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Chapter 7 - Capitulo 6: Un camino poco amistoso

La casa de seguridad era una mansión construida en secreto por la familia Lybe luego de tomar el poder, solo unos pocos dentro de la familia conocían de su existencia y a los obreros encargado de dar mantenimiento a dicha mansión se le bloquean los recuerdos luego de terminar su labor, así que no recuerdan la existencia de la casa de seguridad, para llegar se necesita atravesar por el bosque y para que los carruajes pasen es necesario despejar el camino sin lastimar las plantas, si las plantas son cortadas el camino no se revelara.

La mansión tiene dos niveles, se necesitó cinco tareas de tierras para construir dicha casa, tomando patrones del bosque para que se mantenga oculta entre los árboles y que no sea más alta que los árboles.

A dicho lugar había ordenado Danqer que sea llevada su familia, madre, hermanos, hijos y sobrinos. Un miedo interno le comenzó a afectar luego de su conversación con Kainabur y quería ocultar a sus familiares de él.

—Todo está listo zenior.

Rayzar había mandado a preparar suficientes carruajes para que cada familia pudiera desplazarse cómodamente en el largo camino y suficientes caballos para que la guardia no se canse en caso de que sea necesario combatir.

Aunque en un inicio había elegido sesenta militantes al final el número total fue setenta y cinco ya que Rayzar considero importante unir a al grupo de escolta cinco captadores y diez médicos, como era de esperar todos con la capacidad de luchar si era necesario, el trabajo de los captadores sería detectar cualquier componente hostil que pueda ver cerca, principalmente magia, aunque el problema estaba si podrían detectarlo justo a tiempo ya que existía la posibilidad de que los componentes hostiles estuvieran fuera del rango de los captadores.

Dentro del castillo estaban muy asustado ya que la decisión de desplazar a la familia a otra ubicación era algo muy repentino y radical, se comenzaban a preguntar que peligro asechaba a la familia real, dentro de unos pocos años la familia real había sufrido bastante y comenzaban a pensar que las generaciones de reyes actuales eran encantadores de males para el reino y solo estaban atrayendo peligros.

Unos quince carruajes estaban listos para salir, en diez estaban las familias reales y en los otros cinco se encontraban los sirvientes, todos los carruajes exceptuando el carruaje de Xarel poseía una magia de ceguera o confusión que le impediría ver el camino cuando llegarán a cierta zona, como era de esperarse tenían desconocimiento de ello.

—Esten alerta, no sé qué está pasando, pero Danqer nunca mandaría su familia lejos y menos en un momento como este, su esposa vendría siendo su consejera después de mi claro está, Xarel, Linfa, no peguen un ojo. —Rayzar se despidió de su familia y ordeno a la caravana que marchara a su destino. —No quiero seguridad máxima y cero bajas —Grito a la guardia.

El grupo grito en un tono de afirmación y comenzó a moverse.

La distancia era por lo menos de ciento cincuenta kilómetros, sin detenerse le tomaría por lo menos un día y seis horas recorrer todo el camino, el problema consistía en que los caballos necesitaban descansar, forzarlos con magia posiblemente los mataría y el problema podría ser mayor, por ende, debían detenerse por lo menos cada ocho horas por unas 3 horas para descansar y comer lo que lo retrasaría por nueve horas.

—¿Mami, ya habías ido antes a la gran mansión? —preguntaba Zaykar a Xarel, "gran mansión" era el nombre clave utilizado para referirse a la casa de seguridad, habían construido una pequeña mansión a una distancia parecida y había que seguir el mismo camino, a diferencia que no había que cruzar el bosque, pero dicha mansión por razones obvia no era muy concurrida y otros ni la visitaban.

—Nunca he ido, será una sorpresa para ambas —Zaykar se encontraba emocionado por el viaje, aparte del castillo y la ciudadela, no conocía nada más, a diferencia de años anteriores que los príncipes de su edad asistían a banquetes a otros países, por los estragos ocurridos en los últimos años Zaykar no había podido salir y solo se había estado concentrado en mantener el reino en pie.

La caravana se detuvo a descasar sin alejarse del camino, si alguien tenía que pasar con un carruaje o caballos había espacio suficiente, los que dirigían la caravana pensaron quera más eficaz descansar manteniendo la formación que alejarse del camino para formar un campamento, de todas formas no se detendrían a dormir, los militantes dieron de beber y comer a los caballos, quien quisiera bajar a estirar las piernas podría hacerlo y aunque algunos lo hicieron, Zaykar y Zea incluidos bajo la vigilancia estricta de Linfa, hubieron quienes eran demasiados limpios para pisar el polvoso camino.

Los captadores estaban repartidos por todo el largo de la caravana como soldados comunes, igual los médicos, los captadores estaban todo el tiempo alerta en algunos casos esforzándose para crear una red más amplia, pero eso solo duraba unos pocos minutos ya que los agotaba bastante.

—Saeta a 120 grado desde el este —grito un captador utilizando una magia utilizada para que solo las personas designadas pudieran escucharlo, las personas ubicadas en esa posición detuvieron el ataque enemigo, si el captador no hubiera avisado con tiempo posiblemente el militante en esa posición hubiera muerto.

—Creen una formación octagonal centrada en los laterales y prepárense para avanzar —ordenaron lo captadores y los lideres dieron el visto bueno, la contracción en los laterales desplazaba todo el equipo militar a los laterales dejando de cierta manera el frente y retaguardia desprotegido o con menos seguridad.

La lluvia de saetas no tardó en llegar desde ambos flancos, la detección de los captadores había dado fruto y estuvieron preparados para tal a ataque, la caravana cubierta por un campo de fuerza dejo el lugar antes de la hora programada para huir de los atacantes la prioridad era llegar a la gran mansión, pero pareciera que los vigías enemigos estuvieran distribuido por todo el camino, las saetas no dejaban de chocar contra el campo de fuerza y la presión ejercida era cada vez mayor, pareciera que ya no eran ataques de saetas normales y si las cosas continuaban así, el campo no resistiría hasta la siguiente salida.

—Refuercen el campo —grito un captador a la vez que salía un grupo de tiradores y al unísono soltaban sus saetas sobre el campo de fuerza, dichas saetas fueron tan potentes que desequilibraron la formación y algunos cayeron desmallados, cuando los militantes recuperaron la compostura ya se encontraban rodeados siendo forzados a detenerse, los captadores no detectaron a tiempos a estos nuevos tiradores con una fuerza de fuego mayor y el campo no fue reforzado a tiempo.

—Encuentren al príncipe y terminemos esto de una vez por todas —Se escucho decir a una voz ronca, por la manera autoritaria de hablar se podía deducir que era el líder de esos bandoleros, los militantes ya tenían su posición defensiva y no permitían que se acerquen a los carruajes, ellos no podían saber en cual iba su objetivo, podía estar en cualquiera, nadie fuera de la formación construida por los militares podía distinguir nada detrás de ellos, ni siquiera en el frente y retaguardia.

Los hostiles atacaron a los militantes sin dudarlo, al frente estaban la división real y los halo a una distancia prudente de los carruajes reales, ellos no podían saber a cuáles de los príncipes buscaban.

En aquel tiempo existía una creencia popular "Nadie más que la milicia posee un poderoso poder de ataque", si alguien se encontraba con alguien con buenas habilidades de combates se pensaba que era militar o hijo de militar porque solo ellos tenían los recursos para preparar de esa manera.

—Esto es una declaración de guerra —dijo un captador al grupo a lo que respondieron de manera afirmativa mientras un grupo de los militantes tomaba una posición ofensiva, por más de dos minutos no hubo conversación, solo batalla, los únicos sonidos que se escuchaban eran de golpes y quejidos controlados, sin gritos de batallas, solo batallas, no se escuchaban ordenes, las ordenes eran reservadas para cada bando, ninguno sabía que planeaba el otro y era una incertidumbre para ambos lados, pero bando de Aqare, empezaba a retroceder.

Una de las más notables desventajas que tenía el bando de Aqare era la distancia, fueron acorralados por distribuidores de daño mientras a la distancia eran asediados por tiradores, habían abierto una brecha y habían derribados a bastantes tiradores y distribuidores, pero, aun así, la formación se estaba debilitando y se hacía cada vez más atenuante mantener la ofensiva y defensiva, ya había bastante cadáveres de ambos bandos y más del bando de Aqare.

El fuego de parte de los tiradores seso, Aqare había derribado a la mayoría y de los distribuidore solo quedaban unos pocos, aun así, las perdidas eran notables y no solo soldados había caído ya que los carruajes estaban desprotegidos.

Un hombre sonrió al ver desastre, no le importo que tantos de su grupo hayan caído, solo veía más oportunidades para cumplir su misión.

—Te encontré…

En el paso del camino real, qué cruzaba por diversos pueblos del reino, en la desviación del camino oculto qué llevaba a la residencia secreta de la familia real yacían en el suelo los cuerpos de los soldados escoltas, en su gran mayoría heridos de muerte. La sangre brotaba coloreando de rojo carmesí el camino.

Solo tenían que entrar, pero no lo harían frente a los enemigos.

Un hombre vestido de ropa de color verde con algunos tonos de marrón, ropa utilizada para camuflarse, reía, tan fuerte que podía escucharse a unas pocas leguas del lugar. Lo hacía porque se sentía seguro, todos los soldados de escoltas estaban muertos y solo faltaba matar a indefenso niño de siete años o eso creía.

—No tienes madera para ser rey, no te queda el ser príncipe, mucho menos rey, eres un desperdicio.

En los ojos de Zaykar se podía percibir una leve rabia a causa de la palabra de aquel individuo, mezclada con desprecio y repugnancia, sus labios se torcieron ligeramente observando a aquel hombre, no pronuncio palabra. 

—Que vas a hacer su majestad, Organizara mi decapitación.

Aquella persona aun solo se burlaba del pequeño príncipe qué con impotencia solo podía ver, qué por confianza alargaba su asesinato.

Dos bandos, solo unos pocos de pie y una completa derrota para el reino Aqare.

—Tal vez debería —Respondió Zaykar armándose de valor —. Pero como veras que puede hacer este príncipe sin poder.

Una sonrisa siniestra se dibujó en el rostro de aquel hombre que se preparaba por fin para terminar con la vida de Zaykar, y con esa misma sonrisa la cabeza de ese hombre rodo sobre los charcos de sangre que estaban cubriendo el camino. Un soldado se había levantado con rapidez y a pesar de sus heridas había blandido la espada con una destreza y maestría qué aquel hombre vestido con ropa de camuflajes natural no había tenido tiempo de detectar y reaccionar, los arqueros qué estaban escondidos entre los árboles dispararon en cuanto detectaron su movimiento dispararon, pero con las energías que le quedaban había desviado las flechas, terminado el corte y protegido a Zaykar.

 

—Usted majestad, posee mucho poder —dijo el guardia desplomándose en el suelo intentando mantener un escudo de plasma sobre Zaykar.

Por alguna razón no había disparó cercanos, aun cuando la barrera había caído hacia algunos minutos.

Zaykar no se movió, estaba agradecido con aquel soldado, pero al mismo tiempo estaba aterrorizado, por primera vez había sentido el frio sentimiento del miedo a la muerte muy de cerca, bastante cerca.

El soldado comenzó a desmayarse por la pérdida de sangre, la barrera comenzó a desvanecerse, Xarel que había sido inmovilizada en un lugar seguro por su notable carácter impulsivo se había liberado, Zaykar igual había estado en el mismo lugar, pero había sido detectado y sacado a rastra por otro soldado que había sido asesinado en el proceso. Xarel abrazo a su niño mientras activaba otra barrera por precaución, las saetas se habían vuelto famosas en pocos minutos.

El aire se sentía pesado, Xarel se acercó al carruaje donde había estado anteriormente y donde descansaba una aterrorizada Zea, entro al carruaje y abrazo a sus hijos mientras esperaba con fe que los guía no hayan sido asesinados.

Luego de haberse calmado Xarel noto que había algo extraño, entre los soldados heridos, había ningún medido y no había señal de ellos, pareciera que habían desertados, pero eso no era posible, entre tanta conmoción era imposible que pudieran desertar.

—¡Atiendan a los heridos, rápido! Y que alguien haga un informe detallado de la situación y miren si algún imbécil de esos respira, tal vez podamos sacar algo de información.

Se escucho alguien dando órdenes, pero el comandante del equipo hacia rato que había caído, Xarel miro por la venta y observo con asombro que los diez médicos estaban vivos y sin heridas, aunque con una que otra mancha de sangre, bajaban de manera apresurada y atendían los cuerpos detectando con rapidez quien vivía y quien no.

Xarel sin conocer contexto se enojó bastante y salió a confrontar al grupo.

—¡Por las mil escamas doradas! ¿Dónde rayos estaban? —A pesar de su enojo Xarel fue sutil, dependiendo de su respuesta prepararía un hermoso recibimiento para su regreso a la ciudadela.

—Desasiéndonos de los arqueros majestad, no tenemos un fuerte poder de combate, pero aún tenemos ventaja en sigilo —contesto el que parecía ser el nuevo comandante mientras trataba uno de los heridos.

De noventa soldados, solo quedaban unos treinta sin contar los médicos, entre ellos un captador unos diez de la unida halo y los sobrantes de la división real.

Xarel al escuchar la respuesta.

El peligro aparentemente había pasado, una unidad de rescate había llegado luego de que los médicos se apresuraran a pedir ayuda en una de las localidades cercanas.

Se escribió un informe detallado de la situación.

Resultado: La familia real está a salvo, ni una víctima, perdida militar critica, perdidas aristocráticas mínimas, guías a salvo, preparando el camino para ingresar a la gran mansión, esperando disolución de testigos.

Los heridos y los muertos fueron sacados del camino de la caravana fueron sacados dos carruajes que ya no continuarían y los guías guiaron a las caravanas por el camino oculto.

Las plantas fueron removidas con bastante cuidado, varios hombres, los llamados guías mantenían las plantas sujetadas mientras se aseguraban de no lastimarlas hasta que paso el ultimo carruaje, los carruajes recorrieron una distancia de unos ochenta metros hasta que no pudieron seguir avanzando y el resto del camino tuvieron que recorrerlo a pie.