Alejandra se levantó después de una siesta reparadora, sentía que ahora que solo le quedaba entregar la información, se podía relajar. Ya pensaría en como hacer llegar la información mientras elegía el vestido adecuado para su primer encuentro con los integrantes del grupo.
En cuanto se preparó para salir tranquilamente a visitar las tiendas de la ciudad, encontró una carta que había sido pasada por debajo de su puerta.
Rápidamente fue al sillón a sentarse, miró el sobre por un largo periodo de tiempo. La miró a contra luz y no encontró nada sospechoso en el interior, así que la abrió lentamente, le parecía completamente alucinante que justo cuando había terminado su investigación le llegara una carta, sobre todo después de ser vigilada a sol y a sobra por la coordinación.
Leyó en silencio el contenido y se sorprendió aún más, la carta no era una confirmación a su trabajo. Al parecer ya sabía que había terminado su investigación, pues el mensaje era corto.
"Lleva la información a la siguiente dirección y déjala ahí al medio día sobre una pequeña mesa de madera. Después iré a recogerla cuando te hayas ido para no ser descubiertos por la coordinación."
Alejandra miró la dirección una vez más y le pareció que todo era demasiado misterioso con este grupo. Bueno, ya tendría tiempo de conocerlos mejor mañana en la noche.
Alejandra encendió su computadora e imprimió una copia casi idéntica a la de la carpeta, la metió en otra carpeta. Tomó las dos carpetas y salió de su casa con las llaves de su auto jugando en las manos.
Mientras conducía se aseguró de que no la siguieran y cuando estuvo convencida fue con su estilista favorito, para agendar una cita para la tarde de mañana. Salió y se dirigió a la dirección, nuevamente se aseguró que no era seguida y se detuvo frente al enorme edifico en construcción. Entró y miró a su alrededor, notó enormes mesas de madera por todo el lugar hasta llegar a una esquina cerca de una columna, ahí solitaria estaba una pequeña mesita. Sacó la carpeta con la copia de su bolsa y la colocó en la mesa, salió y subió a su auto. Hizo como que se iba y giró en la primera calle y se estacionó a dos cuadras.
Alejandra corrió a mirar a la persona que entraba en el edificio, como sospechó la persona le era conocida. El hombre que la había estado siguiendo entró confiado y unos minutos después ya estaba de vuelta con la carpeta en sus manos. Sabía que aunque no hubiera podido verlos seguirla, eso no significaba que no la vigilaran. Por fortuna había tenido la idea de hacer una copia con información falsa y confusa, esa fue la que puso sobre la mesa. De haber sido otra persona entraría ella inmediatamente a entregar la real pero como no fue así.
Alejandra no podía confiar aún en dejar la carpeta original en el edificio, sabiendo que la coordinación regresaría cuando descubrieran que la información era falsa, así que decidió esperar por una hora en el lugar para ver si se presentaba alguien más. Al no venir nadie más a parte del mismo hombre que ya conocía, se fue. Mañana ya se disculparía con @Te veo y le explicaría la situación mientras buscaba como entregarle los documentos.
Regresó a su auto y se fue a visitar varias plazas comerciales para buscar el vestido que más le convenciera. Después de buscar insistentemente y no encontrar nada que le gustara estaba por entrar en ansiedad, no quería hacer compras de último minuto mañana. Así que entró en una tienda más. La tienda tenía todo tipo de vestidos para fiestas, pero eran muy extravagantes, o tenían demasiado estampado, o se veían demasiado ampones. Nada parecía convencerla hasta que llegó a una pequeña sección de la tienda que tenía vestidos en rebajas, ahí le llamó la atención el brillo de la tela de un vestido, lo tomó y se enamoró de él. En algunos lugares las prensar en rebajas son prendas únicas, así que miró la talla y para su fortuna era la suya, se fue volando al probador y se maravilló aún más. Cada costura del vestido se amoldaba perfectamente a su cuerpo, resaltaba sus curvas sin hacerla ver vulgar o exagerada.
El vestido era de un tirante grueso con un corte que bajaba en diagonal hasta llegar debajo del brazo contrario y tenía una caída de cascada hasta debajo de los tobillos. Tenía un hermoso color azul rey y cubierto por una fina niebla (de tela) plateada que brillaba con cada movimiento bajo la luz, lo adornaban pequeñas piedritas que se amontonaban al frente del tirante y se iban dispersando conforme bajaban por el vestido. El vestido parecía estar lleno de estrellas, formando una constelación sobre ella.
No lo pensó más, Alejandra lo pagó y regresó a casa después de que se lo entregaran. Lo colgó de la puerta de su habitación para evitar que se arrugara y revisó entre sus zapatos para encontrar alguno que le hiciera juego.
Encontró unos tacones color plateado con brillo que al igual que el vestido, brillaban bajo la luz con el movimiento. Los tomó y los colocó al lado del vestido para asegurarse que el conjunto se veía bien, le gustó como se veían.
Alejandra satisfecha se fue a dormir a su cama, lista para el día siguiente. Estaba segura que disfrutaría y sacaría provecho de esta oportunidad única.
La reunión le permitiría conocer a los miembros del grupo mejor y podría crear mejores lazos con algunos, algo que no se podía hacer virtualmente, todavía no había nada que pudiera vencer el socializar personalmente.
Alejandra quería dormir un poco más que de costumbre así que puso su despertador a las diez, su cita con el maquillista sería hasta las dos de la tarde, tiempo suficiente para bañarse y desayunar.
Los accesorios ya los tenía, usaría los únicos que tenía y que le habían sido regalados por su abuela. Era un conjunto de collar, aretes y pulsera, todo era de perlas unidas con una cadena de plata.
Alejandra dio una última mirada a su guardarropa para mañana y se metió a la cama satisfecha. Mañana sería un día emocionante.