Gala llego treinta minutos después. Me sentía mal por hacerla venir. Ella era la única que realmente estaba ayudando.
-Creo que lo mejor sería que vinieras a casa con todos nosotros. - propone. Ambas estamos sentadas en el sofá del salón. Me palmea la espalda.
-Vamos, no somos tan malos. Lo prometo. - me asegura.
-No lo sé. Todo es tan repentino y loco. - confieso. -Además el olor que proviene de esa bolsa que traes ahí, no me deja pensar.
Mi estomago no ha parado de gruñir. He estado demasiado tiempo sin probar bocado. Tuve que hacer un esfuerzo supremo para no lanzarme sobre Gala cuando la vi llegar con la bolsa de plástico. Pero me calme y la invite a pasar.
-Bueno es para ti. Solo tienes que dar el paso. - me mira con compasión.
-Tengo miedo. ¿En qué me convertiré después de esto?
-Seguirás siendo tú. Estas intentado sobrevivir. Ya has estado mucho tiempo sin comer, has resistido más de lo que pensé. - admite. -Pero Noah, si sigues así eventualmente morirás. -
- ¿Podría?
-Por supuesto, al fin y al cabo, eres un ser vivo. Distinto, pero un ser vivo al final. - me sonríe tristemente. -Puedes estar más tiempo sin comer que un ser humano normal, seguro. Pero al final el hambre te terminara matando.
-O terminare matando a alguien. - susurre. No dijo nada, no hacía falta.
Me ofreció la bolsa. Me la quede mirando, sin saber que hacer, con el corazón desbordado y la desesperante y angustiante hambre sofocándome. Gala vio la lucha en mis ojos.
-Si te sirve de algo. Murió de un accidente de tráfico. - dijo señalando el interior de la bolsa.
Deje escapar una risa agotada.
Lo iba a hacer.
Lo necesitaba si no quería morir, pero, sobre todo, si no quería matar a nadie.
Tomo la bolsa de su mano y el simple acercamiento ya me tiene babeando. Con las manos temblorosas saco su contenido envuelto en papel, justo como si se lo hubieran vendido en un mercado.
Llega un punto en el que simplemente no puedo aguantar más, desgarro el papel y sin pestañar o respirar, meto el trozo de carne en mi boca, arranco, mastico y devoro como si se me fuera el alma en ello. Siento que todos mis sentidos están concentrados en esto. Es lo más delicioso que he probado en toda mi existencia, la sangre se escurre por mi boca, pero la recojo con mis dedos y me los chupo. No me importa nada a mi alrededor, solo esto.
-Eh, tranquila, tómalo con calma. - Gala me frota la espalda. Le gruño y ella retira su mano.
Termino con ella en menos de 2 minutos. Me miro las manos llenas de sangre y las lamo, hasta que no queda nada.
Las uñas de bestia han vuelto a salir. El pecho me sube y me baja rápidamente. Las miro desconcertada.
Cuando por fin soy consciente de lo que acabó de hacer, las lágrimas empiezan a brotar. Empampando mis mejillas manchadas con mi humidad perdida.
Gala me toma en sus brazos y me abraza, dándome apoyo. Me aferro a ella.
-Tranquila, se hará más fácil con el tiempo. -
-No quiero que se haga más fácil, yo no quiero ser así. - lloro con más fuerza. Gala se queda conmigo hasta que por fin me calmo.
-Tienes que venir conmigo, con nosotros. Será más fácil si te tenemos cerca. - habla después de un rato. -Puedo ayudarte, Drac puede e incluso Dorian. -
-Dorian me odia. - musito.
-No te odia, él... se siente culpable. -la miro sorprendida. Se encoge de hombros.
-Se siente culpable por no ser capaz de detener a su hermano, por lo que te ha hecho y los problemas que está causando al clan. - comenta.
-Pero él voto para que me mataran. -objeto con el ceño fruncido.
-Si, bueno; tú eres la prueba viviente de que su hermano se ha convertido en un ser incontrolable y despiadado. Eres la prueba viviente de que, en cierto punto, quiera o no, tendrá que matarlo.
Observo a Gala y puedo ver la decepción y el dolor en sus particulares ojos. Deja salir un largo suspiro.
- ¿Conocías a Caleb antes de …? -no termino mi pregunta porque el teléfono de Gala me interrumpe. Ella lo contesta enseguida.
Escucha con mucha atención y se vuelve hacia a mí y me mira extrañada.
-Si, estoy con ella ahora mismo-informa a quien sea que se lo ha preguntado.
-No, estaba sola. - asiente a medida que hace muecas de concentración con su boca que no hacen más que ponerme de los nervios.
- ¿Cómo es posible? -balbucea. El no saber nada me está alterando, mis manos empiezan a sudar frio. -Muy bien iremos ya mismo. - y cuelga.
- ¿Qué? ¿Qué ocurre? - exijo frenética. Su cara de preocupación no me da buena espina.
-Es... es Caleb. - en el momento que pronuncia ese nombre, se me hielan las venas. - Ha dejado una nota, para ti. Nada bueno, Agar y Dorian quieren verte ahora mismo. - se levanta rápidamente. Yo me quedo pasmada aun sentada, procesando lo que acaba de decir.
-Tenemos que irnos. - salgo con ella, tomo las llaves y el teléfono; los meto en el bolsillo de mi chaqueta.
Me subo al auto con las piernas temblorosas y con el corazón palpitando salvajemente dentro de mi caja torácica.
- ¿Qué tan malo? -susurro.
-Malo. - responde simplemente. Espere que dijera algo más, pero no lo hizo. Gala condujo en silencio. Entonces de repente dijo:
-Con respecto con lo me preguntaste sobre Caleb hace un momento. - la mire con atención. -Él y yo salíamos.
Y volvió a quedarse callada, al igual que yo.