Caminé hacia el arma, agarré la punta y me la inscrute en el pecho:
-- Si te crees un macho alfa, dispara directamente aquí-- y me salió un poco ronca la voz.
Supe que no iba a serlo, el arma temblaba peor que un alfeñique. Sonreí perversamente.
Sujete bien el arma y con un movimiento ligero, descargue contra él usando su propio peso en su contra. Cayó y dejó el arma en mi poder.
La agarré bien y con la culata, le golpeé la parte de atrás del cráneo. Se desmayó completamente y quedó tieso.
Me volví hacia el otro y le apunté con el arma de su amigo, en el medio de los ojos.
Sentí como apareció un ansía de matar y deseaba ver como la sangre iba a salirse del gran hoyo que le iba a quedar en la base de la cabeza.
Sentí como los hormigueos empezaron a recorrer todo mi cuerpo. Una excitación que me atraía y sentía repulsión a la vez.
No le di tiempo para escapar, le disparé en el medio de su espalda. Cayó al suelo y me aproxime hacia a él. Ví que apenas podía mover parte de los dedos de sus manos, y sin tener misericordia, volví a dispararle. Está vez quedó bien tieso.
Sólo volví la cabeza para ver al puma y éste había desaparecido. Suspiré, algo aliviada de que no estuviera cerca de mí.
Sentí que el aire libre había cambiado drásticamente. Se volvió frío como un tempano. Aunque sentí una poderosa atracción y me deje llevar por ella.
Mis pasos me habían guiado hacia la casa de esas tres personas que me habían cuidado.
Las luces estaban apagadas y estaba el vehículo de ese hombre. Dude que estuvieran dormidos ya que estaba por ser media mañana.
No salí del bosque. Es más, me subí a un árbol y desde ahí, tuve una privilegiada vista.
Dos vehículos todoterreno estaban aparcados en un costado, solo estaba vacío uno de ellos, el otro estaba solamente el conductor. Por lo que supuse que los demás estaban metidos adentro.
Mierda.
Me saque las botas y la mochila. Saque mi cuchillo de casa. Y ví que había una ventana abierta del primer piso. Sonreí abiertamente y de una forma casi erótica. Qué empiece la cacería.