Irse de Chicago fue algo fácil. Quemé por completo el departamento que había alquilado. No dejé ninguna evidencia que yo había vivido ahí.
Mientras caminaba hasta la estación de autobuses, tire y destruí el documento que me daba una identidad.
Al comprar el pasaje, la identificación que había dado era con el nombre Sarah Burton. Una escocesa e irlandesa, escapándose.
Compré el pasaje que iba a llevarme lo más lejos posible de Chicago.
No había muchos destinos para salir. Así que opte por Nueva York, después me las arreglaría al llegar ahí.
Mientras el colectivo tomaba la ruta para ir a la gran manzana, me conecte a la web a través de un módem portátil. Ahí logré alquilar un apartamento monoambiente y solamente iba a quedarme por un mes.
Ahora sólo debía ir al Bronx para obtener mis provisiones. Aparte de que iba a cobrar un par de favores que gente muy rica me debían.
Pero iba a evitar a Cedric, el gran tiburón blanco de Nueva York. Él no debía enterarse nunca iba a estar en su territorio.
Al llegar, antes de tomar un taxi. Me puse los guantes de cuero para no dejar huellas dactilares, capaces de traicionarme.
Le di una dirección equivocada y cuando me baje, entré al bar de una esquina. No consumí nada, sólo esperé a que el taxi se alejará de ahí.
Caminé hacia el metro y me baje antes de llegar a la última parada.
Llegué al lugar donde iba a vivir por ahora.
A la mañana siguiente, bien temprano ya iba para el Bronx. El mejor horario para comprar cosas ilegales era la mañana a primera hora.
Charlie me sonríe al verme y tenía la seguridad que tenía las cosas que iba a comprar. Vi su expresión sorprendida al ver el estado de mi cara. Pero eso no evitó que antes de concluir el negocio, me arrancará las ropas y me hiciera sentir una mujer deseada.
Como extrañaba la actividad sexual.