IV
—No logro entender a Alisse ¿Qué tiene de malo tener buenos sueños?
El joven estaba aún frente a la puerta de la doncella del pelo plateado, pero asomado por una ventana y con los brazos posados en el borde de esta. En eso se escucha de fondo como una puerta se abre.
—¿Hanae? —preguntó al ver que alguien se escondía detrás de dicha puerta y a quien se le veían las orejas de gato.
—¡Despertaste! —exclamó emocionada la niña de ojos rosados que corría feliz y de manera infantil hacia el joven— ¿Cómo supiste que era yo?
—Es un secreto, una técnica que solo ¡Yo, puedo usar!
—¡Eres increíble! —exclamó la niña contenta y con los brazos bien abiertos.
Durante un instante al joven se le pasó por la mente la imagen de la pequeña en el momento que estaba llena de sangre y suciedad, y la miró preocupado.
—¿Sucede algo? —preguntó Hanae ante el gesto del joven.
—No, no… Nada
—¿Sabes? Anoche tuve un sueño muy hermoso.
—¿Qué clase de sueño? —preguntó Kaito agachándose a la altura de la niña.
—Era un sueño en el que tú me salvas ¡Una y otra vez!
Al ver la actitud de la niña, pensó:
—Creo que ahora entiendo a Alisse… Esto no es una actitud normal, luego de lo que le sucedió ¿Qué le está pasando? Es como si fuera incapaz de tener traumas.
El muchacho se distrajo un momento al ver la inconsistente actitud de la niña, se sintió confundido.
—¿Me estás escuchando?
—¡Sí, Hanae! No te preocupes estoy escuchando todo lo que dices —dijo el joven mientras acariciaba la cabeza de la semihumana y ella sonreía contenta ante el acto.
—También apareció una señorita que no conocía en mis sueños —declaró Hanae.
—¿Sí? ¿Y te dijo su nombre?
—¡No recuerdo su nombre! ¡O creo que no me lo dijo!
—Ah…
—¡Pero me dijo que era la reina de los sueños! —exclamó Hanae.
—¿La reina de los sueños?
—¡Sí, y era muy bonita!
—Ya veo…
—También me dijo que nos iba ayudar a ti y a mí… —dijo Hanae abrazando al muchacho y sin que él se diera cuenta lo olfateó— Espero que nos ayude, añadió.
—Sí… Realmente espero que nos ayude —dijo Kaito y pensó— Ahora ella, se ha vuelto mi total responsabilidad… Pienso pagar por todo lo que le pasó… Perdón Hanae.
La joven dio un paso hacia atrás y le extendió la mano al joven.
—¿Vamos?
El joven no dijo nada, simplemente le entregó su mano a la niña y empezaron a caminar. Mientras caminaban, Hanae empezó a mirar fijamente al muchacho, curiosa y pensó:
—Mi hermano… Tiene el olor de la nieve…
—¡Kaito! —gritó Beatrice llamando la atención del joven a lo lejos por el pasillo— ¡Reuní a toda la mansión para que los conozcas!
V
Kaito estaba junto a Beatrice y Hanae, enfrentando a uno de sus mayores enemigos, sí… su enemigo era… "CONOCER GENTE NUEVA SIN PARECER UN IMBÉCIL", aunque no lo parecía y a pesar de que nunca tuvo muchos amigos, por no decir que sólo tuvo una, Kaito tenía buenas habilidades comunicativas, pero al ser una situación tan formal, sintió que los nervios lo podían traicionar.
Caminaron hacia la entrada principal de la mansión. El piso parecía estar hecho de mármol blanco, también había dos escaleras helicoidales, pero que no terminaban de curvarse por completo. Había un pasillo con grandes ventanales a cada lado. De camino notó algunos candelabros de pared que probablemente se prendían durante la noche.
Al llegar al hall, se vio enfrentado a quienes, al parecer, eran todos los habitantes de la mansión, descontando a Alisse. Los que parecían ser, un mayordomo, cuatro sirvientas, y una persona más con rasgos similares a los mellizos, Beatrice y Ross.
—¡Hermano, te presento, él es Kaito!
—¿Hermano? —pensó Kaito.
—¡Mucho gusto Kaito! Mi nombre es Henry Novatravel —se presentó dándole un firme apretón de manos.
Henry era el hermano mayor de Ross y Beatrice, un hombre que, a primera vista, mostraba un aura bastante amable. Sin embargo, él sintió una sensación un tanto confusa al observarlo y pensó: "¿Qué es esta sensación? ¿Un Deja Vu?". Lo que él interpretó como su "Deja Vu, era como sentir el aura que transmitía Henry. Sin embargo, lo que sí logró sentir con certeza fue que el hermano mayor era un hombre muy fuerte.
Henry era muy alto, tenía los ojos amarillos a diferencia de Ross y Beatrice, pero el mismo pelo rubio que ambos que le llegaba hasta los hombros y que sujetaba con un cole. Su vestimenta era la de un noble, muy parecida a la de sus hermanos, en ella destacaban los colores blanco y amarillo.
—Ah… Un gusto… —dijo el joven un tanto tenso.
—Discúlpanos, debe ser difícil para ti recién despertar y presentarte ante tanta gente —dijo Henry con un tono muy amigable y correcto— ¡Realmente es un gusto finalmente poder verte!
—¿Verme? ¿No me vieron, mientras estaba inconsciente?
—¡No! ¡Alisse, pidió específicamente que naaaadie, exceptuando ella, podía entrar en tu habitación!
—¡Suena a algo que pediría ella! —declaró con gracia el joven.
—Parece que ya la conociste, dime ¿pudiste entenderte bien con ella?
—¡Sí! ¡Creo que se podría decir que ya somos amigos!
—Que inusual…
—¿Por qué?
—Dicho de forma suave, no suele ser muy amable con el resto, ni siquiera con Ross, quien es el que mejor la conoce.
—Qué raro… A mí me pareció muy amable.
—¡Increíble! —dijo sorprendida y con un tono suave Beatrice detrás de Kaito, como si fuera un hecho único en la historia.
—Bueno supongo que tú viste algo en ella, que nosotros no, Alisse no suele ser muy sincera ¡Muy usualmente dice lo contrario a lo que piensa!
—Ja ja… —rio el joven mirando al resto de la gente que estaba parada en el lugar detrás de Henry.
—¡Oh, perdóname Kaito! Te presentaré al resto…
—Ah… está bien —respondió Kaito con una cara de "Me quiero ir de aquí".
—Te presento al encargado de que todo funcione bien en esta residencia, su nombre es Hazard, el mayordomo —los presentó Henry.
Hazard era el que tenía mayor jerarquía entre el personal que servía en la mansión. Vestía un elegante atuendo de mayordomo. Aparentaba unos 60 años, era alto, de hombros prominentes, ojos morados, de pelo y barba canosa y en general parecía conservarse en buena forma. A diferencia de Ross y Henry, a Kaito le dio la impresión de ser alguien más experimentado.
—Un gusto amo Kaito, cualquier cosa que necesite estoy para servirle —saludó Hazard haciendo una reverencia.
Kaito no estaba acostumbrado a los saludos tan formales y sobre todo a que lo llamasen "Amo". Era difícil para él adaptarse a tal situación.
—Un gusto Hazard, pero por favor, si no es mucha molestia preferiría que me llamases solo por mi nombre —dijo intentando ser más cercano.
—¿Está seguro? —preguntó Hazard.
—Sí, por favor y si no te disgusta, yo te llamaré Hazard —dijo dándole la mano.
—Sí, ningún problema. Es un gusto Kaito —respondió dándole la mano de vuelta.
Como recién había sentido con Henry, esta vez Kaito presto mayor atención a esta sensación que presentía como su "Deja Vu". Una sensación de "calma" y gran "Fortaleza mental" que venía de Hazard.
—Por cierto, ¿dónde está Ross? —preguntó Kaito.
—Ah sí, Ross está ocupado en otra parte. Él suele trabajar mucho, pero seguramente volverá más tarde —explicó Beatrice con las manos en la espalda e inclinada.
—Ah… Ya veo.
Henry se acercó un poco más al joven.
—Kaito, disculpa por lo repentino, pero tendrás que disculparme. Me tengo que retirar por asuntos de trabajo y temo que el tiempo es escaso.
—Ah… Sí, no te preocupes.
—Espero que disfrutes de este lugar. ¡Estás, literalmente, en tu casa! Y, por supuesto, la pequeña también.
El muchacho simplemente sonrió. El escuchar eso lo puso especialmente de buen humor, al igual que a Hanae.
—¡Espero que nos podamos ver a la hora de la cena! Les pido a todos que hagan que los dos tengan una buena primera experiencia, aquí.
—¡Sí, amo! —respondió todo personal de la mansión al unísono, acto que sorprendió al muchacho, no era lo mismo verlo en series que en la vida real.
—Como siempre tú y Naomi se encargarán de todo —le dijo Henry a Hazard.
—No se preocupe, señor.
—Bueno, ¡adiós! ¡Que las diosas los protejan! —se despidió el mayor de los hermanos.
Henry abrió un portal, al igual que Ross, y todos los presentes se inclinaron para despedirse, y desapareció rápidamente.
—¡Wow! ¡Que despedida tan llamativa! —declaró el joven con un tono bajo, aunque estaba más curioso por saber quiénes eran esas "Diosas".
La cultura, conocimientos, creencias, incluso la moral de ese mundo eran un misterio que se volvía cada vez más inquietante para el muchacho.
—Bueno, Kaito, falta presentarte al resto del personal.
—Veo que se está tomando muchas informalidades, Hazard —dijo una joven de cabello rojizo, con los ojos cerrados y manteniendo su postura firme.
Al lado de la criada de cabellos rojizos, había otras tres sirvientas que llevaban casi el mismo uniforme, solo con ligeros detalles que los diferenciaban. Una de pelo verde oscuro que sonreía, otra de pelo blanco con un gesto de curiosidad y la última de cabello oscuro, sin prestar atención.
—¡Ahora que no está el amo, podemos tomarnos más libertades! —dijo contenta la sirvienta de pelo verdoso, a pesar de que Beatrice su "Ama" se encontraba ahí.
—¡Naomi! ¡Clara! —exclamó Hazard, un tanto molesto.
—¿Qué sucede? —preguntó Kaito.
—Disculpa Kaito, ahora sí, la chica de pelo rojo es Naomi, en términos de jerarquía en la mansión, ella está en el mismo escalón que el mío. Está encargada de servir, exclusivamente, al amo Henry.
—Así que… Ella es Naomi… —pensó el muchacho.
La joven tenía una presencia intimidante. Era alta, con un cuerpo muy bien formado y con su pelo rojo que sobrepasaba sus rodillas, sus ojos eran del mismo tono que su cabello.
—Un gusto Naomi… He escuchado mucho sobre ti.
—¡Un gusto señor, espero que nos podamos llevar bien! —declaró la criada inclinándose.
—No es necesario que…
—No —dijo Naomi interrumpiendo al joven.
—Pero…
—No.
El joven finalmente se rindió con una cara triste, al ver que Naomi, no tenía la misma disposición que Hazard para tratarlo informalmente.
—Que gracioso… —susurró la criada de cabello verdoso, aguantando la risa.
Todos descontando a la criada de cabello oscuro, observaron a la sirvienta.
—Ella es Clara, la encargada de cuidar y servir a la señorita Beatrice.
—¡Señor, espero que me deje ser informal contigo! —declaró Clara mezclando palabras que no encajaban.
—¡Clara! ¡Me estás dejando mal! —se quejó Beatrice.
—La verdad es que a mí, no me gustan las formalidades —le dijo Clara al muchacho.
—Ah sí, claro…
Clara se veía alegre y honesta, tenía el pelo verde oscuro, ojos ámbar y una linda figura.
—La siguiente es Elisa, ella se encarga del amo Ross, aunque como el amo suele estar ausente, Elisa suele ayudar a Alisse —presentó Hazard.
—¡U-un gusto señor! —dijo la muchacha, inclinándose.
Elisa era muy diferente, su aura se veía demasiado tímida. Se notaba mucho que tenía baja autoestima. Destacaba por sus ojos azules y su pelo blanquecino que le llegaba hasta la cintura y usaba una chasquilla. Era especialmente bonita, muy delgada y más baja que sus compañeras. Lucía unas orejeras para invierno que tapaban por completo sus orejas.
"Déjà vu" No parece haber reaccionado de ninguna manera negativa, en particular. Bueno, tampoco iba a dominar de la noche a la mañana por así decirlo lo que él definió como "Una habilidad del Deja Vu".
El joven finalmente dirigió su mirada hacia la última de las criadas sin presentar. La misteriosa chica de cabello oscuro y ojos rojos, casi tan baja como Elisa. Él sentía especial curiosidad por ella, entre todas las personas presentes ella apartaba la mirada, y su "Deja vu" no dejaba de darle señales que él no sabía cómo interpretar, "¿Qué será?" se preguntaba "¿Tristeza?", "¿Nostalgia?" o "¿Miedo?".
—¿Y ella? —preguntó el joven.
—Ella es Rin, la sirvienta que desde hoy te servirá.
—¡¿A mí?! Eso es muy repentino… No esperaba algo así.
Ahora sí que la situación había sobrepasado el umbral de la incomodidad, más aún para un chico adolescente, que le vengan con algo así resulta un estruendo. Claro, para el resto esto era completamente normal. En ese tipo de situaciones es donde la línea cultural daba golpes fuertes.
La joven del cabello oscuro miró al muchacho. Él se fue acercando y se paró justo frente a ella.
—¡Un gusto, Rin! —dijo Kaito, ofreciéndole la mano con una sonrisa titubeante.
Ella miró la mano del joven, pero no la que le estaba ofreciendo, si no la artificial.
—Igualmente amo, espero que me trate bien —dijo inclinándose sin tomar la mano de Kaito.
Kaito bajó la mano, quedó preocupado. Esa situación le provocó muchas dudas.
—Ah sí… no te preocupes sé que nos llevaremos bien —dijo Kaito, ocultándose los ojos mientras jugaba con su chasquilla.
—Rin, por favor, haz caso a todo lo que te diga Kaito, no le des problemas —pidió Hazard con una mirada de preocupación y con las manos en la espalda.
—No se preocupe señor, solo cumpliré con mi deber y nada más —dijo Rin con una mirada vacía.
—Mmm, eso espero… —dijo Hazard nuevamente preocupado.
Kaito no era idiota sabía que había algo raro, pero no entendía qué.
—¡Por cierto Kaito! —dijo Beatrice.
—¿Qué sucede? —preguntó mirándola.
—Hay algo que tengo que entregarte, así que espera en tu habitación con Hanae, mientras voy a buscarlo —dijo Beatrice levantando el dedo índice.
—¿Mmm? ¿Qué es? —reaccionó curioso.
—No seas impaciente, ya verás —dijo Beatrice, sonriente y con una postura engreída…