En los últimos diez años de nuestra vida, pudimos experimentar una infinidad de emociones, como aprobar nuestros primeros exámenes en la universidad, sacarnos el carné de conducir, morir en una explosión, hablar con un dios, reencarnar en otro mundo, ser atacados por mutantes, explorar minas, dominar el arte de las runas y de entre todas estas locuras y desafortunados momentos de mi vida. Esa sonrisa de Neo me sigue dando mala espina.
Antes de abandonar el bosque, una mañana estaba, en el laboratorio, estudiando las escamas carmesís de un oso nivel mayor, cuando Neo se asomó por la puerta con esa sonrisa que tantos problemas me causaba, la última vez que la vi me propuso dominar el arte de tallar runas.
●—Hunt me puedes ayudar a recordar una cosita—Dijo el cabrón con ese tonito.
■—Que "Cosita" no recuerda el gran genio de Neo—
●—¿Te acuerdas de que notas obtuvimos en termodinámica? —Esa pregunta me dio mala espina.
■—No—Le dije rápidamente para ponerme otra vez a trabajar.
●—¿Creo recordar que saque más nota que tú? pero mi memoria falla, me estoy haciendo mayor—
■—Como que sacas te más que yo si tu sacaste un 6.5 y yo un 9,5—Nada más acabé la frase, me di cuenta de mi error.
●—Bueeeeeno, Ya que sabes tanto de termo porque no diseñas una turbina de gas mágica—Dijo Neo con un tono burlesco.
Puede que sea un impertinente, pero no es tonto. Una noche cuando yo ya me había ido a dormir, uso el super ordenador para crear un programa mágico super optimizado, que nos permitía chatear. Podíamos mandar textos, audios y videos.
Por mensaje me mando un archivo cad con los planos de un motor a reactor. La parte que más me molesta de él, es saber que tenía algo entre manos mucho más complejo que un motor a reacción.
●—Por cierto, quiero que quepa en la palma de la mano—Dijo Neo asomando la cabeza por la puerta.
■—Lo va a hacer tú !madre¡—Le tiré la escama del oso y conseguí darle en la cabeza!
Usando un ciclo joule Brayton sin irreversibilidades, el ciclo se divide en cuatro etapas.
Etapa 1: Compresión.
Etapa 2: Combustión
Etapa 3: Expansión
Etapa 4: Refrigeración
Para lograr la compresión tenía que usar tecnología basada en Magiston. Para ello en una placa de Magiston artificial de 3cm de diámetro y 2mm de grosor. Intenté tallar la runa de absorción. Pero como el cristal era muy pequeño se rompía o fracturaba. El martillo y el cincel no eran lo suficientemente precisos y delicados para este trabajo.
Ese mismo día antes de comer le comenté a Neo que problema tenía. Se levantó de la mesa y se fue al taller. Por lo menos me dejó la comida echa. (Le tocaba a él cocinar)
Seguí experimentando con las escamas carmesís de los osos. Descubrí que son muy malas conductoras térmicas, son perfectas para crear aislantes térmicos, pueden aguantar casi 1500 K.
Casi corriendo y sin aliento llego Neo para interrumpir mi paz, me trajo una amoladora recta.
Lo que más me sorprendía es que lograra hacer una amoladora neumática inalámbrica. Le pedí que hiciera otra y me enseñara el proceso.
●—Para hacer una amoladora necesitamos un motor, eléctrico o neumático ¿no?, pero que pasa si usamos la magia.—
■—Claro, no necesitas de un compresor—
●—Solo necesito hacer varios tubos de aluminio… —
Neo usa un tubo de aluminio como carcasa. Con un pequeño cilindro estriado y unas chapas de acero, consigue hacer un motor neumático. Conectó una batería de Magiston a una placa de instrucciones mediante cable mágico y un cristal de Magiston como un mini compresor. Con las runas, logró absorber aire del ambiente y propulsarlo justo en las aspas del motor. Y como método de sujeción para las fresas, hizo una tuerca en el torno. También hizo un juego de fresas de polvo de diamantes. Para poder tallar en el Magiston artificial.
Para ser franco su creatividad a la hora de usar las runas no tenía limite. Además, el talento que tenía para tallar las runas en cristales pequeños era envidiable.
(En lo más profundo de la mina encontramos pequeñas trazas de bauxita. Aunque no es mucho tenemos unos 300 kilogramos de aluminio, 5 lingotes de oro y 3 de plata, 2 de cobre y varias toneladas de acero, aunque podíamos tener más acero, nos limita la producción de carbón vegetal. Otros materiales como el diamante o el corindón los conseguimos en la sala de los mineros tras la trampa de fuego. Pese a todas las dificultades conseguimos tener un buen alijo de materiales.)
Pese a que también conseguí crear un compresor, no podía acabar la cámara de combustión, probé con todo tipo de runas y configuraciones, pero siempre que intentaba encender la cámara el cristal explotaba. Neo me propuso la idea de usar aleaciones o superaleaciones, pero no teníamos un material que aguantara esas presiones y temperaturas en tan poco espacio.
El proyecto se quedó en pendiente para el futuro.
Poco después Neo me conto que quería hacer un artilugio que le permitiera volar, y que mientras yo estaba diseñando el reactor, el escribió el código de un programa que nos mantenía estables en el aire y que nos ayudaba a movernos.
■—Recuerda que no estamos en la tierra, aquí existe la magia—
●—Pero nuestra magia no me hará volar—
■—O si, tu dame un rato—
Durante la última semana que estuvimos en el bosque me dediqué a crear un programa mágico super optimizado, mientras que Neo realizaba los preparativos para irnos.
Cuando nosotros usamos la magia desaprovechamos mucho maná ya que nos somos capaces de medir cuanto maná gastamos. O cuanto mana usamos para crear geometrías de eterana. La mejor solución es dejar que el superordenador controle minuciosamente el maná.
Al inicio de esta aventura tenía la habilidad cálculo que funcionaba por sí sola, como la respiración diafragmática. O el parpadeo de los ojos. Aunque estemos respirando y parpadeando no nos damos cuenta ya que lo hacemos sin ser conscientes. Si pensaba en una cuenta obtenía el resultado en milisegundos.
Con un poco de paciencia y práctica, logre programar un código que replica de manera exacta una bola de fuego. Una pequeña esfera, como una canica. Esta pequeña esferita era capaz de competir con cualquiera de las
La última parte y más difícil era conseguir activar el programa mágico super optimizado o como dice Neo, que lo llame, superconjuros.
Tarde unas horas, pero con solo pulsar un botón de la pantalla del superordenador aparecía una <Mini bola de fuego>. Por último, solo tenía que colocar este superconjuro en un acceso rápido de mi Hub.
Posteriormente, me dediqué a crear una nueva función mágica como parte de un programa mágico súper optimizado, diseñado para permitir el vuelo. Esta función debía ser complementaria al programa de movimiento basado en cristales que desarrolló Neo.
Mi primer paso fue generar una capa de eterana alrededor del usuario. Sin embargo, definir una "ropa de eterana o armadura" que cubriera perfectamente el cuerpo resultaba demasiado costosa, gastaba mucho maná, aunque no es la forma más eficiente use una esfera de eterana que rodeara al usuario.
Para controlar el sistema, tallé siete plaquitas rúnicas, una para cada grado de libertad del movimiento (adelante-atrás, izquierda-derecha, arriba-abajo, y las tres rotaciones). Tras unas tres horas de trabajo, logré diseñar un accesorio que se colocaba en la nuca, el cual contenía los siguientes componentes:
-- 6 cristales de Magiston:
--- 3 para los desplazamientos lineales (x, y, z).
--- 3 para las rotaciones (roll, pitch, yaw).
-- 1 cristal adicional, central más grande: Funciona como batería de maná de emergencia, en caso de que la reserva interna se agote.
El programa mágico de Neo se encargaba de la gestión del vuelo, funcionando de la siguiente manera:
1️. El sistema detectaba cambios en el volumen de maná dentro de cada cristal.
2️. Si el volumen de maná aumentaba o disminuía, se generaba un impulso en la dirección correspondiente.
3️. El programa mágico supervisaba constantemente los ajustes, asegurando que los movimientos fueran fluidos y estables.
La esfera de eterana actuaba como una estructura compleja, dentro de la cual se controlaban las corrientes de aire. La esfera absorbía aire por unos tubos superiores y lo expulsaba por los inferiores y laterales para mantener el vuelo y estabilizar al usuario. Los ajustes eran completamente automáticos, gracias a la habilidad de Superordenador, que regulaba la distribución de aire como si fuera un sistema nervioso autónomo.
Este sistema de vuelo, aunque no era el más eficiente, nos permitía movernos con precisión y mantener el equilibrio sin esfuerzo.
Un día, coloqué el artefacto en la nuca de Neo y le enseñé cómo usar el programa mágico súper optimizado, <Volar>. La emoción en su rostro era evidente, sus ojos brillaban con la intensidad de alguien que estaba a punto de romper sus límites.
(El consumo de maná no es lineal", le expliqué a Neo mientras ajustaba los parámetros del programa. "De hecho, sigue esta ecuación: Velocidad (km/h) = 145 × ln(x) + 80 o Punto de mana (MP) = e^( (V-80)/145 ) · 100 . Lo que significa que, si aumentamos el consumo de maná, la velocidad no sube proporcionalmente, sino que se estabiliza en cierto punto.")
Su talento era innegable. Mientras que a mí me tomó tres horas dominar el vuelo, Neo logró levitar en solo 45 minutos. Aun así, no se apresuró a surcar los cielos. Supongo que no quería ser el primero en hacerlo. Decía que teníamos que volar juntos.
El programa <Volar> regulaba la energía de manera eficiente. A 280 km/h, nuestra velocidad máxima, consumía 6.62 puntos de maná por minuto (400 puntos de maná por hora), lo que nos daba exactamente 1 hora de autonomía y un rango de 280 km.
Si bajábamos la velocidad, el consumo de maná también disminuía, lo que significaba que podíamos volar por más tiempo y recorrer distancias mayores. Por ejemplo, a 180 km/h, el consumo era de casi 199.3 MP/h ~ 200 MP/h, lo que nos permitía volar durante aproximadamente 2 horas y recorrer hasta 360 km antes de quedarnos sin maná.
Por más que optimizáramos el sistema, era imposible superar los 300 km/h. A esa velocidad, la armadura de eterana alcanzaba su límite estructural, y el flujo de aire dentro del sistema dejaba de ser eficiente. Los micro propulsores no podían compensar la turbulencia, lo que generaba inestabilidad extrema.
Por ahora, 280 km/h era nuestra velocidad óptima: cualquier intento de ir más rápido nos acercaba peligrosamente al límite de la eficiencia y el control.
Antes de partir, recogí las medallas de los caballeros caídos y observamos la mini villa que habíamos construido. Aunque casi no pasábamos tiempo en la cabaña, seguía siendo nuestro primer hogar. No queríamos que nadie lo destruyera, así que creamos una colina sobre todo el lugar, ocultándolo del mundo. También sellamos la entrada de la mina, asegurándonos de que ningún rastro de nuestra presencia quedara expuesto.
Por última vez, leí el rezo funerario para los caballeros y los mineros. Luego, sin mirar atrás, activamos <Volar> y salimos de ese maldito bosque.