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Chapter 15 - “MI ÚNICA AMIGA” [PARTE 1]

I

 

Fragmentos de recuerdos, 7 enero del 2014.

 

Kaito se encontraba en una biblioteca, con un aspecto más joven, claro en ese momento él tenía 14 años. El vestía un uniforme de estudiante y leía en silencio.

En el lugar había pocas personas, poca nieve afuera, era un área bastante bonita y agradable, además de espaciosa. Una recepcionista algo mayor cuidaba de la biblioteca.

Cada rostro de las personas que estaban en este recuerdo tenía la mirada borrosa.

De repente el atardecer empezó a caer y aunque a él eso no le preocupó, la gente comenzó a retirarse.

Y de pronto alguien abrió la puerta de forma ruidosa y gritó:

—¡Kaito!

Era una chica que también vestía uniforme. Era delgada y de cabello rojizo, en el cual llevaba un adorno con forma de copo de nieve.

—¡Shhh! ¡Silencio! —dijo la recepcionista poniendo un dedo sobre sus labios.

—¡Perdón! —dijo la muchacha.

La chica era bastante briosa, al andar su cabello se movía de un lado a otro, mientras parecía tararear algo a boca cerrada.

Luego se acercó hacia donde estaba sentado Kaito.

—Dime… ¿Aprendiste algo nuevo? —preguntó la chica.

—Ah…

—¡Oh! ¿Es un libro nuevo? ¡Déjame verlo! —preguntó interrumpiendo al joven.

Él le entregó el libro y ella se sentó frente a él.

—Otro libro de fantasía… ¡Sigues siendo igual que cuando éramos niños! ¡Seguro que sigues con el mismo sueño bobo de siempre!

—¡Shhh! —reclamó nuevamente la anciana de la recepción.

La chica se tapó la boca, avergonzada y volvió a disculparse.

—Y veo que tu sigues sin aprender a guardar silencio, Scar… —dijo el muchacho descaradamente.

Él solo recibió un ceño fruncido de parte de la joven.

Ambos tenían un aura completamente diferente, pero se llevaban realmente bien.

Pasaron las horas, la chica se quedó sentada posando su rostro sobre sus manos con los codos postrados sobre la mesa y movía las piernas de adelante hacia atrás, todo mientras observaba al chico leer y el atardecer se iba tornando cada vez más naranja.

—¿Me vas a acompañar hasta mi casa?

—Cómo siempre —declaró cambiando de página.

—Hoy te veo más calmado de lo usual…

—Es que esta novela está interesante.

La señora de la recepción se acercó, sin decir nada y dejó unas llaves al lado de Scarlet. Ellos ni reaccionaron, como si fuese algo normal, tal vez porque ella ya los conocía.

Un joven que trabajaba para ella le preguntó: "¿Está bien dejarlos aquí?", a lo que ella respondió "Siempre vienen, los conozco".

Luego de eso se fueron, dejándolos completamente solos.

Y pasaron los minutos… Había tanto silencio que uno podría escuchar el crujir de las librerías más viejas, como el mover de las hojas.

—Dime ¿Cómo ha estado Y@#i3o?

"Deja Vu no permitió escuchar el dialogo completo"

El joven bajó el libro y miró a Scarlett.

—Está mejor.

He instantáneamente retomó la lectura.

—En ese caso, puede que uno de estos días vaya…

El joven sin dejar de ver el libro, que tenía entre manos, esbozó una leve sonrisa.

—¿Vamos? —preguntó Scarlett.

El joven al mismo tiempo que cerró el libro respondió:

—Vamos.

Mensaje de "Deja Vu": "Nunca más volvieron".

 

II

 

—¿Qué sucede, Kaito?

Él había llamado a la hermana menor de los Novatravel para consultar una duda que le había estado rondado por la cabeza desde el día anterior, algo que era clave para que en la mansión no hubiera problemas.

Claro no es que hubiera un asunto de especial importancia que se tuviera que arreglar de inmediato, él solo quería ser cauto.

Ambos se encontraban en el patio, sentados en la fuente más grande que estaba entremedio de dos caminos de adoquines, probablemente por donde podían pasar los carruajes. Además de eso, el resto eran unas fuentes más y pérgolas con un estilo muy clásico, dignas de un mundo de fantasía medieval, unos lugares para sentarse con mucho pasto y flores.

—Te quería preguntar algo…

—¿Sí? Dime —Reaccionó la joven, mientras jugaba con su cabello con ambas manos.

Antes de preguntarle lo que quería saber, recordó el momento en que Rin reaccionó al acercar su brazo artificial hacia ella.

Aquello carecía de sentido para Kaito, por eso su obsesión por llegar a una respuesta para completar el rompecabezas.

—Tener este brazo ¿tiene algún significado importante en este mundo?

—Mmm

Esa fue la única reacción de la joven, soltando su cabello.

Por cierto, a lo lejos, se podía ver a Hanae ayudando a Elisa y Clara con el jardín.

—Así que era eso… —dijo la chica dejando la mitad de su mano hundida en el agua y moviéndola de un lado a otro— Ese brazo no tiene ni un significado especial, aunque algunas personas, no muchas, lo llaman "Extremidad maldita".

—Pues eso suena bastante importante —dijo un poco molesto el joven, como si quisiera darle a entender que era información de vital importancia y que él podría haber recibido con anterioridad.

De fondo se podía ver como Clara le había entregado unas flores a Hanae, Elisa estaba espantada y muda al ver que Clara había cortado las flores como si nada, mostrando una expresión muy graciosa. La pequeña le entregó una de las flores a Elisa, luego fue directo hacia Kaito y Beatrice obsequiándoles una a cada uno. La melliza acarició el cabello de la niña, justo entremedio de sus dos orejas de gato.

—Existe un clan llamado "Los demonios de hierro", un clan que practica la esclavitud, pero ellos son humanos... Creo… Lo que los hace diferentes son sus extremidades artificiales. Ellos al crecer se cortan las extremidades y las cambian por unas similares a la tuya —dijo Beatrice mientras le tapa los oídos de gata a Hanae y la pequeña se resistía haciendo ruidos muy adorables.

—¡¿Qué clase de práctica es esa?! —preguntó el muchacho un tanto horrorizado.

A él le pareció de especial desagrado, al fin y al cabo, el sabía de primera mano lo horrible que era perder una extremidad y el dolor que significa.

Él suspiró.

—Ah, así que, es un clan peligroso… ahora creo que entiendo. Entonces no hay nada que pueda hacer —dijo Kaito—. Por cierto ¿este brazo no llamará mucho la atención de otras personas?

—Lo dudo mucho, ya que además de ti, hay otras personas que tienen este tipo de extremidades artificiales sin pertenecer a ese clan. De hecho, tu ropa llamaría mucho más la atención de la gente. En cuanto a si es un clan peligroso, te cuento que sí. Creo que si me estás preguntado todo esto es debido a… —expresó Beatrice con los dedos sobre sus labios.

—Señorita Beatrice, vamos a continuar con sus estudios —dijo Clara acercándose a ambos.

—Discúlpame Kaito, luego seguimos conversando —dijo la melliza parándose—. Uno de estos días me gustaría llevarte a la capital.

Justo en ese momento se acercó la criada de pelo blanquecino, "Elisa".

—Estamos faltos de especias ¿desea que vaya a comprar señorita? —preguntó Elisa.

—¡No te preocupes, iremos con Kaito y Rin, en cuanto sea posible! ¡Nos servirá como excusa para que conozca la capital!

Él se quedó pensativo "¿Cómo será la capital?" se preguntó.

—Bueno Kaito ¡Luego nos vemos!

 

 

III

 

—¿Quieres saber más sobre tu profecía?

Ya había atardecido.

La doncella de cabellos plateados "Alisse", como es de costumbre, se encontraba leyendo, no era novedad.

Ella miraba confundida a Kaito con sus ojos bicolor.

No era de extrañar que a la chica le pareciera extraño que el "héroe" de dicha profecía, no supiera nada de su propio propósito en ese mundo.

Sin embargo, efectivamente, a Kaito hasta ese día no le habían dado mucha más información al respecto.

—Sí, creí que…

—¿Por qué no se lo preguntas a alguien más? Estoy ocupada… Podrías preguntarles a los mellizos…

—¿Crees que alguien podría darme una mejor respuesta que tú? —dijo el muchacho intentando ganársela con elogios.

Ella movió una hoja del libro en el cual se encontraba especialmente enfocada, tanto que a veces enfilaba tanto la vista que se le cerraban los parpados.

—Con unos elogios no podrás convencerme.

Él se sorprendió de que ella se diera cuenta de forma tan sencilla de sus intenciones, pero no dijo nada el respecto.

—¿En qué estás tan ocupada? —preguntó el joven agachándose a su altura, pero sin llegar a sentarse en el suelo.

—Estoy estudiando barreras, estoy buscando un hechizo específico.

El joven repentinamente agachó la cabeza y suplicó.

—¡Por favor, Alisse! ¡Ross nunca está presente! ¡Y Quiero saber más sobre esa supuesta "Magia corrupta"!

En ese momento, Alisse levantó la cabeza olvidando por completo el libro y mirando a Kaito.

 —¿Magia corrupta? —preguntó extrañada— ¿Qué nombre tan estúpido es ese? Debes estar hablando del Maná del Ángel Caído, Laplace.

—¿Qué? ¿Cómo? —preguntó Kaito, confundido.

—Esos mellizos no saben explicar, no sé qué pretenden…

—Por favor Alisse ¡explícame! —suplicó.

—Realmente no me dejan en paz, me tienen hastiada —dijo Alisse mirando a Kaito que se veía embrollado y prosiguió— Escucha atentamente.

—¡Sí!

—¿Conoces la historia del ángel caído de alas negras?

—No, nunca había escuchado eso.

La muchacha tomó su tetera, la cual se encontraba en el suelo, y empezó a servirse un té. El líquido sonaba fuerte al caer sobre la taza, mientras ella le explicaba:

—El Ángel de Alas Negras era portador de una magia única, una magia tan extraña que solo era capaz de residir en su cuerpo. Él era alguien que tenía poderes extraordinarios y, lleno de orgullo y ego debido a su talento, se fue volviendo cada vez más y más fuerte, dejando una herida en el mundo. Al ser algo desconocido para todos, empezó de a poco a ser temido por otros. Laplace hizo lo posible para revivir lo que alguna vez fue conocido como "La Era del Caos", sin embargo… —contó Alisse con un tono de suspenso mientras jugaba con su té.

—¿Qué sucedió? —preguntó Kaito curioso.

—Él fue juzgado como un traidor y un loco sediento de poder, así que fue asesinado o, tal vez sería más correcto decir ejecutado.

—No creo que preguntarse eso sea relevante a estas alturas, si igualmente murió, Alisse.

—Sí… Creo que estás en lo correcto.

Alisse se disponía a tomar el último sorbo de su té a mitad de la historia, para luego mirar el fondo sin ni una sola gota.

—Él fue derrotado de forma aplastante y humillante por el Ángel de Alas Rojas, le cortó el brazo izquierdo y le quitó el corazón. Ambas partes de su cuerpo cayeron en territorio mortal y el ángel vencedor se quedó con sus alas como premio.

—Increíble, no paro de escuchar cuentos de hadas.

—Este no es un cuento de hadas, esa pelea en verdad sucedió —declaró Alisse— Debes tener en cuenta que pasó hace miles de años, antes del fin de la "Era de los Dragones".

 La joven retomó el libro en el que estaba tan atenta.

—¿Y cómo se supone que acabe con este… Maná de Laplace?

Alisse deslizó una hoja de libro que tenía entre manos.

—¿Cómo se supone que yo lo voy a saber, si ni siquiera tú lo sabes?

Él se quedó mudo, no sabía que decir, se encontraba en otro mundo con un objetivo a ciegas, no podía estar más perdido.

—Llegaste al azar, sin maná, además maldito… Aunque tengo que admitir que lo de las Katanas es bastante asombroso.

Kaito relajó los brazos y tomó un respiro, para liberarse de toda la tensión que había en su cuerpo.

—¿Y cuál es la diferencia entre ese maná de Laplace y el normal?

—Primero que nada, tienes que saber que no existe un "maná normal" de por sí existen cinco tipos de maná.

Alisse miró al joven y se dio cuenta, gracias a su cara de tonto, que no sabía nada de lo que le estaba explicando.

—¡Me lo imaginé, no tienes idea de lo que estoy hablando, te dejo claro que no pienso explicártelo, averígualo por ti mismo! —dijo molesta Alisse.

—¡Es verdad! ¡Discúlpame Alisse! —exclamó el joven con los ojos cerrados y una sonrisa llena de culpa.

El sintió que tal vez estaba dependiendo demasiado de ella y dicha dependencia se estaba volviendo cada vez más clara. Realmente creía que cada vez que llegara a tener un problema podría acudir a Alisse, pero se dio cuenta que le resultaba una molestia.

Ella se percató que él se había desanimado y suspiró. 

—El maná de Laplace, no rechaza, ni se adapta. Por el contrario, corrompe, altera y enferma… Los que viven con él en su interior tienden a la locura y los que no, padecen y mueren. Todo, desde que su corazón cayó, fue dañando al mundo lentamente.

Ambos se quedaron mirando directamente. El joven estaba un poco sorprendido, debido a la disposición de Alisse por aclarar sus dudas.

—Eso es todo —dijo volviendo a retomar la lectura de su libro— cuando puedas leer un cuento corto, puedes volver a visitarme.

El joven se puso contento, y sonreía, ahora tenía una excusa para poner todo su esfuerzo en sus estudios, o esa era el indirecto objetivo de Alisse.

—¡Gracias Alisse! ¡Espero que puedas encontrar pronto el hechizo que necesitas!