-"Su Alteza los miembros de mi secta se han infiltrado exitosamente entre los invitados, estamos preparados para atacar."-, dijo Jair.
-"Excelente, la subasta esta finalizando, solo está pendiente la técnica de Nivel Rey, pero no es tan importante como el objetivo principal. Igual no olvidéis que los encargados de transportar los artículos deben estar preparados para dirigirse a los palcos de los ganadores a entregar los artículos, comenzad!"-, dijo Robert con una mirada sombría.
De repente un fuerte sonido resonó en toda la casa de subastas que alertó a todos los presentes.
Inmediatamente varios de los invitados sacaron de sus bolsillos unas mascaras con la forma de un cráneo y se las pusieron.
No obstante, el salón estaba lleno de expertos, nadie actuaría como si nada al escuchar un ruido estrepitoso y ver a muchas personas sacar mascaras de sus bolsillos, la vida no era tan tranquila. Rápidamente muchos magos y guerreros desenfundaron sus armas y la batalla comenzó.
Lamentablemente eran pocos los combatientes por parte de los invitados, la subasta era un evento social, no muchos pensarían en traer sus armas a una actividad así. Y si bien las bolsas y mochilas espaciales existían, pocos eran los que podían costearlas.
La batalla consistía en dos bandos principales, por un lado los hombres enmascarados y por otra los guardias de la Mansión de los Siete Placeres junto con los invitados que podían pelear, como magos que no utilizaban báculo o varita o monjes que utilizaban sus puños.
De un momento a otro el auditorio se volvió un campo de batalla, la sangre manchaba el suelo y los hechizos volaban por doquier. Los presentes incapaces de pelear sea por la falta de armas o por cobardía rápidamente se dirigieron a la salida pero se toparon con un inmenso muro de niebla que les impedía avanzar.
La personas eran asesinadas y la desesperación dominó el lugar, los gritos de terror solo eran opacados por el ruido de la batalla que se llevaba adentro de la mansión.
No obstante en medio de la batalla solo cuatro personas no se movían de sus respectivos sitios.
El Gran Anciano y los tres ancestros miraban silenciosamente desde lo alto la batalla que se llevaba acabo, ninguno era idiota, había muchas variables que considerar.
En primer lugar, nadie en su sano juicio atacaría una sucursal de la Mansión de Los Siete Placeres, lo que quería decir que la persona u organización que atacaba o estaba conformada por dementes o estaba segura de ganar la batalla.
Pero con cuatro Niveles Rey presentes la situación era complicada, los enmascarados que peleaban en el primer piso eran máximo de Nivel Avanzado, lo que quería decir que el verdadero poder del enemigo aún no había sido expuesto.
Esto claro sin considerar la posibilidad que alguno de los Niveles Reyes este coludido con los atacantes, si bien todos eran viejos conocidos, no eran amigos. Cada uno pertenecía a una facción diferente y tenía intereses diferentes.
En segundo lugar ya habían detectado que a las afueras de la mansión se había implementado una formación de Nivel Rey. No era algo que no pudieran romperla con tiempo y esfuerzo pero la situación era desfavorable, podrían ser atacados en cualquier momento.
Y finalmente en tercer lugar, nadie conocía el objetivo del ataque. ¿Los artículos subastados? ¿El dinero? ¿Alguno de los presentes? Había demasiadas personas de gran estatus entre los presentes, algunos de clanes ocultos y facciones secretas. Todos debían ser precavidos, la palabra aliado era un tabú en la presente batalla y cada facción veía por si misma.
-"Viejos compañeros, espero que ninguno tenga nada que ver con lo que está ocurriendo."-, dijo Jez de manera feroz, se evidenciaba claramente su enojo. La sucursal atacada estaba a su cargo, esto era un ataque directo a su imagen y poder.
-"Seríamos tontos para atacar a La Mansión de los Siete Placeres Jez, no nos tomes por ignorantes, sabemos perfectamente el estatus de tu organización. ¿No has pensando que tal vez tu nuevo invitado tenga algo que ver?"-, dijo Xandris en tono despectivo.
Jez miró al palco de Astalris y agito su cabeza de forma negativa, -"Si el Gran Maestro Erun fuera el responsable, desde un inicio no habría mostrado su fuerza ni perdido el tiempo contigo Xandris. Más me preocupa si estará dispuesto a darnos una mano si las cosas se ponen verdes."-
Mientras tanto en el primer piso los tres príncipes se abrían paso entre la batalla con sus respectivos guardias y ayudantes, luchaban ferozmente ante los ataques de los enmascarados.
La princesa Olivia conjuraba varios tornados de fuego para mantener a raya a los enmascarados mientras sus guardias y ayudantes intentaban apoyarla y abrirle paso.
Por otra parte la situación del príncipe Henry tenía un terrible aspecto comparado con el de su hermana, sus guardias y súbditos intentaban hacer lo posible para protegerlo pero su contextura lo delataba, carecía del físico de un guerrero y tampoco era un mango, lo que solo lo ponía en una posición de víctima.
En cambio el príncipe Robert se empezaba abrir fácilmente camino entre la batalla, su contextura de guerrero le facilitaba el constante avance y parecía que los enmascarados le prestaban poca atención.
Este hecho no paso desapercibido por los otros dos príncipes, pero cuestionar o acusar a su hermano mayor de instigar lo ocurrido era algo muy delicado en el momento, dado que si el objetivo de los enmascarados era separar y poner en contra a los príncipes estarían poniéndoles el éxito de la misión en bandeja de plata por lo que prefirieron callar. No obstante, aún así no pudieron dejar de fruncir el ceño ante lo ocurrido.
-"Su alteza, mis compañeros me preguntan si deben ir también por el hombre llamado Erun, ¿Qué les ordeno?-", preguntó Jair al príncipe Robert mientras avanzaban por el campo de batalla.
-"No sabemos al fuerza de aquel hombre, no queremos imprevistos es mejor ignorarlo."-, respondido Robert tras pensarlo.
-"Su alteza, el hombre hirió a Jair, es evidente que mantiene algún tipo de enemistad con nosotros, deberíamos aprovechar la situación para eliminarlo. No debemos dejar cabos sueltos."-, dijo Adalía mientras observaba de reojo el palco de Astalris.
Sus instintos le decía que el aquel hombre era peligroso, no debía perder la oportunidad de eliminarlo y ella confiaba plenamente en sus instintos. Era la razón por la que había llegado a donde estaba y de como había conquistado el corazón del príncipe Robert quien tenía casi la mitad de su edad.
-"Esta bien, elimínelo rápidamente no quiero imprevistos"-, concluyó Robert.
Jair asintió y mandó las ordenes a sus compañeros.
La batalla transcurría y Robert con sus seguidores se habían alejado considerablemente de Olivia y Henry. La anterior suposición empezaba a tener mayor certeza. Su hermano mayor tenía que ver algo con lo que ocurría. Rápidamente Henry y Olivia intercambiaron diferentes mensajes mentales y coordinaron una alianza temporal. Los dos grupos se unieron y pudieron resistir por un momento de mejor manera a los enmascarados, pero al cabo del rato su número empezaba a elevarse drásticamente. No sabían de donde venían, al inicio no había tantos enmascarados, los príncipes empezaban a entrar en pánico.
Finalmente al verse superados optaron por pedir ayuda.
-"Ancestros, estamos dispuestos a realizar un trató con ustedes. Solo pedimos que garanticen nuestra seguridad y la de nuestros súbditos."-, dijo Olivia, mientras que en sus ojos se podía ver la pánico.
-"Ancestros, nuestro padre siempre ha mantenido buenas relaciones con ustedes, si sus dos hijos muriesen delante de ustedes ¿No mancharía esto vuestra imagen? Espero pueden darnos una mano en esté momento de necesidad."-, agregó Henry respetuosamente.
Los Ancestros se miraron entre ellos pero ninguno emitió sonido alguno. Pero finalmente tras insistencia de los príncipes Xandris saltó de su palco riendo, -"Este viejo les dará una mano, pero recuerden, no soy barato."-
Los príncipes suspiraron aliviados al escuchar las palabras de Xandris, sin embargo cuando el ancestro descendía una veloz mancha roja se dirigió hacía él tomándolo desprevenido y impactó su estomago.
Xandris gritó de dolor mientras caía al piso, recién los presentes pudieron visualizar que la mancha roja era una lanza que emanaba una poderosa presencia.
En ese momento del techo siete hombres enmascarados descendieron, los enmascarados que se encontraban luchando pararon de atacar y se empezaron a retirarse a unos metros de distancia.
Uno de los enmascarados que había descendido del techo se acercó a Xandris quien sangraba gravemente y cogió la lanza, luego con una voz ronca y desgastada riendo dijo, "-No te da vergüenza inmiscuirte en asuntos de los jóvenes, ¿Por qué mejor no juegas conmigo?-"
En las miradas de Jez y los otros dos ancestros, la preocupación empezó a brotar al sentir las presencias de los siete enmascarados.
Todos era usuarios de Nivel Rey.