'¿Acaso estoy muerto?' – eso es en lo que Luciel se preguntaba una y otra vez, seguidamente de – '¿O sigo vivo?'
Sumergido en total oscuridad, o eso era lo que él pensaba, pues Luciel se encontraba ahora mismo en un sitio en donde no podía sentir, él era totalmente incapaz de ver, saborear, oír, oler, o sentir, sus cinco sentidos estaba completamente inhabilitados, él solo podía pensar consigo mismo, lo cual a veces le hacía le costaba poder entender en la situación en la que se encontraba.
'¿Es esto el limbo?'
En la eterna oscura, él solo podía pensar, él no tenía idea de cuanto tiempo había transcurrido, sí es que acaso apenas llevaba unos minutos aquí, o tal vez meses, o posiblemente años, él no sabía sí estaba en el infierno o en el limbo, esperando a ser juzgado.
'Os extraño demasiado…' – pensar en su familia era también algo en lo que el joven se ponía a pensar demasiadas veces.
'Mama' – pensar en ella, aquella persona que cuando él bajaba de su cuarto hacía el comedor, siempre era la primera en verle, y que al momento de verle le sonreía con tanto amor y calidez, ella, quien le enseño que siempre debía de aprender de los errores, y que no importaba si erraba una o dos veces, siempre debía de levantarse con más fuerza y volver a intentarlo una vez más.
"Sí te lo propones, puedes lograr lo que sea." – decía ella.
'Papa.' – pensar en él, quien siempre sabía que decirle cuando él se encontraba de mal humor o no tenía idea alguna en qué hacer, él siempre le escuchaba y le daba consejos, él le ayudaba a crecer como mejor persona. Él quien siempre le enseño que un hombre debía de siempre cuidar de su familia y ser respetuoso con los demás.
"Los hombres de verdad solo lloran en los momentos más importantes hijo, lo más importante y valioso de un hombre son sus lágrimas."
'Hermana' – pensar en ella, que, aunque pareciese que se llevaban mal, en realidad se amaban y se cuidaban las espaldas, siendo los mejores amigos, pues confiaban plenamente el uno al otro, y ella siempre estaba dispuesta a escuchar sus problemas y guardaba sus más grandes secretos.
"No te preocupes, ya verás que en unos años crecerás, y no habrá chica que se resista a tú sonrisa."
'Os extraño demasiado.' Pensar en ellos lo mataba, pero al mismo tiempo le mantenía cuerdo, aunque le era muy doloroso, pues siempre que pensaba en ellos, su mente revivía aquellos últimos momentos, aquel fatídico día que lo cambio todo.
Él apenas tenía doce años, era la etapa en su vida en la que debería estar feliz, disfrutando de los momentos junto a su familia, de pasar el tiempo jugando con sus amigos, y preocuparse de cosas absurdas como en como declarársele con éxito a su crush, y aun así, helo aquí, en medio de una oscuridad en donde solo podía pensar, en donde no podía ver, saborear, oír, oler o sentir nada, sin saber sí se encontraba muerto, o sí seguía vivo.
En este lugar, él pasaba la mayor parte del tiempo pensando en su familia, en sus amigos, en su hogar, y, sobre todo, en aquel día y en el ¿Por qué? – '¿Por qué yo? ¿Por qué mi familia? ¿Por qué ese día? ¿Por qué tuvo que suceder eso? ¡Maldición! ¡¿Por qué?!' – Luciel no tenía idea alguna del porque sucedió lo que paso en aquel día, porque no se les advirtió de lo que sucedería. – '¿Por qué no puedo simplemente… olvidar?'
'Mama' – pero, él no podía evitar pensar en ellos, en especial en poder aferrarse a aquellas bellas memorias, en los buenos momentos que paso junto a su familia, y, aunque al pensar también en eso le dolía mucho, solo así podía calmarse y no volverse loco, no hundirse en la locura y la depresión, no dejarse morir por el pasar del tiempo, a pesar de la soledad, al recordarlos, él ya no se sentía tan solo, en recordar sus rostros, sus sonrisas, sus voces, sus muecas, sus enfados, sus risas, la alegría, la calidez, y el amor, él quería aferrarse a esos pensamientos, él en su mente (y pensando que de igual manera en su corazón) no está solo, siempre y cuando siguiera recordando y pensando en ellos.
'Papa.' – a pesar de que de repente surgían ese recuerdo en específico, aquellos momentos finales, él trataba con fuerza en solo pensar y recordar en aquellos bellos momentos, en los momentos más felices y alegres de su vida, en esos momentos en cuando él estaba junto a ellos, en los momentos en donde él se sentía seguro, feliz, amado e importante, en esos momentos que marcaron su niñez, en esos momentos que ahora valen todo para él, en esos momentos en los que él quisiera volver a experimentar, en esos momentos en donde todo era perfecto para él.
'Hermana.' – sí, esos momentos, que anteriormente a todo esto, él realmente no valoraba mucho, pero que ahora lo son todo para él, esos momentos en que su madre le sonreía al bajar a desayunar, esos momentos en que su padre jugaba con él en el patio, esos momentos al atardecer cuando él charlaba con su hermana sobre lo que había ocurrido en el día, esos momentos cuando sus padres le deseaban buenas noches, esos momentos cuando su hermana le daba un beso en la frente justo antes de que él se durmiera, esos momentos, en donde estaban ellos, y al pensar en eso… le dolía.
'Os extraño.' – pues, al pensar en esos momentos, él deseaba poder regresar, poder abrazarlos, poder sentir la calidez de sus cuerpos, oír sus voces, ver sus rostros, nada más era importante para él que poder estar junto a ellos, pero, lastimosamente, eso no sucedería, él se encontraba en este lugar, solo, y en el cual solo era capaz de pensar, solo podía recordar esos momentos, solo podía intentar borrar, desechar, olvidar aquel fatídico día, y aun así, era lo más gravado en su mente, esos últimos momentos.
Él no logró pensar o recordar nada en ese momento, solo pudo ver con agonía e impotencia a sus seres queridos ser devorados por las llamas, y ahora se lamentaba y arrepentía de no poder haber estado junto a ellos, de abrazarles, de decirles que sin importar que, él realmente los amaba.
Su madre – 'Mama, gracias por todo, gracias por aguantar mis berrinches, gracias por apoyarme siempre, gracias por estar allí para abrazarme cuando este triste, gracias por ser mi fuente de fortaleza, por ser mi heroína que es capaz de hacer lo que sea por mí, gracias por darme la vida y por amarme tanto.'
Su padre – 'Papa, gracias por criarme, por enseñarme a ser una mejor persona, por enseñarme la diversión de los pequeños momentos, por enseñarme a que hay más en la vida que el dinero, por defenderme, por tenerme paciencia y por mostrarme que hay más de una opción al momento de solucionar algún problema, gracias por ser parte de mi vida y por amarme tanto.'
Su hermana – 'Hermana, gracias por siempre escucharme, sin importar la hora o el día, por otorgarme tú tiempo, por guardar mis secretos y otorgarme tú sabiduría, por enseñarme a tener más confianza en mí mismo, por ser mi mejor amiga, por cuidarme y confiar en mí, gracias por estar allí siempre y por amarme tanto.'
Sí, él extrañaba a su familia – 'Por favor… solo deseo volverlos a ver… solo deseo que esto sea solo una horrible pesadilla, y poder despertarme, verlos, abrazarlos, decirles cuando los amo, y poder realizar nuestro viaje, y contarles lo mucho que sufrí y aprendí por esta maldita pesadilla, de enseñarles que he cambiado, demostrarles yo ahora mi total amor y apoyo, ser capaz de ser un mejor hijo y hermano, sí… ojala esto solo fuera una maldita pesadilla, y que al despertarme, ustedes, estén vivos, y esperándome con una sonrisa en sus rostros…'
Pero, eso era imposible, o eso pensaba él, después de todo, era imposible que él pudiera tener una pesadilla de esta magnitud, su familia y él debieron de haber muerto en aquel fatídico día, y él debía de estar en una especie de limbo, en el más allá, o tal vez este sitio sea su infierno, un sitio donde solo le depara la locura y el sufrimiento… O… tal vez no.
A veces, muy pocas veces en la vida suelen suceder milagros, milagros que lo cambian todo, hasta el destino de las personas.
'¿Eh?' – de pronto, una enorme luz blanca apareció, cubriendo una vez más a Luciel. – '¿Qué sucede?' – pensó él mientras volvía a perder el conocimiento.
Era el momento, para que una nueva etapa en la vida de Luciel diera comienzo, un nuevo comienzo en donde a él y a muchos otros les esperaba.
'Solo deseo volver a verlos una vez más.' – ese, ese fue el último pensamiento de Luciel en aquel sitio, y una vez la Luz que cubría a Luciel desapareció, ese lugar volvió a ser un sintió oscuro, pero, esta vez el joven ya no se encontraba allí.