Tras el desayuno, se vistió informal y cogió el coche, le quedaba un largo día por delante, y lo primero que hizo fue ir a una inmobiliaria, necesitaba un apartamento con urgencia, y no podía caminar sin rumbo por la ciudad, necesitaba ayuda profesional, ya tenía una idea clara del barrio que quería, estaba un poco alejado del centro, pero no quería paz en su casa para trabajar cómodamente si le apetecía, sabía que si el trabajo iba bien, habría muchas veces que dormiría en el Atelier, pero aún así, tener un lugar suyo, un hogar que fuera su refugio iba a darle mucha paz mental. No sabía si comprar una casa, de momento había decidido alquilar para tener mas tiempo para buscar con calma un lugar perfecto para ella, pensar en ello le recordó la maravillosa casa de Ryo, aquella si era una buena elección, era perfecta, tranquila, hermosa y hogareña y eso que la había visto escasamente.
Tardó mas de lo deseado, pero finalmente consiguió algo interesante, por lo que había visto podía ser perfecto, pero tendría que verlo en persona, para saber si era lo que necesitaba, porque en el papel parecía perfecto, pero a veces la realidad era otra.
Cuando se encaminó hacia el taller, ya el sol estaba en lo alto de firmamento, no pensó que iba a tardar tanto en la inmobiliaria. Se apuró para llegar pronto , cuando aparco en frente a su tienda, vio a la ama de llaves de la señora Mao de pie observando la fachada, no esperaba encontrar a esa señora allí.
Anna se bajó del coche y se acerco a ella...
- ¿Puedo ayudarla?
- Hola señorita, solo estaba mirando la fachada, la señora Mao viene de camino, porque también quería ver como iba los trabajos de la casa.
- Oh, si es así entré, y vamos preparando un té para cuando venga la señora Mao.
Enseguida abrió la puerta de la tienda, llevaba una semana sin ir, pero le estaba gustando lo que vio al entrar, ya estaban hechos todos los trabajos de pintura y acondicionamiento, también habían llegado ya algunos muebles de la tienda, no estaban colocados, pero tenía buen aspecto, hasta el sofá que había comprado parecía encajar perfectamente en el sitio. Menos mal que había pasado a comprar uno tés y unas pastas, a parte de un juego de tazas de camino al taller, al menos así estaría todo presentable cuando llegara la señora.
Ya había preparado el té cuando oyó la puerta de la entrada y la voz de el ama de llaves, tenía que preguntarle el nombre, porque a pesar de haber hablado con ella en dos ocasiones, no había surgido, pero se la notaba una mujer muy amable.
Al salir de la trastienda con la bandeja improvisada se encontró a la señora Mao observándolo todo, aquella anciana de sonrisa cariñosa analizaba todo, tenía una chispa en los ojos, que delataban lo observadora e inteligente que era.
- Bienvenida señora Mao.
-Querida niña, esto esta precioso, parece otra casa diferente, parece que le has dado vida.
- Me alegro de que le guste, tome asiento, estaba haciendo té, si le apetece una taza mientras charlamos.
-Como podía yo rechazar semejante invitación.
Las dos mujeres se sentaron en el sofá y Anna busco una silla para ella, y les sirvió el té. Anna se sintió complacida ante la reacción a los cambios que expreso la señora Mao, tenía miedo de disgustarla.
- Señora Mao, quería agradecerle que cuidara de Xiao.
- Llámame abuela Mao, me gusta más, ademas esa niña Xiao ha sido de mucha compañía, es una muchacha de buenos sentimientos que lo estaba pasando mal, como no iba a ayudarla y menos si me lo pide mi nieto.
- Esta bien... abuela Mao- aquella forma de llamarla hizo poner nerviosa a Anna, no quiso pensar demasiado, pero era como la llamaría si realmente surgia algo serio entre Ryo y ella, de todos modos no podía negarse a complacer la petición de la señora.- Se que se lo pidió su nieto, pero es mi deber cuidar de ella, así que ahora que ya he vuelto, le buscaré un lugar para vivir y empezará a trabajar para mi si ella quiere.
- Que grandes noticias, pero me da pena separarme de ella.
- Bueno abuela Mao, puede visitarla cuando quiera, yo no la voy a retener.
- Es verdad, hablaré con ella para que me visite a menudo. Pero vamos al tema que realmente me ha traído aquí.- La anciana hizo una pausa, para crear dramatismo a lo que iba a decir a continuación.
- Adelante, dígame que le preocupa.
- Me preocupa que no he sabido ¿qué te ha parecido mi nieto?, ¿hay alguna posibilidad para que lo consideres como posible pretendiente?...