Chapter 37 - Cabos sueltos

Astalris se encontraba caminando con dirección a las afueras de la ciudad calmadamente.

Sus ojos miraban de un lado a otro apreciando el camino y los diferentes puestos que residían en las afueras de la puerta principal.

Al cabo de media hora de deambular se empezó a adentrar en el bosque. Cuando ya el camino principal no se podía ver más, de varias sombras tres lobos saltaron y tomaron forma.

Los tres caminaban respetuosamente detrás de Astalris sin hace ruido alguno.

Finalmente el grupo llegó a un claro, donde dos encapuchados lo esperaban.

Al percatarse de la llegada de Astalris y los lobos, los encapuchados se mostraron evidentemente nerviosos, se arrodillaron y se retiraron las capuchas, saludaron unisonamente, -"Su excelencia."-

Tras caer las capuchas se pudieron observar sus respectivas apariencias.

Uno era un hombre maduro, de aproximadamente 50 años en muy buena forma, de tez morena con cabello y barca de color cenizo mientras la otra era una mujer de unos cuarenta años en muy buena forma, pero su rostro, cuello y brazos estaban completamente desfigurados.

Eran Adalía la amante y encargada de las redes de espionaje y asesinato del antiguo príncipe Robert y Atir del gremio de asesinos de la Daga Roja.

Astalris miro a Adalía y sonrío sarcásticamente, -"Entiendo que Atir te ha enseñado lo básico, "¿Has traído el encargó?"-

-"S-Sí su excelencia. El Gran Anciano me lo entregó cuando se lo pedí de acuerdo a sus ordenes."-, dijo nerviosamente Adalía, mientras sacaba de su bolsillo una pequeña bolsa que tenía varias runas gravadas en ella.

Astalris recibió la bolsa y la abrió para verificar el contenido.

Era una bolsa espacial con una amplia capacidad de objetos. Adentro de ella estaba tanto la rosa blanca lunar como el jarrón por el cual había pujado, junto con todo el dinero que había ganado y un monto adicional.

Ante el rostro de sorpresa de Astalris, Adalía agregó, -"El Gran Anciano de la mansión me comentó que estaba adicionando un pequeño monto como agradecimiento por su apoyo y disculpas por los inconvenientes incurridos."-

Astalris sonrío, al parecer la molestia de ayudar a Jez no había sido en vano después de todo.

Entonces retiró un poco de dinero junto con los objetos y procedió a devolver el anillo a Atir.

Luego sacó una hoja que contenía una lista y se la entregó también, -"Necesito que recolectéis por cualquier medio los ingredientes y objetos de está lista. También quiero que mandéis a vuestros hombres a eliminar a Curtís, desbaratéis su facción pero a la par que se mantenga la idea de una remuneración y trato equitativo."-

-"Pueden utilizar el dinero para estos fines, pero la única muerte debe ser la de Curtís. No toquéis al resto de herreros."-, concluyó Astalris.

Atir y Adalía asintieron rápidamente y realizaron una que otra pregunta puntual sobre la forma de llevar a cabo la orden, para finalmente desaparecer en las sombras de los arboles.

Luego de que se retirasen Astalris sonrío alegremente.

Ya contaba con el dinero suficiente tanto para le ingreso a la academia como para los gastos de su viaje. Ahora solo debía dejar todo listo antes de su partida.

Regresó a su casa caminando de buen humor y decidió supervisar el progreso de sus padres.

Su padre, Krenalis ya había alcanzado el Nivel Artesano en práctica y teoría, solo debía dar el examen formal para recibir la insignia de Herrero de Nivel Artesano, pero para ésto debía viajar a la capital a la sede central del Gremio de Herreros del reino.

Su madre Aeris, tras la constante práctica contra Astalris que barría el suelo con ella constantemente y las técnica y manuales que su hijo le había proveído, ya había alcanzado el Nivel de Santo.

Cuando la noticia del nivel alcanzado por Aeris se hicieron conocidas en la ciudad, diferentes clanes y personajes ilustres se acercaron a saludarla con la finalidad de reclutarla.

Debido al consejo de su hijo, Aeris optó por renunciar a su puesto como capitana de la guardia del Duque Alfred y aceptó un puesto de Anciano en la sucursal de la Mansión de los Siete Placeres.

El Duque no tuvo oposición alguna y felicito alegremente a Aeris al escuchar la noticia, su nuevo estatus era muy diferente. Un simple duque no tenía el estatus necesario ni los recursos para poder tener un guardia de Nivel Santo. Era un privilegio que ni los antiguos príncipes habían gozado.

El puesto de Anciano aceptado era un puesto en el que básicamente no se debía hacer nada y la paga era extremadamente generosa.

Aeries simplemente debía reportarse a la sucursal de la mansión todos los días y permanecer ahí atenta por si algún altercado necesitase su fuerza.

Pero obviamente la verdad era que nunca pasaba nada, no era común que algún demente atacase la mansión, y luego de los recientes sucesos la mansión se encontraba escasa de personal.

De esta manera Aeris podía realizar sus actividades diarias como leer y entrenar dentro del establecimiento de la mansión y a la par recibir un generoso sueldo.

Astalris reviso el progreso de sus padres y les ofreció varios consejos sus puntos débiles.

Finalmente la familia se junto al caer la noche para cenar.

Luego de una charla amena y despreocupada Astalris procedió a tocar el meollo del asunto.

-"Padre, madre he conseguido el dinero para el ingreso a la Academia del Dragón Celestial, en unos meses estaré cumpliendo 09 años, planeo emprender mi viaje luego de mi cumpleaños. Me tomara una aproximado de cuatro meses el viaje hacia la academia, para cuando llegue habré cumplido 10 años y podré dar el examen.-". dijo nerviosamente, mientras miraba las reacciones de sus padres preocupado.

Aeris como era de esperar se veía preocupada y rápidamente intento hacer que Astalris cambiase de opinión, -"Hijo ¿Estas seguro que deseas viajar ahora? ¿No te parece muy pronto? Eres muy joven, recién cumplirás 09, ¿No sería mejor que esperases a los 12 o 13 años?"-

Astalris sacudió la cabeza negativamente y respondió, -"Madre, quiero ir lo más rápido posible, aquí ya no hay nada que pueda aprender. Deseo conocer el mundo y explorarlo, la academia es mi primer peldaño."-

Pero Aeris no se rindió, -"¿Pero y el camino? No es seguro, pueden haber bandidos y bestias. ¿ Y si esperas a que un año? En ese tiempo mi posición como anciano en la Mansión de Los Siete Placeres se consolidara y podrá pedirle ayuda a otros ancianos y permiso para poder acompañarte."-

-"En verdad no es necesario madre, no tienes porque preocuparte. Pero si te hace sentir mejor podría ir con padre, al fin y acabo la capital está en el camino y padre necesitar dar su examen de Herrero Nivel Artesano."-, dijo alegremente.

Los ojos de Krenalis se iluminaron, había estado soñando las últimas noches con el examen y su nueva insignia. En un principio pensó que tendría que esperara a que Astalris creciera para poder hacer el viaje, pero si acompañaba a su hijo su sueño no estaba tan lejos.

Entonces tocio un poco mientras eliminaba la emoción de su rostro y formalmente dijo, -"Aeris, Asta tiene razón, yo lo podría acompañar y así daría mi examen. Todos salimos ganado."-

Pero su imagen de padre preocupado y serio duró poco, al final termino riendo de la emoción y alegría.

Pero rápidamente Aeris apuñalo sus sueños y dignidad.

-"Si pero debes entender que tu padre no es... lo que digamos el mejor luchador. Su poder en batalla a las justas alcanza el Nivel Intermedio, si te ocurriese algo en el camino serías tu quien debería protegerlo. De hecho si ves su valor de apoyo en el viaje debería ser considerado una carga."-, dijo fríamente Aeris mientras miraba a Krenalis en son de regaño.

Inmediatamente Krenalis se levantó ofendido, -"Aeris, mi mazo no solo sirve para forjar armas. Estoy seguro que no hay muchos guerreros Nivel Avanzado que puedan resistir uno de mis golpes de martillo. Claro que puedo proteger a nuestro hijo."-

Astalris miro confiadamente a su madre y dijo, -"Madre, soy capaz de protegerme y de proteger a padre, confía en mi."-

Al decir esto el Aura de Espada empezó a aparecer a su alrededor y una imponente presencia comenzó a formarse.

Pero antes de que pudiese consolidarse el aura Aeris le profirió un golpe en la cabeza a Astalris gritando, -"Ya te he dicho que no utilices esa cosa en casa, la última vez se rompió toda la vajilla. Y no te creas tan chulo porque puedas vencerme, sigo siendo tu madre y si quieres irte vamos a discutirlo bien."-

El Aura interrumpió su formación y se desvaneció completamente. Astalris estaba totalmente impactado.

Acababa de ser golpeado y la legendaria Aura de la Espada interrumpida.

-"AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH"-, gritó internamente Astalris de lo ridículo de la situación. El era un Emperador Nivel Dios, su experiencia humillaría a los grandes sabios de está era, muchas de sus técnicas eran consideradas el pináculo del esfuerzo físico, había hecho milagros que incluso desafiaban las leyes del mundo. Hasta en una aldea del Norte había sido considerado un Dios y tenía una linda estatua. Y ACABABA DE RECIBIR UN MANAZO PARA CALLARLO, no podía con la vergüenza.

-"Emperador...Gobernar...madre...dignidad...", empezó a murmurar en voz baja Astalris ante el regaño que lo había dejado en shock.

-"¿Cariño en verdad creó..."- quiso decir Krenalis cuando Aeris le tiro otro manazo, -"Tu te me callas que veo claramente que te mueres por ir a la capital, no dejaré que mi hijo y mi esposo salgan en una aventura suicida sin ningún plan. Nos sentaremos y planearemos hasta el mínimo detalle para que mi querido Asta pueda llegar sano y salvo a su nueva escuela."-, dijo claramente molesta.

Astalris seguía en shock murmurando cosas sin sentido al haber sido golpeado en la cabeza por primera vez en varias eras.

Luego de algunas horas de constantes discusiones, de un Astalris ahogado en vergüenza, de su recuperación y de su heroico pero fallido intento de desafiar a su madre. Se acordó que partiría medio año después de su cumpleaños número 9 junto a su padre.

Hasta entonces debía pulir sus habilidades y atar todos los cabos sueltos pendientes.