Cuando la puerta del baño estaba cerrada, dejando a Vivian sola en la habitación con un pequeño charco de agua a sus pies, su mano lentamente llegó a sus labios para tocarlos. Sentir la suavidad al ser mordido y chupado. Su lengua volvió a salir de su boca esta vez para sentir el sabor de los labios de él que quedaban en los de ella. La había besado no una sino dos veces en menos de un minuto.
La sangre corría por todo su cuerpo. Aunque muchos hombres habían intentado perseguir a Vivian, la chica solo había sido ajena a sus sutiles avances. Leonard, por otro lado, no esperó, creía en hacer las cosas cuando había que hacerlo, en sus términos.