La loba se dirigía a lugar de la reunión, su cola no paraba de moverse de derecha a izquierda, estaba emocionada.
Su clan, El Can Mayor estaba teniendo evento muy importante, la elección de una nueva estrella se llevaría acabo.
Su clan era uno de los clanes más poderosos en el mundo espiritual, conocidos como El Can Mayor o La Legión de Lobos Infernales, su número era incontable y trabajaban en perfecta sincronía, muy pocos seres se atreverían a ofenderlos.
Hace unos meses el Alfa del clan, la estrella a la que su Excelencia había otorgado el nombre de Sirius había convocado a todo el clan. Su excelencia seguía viva y había regresado.
La noticia no se hizo de esperar y las celebraciones brotaron, el clan era fiel a su excelencia y el nadie más. Su fidelidad estaba arraigada desde su nacimiento y su más grande orgullo era servir a su excelencia.
Cuando la noticia de la traicion del primogénito con ayuda de la secta demoniaca de Kurno se hizo saber, el clan entró en locura. El Clan del Gran Can forzó las puertas del mundo espiritual y gastando sus propias reservas de Maná se materializaron en el plano terrenal e invadieron cientos de cuarteles de la secta, causando incontables daños y destrucción a donde iban.
Finalmente un Mago Emperador de la secta tuvo que salir a su rescate, tras una terrible batalla contra las legiones del Can Mayor logró agotar sus reservas de Maná, si el Can Mayor hubiese tenido a su invocador vivo proporcionando Maná el mago hubiese sido descuartizado y devorado, pero lamentablemente tras agotar su Maná la legión se vio obligada a retirarse. El mago quedó extremadamente débil, pero la secta fue salvada, empezando a reagruparse y trasladarse.
Las legiones guardaron luto en el mundo espiritual y aullaron por meses.
Todo lo que tenían, el poderoso clan que habían formado en el mundo espiritual era obra de su Excelencia.
Todo cachorro crecía escuchando las historias de su patriarca y fundador, la primera Estrella Sirius, el primer alfa de clan. Las historias contaba como el Emperador Astalris en su adolescencia había invocado a su primer familiar el patriarca del clan, quien fue en ese tiempo un cachorro lobo negro común, sin ningún tipo de habilidad única o fuerza alguna.
Los compañeros y maestro de la academia donde estudiaba su excelencia sugirieron matar al lobo y volver a intentar nuevamente la invocación de otro familiar, pero su excelencia pronunció unas palabras que quedarían impregnadas en la mente del lobo y su descendencia por siempre.
-"Tú y yo estamos conectados por el destino, somos débiles es cierto, pero es esa debilidad nuestra mayor ventaja. Al saber cuán insignificantes somos, no estamos nublados por el orgullo y la soberbia, vemos el panorama completo y podemos avanzar."-
El lobo fue llamado Sirius y con el tiempo junto a su excelencia su fuerza creció. Su desendencia fue aceptada para servir a su vez y se les dio lo nombres de Murzim, Muliphein, Wezen, Adhara, Furud y Aludra, correspondientes a las principales estrellas del Can Mayor.
Tras muchos años de entrenamiento, experiencia y consumir objetos sagrados, el lobo alcanzó el nivel de Dios y fue conocido como Fenrir.
Su primogénito y su demás desendencia ocuparon los puestos de las estrellas principales cuando alguno de ellos muriese o se retirase como su patriarca.
El actual Sirius era hijo del primer patriarca Fenrir, y estuvo durante un corto tiempo con su excelencia hasta que la tragedia ocurriese.
La gran reunión de hoy tenía la finalidad de que su excelencia elija a quien ocuparía el puesto de Aludra.
Todos los lobos más fuertes y habilidoso competirían hoy día por el título y la oportunidad de servir personalmente a su Excelencia.
Sería un día glorioso.