En el año 1120 D.C, el mundo estaba sumido en el caos. Los demonios habían aparecido de la nada, y destruyeron todo, no tenían un motivo aparente para hacer semejante atrocidad, lo hacían porque les divertía.

Asesinar, torturar, mutilar..., esas eran unas de las actividades que disfrutaban haciendo.

Nadie sabía de donde habían salido, todos aquellos seres... con cuerpos humanos, la fuerza de mil caballos, la velocidad de cien tigres y se dice que algunos poseían habilidades especiales, pero eso es un mito, o al menos nunca se ha podido demostrar nada.

Un grupo de valientes guerreros se juntaron para ponerle fin a la pesadilla. Equipados con armaduras y armados con espadas y lanzas, capturaron un demonio carroñero que estaba vagando por un prado lleno de cadáveres.

Pudieron capturar al demonio gracias a las jerarquías, un demonio carroñero es el tipo menos peligroso de demonio, y suelen esperar a que la batalla termine para no tener que enfrentarse directamente a nadie.

Tras incesantes semanas probando armas contra el, se dieron cuenta de la verdad, una verdad que les aterró por completo, los demonios no pueden ser dañados por nada, o al menos nada conocido.

Dado el poco éxito de la misión, todos perdieron la esperanza, pero uno de los guerreros descubrió algo en el pecho del demonio, una cicatriz.

Atormentaron al demonio con amenazas y trucos aprendidos en otras batallas, pero no consiguieron que dijese ni una sola palabra.

Dada la improbabilidad de descubrir algo, decidieron soltarlo y seguirlo desde lejos para aprender sus movimientos, pero sería muy obvio que todos fuesen y serían descubiertos al instante, por lo que solo fue uno.

El joven guerrero que lo siguió, estuvo días recorriendo diferentes zonas sin descanso, y descubrió que los demonios tienen mucha resistencia, mas de la que creían.

El ritmo del demonio comenzó a disminuir al llegar a una cueva.

El joven guerrero, llamado Hugo, entró y tras seguir un túnel llegó a una sala, el demonio había desaparecido. La sala contenía unos metales extraños, una pared estaba repleta de ellos y justo en el centro, una brecha que desprendía mucho calor.

Sin pensárselo, Hugo entró, y descubrió lo que apodarían como el purgatorio, pero dicha tierra desconocida estaba vacía, había estructuras, pero sin nadie dentro, de ahí es de donde salieron los demonios.

Al bajar la vista, Hugo se dio cuenta de que el suelo no era plano, tenía pequeños picos y parecían del mismo material que el metal encontrado en la sala, pero este tenía algo especial, estaba cubierto de algo viscoso, un líquido negro y restos de lo que parecía ser piel, una piel rojiza, igual que la que tenía el demonio carroñero que habían capturado.

Se quedó un tiempo para explorar la zona, y encontró al demonio, quien se le abalanzó para intentar alimentarse.

En un intento por liberarse del demonio, Hugo lo lanzó con todas sus fuerzas contra una pared de madera, la cual cedió y cedió una parte del techo, cayendo sobre el demonio y terminando con su vida.

Fuere lo que fuere ese metal extraño, había atravesado por completo la carne del demonio, y así era, su única debilidad.

Tras ese increíble hallazgo, Hugo salió del purgatorio para contarles lo que había sucedido, y se llevó consigo un pequeño fragmento del desconocido metal que había en la sala.

Al contar y aclarar lo sucedido, forjaron una espada con ese nuevo metal y decidieron probarlo en batalla con algo mas grande que un demonio carroñero.

Hugo, quien blandía la espada, se plantó en frente del demonio, quien rio al ver sus agallas sin tener ni idea de lo que estaba apunto de suceder.

De un pequeño corte en la garganta, Hugo fue capaz de rebanar por completo la cabeza del demonio, dejando así, su cuerpo sin vida en el suelo. La adrenalina corría por sus venas, cogió la cabeza del demonio con una mano, y su espada con la otra, comenzó a desgarrar la piel y los músculos faciales hasta que se quedó con el cráneo expuesto en su mano, el cual guardó en una tela y se llevó consigo.

Dado el éxito, los guerreros fueron a por mucho mas metal, forjaron nuevas armaduras y nuevas armas con el, escudos, martillos, lanzas, hachas, espadas, alabardas, tridentes.... La esperanza volvió a los corazones de los guerreros, quienes cambiaron su nombre, de ahora en adelante, se llamarían los templarios.

Consiguieron cientos de aliados, y les dieron las armas y armaduras para poder batallar a su lado.

Hugo fue nombrado líder de los templarios, quien había forjado su propio casco a partir del cráneo del primer demonio caído por un humano, y su espada a partir de su columna vertebral y el nuevo metal fundido.

La batalla duró días, muchos guerreros cayeron, pero cayeron aun más demonios, quienes no se esperaban la gravedad de la situación.

Forzados a rendirse, fueron desterrados al purgatorio del que habían salido. Los templarios sellaron ellos mismos la brecha con el nuevo metal, al que apodaron como "Metal templario".

La orden de los templarios no se separó, ya que de vez en cuando, algún que otro demonio escondido salía de su escondite para hacer de las suyas, ya que solo los demonios restantes de la batalla fueron desterrados.

El resto de demonios permanecieron escondidos mucho tiempo, aunque de vez en cuando tenían que salir para alimentarse.