Los templarios no pararon de dar caza a los demonios, y hasta incluso cazaban a los que no habían hecho nada malo, lo que terminó proporcionándoles un odio sin igual hacia los demonios.
Uno de los demonios pilló por sorpresa a los templarios cuando se presentó en frente de ellos para explicar lo que había sucedido.
Hugo, quien parecía el último templario que no había sido consumido por la ira y el odio, aceptó su petición y lo escuchó.
El demonio confesó que ellos reinaban las tierras mucho antes de que cualquier persona hubiese nacido y cuando los primeros humanos nacieron, no fue gran problema coexistir, eran razas distintas en el mismo lugar, pero pronto, la cantidad de personas empezó a crecer exponencialmente dada su habilidad de reproducción, algo que los demonios no tienen.
Los rumores de que los demonios eran unos asesinos empezaron a expandirse, aunque era mentira, pero dada la situación, el líder original de los humanos en aquel entonces, hizo un trato con ellos, les proporcionaría una cueva inmensa entera para ellos, dotada con todos los lujos que pudiesen imaginar, pero tenían que quedarse ahí, aun así habría comunicación entre razas y parecía ser temporal, por lo que los demonios entraron por su propio pie. Todo iba bien hasta que el líder murió, y su hija heredó su poder, con el odio acumulado desde hacía décadas, mandó encerrar a los demonios para siempre.
Aunque no sabía que la cueva se convertiría en sus tumbas, ya que al parecer, estaba hecha con el único material que podía hacerles daño.
Con el paso de los milenios, los demonios odiaban cada vez mas a los humanos por haberlos encerrado, hasta que un día una brecha se abrió en la cueva, y desataron su ira.
Pero no todos los demonios eran malos, algunos solo querían vivir como antes, por eso muchos de ellos salieron y se escondieron en lugar de luchar.
Hugo comprendió lo que aquel demonio le estaba contando y sintió lástima por los demonios inocentes, por lo que firmó un tratado de paz con los demonios que quedaban en esas tierras y se deshizo de todo el metal templario, así como todas las reservas.
Nadie quería ese tratado y lo único que hizo fue separar a la gente en dos grupos, los que estaban dispuestos a perdonar a los demonios y a convivir con ellos, y los que no.
Pero todo cambió con la muerte de Hugo, el líder templario murió a causa de su avanzada edad.
Robert, obtuvo el mando, pero el no era un líder cualquiera, el fue criado con las historias de los demonios, y de como torturaron a su familia en la primera batalla.
Los pactos se rompieron y empezaron a dar caza al resto de demonios, uno a uno, hasta que ya no quedaba ninguno mas, sin darse cuenta de que la cabeza de Robert había sido corrompida por sus mejores amigos, se volvió inestable, inseguro y empezó a mandar ataques contra aldeas, pueblos y ciudades inocentes con la esperanza de terminar con una amenaza inexistente.
Cientos, incluso miles de personas pagaron el precio de un líder loco y muchos templarios se dieron cuenta de ello, si esos seres morían con las armas que tenían disponibles, estaban matando personas inocentes y no demonios. Eso causó la marcha de muchos miembros templarios, aunque no paró a Robert, quien seguía dando ordenes de exterminar todo ser vivo.