Año 9988, Día 25 del Mes de la Lluvia.
En el anochecer, Luciel se encontraba con Don Armando, cuidando de él, por sí ocurría algo o necesitaba de algo. Su familia al igual que Luciel estaba preocupados, pues Don Armando todavía no mejoraba para nada, y, al contrario, parecía empeorar día tras día, lo que hacía que la paciencia de Luciel disminuyera día tras día al ver a Don Armando empeorar.
"No te preocupes Luciel, sabes, los milagros realmente ocurren." – dijo Don Armando. – "Veras, te contaré la historia cuando conocí al Viejo Ermitaño."
"¿Viejo Ermitaño?"
"Sí, la persona más poderosa a la que he conocido."
"¿En serio?" – preguntó Luciel.
"Sí, esa persona era increíble." – dijo Don Armando, que comenzó a contar la historia.
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(POV #4: Don Armando.)
Había pasado un par de años desde que me había convertido en aventurero, yo en ese momento era líder del Equipo de Aventureros – Cinco Perdedores, un equipo que forme junto a Clinton y otros tres amigos aventureros que conocimos en alguna aventura.
Los cinco éramos aventureros muy prometedores, no éramos tan fuertes como tal, pero éramos buenos trabajando en equipo y cazando a monstruos algo más fuertes que nosotros.
Con la fama que teníamos, decidimos realizar un viaje al Gran Bosque Oscuro, por lo que aceptamos cazar a un monstruo de rango D que se encontraba allí.
Sabíamos lo peligroso que era entrar al Gran Bosque Oscuro, pues aventureros con más años de experiencia y muchísimo más fuertes que nosotros habían perecido en ese lugar, después de todo era una de las cinco zonas prohibidas del continente, un lugar totalmente hostil para los humanos.
Pero, después de decenas de misiones exitosas, nos sentíamos un poco arrogantes, y pensamos que no nos pasaría nada, además, solo iríamos a las zonas exteriores del bosque, no nos adentraríamos mucho, pues el monstruo que debíamos cazar no estaba muy lejos según los últimos reportes.
Por lo que los cinco miembros del equipo decidimos realizar la misión, creyendo que todo iría bien, ya nos habíamos preparado lo suficiente, y después de todo, confiábamos en nuestro trabajo en equipo.
Los primeros días no fueron tan malos, al contrario, era algo increíble, nos encontrábamos en una de las cinco zonas prohibidas, uno de los lugares más peligrosos para el ser humano, y nosotros, ya llevábamos un par de días en uno de esos lugares.
Nos creíamos en ese momento como los mejores aventureros del mundo, nos mofábamos de lo fácil que resultaba, pero pronto, esa percepción cambiaría. Pues, a partir de un día, monstruo tan monstruo nos atacaba, pronto, nuestros suministros se acabarían, y nos habíamos perdido.
Sin saber en que dirección se encontraba la salida, enfrentándonos a demasiados monstruos que cada vez eran más fuertes, y con nuestros suministros cerca de acabarse, finalmente entendimos lo tan equivocados que estábamos.
El Gran Bosque Oscuro realmente era un sitio muy peligroso.
Traté de calmar a mis compañeros, de encontrar una solución, pero, entonces, esa criatura apareció. En frente de nosotros, un Gorila Emperador se encontraba.
El Gorila Emperador no era un monstruo, sino que era una poderosa Bestia Mágica, por lo que era inteligente. Al ser una bestia mágica, pensamos que sí no le hacíamos nada, estaríamos bien, pero entonces vimos a un pequeño animal al lado de la bestia, se trataba de su cría, y resultó ser que el día anterior atacamos a su cría pensando que era un monstruo.
Claro, al ser la cría de un Gorila Emperador, logró escapar, pero quien diría que el siguiente día traería a su padre. Estábamos acabados, el Gorila Emperador estaba furioso, y era una bestia mágica de rango B, sería imposible que nosotros que a duras penas lográbamos solo con nuestro excelente trabajo en equipo vencer a monstruos de rango D, no lograríamos vencer a una bestia mágica de ese rango, que además contaba con inteligencia y adaptabilidad en el combate.
Intentamos escapar, pero era imposible, esa bestia era muy poderosa. Ni siquiera Clinton que era el más fuerte de nosotros pudo hacerle frente por unos segundos a la bestia, siendo herido de gravedad. Al ver a mi mejor amigo al borde de la muerte, claramente me dispuse a pelear, y no estaba solo, los otros tres se unieron a mí, éramos un equipo unido de verdaderos amigos.
Pero, una cosa era la amistad, y otra muy diferente el poder derrotar a una Bestia Mágica muchísimo más poderosa que nosotros.
Todos estábamos completamente heridos, y, cuando todo parecía el fin… fue en ese momento que una persona encapuchada apareció, con solo su mera presencia el Gorila Emperador se detuvo, y no solo eso, lo vi en el rostro de la bestia, tenía miedo, pero la persona encapuchada no les hizo nada, solo les ordenó que se marcharan, el Gorila Emperador entonces tomó a su cría y se marchó del lugar.
Entonces esa persona se acercó a vernos, y fue cuando se acercó que lo pude sentir por un instante, un enorme poder como ningún otro, el poder de alguien por encima del de cualquiera que haya sentido, después de todo, soy una de las pocas personas capaces de sentir muy bien la World Energy, y fue gracias a eso que pude sentir por un momento a una leyenda viviente, a alguien con un poder sin igual, pude sentir el poder del Viejo Ermitaño.
Aunque claro, en ese momento no sabia quien era el encapuchado. Yo me desmaye. Y cuando me desperté, me encontraba en la cama de la clínica de un médico de un pueblo, él me dijo que el Viejo Ermitaño nos trajo a mí y a mis amigos a este lugar.
A partir de ese momento quise saber más sobre el Viejo Ermitaño, el cual a veces aparecía en diversos pueblos, y que se sabía que a veces rescataba a gente en necesidad.
Existe inclusive una leyenda sobre él, la cual dice que el Viejo Ermitaño es la persona más poderosa del mundo, y que vive en una cueva en la Cordillera de las Montañas Blancas de Ganbus.
Pero sin importar qué, nunca lo volví a ver, solo me quede con esa pequeña experiencia de sentir su inmenso poder.
Y, desde ese momento nos volvimos más cuidadosos al realizar misiones, no volviendo a ir a una de las Cinco Zonas Prohibidas, pues volver solo nos llevaría a la muerte.
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"Whoa…" – exclamó Luciel. – "Y, ¿En serio vive en Ganbus?"
"No lo sé, muchos bardos y viajeros dicen que sí, que él nos cuida desde su legendaria cueva."
"¿Cuidar? ¿De qué?"
"Quien sabe, solo sé que le debó mi vida, y gracias a él, aun sigo aquí, charlando contigo. Desde ese momento creo en los milagros, y por eso te dijo que no te preocupes, estaré bien…"