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Chapter 4 - cap 4

El bosque continuaba su murmullo habitual, un lugar donde cada sombra podía esconder un nuevo peligro o una nueva aventura, y donde la suerte de Lio siempre parecía estar al borde del colapso. Con la escama de dragón en su mochila y la adrenalina aún fluyendo por sus venas, Lio no podía evitar sentirse un poco más optimista. Sin embargo, la felicidad en su rostro se esfumó rápidamente cuando una risa melodiosa resonó en el aire.

"¡Eres tan divertido, Lio!", decía Lilith, mientras jugueteaba con la escama que el dragón le había dado. "Me pregunto qué otra cosa emocionante nos espera. ¿Quizás un festín de esqueletos voladores?".

"¿Esqueletos voladores? No, gracias. Prefiero evitar que me aplasten", respondió Lio, intentando mantener el tono ligero, aunque sabía que su suerte estaba destinada a cambiar en cualquier momento.

"¿Y si hacemos una prueba de habilidades? ¡Como en un juego!", sugirió Zafira, con esa chispa de emoción que siempre la acompañaba. "Podríamos ver quién puede lanzar más cabezas de esqueletos en un tiempo determinado. ¡Eso sería genial!".

"¿A quién le importa eso? ¡Lo que realmente necesitamos es conseguir más escamas! Hay un dragón en los alrededores que nos podría ayudar", interrumpió Lilith, mientras se pasaba el dedo por el borde de la escama con una sonrisa traviesa en su rostro.

"Sí, pero primero tenemos que demostrar que somos dignos de avanzar a rango C", recordó Lio, recordando la conversación anterior. "Y para eso, debemos completar una misión más. La prueba de las escamas era solo el primer paso".

"¡Exacto! ¡Y yo apuesto a que podemos encontrar un montón de escamas si encontramos a más dragones! ¡O al menos uno más!", dijo Zafira, mientras se ajustaba la colorida capa que llevaba puesta, que era tan excéntrica como su personalidad.

"Entonces, ¿vamos a buscar un dragón más?", preguntó Lio, sintiendo que su sentido de la aventura se avivaba nuevamente. "Pero esta vez, por favor, sin más carreras. No quiero tener un infarto antes de cumplir mi sueño de ser un aventurero de clase S".

Lilith y Zafira se miraron y luego estallaron en carcajadas. "¡No te preocupes! ¡Prometemos hacerlo más fácil esta vez!", dijo Lilith, guiñando un ojo.

Antes de que pudieran seguir, una luz brillante apareció ante ellos, revelando a una figura que emergía del bosque. Era una mujer de cabello plateado y ojos azules como el cielo, vestida con una túnica que brillaba con destellos de luz. "¿Qué tres aventureros hacen ruido en mi bosque?", preguntó con una voz suave pero firme.

"¡Hola! Somos Lio, Lilith y Zafira, y estamos buscando un dragón para conseguir escamas para nuestra prueba de rango C", dijo Lio, intentando sonar más seguro de lo que se sentía.

"¿Un dragón, dices? Interesante...", dijo la mujer, observándolos con curiosidad. "Soy la guardiana del bosque, y he estado esperando que alguien como ustedes apareciera. Si realmente desean encontrar un dragón, deberán pasar una prueba de valor primero".

"¿Otra prueba? ¡Estamos listos!", respondió Zafira, emocionada.

"Pero, ¿qué tipo de prueba?", preguntó Lio, sintiendo que su estómago se retorcía. La última vez que había participado en una prueba, había terminado persiguiendo un dragón y casi se le había caído una roca en la cabeza.

"Una prueba de ingenio y trabajo en equipo", explicó la guardiana. "Deben encontrar la gema escondida en el corazón del bosque. Sin embargo, hay un pequeño detalle: el camino está lleno de trampas y criaturas que intentarán desviarles. Si logran encontrar la gema y regresar antes de que el sol se ponga, se les permitirá avanzar en su búsqueda".

Lio sintió que una ola de pánico lo envolvía. "¿Y si no lo logramos?".

"Entonces, aprenderán una valiosa lección sobre la amistad y el trabajo en equipo", respondió la guardiana con una sonrisa enigmática. "Ahora, ¿están listos?".

Lilith y Zafira intercambiaron miradas de determinación, mientras Lio se preparaba para lo peor. "Está bien. ¡Vamos a hacerlo!".

Con eso, se adentraron en el bosque, donde los árboles parecían susurrar secretos y cada sombra ocultaba un peligro inminente. Lio, Lilith y Zafira se pusieron a trabajar, cada uno aportando sus habilidades únicas. Zafira, con su energía desbordante, se encargó de encontrar el camino, mientras Lilith usaba su agilidad para esquivar las trampas que se interponían en su camino.

"¡Cuidado con ese tronco!", gritó Lio, justo cuando Lilith dio un salto impresionante, evitando caer en una trampa de pinchos. "¡Eres increíble!".

"Lo sé", dijo Lilith, mientras sonreía coquetamente. "Pero no olvides que yo soy la que tiene encanto personal".

A medida que avanzaban, se encontraron con criaturas que intentaban detener su progreso, desde goblins traviesos hasta ranas gigantes que lanzaban slime. Lio, aunque temeroso, se dio cuenta de que con sus nuevas compañeras, podía enfrentar cualquier cosa. Al menos, eso pensaba hasta que se encontraron con un grupo de duendes que parecían tener una obsesión insana por los acertijos.

"¿Quiénes son ustedes y qué hacen en nuestro bosque?", chirriaron los duendes, con sonrisas maliciosas en sus rostros.

"Estamos buscando una gema", respondió Lio, sintiendo que su voz temblaba un poco. "¿Podemos pasar?".

"No tan rápido. Primero deben resolver nuestro acertijo", dijeron los duendes al unísono. "Si fallan, se convertirán en nuestros sirvientes".

"¿Por qué siempre tiene que haber un acertijo?", murmuró Lio, mientras se pasaba la mano por el cabello. "Está bien, vamos a escuchar".

Los duendes comenzaron a recitar un enigma complicado sobre la luz y la oscuridad, y Lio sintió que su cabeza daba vueltas. Sin embargo, Lilith lo interrumpió. "¡Es fácil! La respuesta es el amanecer".

Los duendes se miraron entre sí, confundidos. "¿Cómo lo supiste?", preguntaron.

"Soy una vampira, tengo todo el tiempo del mundo para pensar en estas cosas", respondió Lilith, sonriendo. Y con eso, los duendes se apartaron, dejándolos pasar.

"¡Buen trabajo, Lilith!" exclamó Lio, sintiéndose aliviado. "¿Ves? ¡Estamos funcionando como un equipo!".

Después de varios obstáculos y acertijos, finalmente llegaron a un claro donde una hermosa gema brillaba intensamente en el centro. "¡Ahí está!", gritó Zafira, corriendo hacia ella.

"¡Espera! ¡Cuidado!", advirtió Lio, recordando las advertencias de la guardiana. Pero era demasiado tarde. Zafira tocó la gema, y de repente, el claro se llenó de criaturas de sombras que comenzaron a atacar.

"¡Oh no! ¡Esto no puede estar pasando!", gritó Lio, sintiendo que su suerte estaba a punto de llevarlo a una nueva calamidad.

"¡No te preocupes! ¡Haremos esto juntas!", dijo Lilith, mientras comenzaba a lanzar hechizos. Zafira, por su parte, lanzó varias cabezas de esqueletos, que se estrellaron contra las criaturas, haciendo que retrocedieran. Lio, aunque nervioso, se unió a la batalla, tratando de mantenerse de pie.

Después de un intenso intercambio, lograron derrotar a las criaturas y, con un último esfuerzo, Zafira logró apoderarse de la gema. "¡Lo logramos!".

"¡Rápido, volvamos antes de que el sol se ponga!", exclamó Lio, mientras todos se apresuraban hacia el camino de regreso.

Con la gema en mano, llegaron justo a tiempo, con el sol comenzando a ocultarse en el horizonte. La guardiana apareció nuevamente, con una sonrisa de aprobación.

"Bien hecho, aventureros. Han superado la prueba de valor y trabajo en equipo", dijo, mientras tomaba la gema. "Ahora, pueden continuar su búsqueda de escamas de dragón".

"¡Sí! ¡Lo hicimos!", gritaron todos, celebrando su victoria.

Mientras se preparaban para partir, Lio miró a sus compañeras y sintió que, a pesar de su eterna mala suerte, había encontrado algo especial en su viaje: una conexión, una amistad genuina que no se vería afectada por los desastres que inevitablemente vendrían.

"Gracias, chicas", dijo con una sonrisa. "No sé qué haría sin ustedes".

"¡Siempre estaremos aquí, Lio! Aunque a veces pueda ser un desastre", respondió Lilith, riendo.

"¡Sí! ¡Un desastre divertido!", añadió Zafira, mientras lanzaba una cabeza de esqueleto al aire, que aterrizó en el suelo con un ruido sordo.

Y así, con el corazón lleno de esperanza y la idea de nuevas aventuras por delante, el trío se adentró aún más en el bosque, listos para enfrentar lo que el destino les deparara. Y mientras Lio pensaba en todo lo que había sucedido, solo podía preguntarse: "¿Qué podría salir mal esta vez?".

Lio se desperezó en un claro del bosque, rodeado de árboles que parecían reírse de su desdicha. Había resucitado una vez más, esta vez en un lugar lleno de flores que parecían cantar a la luz del sol. "Genial", pensó, "¿cuánto tiempo pasaré aquí antes de que una abeja gigante intente devorarme?" Al menos, esta vez no había caído en un pozo.

Mientras se estiraba, una risa melodiosa resonó a su lado. Se volvió y vio a su nueva compañera, Lilith, la vampira pechugona que se había unido a su grupo. Estaba sentada en una roca, balanceando las piernas con una sonrisa traviesa. "¡Buenos días, Lio! ¿Listo para nuestra primera misión? Estoy muy emocionada", dijo, mientras su mirada se iluminaba con un brillo juguetón.

"¿Primera misión?", preguntó Lio, recordando el caos que había envuelto su vida desde que había conocido a Lilith. "¿No se supone que deberíamos estar entrenando o algo así?".

Lilith se acercó, su rostro a solo unos centímetros del suyo. "Pero eso es aburrido. ¡Quiero acción! Y además, tenemos que encontrar esas escamas de dragón para subir de rango a clase C. ¡Es nuestra oportunidad para brillar!".

En ese momento, la diosa Talia apareció con un tambor en la mano, tamborileando al ritmo de una canción inventada. "¡Hola, mis adorables perdedores! ¿Listos para la aventura? ¡La vida es una fiesta!", exclamó, mientras se tambaleaba de un lado a otro.

"¿Tú otra vez?", suspiró Lio. "¿No tienes algo más útil que hacer que interrumpir nuestra vida miserable?".

"¡No! ¡Soy una diosa! Y he venido a guiarte por el camino del desastre… ¡digo, del éxito!", dijo Talia, riendo como si acabara de escuchar el chiste más gracioso del mundo.

Con una mezcla de resignación y una pizca de emoción, Lio siguió a Lilith y Talia, quien parecía haber olvidado que no estaba en un bar, sino en medio del bosque. Después de un rato, llegaron a un claro donde se encontraban otros aventureros.

"¡Mira, Lio! ¡Es Alizna!", dijo Lilith, señalando a una chica de cabello azul brillante que parecía estar en medio de un intenso debate con una criatura esquelética que tenía la apariencia de un perro.

"¡Alizna!", gritó Lio, corriendo hacia ella. "¿Qué haces aquí?".

"¡Estoy aquí para la prueba de búsqueda de escamas de dragón! Pero primero necesito convencer a este cerberus de que no me muerda", respondió Alizna, mientras el perro esquelético la miraba con unos ojos vacíos pero amenazadores.

"¿Cerberus? ¡Eso es lo que tenemos que adoptar!", exclamó Lio, sintiendo que su mala suerte había vuelto a jugarle una broma.

Lilith se acercó al cerberus, sus ojos brillando con emoción. "¡Qué lindo perrito! ¿Puedo acariciarlo?", dijo, ignorando las advertencias de Alizna.

El cerberus, claramente no acostumbrado a la atención, se lanzó hacia Lilith, abriendo las fauces. Lio cerró los ojos, anticipando el desastre. Pero en un giro inesperado, el cerberus se detuvo repentinamente, olfateando a Lilith antes de girar su cabeza y lamerle la cara.

"¡Mira! ¡Se lleva bien contigo!", dijo Alizna, sorprendida.

"¡Es un perro masoquista!", gritó Lio, mientras se preguntaba si tendría que añadir eso a su lista de muertes. "¿Qué sigue? ¿Un dragoncito que le gusta jugar a la pelota?".

"En realidad, sí", dijo una voz detrás de ellos. Era Zafira, la nigromante colorida que se unía a su grupo. "Puedo lanzar las cabezas de mis sirvientes no muertos como pelotas de béisbol. Y, por cierto, mi ataque especial se llama '¡Cabeza voladora de la oscuridad eterna y el caos abismal!', pero eso es solo un detalle".

"¿Qué clase de nombre es ese?", murmuró Lio, sintiendo que su vida se volvían cada vez más absurda.

Más tarde, después de que todos se presentaran, comenzaron la búsqueda de las escamas de dragón. Lio, Lilith, Alizna y Zafira se adentraron en una cueva oscura, donde la luz apenas penetraba. Con cada paso, Lio se preparaba para el inminente desastre, confiando en que su suerte lo llevaría a una nueva muerte inminente.

"¿Alguien tiene una antorcha?", preguntó Lio, pero antes de que pudiera terminar la frase, se cayó en un agujero oculto, cayendo gritando en la oscuridad.

"¡Otra vez no!", resonó su voz mientras desaparecía, dejando a sus compañeras riendo a carcajadas.

"¡Esto va a ser un viaje divertido!", dijo Lilith, mientras se preparaban para rescatarlo.

Con cada momento, la aventura se tornaba más caótica, pero Lio sabía que, aunque su suerte era desastrosa, la compañía que había encontrado hacía que cada caída valiera la pena.

Lio se despertó de un salto en el fondo de un agujero oscuro y húmedo, la cabeza le daba vueltas y su cuerpo dolía. "¿Dónde estoy ahora?", murmuró, mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad. De repente, escuchó un rugido profundo resonar desde lo alto. "Oh no, no, no… no puede ser otra vez".

Mientras tanto, en la superficie, Lilith, Alizna y Zafira se asomaban al borde del agujero. "¿Dónde se habrá metido este chico?", preguntó Alizna, viendo cómo el eco de la voz de Lio se desvanecía.

"¿Qué tal si lo dejamos ahí un rato? Podría ser una buena forma de lidiar con su mala suerte", sugirió Zafira con una sonrisa traviesa, mientras lanzaba la cabeza de uno de sus sirvientes no muertos en el agujero. "¡Cabeza voladora de la oscuridad eterna y el caos abismal!", gritó, disfrutando del espectáculo.

"¡No! ¡No lo dejen ahí! ¡Va a salir en cualquier momento y...!", comenzó a decir Lilith, pero fue interrumpida por un estruendo que hizo temblar el suelo. Lio había encontrado la salida, pero no solo eso: había caído justo en el medio de un nido de dragones.

Lio se levantó, sus instintos de supervivencia activados. "¡Hola, pequeños dragones! ¿Les gustaría jugar a las escondidas?", dijo, intentando sonar amigable mientras retrocedía lentamente. Sin embargo, su intento de escapar fue interrumpido por un dragón que, en un acto de curiosidad, le lanzó una escama brillante que le golpeó en la cara.

"¡Ay!", gritó. "¡Eso duele!".

Los dragones comenzaron a reírse, un sonido que resonaba como un eco aterrador en la cueva. "¡Mira! ¡El humano se queja!", dijo uno de los dragones mayores con una voz profunda y burlona.

Mientras tanto, en la superficie, las chicas estaban en una competencia para ver quién podía gritar más fuerte para que Lio pudiera escucharlas. "¡Lio! ¡Estamos aquí para rescatarte!", gritó Alizna, aunque no estaba segura de si él podía oírla.

"¿Rescatar? ¡A mí me encanta este lugar!", respondió Lio desde el fondo del agujero, tratando de mantener la calma. "¡Son unos dragones adorables!".

"¡Eso no son dragones adorables, son dragones hambrientos!", replicó Lilith, mirando a Zafira con preocupación. "¡Tenemos que sacarlo de ahí!".

Zafira, con su usual creatividad, decidió que era el momento perfecto para probar un nuevo ataque. "¡Cabeza voladora de la oscuridad eterna y el caos abismal!", gritó de nuevo, pero esta vez, en lugar de lanzar una cabeza, creó una ilusión de un dragón gigante que apareció en el fondo del agujero.

Los dragones, confundidos y divertidos, comenzaron a perseguir a la ilusión, dándole a Lio la oportunidad de escalar hacia la salida. "¡Esto es una locura!", pensó mientras se escabullía, pero finalmente logró salir del agujero, justo cuando un dragón se dio cuenta de que lo habían engañado.

"¡Lio!", gritaron las chicas al unísono, mientras él se caía de espaldas, aterrizando en el suelo. "¡Eres un desastre!".

"Pero un desastre divertido", respondió Lio, sonriendo mientras se incorporaba. "¡Y tenemos escamas de dragón!".

Eufóricos, comenzaron a recoger las escamas que habían caído de los dragones en su mini caos. "¿Y ahora qué hacemos?", preguntó Alizna, mientras miraba a su alrededor.

"Ahora debemos regresar y reportar nuestro éxito para subir de rango a clase C", dijo Lilith, con su habitual entusiasmo.

Sin embargo, antes de que pudieran celebrar su victoria, unos gritos resonaron en la cueva. "¡Ayuda! ¡Secuestradores!", gritó una voz. Era un grupo de aventureros que habían sido capturados por un gremio rival conocido como "Los Fantasmas Reguetoneros".

"¿Qué está pasando aquí?", preguntó Lio, mirando a sus compañeras. "¿No se suponía que nuestra misión era recoger escamas de dragón?".

"¡Rápido! ¡Tenemos que salvarlos!", dijo Alizna, mientras Zafira comenzaba a elaborar un plan.

"¿Cómo? ¡No tenemos nada!", exclamó Lilith, mirando su escaso equipo. "¿Y si nos atrapan también?".

"Podemos usar la distracción de Zafira y las escamas de dragón para negociar", sugirió Lio, recordando que su vida estaba llena de peligros. "Vamos a ver qué podemos hacer".

Con una mezcla de valentía y desesperación, el grupo se adentró en la cueva donde se escuchaban las risas de Los Fantasmas Reguetoneros. Al acercarse, vieron a los secuestradores sentados alrededor de una fogata, contando historias sobre sus hazañas, y riendo a carcajadas.

"¡Miren! ¡Los pobres aventureros!", dijo uno de ellos, señalando a los prisioneros que estaban encadenados. "No podemos dejar que se escapen. ¡Vamos a pedir un rescate! Necesitamos tres árboles de limones y 500 millones de monedas de oro, además de una carta autografiada de la nigromante".

"¡Espera! ¿Los limones? ¿Por qué limones?", preguntó Lio, mientras sus compañeras trataban de contener la risa.

"¡No tengo idea! ¡Es lo que se me ocurrió!", dijo el secuestrador, mientras los prisioneros miraban con desesperación.

"Esto se está volviendo ridículo", murmuró Alizna. "¡No tenemos nada de eso!".

"Podemos crear un nuevo gremio, ¡eso podría funcionar!", sugirió Zafira, mientras sus ojos centelleaban con emoción. "¡Esa podría ser nuestra salida!".

"¿Y qué vamos a llamar a nuestro nuevo gremio? ¡Los desastres de Lio y compañía!", bromeó Lilith, riendo a carcajadas.

Sin embargo, antes de que pudieran decidir un nombre, Lio decidió actuar. Con un grito, corrió hacia los secuestradores y gritó: "¡Vengo a negociar! ¡Tengo escamas de dragón!".

Los secuestradores se dieron la vuelta, sorprendidos de ver a Lio acercarse con un brillo en sus ojos. "¿Escamas de dragón? ¿Por qué no lo dijiste antes?", dijo el líder del gremio rival, mientras su mirada se iluminaba.

"Claro, pero a cambio de liberar a los prisioneros", dijo Lio, tratando de sonar seguro mientras su corazón latía con fuerza.

"Eso suena justo. Pero primero, ¡tenemos que ver cómo sabes negociar!", dijo el líder, mientras señalaba a su grupo. "¡Prepárense para la batalla!".

Mientras tanto, Lio se dio cuenta de que había caído en un nuevo desastre. "Esto no es bueno", pensó, mientras se preparaba para lo inevitable.

Las chicas se unieron a él, listas para la batalla. "No se preocupen, ¡podemos salir de esto!", gritó Lio, mientras la situación se tornaba cada vez más caótica.

Y así, con la esperanza de salir ilesos de la situación, el grupo se lanzó a la batalla contra Los Fantasmas Reguetoneros, mientras Lio se preguntaba si alguna vez podría tener un día normal en su vida llena de desventuras. Pero al menos, se dio cuenta de que, aunque la suerte no estaba de su lado, siempre podría contar con sus amigos para enfrentar el caos juntos.

Lio despertó, como siempre, en un lugar inesperado. Esta vez, se encontraba en un campo de flores multicolores, rodeado de mariposas que parecían danzar al ritmo de una melodía que solo ellas podían oír. Se levantó, se sacudió el polvo y se preguntó en qué parte del mundo había reaparecido. Se asomó a un lado y vio que la flor más cercana tenía una etiqueta que decía: "Cuidado: ¡Puede explotar si te acercas demasiado!".

Después de un suspiro resignado, Lio recordó que tenía una misión que cumplir con su nuevo grupo. Con un poco de suerte, podría encontrar a Lilith, la vampira pechugona y masoquista que se había convertido en su compañera. Sin embargo, justo cuando pensaba en ella, un grito ensordecedor resonó a su alrededor.

"¡Lio! ¡Ven aquí! ¡Rápido!"

Era la voz infantil y caprichosa de Talia, la diosa embriagada. Lio no pudo evitar sonreír ante la idea de que la diosa lo estuviera llamando. Pero cuando se dio la vuelta, se encontró con un pequeño grupo de mariposas que, al parecer, se habían unido a la fiesta de Talia. Con una mezcla de emoción y terror, Lio corrió hacia el sonido de su voz.

Al llegar, encontró a Lilith, su nueva compañera, sosteniendo una botella de vino de un color rojo vibrante. "¡Lio! ¡Mira lo que encontré! ¡Es vino de sangre! ¡Perfecto para nuestra misión!" dijo, mientras se relamía los labios con una sonrisa traviesa.

"¿Misión? ¿Qué misión?" preguntó Lio, todavía un poco aturdido por su repentina aparición en el campo de flores.

"¡Vamos a buscar escamas de dragón!" exclamó Lilith, dándole un ligero empujón. "Es nuestra primera prueba para subir a rango C. Y, por cierto, he convocado a otra compañera: ¡Zafira, la nigromante!"

En ese momento, una joven de cabello colorido y vestimenta extravagante apareció, lanzando un cráneo que había traído como "mascota". "¡Hola! Soy Zafira. ¡Listos para la aventura! ¡He traído mis cabezas de sirvientes no muertos para el ataque sorpresa!"

Lio no pudo evitar reír ante la imagen. "Genial… ¿y qué vamos a hacer con esas cabezas?"

"¡Hacer negocios, por supuesto! Pero primero, debemos encontrar esas escamas de dragón y, tal vez, hacer un trato. ¡He escuchado que los dragones adoran los objetos brillantes!" dijo Zafira, mientras comenzaba a organizar sus "armas" de lanzamiento.

Con un grupo tan peculiar, Lio se sintió un poco más confiado. Sin embargo, en el fondo, sabía que su suerte no era la mejor. Decidieron dirigirse hacia la Montaña del Dragón, un lugar conocido por sus criaturas imponentes y, como no, por los peligros que acechaban en cada rincón.

Mientras caminaban, Lio sintió un extraño escalofrío en su espalda. "Oigan, ¿no les parece que esto es demasiado tranquilo?" preguntó, mirando a su alrededor.

"¡Deja de ser pesimista, Lio! ¡Esto es solo el comienzo!" respondió Lilith, mientras se balanceaba de manera juguetona.

Pero tan pronto como dijo eso, un grupo de figuras sombrías apareció de entre los árboles. Lio se dio cuenta de que eran miembros de un gremio rival, conocidos como los "Fantasmas Reguetoneros". Eran famosos por sus secuestros y sus horripilantes bailes de fiesta.

"¡Eh, miren! ¡Es el desgraciado que siempre se mete en problemas! ¡Y viene con un par de chicas!" gritó uno de los secuestradores, mientras se acercaban con intenciones maliciosas.

Lio sintió que su corazón se aceleraba. "¡Chicas, tenemos que correr!"

"¿Correr? ¡Pero aún no hemos encontrado las escamas!" protestó Zafira, mientras lanzaba una cabeza de sirviente a los atacantes, que solo se reían ante su intento.

"¡Esperen! ¡Un momento! ¡Déjenme preparar algo!" Lio gritó, mientras se agachaba para buscar un plan. "¡Solo esperen 30 minutos y luego me entregan las escamas! ¡Les prometo que será divertido!"

Los secuestradores, confundidos por la propuesta, se miraron entre ellos. "¿Treinta minutos? ¿Qué vas a hacer en ese tiempo? ¿Bailar un reguetón?"

"¡Exactamente!" gritó Lio, mientras arrastraba a Lilith y Zafira hacia un lugar seguro. "¡Vamos, rápido!"

Mientras se alejaban, Lio dejó una nota en la puerta de la cocina del campamento enemigo: "¡Cerrarán la puerta de la cocina de vez en cuando! Gracias por la comida." Con una sonrisa traviesa, el grupo logró escapar, dejando a los Fantasmas Reguetoneros confundidos y preguntándose qué había salido mal en su plan de secuestro.

Finalmente, con un suspiro de alivio, Lio miró a sus compañeras. "Bueno, al menos no nos secuestraron, y ahora sabemos que debemos ser más cuidadosos la próxima vez."

Lilith sonrió, mientras Zafira se reía. "¡Esto es solo el comienzo, Lio! ¡La próxima vez, seremos más astutas!"

Mientras el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, Lio no pudo evitar sentir que, a pesar de su mala suerte, había algo especial en su nuevo equipo. Tal vez, solo tal vez, la fortuna se estaba alineando, aunque de manera un poco torpe y caótica. Después de todo, la vida de un aventurero siempre prometía sorpresas inesperadas.