Chereads / Tengoku e no Hangyaku - Rebelión contra el Cielo / Chapter 10 - Rebelión contra el Cielo - Part 10

Chapter 10 - Rebelión contra el Cielo - Part 10

Capítulo 10: La Traición y la Agonía

La tierra temblaba con cada golpe. El cielo se tornó carmesí mientras la Bestia y Ryuusei, ensangrentado y con la respiración agitada, esquivaba las garras de la Bestia con movimientos rápidos. Sus compañeros, Aiko, Daichi, Kenta y Haru, se mantenían cerca, preparados para intervenir si era necesario.Su martillo crujió contra el torso de la criatura, pero esta solo gruñó y se lanzó de nuevo al ataque.

La Bestia, una aberración de dientes y garras afiladas, rugió con una furia primigenia. Su tamaño eclipsaba a Ryuusei, pero este no retrocedió. Con un movimiento rápido, se teletransportó sobre la criatura, sus martillos descendiendo con fuerza brutal.

Aiko, con el miedo reflejado en sus ojos, sacó un cuchillo corto y corrió entre las rocas para atacar desde un ángulo ciego. Daichi, en completo silencio, analizaba la pelea con la mirada sombría. Kenta, a pesar de su actitud despreocupada, estaba tenso, listo para moverse. Haru observaba con precisión, buscando una oportunidad para intervenir.

—¡Ryuusei, a tu izquierda! —gritó Haru.

Ryuusei apenas logró reaccionar cuando la Bestia giró sobre sí misma, sus garras silbando en el aire. Saltó hacia atrás y aterrizó mal, cayendo sobre una rodilla. La Bestia no le dio respiro y se abalanzó sobre él.

Daichi, veloz como una sombra, se deslizó detrás de la criatura y clavó su espada en una de sus patas traseras. La Bestia rugió de dolor y pateó con brutalidad, enviando a Daichi volando contra una roca.

—¡Daichi! —exclamó Aiko, corriendo hacia él.

Kenta y Haru aprovecharon el momento de distracción para lanzarse al ataque. Kenta rodó por el suelo y apuñaló la pierna de la Bestia, mientras Haru le cortó el costado con precisión quirúrgica.

Varios jugadores estaban viendo desde lejos como este grupo de 5 personas le estaban dando pelea, y además estaban aprovechando las heridas que el Heraldo le había hecho a la bestia.

—¡Sigue atacando, Ryuusei! —gritó Kenta.

Ryuusei se levantó con los músculos ardiendo y tomó con firmeza sus martillos. Con un rugido, corrió hacia la Bestia y saltó, girando en el aire. Su martillo descendió con una fuerza brutal, impactando el cráneo de la Bestia con un estruendo ensordecedor. Un chorro de sangre oscura brotó de la criatura.

¡Ya falta poco! —gritó dijo Haru.

Ryuusei quiso repetir la hazaña otra vez, pero esta vez con más impulso así que puso aprueba una teoría suya con sus dagas de teletransportación, puso una daga en el suelo la clavo al costado de los pies de Aiko ya que esta estaba lejos del combate, y la otra daga la llevo en la mano derecha.

Se dijo así mismo:

-Si lanzo esta daga con fuerza llegará a lo alto de la cabeza de la Bestia, lo golpeare fuerte con mis dos martillos, así este morirá supongo, y justo cuando la Bestia este por caerse agarrare otra vez la daga que tenía en mi mano derecha y si todo esto es cierto me lograre teletransportar al costado de Aiko-.

Pongámoslo a prueba – Dijo Ryuusei

Y hizo justo lo que había planeado en su cabeza, clavo la daga al costado de los pies de Aiko, la niña parecía confusa, pero confía en Ryuusei tenía un plan, y con toda su fuerza lanzo la otra daga.

—Que carajo, estoy sintiendo que una fuerza me está jalando- Dijo este sorprendido.

Y este cayó encima de la Bestia y procedió a darle con todas sus fuerzas golpeandolo con sus martillos de guerra a la bestia.

Fue tanta su fuerza centrada en el odio a esta criatura que los golpes hicieron que los ojos de Bestia salieron de golpe con harta sangre, y para el golpe final sacó la espada que había tomado del Heraldo, clavándola en el cráneo.

¡Muereeeeeeeere maldita criatura ¡

Y la Bestia cayo, antes de que la bestia se tumbara Ryuusei hizo un movimiento extraño con sus manos y este sintió una fuerza que lo jalaba hacia la otra daga que había dejado, y apareció al costado de Aiko

"Al parecer las dagas responden automáticamente hacia dónde y que momento moverme cada vez que uso una daga"- Murmuro Ryuusei

LO LOGRASTE RYUUSEI VENCISTE A LA BESTIA – exagero Aiko

De repente Ryuusei sintió un horrible dolor en la espalda como si estuviera rota.

Un latigazo de dolor atravesó su espalda. Fue como si mil cuchillas ardientes se clavaran en su columna al mismo tiempo. Ryuusei cayó de rodillas, sus manos temblorosas apenas sosteniéndolo en pie.

—¡AAAAAAAAAHHHHH! ¡MI ESPALDA! ¡MI MALDITA ESPALDA!

¡MI ESPAAALDA ¡

¡MI ESPAAALDA ¡

¡MI ESPAAALDA ¡

El aire se volvió denso, su visión se nubló por un instante. Intentó moverse, pero el más mínimo gesto hacía que su cuerpo entero se estremeciera de agonía.

—¡NO... NO PUEDE SER! ¡NOOO! ¡NO PUEDO... NO PUEDO MOVERME BIEN!

Su respiración se volvió errática. Sentía los latidos de su corazón en su nuca, la adrenalina comenzando a disiparse, dejando el verdadero horror al descubierto.

—¡MALDICIÓN! ¡¿ASÍ SE SIENTE?! ¡ES COMO SI ME HUBIERAN PARTIDO EN DOS!

Cada intento de incorporarse era un tormento. Sus uñas se clavaron en la tierra mientras apretaba los dientes con furia.

—¡NO VOY A CAER AQUÍ! ¡NO VOY A...!

Pero otro espasmo le cortó el aliento. Un grito de puro sufrimiento desgarró el campo de batalla.

Entonces, una carcajada resonó en el aire.

Desde su trono de huesos, Muerte aplaudió lentamente, con una sonrisa de diversión.

—No está mal —dijo—, pero ya me aburrí. Vamos a hacer esto más interesante.

El suelo comenzó a colapsar. Grietas se abrieron bajo sus pies y el caos se desató. A lo lejos, Heraldos Negros emergieron de las sombras, formando un camino de espadas y muerte.

—Solo hay una salida —anunció Muerte—. El que logre atravesar la meta que mis heraldos han creado… vivirá.