La época de lluvias todavía no había terminado y no parecía tener planes de irse. Marta llego a tiempo al estudio, como siempre, nunca había llegado tarde a nada. Guardo su paraguas en el cuarto de baño de su oficina y se puso a revisar el trabajo que todavía no había empezado, no tenía inspiración y no había avanzado nada desde hace meses. Mientras pensaba que escribir tocaron a la puerta, ella respondió fríamente diciendo:
- Adelante.
Su jefe, el señor Salazar, entro a la oficina y miró fijamente a Marta, después dijo:
- Supongo que ya habrás terminado lo que se te pidio.
- En eso trabajo - respondió ella sin levantar la mirada de su computador.
- Vengo a revisarlo - dijo el señor Salazar con un gesto extremadamente serio
Viéndose atrapada Marta no tuvo más opción que decir:
- Me han pedido que escriba algo romántico, ¿estoy en lo correcto?. Me parece que usted se ha olvidado de mí situación emocional y personal.
- Estoy al tanto de su situación, señorita Díaz, pero no puede dejar que eso afecte su situación laboral. Mire... he hecho todo lo posible por aplazar la entrega del proyecto, pero esto no puede seguir así, sino entrega el guión para el siguiente mes, usted será despedida de la empresa.
- ¡¿Qué?! - dijo ella con verdadero asombro.
- Ya me oyó - dijo el señor Salazar y salió de la oficina dando un portazo tras de el.
"Que sabrá el sobre cómo me siento" pensó Marta con un muy mal humor y siguió intentando empezar el guión el resto del día sin tener éxito.