lo que generó una incomodidad en Alejandra poniéndola más nerviosa. Esperaba que esta vergüenza se le pudiera pasar pronto, de lo contrario tendría que evitar verse con este hombre para siempre, lo que sería cruel de su parte considerando que apenas habían acordado ser amigos.
Alejandra dejó escapar su vida entera en el suspiro que dio, sorprendiendo a Aarón.
-¿Pasa algo? ¿No te gustó el waffle?
-¡No!, el waffle está muy rico. Estaba pensando en... trabajo, sí, eso era. Pensaba en trabajo.
-Debe ser un trabajo difícil si te hace suspirar de esa manera.
-Sí algo, así que empecemos ya.
Aarón se sentó en el sofá con una pluma y una libreta mientras Alejandra se sentaba en su escritorio y habría el chat para leer la información que le había enviado @srta. finanzas.
@srta. finanzas: Te envío la información que me pediste. Intenté explicarlo lo más simple y detallado posible. Si no entiendes algo puedes preguntarme. Espero que te haya servido mi ayuda, espero cooperar contigo después, ya que piense en un precio.
Archivos adjuntos
@la verdad: Muchas gracias. No pude revisarlo ayer pero hoy lo reviso y te pregunto si tengo dudas. Muchas gracias otra vez, en cuanto tengas un precio en mente me lo puedes decir sin reservas.
Alejandra abrió los documentos explicados sobre los movimientos en la empresa y comenzó a leerlos, pero fue interrumpida con la voz de Aarón.
-¿Te tomará mucho rato tu trabajo?
-Espero que no tanto, todo depende de que tan rápido entienda.
-Bien porque ya tengo algunas ideas y no se me ocurren más. Debes estar feliz de que te ayude en tu trabajo gratis. No encontrarás mejor amigo que yo en todo el mundo.
Alejandra finalmente se sintió relajada, con las bromas de Aarón y su amabilidad en ignorar su vergüenza la hizo sentir más cómoda y relajada.
-No estoy muy segura de eso, tengo mejor amigos que tú, pero supongo que no es malo ser amigos.
-¿Escucho bien? ¿Me llamaste amigo?
-Aunque creo que me estoy arrepintiendo.
-No puede arrepentirte después de aceptarlo.
-Si te callas y me dejas concentrarme en lo que hago tal vez considere no hacerlo.
-Y volvemos con las condiciones.
Alejandra sonrió levemente antes de concentrarse nuevamente en los documentos.
Aarón vio la sonrisa de Alejandra y también se relajó, al parecer volvía a ser la de siempre y ya no tendría que ir de puntillas. Así que se paseo por la oficina para hacer tiempo y no aburrirse.
Mientras Alejandra leía rápidamente los documentos, iba haciendo su propio resumen de las páginas leídas para no perder los datos más importantes y entender otra vez cuando tuviera que consultarlos nuevamente.
Al final terminó haciendo un pequeño resumen en su computadora que mencionaba los puntos más importantes para poder hacer un plan.
En las primeras hojas detallaba las cantidades de almacenamiento en las diferentes bodegas, junto con los costos de los productos y facturas de las compras de materia prima.
En las siguientes páginas detallaba los planes de financiación de los proyectos en los que se había trabajado, daba información de los números pagados al fisco, la utilidades, los gastos operativos, el presupuesto que se había presentado para llevarlos acabo y el ingreso obtenido.
Había una pequeña descripción de proceso EBITDA que se presentaba a los socios comerciales cada año.
En otras detallaba los costos de ingreso obtenido menos los intereses a pagar por los procesos y el impuestos sobre el producto. También detallaba el gaste de depreciación y gasto de amortización.
Alejandra releyó los términos y buscó algunos significados que no le quedaban claros en internet. Después de una larga lectura y un ligero dolor de cabeza, Alejandra terminó por comprender como iba el funcionamiento de la empresa. Estaba claro que habían estado usando el EBITDA para convencer a sus clientes desesperadamente, de ese modo se ocultaban algunas de las perdidas que se presentaban al iniciar el proyecto. Lo cuál ponía a la empresa en un punto complicado y ocasionaba la pérdida de confianza de sus socios comerciales, o ahuyentaba a los socios potenciales.
Parece que habría que buscar diferentes maneras de evitar las pérdidas en la empresa y encontrar una solución que la protegiera de futuros daños por altercados entre los socios.
Alejandra se levantó del escritorio, se estiró y respiro hondo.
-Necesito tomar aire para despejar mi mente un momento. Creo que le acabo de meter demasiada información. ¿Me acompañas a dar un paseo fuera?
-Claro, ya me estaba aburriendo de esperarte sin tener nada que hacer.
-¿Y el favor que te pedí?
-Ya me quedé sin ideas.
-Entonces, la caminata nos hará bien a los dos, vamos.
Los dos salieron de la oficina y la cerraron bien antes de salir a la calle.