Cuando Leonard se quitó la bata lentamente, Vivian no pudo evitar ver la forma en que el sedoso material comenzó a caer por primera vez de sus anchos y tensos hombros. La bata azul cayó sobre sus pies para revelar los músculos que estaban ocultos todo este tiempo.
Vivian contenía su respiración mirando su espalda. Su respiración empezó a volverse más superficial por la simple vista de su espalda desnuda. Su piel era tan pálida como la de ella, y aunque ella no había trazado la piel de su espalda, la textura era sin duda tan suave como la bata que yacía en el suelo.
La ancha espalda se abrió paso hasta su cintura delgada y su firme espalda baja que la hizo sonrojarse por mirarlo con lujuria.