Saber que Ryo pensaba ir a recogerla en el aeropuerto la lleno de alegría, era como un regalo muy valioso, precioso como ninguno,pero por otro lado estaba contenta de no tener que encontrarse con él al bajar de avión, porque entre el maquillaje destrozado, la ropa ajada de tantas horas de vuelo y los nervios que tenía no era una visión adecuada para nadie, y menos para el hombre que estaba en su corazón.
Cuando llegó a casa de sus padres , no pudo sino comer algo y meterse en la cama, durmió casi doce horas seguidas, se sentía como si hubiera ido a la guerra y volvía a casa después de su paso por las trincheras, había sido una semana dura de trabajo y hablar con Ryo le había dado mucha fuerzas, y la conversación con María había abierto las puertas de sus sentimientos, el problema radicaba que no sabía como lidiar con ellos.
Cuando se despertó aun era de noche, estaba desorientada y no sabía muy bien que día era, miró la hora, las 5 de la mañana, se levantó y se ducho, empezó a organizar su escritorio, si la semana anterior había sido dura, le quedaba una por delante muy movida también, y lo primero que iba a hacer era buscar un apartamento para ella y si podía un lugar para Xiao, así que abrió su portatil y empezó a buscar a ver que encontraba, para cuando levantó la vista de la pantalla ya era de día y ya tenía una idea clara de lo que hacer con respecto a eso, se vistió y salió a desayunar, allí encontró a su padre.
-Buenos dias Papá, y ¿mama?¿todavía esta acostada?
-Hola tesoro, no ella salió temprano, parece que quedó con una amiga para ir de compras.
-Estas seguro que iban de comprar o abrir la tienda.- esa respuesta hizo sonreir a su padre.- Bueno aprovecho para hablar contigo...¿Como va la empresa?
-Muy bien hija, las medidas que aplicamos están dando frutos poco a poco, ya no estamos teniendo perdidas y por fin empezamos a subir lentamente.
-Esperaremos un poco y cuando estés mas fuerte, tengo un proyecto que puede interesarnos, pero eso mas adelante.
-Me parece bien, mejor probar cosas nuevas cuando podamos resistir si es un error.
-Exacto. También quería comentarte que estoy buscando piso, sé que esta es mi casa, pero ya estoy acostumbrada a vivir sola.
- Esta bien, lo entiendo,llevas muchos años resolviendolo todo tu misma, y siendo sincero sin tener a tu madre siendo casamentera...-Su mirada mostraba un entendimiento de la situación.
-Si, no quiero ofender a mamá, pero de momento no me interesa el matrimonio y menos en los términos en los que es importante para ella.
-Esta bien hija, yo hablaré con ella y lo entenderá.
-Muchas gracias Papá.
-Y hablando del tema, no hay nadie que te interese, aunque no sea para casarte... nunca te he conocido ningún novio.
- Papá, ¿que clase de pregunta es esa?- Sin evitarlo sus mejillas se tiñeron de rojo, pero decidió ser sincera sin desvelar demasiado.- Hace mucho tiempo me enamoré de alguien y aun no lo he superado, por eso no me interesa el matrimonio.
- Oh, no sabía nada, quien será ese muchacho malagradecido que no supo corresponder los sentimientos de mi tesoro.-aquel comentario defendiendo a su niña hizo que Anna mirara a su padre con el corazón lleno de amor.
-Tranquilo Papá, él no lo supo nunca, así que no fui rechazada.
-Bueno si es así, lo perdonaré.
Padre e hija siguieron disfrutando del desayuno hablando de economía,de moda y de otras muchos temas que normalmente no podía hablar, ya que normalmente su madre acaparaba los temas de conversación en la mesa. También Anna aprovechó para contarle el motivo de su viaje a Francia y le explicó el negocio que iba abrir, le explico como iba todo con el Atelier, que era el nombre que iba a poner a su tienda.
Toda aquella información sobre la vida de su hija, hizo que el señor Shin estuviera sorprendido y a la vez orgulloso, apoyaría a su hija en todo lo que se propusiera, pero ella iba mas adelantada de lo que él pensaba, desde luego si en algún momento se planteo que habia querido tener un hijo, ahora mas que nunca sabía que tener a Anna era la mejor de las opciones posibles, era inteligente y capaz, y luchaba por aquello que quería. Mientras la escuchaba hablar con pasión de su tienda y de lo que quería hacer, internamente rezaba para que un buen hombre la amará y la acompañará en su vida, que no cortara sus alas, que la dejará ser tan grande como ella quisiera ser.