Eran alrededor de las siete y media de la mañana del martes, un día después de la crisis de Marta, un auto gris se estacionó frente al conjunto residencial en el que ella vivía, después de un tiempo observando detenidamente el conjunto de tres edificios de cinco pisos, pintado de color crema, con grandes ventanales y balcones elegantes, cerrado por una alta, gruesa y llamativa reja blanca, un hombre de 24 años, como de 1,86 metros de altura, contextura atlética, ojos castaños y expresivos, rostro tranquilo y cabello rubio, bajo del auto y cruzó la calle hasta estar frente a la puerta de la reja, un hombre que vestía un traje de celador le preguntó:
- ¿Busca a alguien señor?
- Si, usted sabe si la mujer que vive en el apartamento número 4 del primer edificio, está en su casa - dijo Miguel mirando la hora en el reloj que llevaba puesto en la muñeca de la mano derecha.
- ¿Se refiere a la señorita Díaz?
- Si, es ella, ¿esta en casa?
- No señor, ella sigue en el hospital, ayer en la noche vino su hermana menor a llevar una cobija y ropa para ella, dijo que le darán de alta hoy en la tarde. Si usted desea, cuando vuelva puedo decirle que vino a buscarla.
- Se lo agradezco, más tarde vendré de nuevo a buscarla... ¿Sabe en qué hospital se encuentra?
- En el hospital Tyler, el más avanzado en cuestión de tratamientos y el más especializado en cuestión de atención a sus pacientes - dijo el guardia de seguridad con un brillo de desconfianza en sus ojos.
- De acuerdo, gracias por la información... hasta luego.
Miguel volvió a subir a su auto, en realidad estaba muy confundido, Marta nunca había hablado de su familia, ahora se enteraba que tenía una hermana, ella tampoco ganaba un sueldo tan alto como para pagar las tarifas en el hospital Tyler, un hospital reservado a las élites del país y a los adinerados extranjeros, lo primero que se le ocurrió fue que ese tal Manuel Narváez tenía algo que ver, al pensar en ello su ceño se frunció ligeramente, no podía olvidar las cosas que dijo el señor Salazar el día anterior, «algunos dicen que es su amante... al final no hay una conclusión» estas palabras daban vueltas y vueltas en sus pensamientos, finalmente arrancó el auto y se dirigió a Starlight Studios, debía cumplir su horario de trabajo sin importar lo preocupado que estuviera por Marta, al final sólo pudo sacar una conclusión de esta extraña situación, esa mujer era tan misteriosa y reservada, así como era tan hermosa, esto no lo desanimo a seguir intentando tener una relación seria con ella, la verdad, que fuera así de misteriosa lo animaba más a seguir intentando.
Marta despertó a las 8:00 de la mañana, su hermana Carol estaba sentada junto a ella, estaba leyendo un libro, su hermano Manuel ya se había ido, él tenía que trabajar mientras que su hermana podía pedir permiso por unos días para cuidarla, aunque Carol ocupaba un rol importante en la serie, como la segunda protagonista, tampoco se le negaba nada, debido a su gran talento y su cercanía también misteriosa con Manuel, aunque la familia Narváez las consideraba como hijas legítimas, debido a su gran discreción nunca habían revelado nada relacionado con ellas, esto también ocurría por la misma decisión de las dos hermanas de no querer involucrarse en un escándalo y mucho menos involucrar a la matriarca a la que llamaban Tia Ana, la mujer que tras la muerte de sus padres las había tratado como a sus propias hijas, Marta y Carol no querían dañar el honor de esta mujer involucradola en un escándalo de adulterio, así que por esto no permitían que nadie supiera la verdadera relación que tenían con la familia Narváez, sin importar los rumores que aparecían sobre ellas, que solían ser ofensivos y algo agresivos.
- La Tía Ana llamó... dijo que estaba preocupada por ti - dijo Carol al ver que su hermana ya estaba completamente despierta.
- ¿Dijo algo más?
- Mmmm... si, nos iba a invitar a la cena de la familia Narváez que se realizaba hoy... pero al saber de tu estado, la aplazo al viernes para que pudiéramos asistir.
- ¿Viernes? ¿a qué hora?
- A las 8 de la noche... nos pidió que vistiesemos elegantes... ya sabes cómo es esto: vestido largo, modales refinados y apariencia tranquila.
- Ya veo... pero no podemos ir.
- ¿Por qué no?
- Olvidaste que el viernes a las 7 es la alfombra roja promocional de la serie, esa clase de eventos siempre suelen tardar mucho.
- Lo había olvidado... pero no podemos fallarle a la matriarca Ana, después de todo nos recibió en su familia.
- Tienes razón... pero tampoco podemos fallar a nuestro contrato con Starlight Studios.
- Entonces ¿qué hacemos?
- No lo sé...
Ambas mujeres se quedaron calladas, el tema se desvió porque Patricia venía a que Carol firmara el alta de Marta, para que las tres pudieran dirigirse a su apartamento sin problema alguno.