🌷NAGISA TAKIBA🌷
Camine con paso firme por las calles mientras miraba a los lados. Varios hombres de traje se quedaban viéndome, aunque parecía que lo hacían de forma disimulada, yo podía ver claramente a donde se dirigían sus ojos. Trate de ignorarlos y continúe mi camino hacia aquel edificio grande y lujoso que estaba frente a mí.
Empuje las grandes puertas de vidrio y, una vez dentro, admire lo ordenado y elegante que se veía el lugar. Tenía un sector con algunos sillones y una mesita de espera, en el otro lado se encontraba un escritorio grande con una persona sentada detrás. Rápidamente deduje que se trataba de la recepción y me dirigí hacia allí a preguntar por mi madre.
—Disculpe, buenos días. Mi nombre es Nagisa Takiba y estoy buscando a mi madre, Yumiko Takiba.
La que estaba en aquel escritorio se trataba de una mujer, con un bello rostro y una sonrisa amable. Parecía joven, pero estaba segura traería maquillaje que la haría verse más joven.
—Un momento por favor.
Me respondió sutilmente y enseguida tomo el teléfono cercano. Marco unos números y espero a que le atendiera. La mujer hablaba para sí y no pude escuchar su conversación por lo que me quede esperando a que terminara de preguntar. Cuando termino la llamada colgó el teléfono y se dirigió hacia mí.
—Lo lamento señorita, pero aquí no hay ningún empleado que se llame Yumiko Takiba.
Al escuchar su respuesta me quede confundida, ¿Cómo era posible que me dijera eso?
—Ehhh... debe haber un error, mi madre trabaja aquí. Desde hace más de 10 años que trabaja en este edificio ¿Cómo puede ser que me diga eso? —le pregunte algo sorprendida por su respuesta.
—Es lo que me dijeron a mí, no puedo hacer nada para ayudarle señorita.
Estaba poniéndome un poco nerviosa, parecía que me estaba jugando una broma, pero la mirada seria de aquella mujer me decía que estaba diciendo la verdad. Estaba por volver a insistirle en que llame de nuevo cuando de pronto una voz se escuchó detrás de mí y luego sentí una mano sobre mi hombro.
—Nagisa ¿Cómo has estado? No esperaba verte por aquí.
Cuando me di vuelta vi a un hombre con un elegante traje, era varios centímetros más alto que yo y tenía un aspecto bastante atractivo. De alguna forma su rostro me resultaba familiar, pero no lograba recordar donde lo había visto antes.
—Disculpa ¿Quién es usted? ¿Lo conozco?
Debí mostrar un rostro demasiado confundido y preocupado porque el hombre soltó una pequeña risa y me tomo de los hombros, fue un agarre suave y extrañamente tranquilizador.
—Lo siento, debió pasar más de 8 años... pero soy yo, soy un amigo de tu madre. Soy Kinzo Yin, ¿Me recuerdas? Una vez te regale una casa de muñecas cuando eras pequeña.
Hice memoria tratando de recordar a ese hombre, pero su rostro no aparecía en mi mente. Lo que si apareció fue esa preciosa casa de muñecas que había en mi habitación. Recordaba que alguien me la había regalado, tarde unos cuantos segundos antes de responderle al hombre.
—Creo recordar algo... lamento si no te recuerdo a ti.
—No te preocupes, pasaron muchos años. Y dime ¿Qué te trae por aquí?
El hombre parecía muy amable, según él ya nos conocíamos, pero yo aún no podía recordarlo.
—Vine a visitar a mi madre, pero según la recepcionista dice que no trabaja aquí...
—¡Ah! Tu madre. Sí, debe estar arriba. ¿Quieres que te lleve con ella? —me ofreció el hombre con amabilidad.
—Si, muchas gracias. Pero ella me dijo que no trabajaba... —no logre terminar mi frase, ya que el hombre me dio media vuelta y me llevo hacia un ascensor cercano.
—Tranquila, no le hagas caso. Ella comenzó a trabajar hace poco así que no conoce bien a las personas. Dejame llevarte con tu madre.
—Está bien, muchas gracias señor Yin —le agradecí con amabilidad.
—Llamame Kinzo, Nagisa —me dijo de forma calmada y confianzuda.
—Humm, okey —me limité a responder
Deje que me llevara hacia el ascensor y ambos nos metimos dentro, Kinzo apretó el botón del piso 15 y el ascensor cerro sus puertas para comenzar a subir.
—Has crecido mucho, te pareces mucho a tu madre Nagisa.
—Ah, muchas gracias.
Trate de no mirarlo de reojo, sabía que sus ojos estaban recorriendo mi cuerpo, podía sentirlo. Seguramente estaba viendo mi gran busto o mis caderas de buen porte. Cerré mis ojos algo nerviosa debido a lo cerca que estábamos y a la privacidad que nos daba aquel ascensor. ¿Acaso mi corazón comenzó a latir levemente? Sentí mis mejillas un poco acaloradas y de pronto se escuchó una campanilla indicando que llegamos al piso solicitado.
—Es aquí, pasa no hay problema —me indico al momento que el ascensor se detuvo.
Cuando se abrieron las puertas del ascensor ambos salimos y caminamos por un pasillo hasta llegar a una habitación algo pequeña y acogedora. En aquella habitación se encontraban un par de asientos y sillones, y en una de las paredes se encontraba una puerta con un letrero a su costado.
—Esperame aquí, iré a llamar a tu madre —me pidió el señor Yin.
—De acuerdo
Le respondí de forma educada y me acerqué a uno de los sillones para sentarme y esperar por mi madre. Esta habitación seguramente se usaba como una sala de espera y detrás de esa puerta se encontraba las oficinas donde mi madre trabajaba. Me quede esperando varios minutos mirando alrededor y tratando de hacer memoria para recordar al hombre que decía conocerme a mí y a mi madre.
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—Aahhhh~ Sii... Asii~ Mmmhhggg~
Las manos de aquel hombre sostenían con fuerza mi cintura mientras continuaba embistiéndome y penetrándome con su miembro erecto. El otro hombre que se encontraba a mi derecha se acercó a mi rostro y apunto su miembro a mi boca, de inmediato la abrí para dejar pasar su miembro y comenzar a lamerlo y chuparlo con mucho deseo.
Varios papeles y lapiceras seguían cayendo al suelo, ya que el escritorio no era tan grande para sostener mi cuerpo, y las fuertes penetraciones que me estaban dando hacían que mi cuerpo se moviera de un lado a otro. De pronto sentí unas manos sobre mis pechos lo que me causo más placer del que venía sintiendo. Aquellas manos apretaron con fuerza mis pechos y mi espalda comenzó a arquearse debido al placer intenso que llenaba mi cuerpo.
—Ahhhh, ¡dios! Mitsuri~ creo que ya no podre... ¡¡aahhhhh!!
—¡¡MMMHHGGG!!~ ¡¡Siii!!~ se siente tan... Aaayy~ Sii~
Saque el miembro de mi boca por unos momentos para dejar salir mis fuertes gemidos de placer. Aquel hombre se había corrido dentro mío y el caliente y espeso semen me llenaba por dentro haciéndome sentir un intenso placer. Me dio unas últimas embestidas y luego saco su miembro de mi vagina. Unas gotas del líquido blanco cayeron de mi intimidad sobre mi escritorio. Mi respiración se encontraba un poco agitada y mi cuerpo me pedía más. Me levante de mi escritorio y me baje al piso. Empuje al otro hombre hacia el sofá cercano y lo hice sentarse para luego acercarme a él.
—Ahora es tu turno, espero que dures más que tu compañero~
Con un tono de lujuria total me acomodé encima del hombre y, tomando su miembro, lo fui metiendo en el interior de mi vagina. Podía sentir como separaba mis paredes vaginales con gran facilidad y, cuando ese miembro por fin estuvo completamente dentro de mí, comencé a mover mis caderas.
Aaahhh~ Siii~ Que rico...~ Mmmhhgggg~ Se siente bien~
Mis gemidos comenzaron a ser más altos y mis caderas se movían cada vez con más fuerza. Era estupendo y muy placentero sentir como el miembro entraba y salía de mi interior. Aquel hombre debajo mío subió un poco más mi falda y me dio una nalgada con fuerza. Luego de soltar un jadeo fuerte comencé a moverme con más fuerza y posteriormente a saltar encima de él. Ahora yo no era la única que se encontraba gimiendo y jadeando por lo que pasaba.
Estaba tan concentrada en el placer y el sexo que no note que la puerta se había abierto hasta que escuche una voz familiar.
—Mitsuri... Yumi. Tu hija vino a verte...
—¡¡Aahhggg!!~ Mmmhhh~ ¿Kinzo? Aaahhh~ ven aquí... tal vez tú puedas darme el orgasmo que busco~
Apenas pude ver a mi amigo entrar por la puerta. Mis manos se sostenían a los hombros del hombre que estaba debajo mío. Continuaba saltando con fuerza, provocando que las penetraciones sean más fuertes y rápidas. Sentí un poco más de placer cuando el hombre tomo uno de mis pechos para comenzar a chuparlo y lamerlo mientras yo saltaba encima de él.
Kinzo se acercó a mi derecha y yo rápidamente comencé a quitarle el pantalón. Cuando le baje la ropa interior su miembro se encontraba erecto, pero sabía que podía volverse más duro de lo que ya estaba. Rápidamente comencé a chupársela, sin dejar de saltar encima del otro hombre.
—Tu siempre tan sexy y animada... nunca me cansaré de tus mamadas...
Luego de decirme eso Kinzo comenzó a acariciar mi cabeza mientras yo se la seguía chupando. Unos minutos después él me sostuvo con fuerza mientras comenzaba a embestir mi boca y a penetrarla con su duro y grueso miembro.
Pasaron unos minutos hasta que Kinzo saco su miembro de mi boca. Se acomodó detrás mío y sin esperar más metió su miembro por mi ano. Solté un fuerte gemido al sentir como su miembro entraba por mi parte trasera. Luego de esto siguieron unos buenos minutos de fuertes y duras penetraciones por parte de ambos hombres. Debido a que mis gemidos eran demasiado fuertes alguien debía callarme. Fue entonces cuando se unió el hombre que descansaba a un lado, se paró sobre el sofá y sin mediar palabra metió su miembro en mi boca para callar mis fuertes gritos de placer.
Fueron casi 30 minutos de un intenso y lujurioso placer sexual, estaba por volverme loca debido a como entraban esos 3 en mi cuerpo. De pronto comencé a sentir el cálido líquido en mi interior, primero fue en la parte delantera, unos segundos después Kinzo acompaño al hombre que estaba debajo mío. Y por último el tercer hombre comenzó a llenar mi boca con su semen espeso y caliente.
Mientras continuaba saboreando de ese exquisito sabor en mis labios, de mi intimidad comenzó a salir varias gotas de fluidos vaginales, había llegado a mi preciado orgasmo. Estuve unos pocos minutos saboreando entre mis labios y mi lengua todo el semen que había dejado aquel hombre, mientras mi respiración se calmaba y lentamente los 3 hombres se apartaban de mí respirando con dificultad.
—Ahhhh... cada vez es más difícil complacerte... querida Mitsuri... —dijo el hombre que había aguantado mis fuertes e intensos sentones.
—Pero siempre es un placer ayudarte... aunque nosotros quedemos muy agotados... —añadió el otro hombre que se había corrido en mi boca.
—Ya les dije que Mitsuri es alguien peligrosa... si no se cuidan quedaran exprimidos en una sola tarde —sentencio mi viejo amigo mientras se acomodaba sus pantalones.
Mientras ellos hablaban yo trataba de limpiarme todo el semen que habían dejado en mi vagina y mi ano. Unos segundos después Kinzo se dirigió a mí y me paso un pañuelo para limpiarme las gotas de sudor que caían por mi cuello y mis pechos.
—No creo que me hayas escuchado antes, así que lo repetiré. Tu hija Nagisa vino a verte. Está esperándote afuera de las oficinas.
–¿¡¿¡M-mi hija está aquí!?!?
Me lleve una gran sorpresa al escuchar esa noticia, de inmediato comencé a limpiarme rápidamente y levante mi sostén para ponérmelo. Volví a bajar mi falda y abotoné mi camisa. De un salto salí de mi oficina para dirigirme al baño y arreglarme mejor.
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Estuve esperando durante varios minutos a que mi mama viniera a recibirme. Ya estaba aburriéndome así que comencé a revisar las redes sociales y luego mi casilla de correo. Hacía semanas que enviaba mi curriculum a empresas y puestos de trabajo, pero aún no había recibido ninguna respuesta, ni siquiera una llamada.
Pasaron alrededor de 40 minutos hasta que por fin alguien abrió aquella puerta y al ver el rostro de mi madre sonreí aliviada.
—Mamá ¿Cómo estás? —la salude acercándome a ella.
Note que mi madre estaba un tanto exaltada o cansada, tal vez llegue en un momento donde estaba atareada con mucho trabajo.
—Hija ¿Qué haces aquí? Te dije que no vinieras a mi trabajo sin avisarme
—Lo siento, es que llego algo a casa y sentí que sería muy importante. –le dije algo apenada luego de descubrir que había interrumpido a mi madre en un momento inoportuno.
—Ohhh, bueno. Está bien, y dime ¿Qué es lo que querías decirme?
Vi a mi madre de arriba a abajo, parecía que tenía algunos cabellos fuera de lugar y su camisa y falda se veían algo arrugados. Lleve mi mano a mi bolso y saque una carta que tenía un sello que parecía pertenecerle a alguien sumamente importante. En el remito aparecía el nombre de mi madre con letras doradas y una caligrafía sumamente elegante.
—Esta carta llego a casa hoy. Creí que sería algo importante así que la traje de inmediato.
Mi madre se quedó unos segundos viéndola y luego la tomo para guardarla.
—Muchas gracias hija. Creo que si se trataba de algo urgente, ahora si quieres puedes irte. Mami está un tanto ocupada y creo que no podre llegar a casa esta noche.
—¿Otra vez? Pero ya van dos noches que llegas muy tarde a casa... —le mencioné con un tono deprimente.
Me sentí algo desilusionada al escuchar la noticia de mi madre. Creí que esta vez podríamos cenar juntas las dos en casa. Luego de varios días sin poder compartir un momento juntas.
—Si, lo siento. Aún hay mucho papeleo del que debo terminar con urgencia. No me esperes para cenar ¿De acuerdo? Te quiero mucho~
Mi madre se acercó para darme un beso en la frente y de inmediato volvió a entrar a su oficina. Me sentí un poco triste y apenada, pero no podía hacer nada al respecto. Luego de unos segundo me di media vuelta y me dirigí al ascensor para salir de aquel edificio y volver a casa.