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Chapter 10 - “DOMINACIÓN DIESTRO Y SINIESTRO” [PARTE 3]

—¡Kaito! —gritaron, Amaru y Beatrice, al unísono.

Kaito impactado y con mucho dolor lentamente puso la mirada en su brazo y una vez que se dio cuenta, lo primero que hizo fue gritar y entrar en desesperación.

—¡¡¡Aaaaaaaaaah!!! ¡¡¡mi brazo!!! ¡mi brazo, mi brazo, duele, duele! —gritó mientras sangraba y le era imposible contener las lágrimas.

—¡Gracias Kaito! ¡Avivaste mí odio! ¡El odio que siento por esas malditas diosas!

La nieve sobre la cual recostaba sus rodillas era un mar de sangre. El corazón le empezó a latir rápidamente, y el con su única mano se agarró la polera.

El dolor y la desesperación eran tal que pensaba que iba a morir. No paraba de gritar, no estaba en sí, sentía que ese era su fin. Para peor habían llegado más súbditos que estaban a su alrededor.

—Kaito, Kaito ¿Dime cómo se siente ese dolor? ¿Cómo se siente no poder salvar a nadie? ¿Qué se siente perder con toda esa soberbia? —se burló Cervantes.

Al escuchar con tanta atención esas palabras, Kaito pensó sin dejar de llorar: "Sí soberbia, ese es justo mi problema, esto no era lo que yo quería. No sólo moriré, sino que me iré con la culpa de haber matado a otros. Mi madre siempre me dijo que no me confiara tanto, que algún día tropezaría. Me lo dijo mil veces y nunca le hice caso. ¡Perdóname, madre! ¡Perdón! ¡Perdón! por haberme equivocado debido a mi arrogancia. Yo…. lo…"

Cervantes dejo de golpear a Kaito y se alejó de él dejándolo justo al lado de la Katana roja.

—Yo no quiero morir… Yo no quiero que ellas mueran… —pensó tomando con la mano derecha la empuñadura de la Katana roja y junto con la boca empezó a desenvainar y recitó a duras penas.

Susurros… Palabras mudas, al igual que cuando recitó junto a Amaru, no se escuchó ni una sola palabra. Al unísono él escuchaba en su corazón la voz de alguien más… "No quiero morir, pero, aun así, te daré mi vida para que la salves… Ryu". Había dicho el desesperado joven, sin saber que deseaba el dragón o sin saber si ya tenía un nombre.

—¿Ah? —preguntó Cervantes dándose la vuelta confundido viendo a Kaito desmayado.

 

VI

 

Todo estaba oscuro y Kaito estaba en medio de esa oscuridad, Arrodillado… Inexpresivo y una gran silueta hecha de llamas rojas se formó a sus espaldas, el rostro de un dragón, los ojos del dragón lo miraron y la bestia preguntó:

—Dime muchacho ¿valoras tu vida?

El joven sin darse la vuelta simplemente respondió.

—Sí…

—En ese caso… No me contendré…

—Cambio de alma… ¡Dominación Siniestro!

 

VII

 

El fuego se acercaba a Kaito, no… al que ahora era conocido como "Ryu", siendo adorado por las llamas, como si de un dios se tratara. Sus ojos eran rojos, como los de una bestia, al igual que sus colmillos. El tatuaje brilló en rojo, pero no creció. Él tomó la espada escarlata y la observó.

—¿Qué sucede? —Se preguntó Cervantes que se había quedado inmóvil.

Ryu no dijo absolutamente nada y enterró la Katana sobre la nieve. Nada más lo hizo cada súbdito y bestia había sido despedazada y decapitada, incluyendo a los que sostenían a Beatrice y Hanae, la melliza con la presencia de Ryu se había desmayado.

Cervantes enmudeció y se inundó en miedo al ver su reflejo en los ojos escarlata del muchacho. Y en menos de un segundo… Ryu había atravesado el cuerpo de Cervantes justo en la boca del estómago con el brazo. Levantó todo el cuerpo alineándolo con la luna carmesí.

Justo ahí, las miradas de los seres más poderosos del mundo se posaron exclusivamente sobre Ryu. Esa noche sería testigo de lo incomprensible.

—Está Era es increíble, no me han dejado ni respirar… Todos son conscientes de mi existencia. Además, hay algunos bien aterradores…

El dragón guardó silencio, para pensar cómo responder ante todos esos ojos que lo invadían.

—Yo que ustedes cierro esas asquerosas miradas… ¡Mientras el muchacho me tenga de su lado, no lo dejare morir! ¿O acaso quieren conocer su propio fin?

Una declaración de guerra bastante directa, con el ceño bien fruncido, y con lo que se ganó la ira del mundo.

Luego de eso Ryu se dio cuenta de que el cuerpo de Kaito había empezado a temblar.

—¿Mmm? ¿El cuerpo me está expulsando? —se preguntó tirando al suelo el cuerpo de Cervantes como si no significase nada— Yo que tu ni intento volver a respirar…

El dragón empezó a caminar hacia cualquier dirección, la primera que se la ocurrió.

—No, más bien la debilidad de su cuerpo, está rechazando mi fuerza. Como resultado el cuerpo del muchacho se ve afectado física y espiritualmente. De hecho, mi alma también está siendo dañada. Por otro lado, tanto el tatuaje detrás del cuello, como estos colmillos, son señal de que se ve obligado a estabilizarse a sus nuevas condiciones. Con cada uso de este poder su cuerpo irá cambiando y con eso el poder que podrá utilizar… Pero parece que tomará tiempo ¿Tal vez me adelanté al provocar la ira del mundo…? No… Además, hay alguien más en este cuerpo, incluyéndome a mí y a el muchacho…

El dragón tocó el pecho del cuerpo de Kaito con la única mano que le quedaba.

—¿Cómo te llamas?

—Amaru… Ese es el nombre que Kaito me ató.

—¿Al igual que yo, no posees, recuerdos del pasado? —preguntó el dragón.

—No.

—Dime ¿Cuáles son tus intenciones con el chico…? Este ¿Kaito? —preguntó Ryu.

—Mi única intención es protegerlo.

—Qué bueno… Parece que nuestros objetivos congenian —declaró Ryu.

—¿Cómo estoy segura de eso? Acabas de provocar al mundo.

—No te preocupes… No dejaré que lo encuentren, pero eso significa limitar mis usos.

En la cabeza de Ryu rondaba la idea de que con dos dragones del lado de Kaito, no debería haber peligro. Sin embargo, inconscientes de lo que hay más afuera, para evitar que los encuentren, llegó a la conclusión de que es necesario escatimar el uso de la nueva habilidad del joven "Dominación Siniestro".

—Creo que si me adelanté… Lo que pasó recién fue gracias a un milagro, de no ser porque el cuerpo se encontraba en un estado de desesperación, estaba exasperado por sobrevivir, no hubiera podido usar tanto poder. Si no fuera así… Esta dragona, Amaru, hubiera acabado igualmente en un instante —pensó el dragón.

—¡Ryu!

—¡Sí, sé! ¿No te dije que dejases de respirar? —dijo al ver que Cervantes, titubeante que estaba a punto de lastimarlo— Ya veo, es esa maná repugnante tuyo ¿maná de Laplace? Por eso sigues vivo… Los ignorantes la llamaban magia corrupta, ¿no? Te recomiendo quedarte muerto. Pero si deseas acabar conmigo es tu oportunidad, no puedo aplicar más poder.

Ryu no se aburria de provocar a quien fuera que tuviera adelante, independiente de la situación.

—Aunque no te recomiendo matar al muchacho, a menos de que quieras condenar la existencia —declaró Ryu mirando fijamente a Cervantes.

El asesino del pueblo, lleno de frustración dio unos pasos hacia atrás.

—Buen niño… —dijo y al darse cuenta de algo pensó— ¿Qué es eso? ¿Energía? ¿viene de la niña rubia? No es algo con la misma esencia de ella… Y veo que es bastante hábil… Tengo una idea.

Ryu empezó a observar la única mano que le quedaba al cuerpo.

—La verdad, no me importa que hagas, mientras no mates al muchacho, puedes matar a las niñas de ahí.

Los ojos rojos de Kaito se apagaron y el cayó al suelo en seco.

La respiración de Cervantes estaba irregular, no paraba de eliminar vaho de su boca, y eso iría en aumento.

—Maldición… ¡Maldición, Maldición, Maldición! —gritaba Cervantes hirviendo de ira— Matar a las niñas calmará mi pequeña rabieta.

Conclusión digna de alguien que perdió los estribos, después de probar el sabor más humillante de la derrota.

—Matar… Matar, matar —dijo acercándose a Beatrice y Hanae.

Las pisadas sobre la nieve iban aumentando el ritmo, como la cantidad de sangre sobre la misma.

Cervantes estaba a solo un par de metros de ambas.

—Niña de familia destacada y Semihumana con un gran maná… La vida les dio demasiados privilegios —dijo Cervantes imbuyendo en su mano izquierda una llama morada— ¡Mueran para calmar mi dolor!

Al estar cerca de asestar un golpe directo en el corazón de Beatrice, un rayo destellante aparecía ante sus ojos bloqueando el ataque, un joven de cabello rubio, con una espada tomada del suelo.

—Si le haces algo a mi hermana ¡Yo te mataré para calmar mi dolor! —exclamó Ross con una mirada seria.

—El mismo símbolo y rostro de la niña… Eres… ¡El caballero dimensional! —dijo Cervantes.

—Al llegar al punto de encuentro, me percaté al instante que Beatrice y Kaito me habían dejado una señal… Un pañuelo de mi hermana, amarrado en un tronco, más el olor del humo; sin embargo, cuando intenté usar mis portales para llegar aquí algo bloqueaba mi camino… —pensó Ross.

El mellizo Novatravel, había llegado cuando el teatro estaba por bajar el telón, lo único de lo que estaba seguro era que su hermana y la niña Semihumana seguían ilesas.

—Antes de ejecutarte ¡Preséntate! —ordenó Ross y pensó— previo a hacer cualquier cosa, debo sacarle información… Actúa con calma siempre.

Cervantes se encontraba más calmado, con la postura más segura. Para él, Ross no significaba nada comparado con Ryu.

—¿Sabías que la magia tiene voz? ¿Ross Novatravel?

—¿Qué está diciendo? —pensó Ross y dijo más exaltado— ¡Responde mi pregunta!

—Mi nombre es Cervantes ¡ciervo de la voz! Y al igual que tú… Mago dimensional.

Detrás de Cervantes se abrieron más portales oscuros, de los cuales salieron tan solo cuatro Inracanis y pensó: "Mierda, no me queda suficiente maná para sacar más bestias".

—Entonces eso era… El bloqueaba el camino de mi magia dimensional con la suya. Sabía que eso era posible, pero nunca lo he puesto en práctica, ¡mi estilo de pelea es incompatible con este tipo! —pensó Ross tomando una postura de combate.

—Caballero Novatravel, le seré sincero, no estoy en condiciones de enfrentarlo.

—¿Se está rindiendo…? No, probablemente vaya a huir con su magia dimensional —concluyó el mellizo.

—Probablemente él no sabe que mi magia solo sirve para guardar objetos. El bolsillo abismal y lo que guardo en él se mueven conmigo. Sin embargo, si me guardo a mí mismo dentro, ya no me puedo trasladar, pero si me podre esconder, es mi única oportunidad para engañarlo —pensó Cervantes.

—¡No dejaré que escapes! —exclamó Ross.

—¡Perfecto se lo creyó! ¡Pero aún no puedo abrir el hechizo… ¡Solo unos segundos más!

—He estado con mi maná activo desde que Kaito llegó, por eso no tengo suficiente para pelear —pensó Ross y recitó en voz alta haciendo un gesto diferente con las manos a Amaru— Apertura del maná de Aelia.

Ross alzó el brazo y de apoco sobre su palma se empezó a acumular maná en forma de lanza, sonaba como cristales eléctricos uniéndose, para formar el hechizo.

—¡Rompe cielos! —exclamó Ross.

El mellizo lanzó su hechizo contra Cervantes a toda velocidad.

—¡Es rápido! —pensó mientras esquivaba el ataque y gritó— ¡Pero no tan rápido sin tu magia dimensional!

—¡Pedazo de mierda! —exclamó Ross.

—¡Desperdiciaste tu oportunidad! —dijo Cervantes dando la señal a los Inracanis que tenía para atacar a Ross.

El muchacho se puede defender sin problemas, pero en el momento que terminó con cada bestia, Cervantes había huido ante sus ojos.

Tiró la espada que había recogido al suelo y miró a su alrededor, con una rostro cansado y llenó de frustración, él se mordió el labio que empezó a sangrar y dijo:

—Perdón…

Sabiendo que tanto como su hermana como la niña Semihumana estaban fuera de peligro, se dirigió hacia Kaito. Se arrodillo para observarlo y tocó su pulmón izquierdo para ver si seguía vivo.

—Sigue vivo, tengo que llevarlo de inmediato con Alisse… Espero no te vayas a culpar —dijo Ross— esto fue un error mío.

Al ver que ya era capaz de abrir nuevamente sus portales, se llevó a su hermana, Kaito y Hanae.

 

"Se relata que la Diosa del sol «Aelia» le entregó al mundo el poder, del Fuego, Rayo, Viento y Luz y su contraparte «Neoma» Diosa de la Luna, Agua, Tierra, Hielo y Oscuridad" -Recopilatorio de relatos y cuentos cortos de Beatrice.

 

VIII

 

Una semana después

 

Kaito se encontraba tumbado sobre una cama bajo un techo desconocido, sin despertar aun, no dejaba de moverse de un lado a otro. Estaba teniendo una pesadilla, varios Flashbacks de esa noche tan aterradora, mientras escuchaba aterradores voces de una joven y un demonio al unísono:

 

"EN EL SUELO DESCANSA DERROTADO EL "HÉROE" CAÍDO, Y AUNQUE NO FUISTE UN HÉROE, TAMPOCO FUISTE UN ASESINO. RECUERDA QUE AQUELLA NOCHE NO PUDISTE SALVAR A NADIE, Y GUARDA A ESA NIÑA QUE QUEDÓ CON VIDA COMO EL RECUERDO DE TU GRAN FRACASO. CAMINA JUNTO A ELLA Y BUSCA A AQUELLOS QUE LA HUNDIERON EN EL SUFRIMIENTO. CASTÍGALOS CON TU SED DE VENGANZA Y QUE MUERAN POR TU MANO, MI HÉROE CAÍDO. ASÍ SEA."

 

Justo al terminar de la recitación despertó de golpe, sudoroso y tembloroso; sin embargo, no levantó la voz.

—Debo estar volviéndome loco… Ahora escucho voces… —dijo mientras posaba su palma sobre su rostro.

Miró a su alrededor y se dio cuenta que se encontraba en una pieza extraña, pero lujosa, con grandes ventanales. La enorme cama en la que estaba acostado tenía unas lindas sábanas de seda blanca y, mientras miraba, notó que nadie estaba ahí, esperando a que él despertase.

—O nadie me quiere o he pasado mucho tiempo dormido como para que esperen a que despierte.

El muchacho esperaba que luego por lo menos alguien al verlo despierto lo recibiese con un poco de alegría, con un "Qué bueno que estás bien".

—¡Mi brazo! —exclamó el muchacho, sin embargo, se daría cuenta que su brazo había sido reemplazado por uno artificial.

Éste era un brazo color plateado oscuro, parecía algo de ciencia ficción. Los dedos se veían como garras y tenía ciertos detalles rojos.

—Realmente pasó… Y realmente estoy en otro mundo.

El joven se levantó de la cama, aunque le costó bastante, había estado una semana completa sin moverse, así que sentía que tenía el cuerpo desacostumbrado y adormecido.

Abrió una puerta de madera, bien elegante, con bordes dorados bastante sofisticados. Al terminar de abrirla, el viento y la luz del sol invadieron su rostro. Había varios ventanales, algunos de ellos abiertos, y un gran pasillo con las mismas puertas.

—No está nevando —dijo al mirar por la ventana, sin embargo, sí había algunos pocos rastros de nieve por el gran jardín que se veía al asomar— Espero no encontrarme con alguien que no conozca.

Empezó a caminar en dirección izquierda con respecto a la puerta, pero tan pronto avanzó se detuvo al escuchar una puerta abrirse detrás de él. Se dio vuelta y ahí estaba Beatrice. La joven estaba sorprendida, con un rostro que el muchacho no podía comprender.

—Kaito… —dijo la joven con una mano en el pecho.

El joven se encontraba justo frente a un ventanal abierto, en medio de los dos había uno cerrado y al lado de la joven otro abierto, el viento movía el cabello de ambos. Se miraron fijamente sin decir nada, con el reflejo bien marcado de ellos mismos en sus ojos.

 

Monólogo de Kaito en desconocidos años más

 

"En ese momento lo comprendí, aprendí, ella me trajo y yo la seguí, aun con culpa por mi error, me había quedado callado, no he olvidado hasta el día de hoy como me miraba… Me observaba… Junto a aquellos que se encontraban en ese lugar y ella, comenzaría mi historia como…"

 

"LA REENCARNACIÓN DEL INVIERNO"