Para Anna la mañana siguiente fue como levantarse de un largo sueño, descanso tan bien que se sorprendió, sentía que haber hablado con alguien de sus pensamientos de aquella etapa de su vida la había liberado, y después de desayunar se puso a escribir unos correos a su pequeña empresa al otro lado del mundo, aunque confiaba en su personal no le gustaba la idea de desentenderse de ello, y menos ahora que ya estaban encaminadas las cosas en la empresa de su padre, ahora era cuestión de esperar y ver si podían salir de esa crisis, sino tendría que vender la empresa, sus padres tenían suficiente dinero para vivir una vida acomodada durante su vejez, en cuanto a ella, tenía sus ahorros y su empresa daba sus beneficios, además siempre podría aceptar colaborar con algunas personas, que se lo habían propuesto en más de una ocasión.
Sabía que en unas semanas tendría que viajar de nuevo a Francia, llevar nuevos diseños y poner en marcha la nueva temporada, además de empezar con la línea de hombre, tenía que dejar muchas cosas listas antes de partir, así que llamó a la secretaria de la señora Mao para ver si podía empezar a mover la cosas de la casa, total sabía que dos citas, no era demasiado, además le había encantado descubrir que Ryo podía ser encantador y divertido. Aquel pensamiento le dio tristeza, sabía que cualquier mujer podría enamorarse de él, bueno al final y al cabo ella misma había caído en su influjo en el pasada.
Sacudió esos pensamientos... ya no estaba en su vida, y ahora solo tenían la oportunidad para ser amigos, y ella tenía que pensar muy seriamente si quería su amistad, no porque no la quisiera, sino porque si volvía a revivir esos sentimientos ya no tendría fuerza para dejarlos atrás, y vivir toda la vida con un amor platónico era demasiado triste y solitario.
Esa tarde decidió caminar por el mercado, saco del armario la ropa más común que tenía, un vaquero y una camiseta, recogió su pelo en una coleta y se puso unas gafas de sol y salió a la calle a perderse entre la multitud, sabía que su especialidad era confundirse entre la gente, y de vez en cuando lo hacía, a veces descubria nuevos estilos o se inspiraba, no siempre lo que diseñaba se convertía en algo real, pero le ayudaba a sacar toda la creatividad. Caminando por la calle de los comercios, el ruido de la gente siempre la ponía alerta y a la vez la convertía en alguien anónimo, y allí encontró un taller de costura, por lo que pudo ver, trabajaba muy bien y las puntadas eran limpias y eficaces, así que rápidamente cogió una de las telas que había comprado y con uno de sus patrones, entró y encargó que le hicieran ese modelo, si tenía razón en su apreciación, había encontrado la costurera que necesitaba para comenzar su taller, en unos días podría saber si había tenido suerte en sus apreciaciones, en cuanto a contratarla, no creía que tuviera demasiados problemas seguro que le iba a conseguir mejores condiciones de las que tenía allí.
Después de salir de allí, pensó que ya que iba mas que lista para pasar desapercibida, porque no visitar el gran centro comercial de la familia Lee, el imperio que le había dado la fama a Ryo de ser implacable y difícil de complacer.
Aunque ella no llevaba mucho tiempo en la ciudad ya había oído esos rumores, Ryo era un hombre de negocios comparado con una fiera, listo, implacable y cuando algo le gustaba iba a por ello sin miramiento, según se decía no mucha gente se atrevía a decirle que no, con una fortuna considerable y moviendo con inteligencia sus activos, parecía que era capaz de sacar dinero de todos los lugares que quisiera.
Eso en el fondo sorprendió y enorgulleció a Anna, se alegraba mucho de sus exitos, pero también la hacía ser consciente de lo difícil que era ver la parte de él que ella vio durante la cena.
Cuando estaba en la puerta del centro comercial se sorprendió, se notaba lujo ya en la entrada, pero sin ser ostentoso y una vez que observó a la gente que paseaban por dentro, habían de todo un poco, se notaba alguna que otra mujer acaudalada, pero muchas parejas jóvenes disfrutando de la tarde, decidió centrarse en uno de los patios interiores a tomar un refresco y observar la gente.
Desde unos pisos mas arriba alguien la observaba....