Anna llegó a casa sin incidente, no se dio cuenta pero Ryo la siguió en su casa, y después continuo hasta su casa.
Al entrar en su habitación se sorprendió de la noche tan agradable que había pasado con él, había sido una cita de verdad, o al menos era la primera vez en toda su vida que se había sentido como que hablaba con un amigo, alguien que la entendía enteramente, y después de hablar de esa noche se sentía en paz con ella misma.
Ryo al llegar a su casa, sonreía de forma inevitable, era algo que no podía controlar y al entrar en la casa el personal de servicio lo miraban extrañado, nunca en todos los años que habían trabajado para la familia Lee habían visto sonreír al joven amo, siempre estaba demasiado serio para ser un chico tan joven, y se había vuelto aun mas serio después de que empezara a trabajar en la empresa familiar, fue directo al estudio, no tenía sueño y todavía tenía que mirar algunos documentos importantes, pero no pudo sentarse en nada, así que se sirvió una copa de whisky y se sentó en su sillón.
Recordó la sonrisa se Anna y como la complicidad se iba estableciendo entre ellos, le gustó esas pequeñas bromas cómplices, pero finalmente se dio cuenta de que no se había enterado si Anna estaba enamorada de alguien en Francia, o donde quiera que estuviera, tenía que ver como hacer que al menos las dos citas que había negociado su abuela se llevaran adelante, era su oportunidad de conocerla un poco más y quizás entonces ella aceptara una cuarta o una quinta cita, desde luego el quería conocerla y disfrutar de muchas noches como la que había pasado.
Antes de poder salir de la casa, para su oficina, ya había una mujer mas impaciente que nadie por saber como había ido la cita, en lo que subió a su coche, ya había cinco llamadas en su teléfono y cuando llego a la oficina en los veinte minutos ese número de llamadas se había triplicado, así que nada más entro por la oficina y después de despedir a su secretario, se ánimo a llamar a su abuela.
- Que madrugadora estas hoy abuela... has estado muy preocupada por mi.- estaba de buen humor y su forma de hablar lo delataba.
- ¿Ryo Lee se puede saber porque no me has cogido el teléfono? -realmente la curiosidad pudo con ella.
- Pero abuela, sabes que a esta hora siempre estoy camino a la oficina y tengo que organizar algunas cosas, que te hace llamarme tan temprano, sabes que soy un hombre ocupado.- su tono era serio, pero demasiado suave para que su abuela que lo conocía bien, se tomara aquella respuesta como algo malo.
- Te cambie bastante pañales para tener derecho a llamarte a cualquier hora.- replicó ella muy dignamente.
- Bueno, te acepto esa idea... y que puede un humilde servidor hacer por la preciosa señora Mao en la mañana de hoy. - le gustaba usar ese tomo sobreactuado para hablar con su abuela... siempre podía haber una respuesta inesperada.
- Que humilde servidor ni que nada, si ni siquiera me coges el teléfono cuando te llamo.... bueno a lo que iba, ¿te gusto la chica de la cita?
Aquella expresión solo pudo hacer reir a Ryo, ya había agotado la paciencia de su abuela...
- Bueno no sé que decirte...-quería hacerse el interesante. - Desde luego es hermosa, pero no sé...
- No se porque tengo la sensación de que te has vuelto demasiado exigente o no se a quien estas esperando, pero tendrás que decidirte en algún momento...
Ante de que su abuela siguiera el discurso interminable de que tenía que buscar una buena esposa y que tenía que pensar en el imperio familiar y que ella quería un bisnieto....etc. él la interumpio.
- Abuela....esa chica es maravillosa, ya la conocía, coincidimos en el instituto juntos, es unos años menor que yo, así que fue una cena de amigos.
A la señora Mao le costo un poco entender las palabras de su nieto por estar pensando en como impartir algo de sabiduría en aquella cabeza loca de su nieto.
- Es más creo que voy a aprovechar esas dos citas más que negociastes...
- Pero ¿de verdad te gusto? ¿ la conocías? ¿ Porque no me dijo nada?.. - un mundo de preguntas parecían saber de la cabeza de la anciana.
- Si , pasé una noche muy agradable, si nos conocemos y como iba ella asociar tu apellido Mao al mio, si fuiste tan misteriosa.
-Bueno me alegro de que haya sido una buena reunion, te dejo trabajar entonces .
Casi sin darle tiempo a despedirse colgó, estaba seguro que si su abuela pudiera saltar, estaría saltando en aquel momento.