"Te ves igual de hermosa con un vestido blanco, en traje de chaqueta pantalón o en vaqueros" Estaba claro que el traje de chaqueta pantalón era el de la cena y el vaquero era lo que llevaba puesto hoy, pero que recordara el vestido blanco, la sorprendió bastante, se suponía que los hombres no se fijaban en esas cosas... parecía que se había equivocado...
Finalmente se decidió y se levantó de donde estaba sentada, y siguió a ese hombre serio, mientras caminaba no pudo evitar mirarlo bien, y se dio cuenta de que era mucho mas joven de lo que ella pensó en un principio, con esa ropa tan formal y su expresión seria le hacían aparentar 5 o 10 años de los que seguramente tenía... no quiso pensar en eso, y se centró en respirar despacio y recuperar su equilibrio emocional, por si se le perdía la tarjeta, la guardó en su cartera, esa iba a su diario adolescente, con todo lo que escribió allí en el pasado. Si su yo de hace siete años tuviera esa tarjeta, seguro lloraría de la emoción, por aquellos años Ryo era como ese cantante o actor que admiras, que intocable, perfecto a tus ojos de adolescente enamorada.
Sin casi darse cuenta llegaron a una zona de solo personal, le gusto la estética de ese lugar, bastante luminoso y con un color beige claro en las paredes le otorgaba calidez.
El secretario le indicó la puerta que era, y ella después de dos o tres respiraciones profundas toco en la puerta, cuando oyó del fondo una voz que pasara, entró cautelosa, y se sorprendió mucho del tamaño de ese despacho, ella estaba acostumbrada al de su padre, pero este casi era el doble del de su padre.
Con un gran escritorio de madera oscura, ver sentado Ryo allí le daba mucha autoridad, podía imaginarse a los empleados sudar frío antes de entregar un informe...
En una esquina de la habitación había lo que casi era un juego de comedor, una gran mesa y varias sillas, y un poco mas cerca de la puerta, habían varios sofás, como para tener una reunión más informal, había una puerta a la vista supuso que sería un cuarto para descansar y un baño, su padre también lo tenía. Finalmente miró fijamente al hombre dueño de todo aquella oficina gigantesca.
-Mira quien decidió visitar el centro comercial- el tono simpático de su voz era un indicativo de que estaba de buen humor.
-Claro, tenía que ver si realmente valía la pena esforzarme en intentar conquistarte en la próxima cita.- No pudo evitar reír con ganas ante tal absurdo.
Entonces el se puso serio de pronto, como si ella hubiera dicho algo importante.
-Sabes muy bien que soy de los solteros mas codiciados.
-Venga ya Ryo, sabes perfectamente que no estoy interesada en nada de eso, solo es una broma, no te pongas serio de pronto.
-Bueno, nunca se sabe... - no quería que se vieran sus cartas, que él realmente estaba interesado en ella, era muy pronto, tenía que ver si ella aun sentía algo por él, o si él podía crear nuevos sentimientos en ella.- Bueno y ¿que te trae por aquí?, ven al sofá y tomemos un té.
Los dos se sentaron en el sofá y Ryo sirvió un té y se lo acerco a ella. Anna agradeció el cambio de tema, no quería pensar en el como un candidato aceptable para el matrimonio, ni para ella y si era sincera, para ninguna otra, era como si el aguijón de los celos la atacara.
-Bueno en realidad nada en particular, solo vine a pasear y a inspirarme un poco, ver a la gente caminar y vivir su vida a veces me ayuda a aclarar las ideas.
- Di la verdad esperabas verme, confiesalo...
-Pues en realidad no, es mas, vine precisamente porque pensé que no te iba a encontrar- su respuesta fue a la defensiva.
Ryo solo pudo reír ante su respuesta, el destino la estaba acercando, y el era feliz por ello, parecía que iban a tener mas oportunidades de verse, no solo las que el mismo se iba a encargar de crear.
- Pues lo siento, no debe ser tu día de suerte ya que aquí estamos, vine de imprevisto a hacer una inspección de algunos proyectos que tenemos en camino.
-Bueno no me entiendas mal, encontrarme contigo no es malo, solo inesperado.- Tomó el té despacio.
-Bueno no lo he dicho, pero se te ven muy bien en vaqueros. - dijo coqueteando.
Anna casi se atraganta oyendo esa frase...