¿Injusto? Gao Peng estaba seguro de que no fallaría. Compensar el precio no era difícil, hasta compensarlo diez o cien veces le resultaba un juego de niños. Pero… De pronto se sintió enojado. Sabía que no tenía que hacer esto inflando los precios, después de todo solo él sabía sobre sus habilidades. Lo que le estaban pidiendo tenía sentido, era tan solo una actitud hostil.
No estaba seguro del porcentaje de éxito del resto de los criadores nivel intermedio al elevar un monstruo grado excelencia a grado perfección, pero sabía que no era muy alto. Por lo tanto, para Xu Chang, esta deuda era bastante rentable: o gastaba el doble del presupuesto en obtener un monstruo grado perfección o en ganar el doble de consultas gratis.
Al no obtener respuesta del criador, Xi Chang sonrió y dijo: —Bueno, lo entiendo. Después de todo, no existe el 100% de garantía en nada. Vamos, Doudou.
El hombre tomó la mano de su hija y se fue caminando recto, pero sin prisa. Finalmente, se detuvo al frente del ascensor, pero no esperaba que lo detuvieran. Estaba un poco molesto, aunque sabía que podía pasar. Las puertas se abrieron y ambos entraron mientras las puertas comenzaron a cerrarse.
Del otro lado, un empleado del estudio bajaba a Da Bai por el hueco del elevador. Gao Peng estaba sin palabras, el primer trato de su vida terminaba así. Cuando el resto de los empleados se enteraron sobre el incidente, lo miraron con otros ojos: el nuevo pequeño jefe era un arrogante. Consideraban que se creía demasiada cosa por tener tanto éxito a una edad tan corta.
Pero no se atrevían a decirle estas cosas de frente, se cuidaban de lo que hablaban en la oficina, después de todo, trabajaban para él.
Gao Peng se sentía perdido, pero no tenía intenciones de bajar el precio. Al contrario, hasta tenía ganas de subirlo aún más. Afortunadamente, el sentido común le ganó al razonamiento impulsivo y se dio cuenta de la importancia de considerar al otro, ser honesto, enfrentar la verdad y tener empatía. Sabía todo esto, pero le costaba tomarlo.
Como bien decía el dicho: era más fácil bajar un precio que subirlo. Si se le ocurría bajar el costo en ese momento, después le costaría mucho más aumentarlo.
Entendía que sus clientes no sabían que no siempre los obedecería. Ellos tenían un modo de pensar, pero él era muy obstinado. Mientras se hiciera famoso, los clientes vendrían al instante. No podía creer que no fuera conocido, que nadie en todo Chang'an supiera lo bueno que era como Criador.
La tarde pasó volando y vinieron tres clientes más que tampoco aceptaron el presupuesto.
—Jefe, hay un cliente nuevo esperando —le llamó Gou Quanquan.
Estaba agotada, ¿por qué no podía bajar el precio? Significaría ganar menos por ahora, pero conforme aumentara la cantidad de gente, también lo harían las ganancias.
No podía entender las ideas de los ricos. Para ella, su jefe era un millonario oculto.
—¿Tú eres el Criador de Monstruos aquí? —preguntó una figura al abrir la puerta y mirar a Gao Peng con sospecha.
—Sí, soy yo —dijo, asintiendo y agregó: —Déjame aclararlo de una vez, cobro el triple que el resto de los criadores intermedios.
—No me interesa el precio. Si ayudas a mi Familiar a evolucionar, podría pagar hasta diez veces más.
El joven apoyó las manos sobre el escritorio y se inclinó hacia adelante con los ojos inyectados en sangre.
—DIEZ veces, ¡bajo la condición de que tengas éxito! —dijo rápidamente, con voz ansiosa.
—Eso es ser directo —le contestó Gao Peng.
—¿Dónde está tu Familiar? Tengo que mirarlo antes de comprometerme a nada.
—Aquí.
El joven se desabrochó el cuello de tela que traía puesto y sacó del bolsillo interno, con sumo cuidado, un ratón bebé, del tamaño de la palma de una mano. El animalito estaba cubierto de densas líneas de sangre, como si tuviera una feroz pitón de sangre bajo su piel. Estaba al borde de la muerte, solo soltaba unos débiles chillidos de vez en cuando.
—Una sola palabra: ¡¿sí o no?! —exclamó desesperado el joven.
—¿Qué comió? Soy Criador, no veterinario.
Mientras decía esto, se inclinó con la silla. Podía ver cómo el estado del roedor presentaba una variación conflictiva.
—Le di un Ganoderma de Sangre Jade, esperaba que evolucionara. No tenía idea de que se pondría así.
La cara del joven enrojeció.
—Su evolución está en riesgo, si sabes cómo ayudarle, por favor, hazlo.
—Por eso era tan importante estudiar. Era un monstruo eléctrico, pero le diste una hierba de valor Sangre, ¿te parece prudente?
Gao Peng no podía creerlo.
—Está bien, me encargaré de él. Pero conoces las reglas de los Criadores, ¿no? Nosotros ofrecemos planes, ustedes pagan los materiales.
—Sí, sé cómo funciona. Dime lo que necesitas.
Era un hombre a punto de ahogarse que se aferraba a un hilo, pues sólo había dos Criadores avanzados en todo Chang'an, uno era el Presidente de la Asociación de Criadores y el otro también tenía un lugar alto en la sociedad. El tiempo corría, ¿cómo podría dar con hombres tan poderosos?
Nombre del monstruo: Ratón Eléctrico Violeta (variación conflictiva).
Nivel: 19 (Elite).
Grado: Excelencia.
Atributos: Eléctricos.
Condición: Heridas leves (sufriendo).
Debilidad: 1- Lodo...
Requisitos para alcanzar el grado Excelencia: 1- Evolución normal. 2- Evolución variante…
Después de revisar, Gao Peng se dio cuenta de que la mejor forma de proceder era con una evolución variante, pues estaba ya en proceso evolutivo, sólo que sufría por el conflicto entre el poder Eléctrico y el de Sangre.
Evolución variante: Ponga cinco Frutas de la Sombra, 5 gramos de huesos de Maple Escarlata y 50 gramos de Hojas Aclarantes Doradas en un recipiente, muélalas y hierva el polvo obtenido. Añada un cristal esencial de Murciélago Sangre (nivel Elite) a la poción, después...
—Ve a buscar cinco Frutas de la Sombra, 5 gramos de huesos de Maple Escarlata, 50 gramos de Hojas Aclarantes Doradas y un núcleo de Murciélago Sangre —ordenó Gao Peng.
El joven asintió al instante y llamó a sus hombres para que los consiguieran. Ya no importaba cuánto confiaba en Gao Peng, pues lo había elegido. Era su única opción.
¿Y si le fallaba? Un escalofrío le recorrió la espalda ante esa posibilidad. Él, Ma Jian, era una persona famosa. Podía hacer pagar al chico si se equivocaba.
Por suerte, los materiales que necesitaban no eran raros, así que, en media hora, fueron enviados a Peng. Para ese momento, el animal estaba recostado sobre la mesa, ya ni siquiera hacía un esfuerzo por murmurar, tan sólo su pecho se movía arriba y abajo, indicando que seguía con vida.
Gao Peng molió los ingredientes en el orden necesario, luego, los puso a hervir. Esperó medio minuto y echó el cristal en la poción. Diez minutos más tarde, tomó al ratón de la mesa y lo metió a la olla. Después, la tapó.