Chapter 17 - cap 17

Luffy, el único hombre en esta peculiar versión de la historia, se encontraba en el corazón de Amazon Lily. La atmósfera era tensa, pero él, con su característico optimismo, se esforzaba por mantener una sonrisa en su rostro. Sin embargo, era difícil ignorar las miradas de las guerreras Kuja, quienes parecían más interesadas en aprovecharse de su inocencia que en la batalla que acababa de tener lugar.

Hancock, la imponente emperatriz, observaba a Luffy con una mezcla de admiración y frustración. La lucha contra las tres guerreras había sido intensa, pero ahora su mente estaba llena de pensamientos sobre el extraño chico que había desafiado a su autoridad. "¿Por qué tiene que ser tan… encantador?" pensaba, mientras se volvía hacia sus hermanas, Sandersonia y Marigold, quienes aún mostraban signos de la batalla.

"¿Vas a pelear conmigo, Hancock?" preguntó Luffy, con su inconfundible sonrisa. Pero ella simplemente negó con la cabeza, sintiéndose más cansada que otra cosa. "No tengo humor para eso ahora." Luffy se encogió de hombros, tomando el camino hacia Marguerite, Sweet Pea y Aphelandra.

"¡Por favor, devuélvelas a la normalidad! Solo las rescaté, no merecen este castigo," suplicó Luffy. Hancock lo miró, sorprendida por su altruismo. "Tienes una opción, Luffy. O las cambio de nuevo o te doy un bote para que abandones la isla." Sin dudarlo, Luffy eligió revertir la transformación de las tres chicas.

Las hermanas Boa intercambiaron miradas de sorpresa y admiración. "Eres diferente," murmuró Marigold mientras las tres, ahora de vuelta a la normalidad, abandonaban la arena. Luffy solo sonrió, feliz de que estuvieran bien.

Más tarde, en el Castillo Kuja, el ambiente se tornó más serio. Luffy, sentado en el salón de la emperatriz, escuchaba atentamente a Sandersonia y Marigold mientras agradecían su discreción. "No te preocupes, solo quiero comer algo," respondió Luffy con su habitual despreocupación, provocando risas entre las hermanas.

Sin embargo, el tono cambió drásticamente cuando Hancock entró en la sala. Él se sorprendió al encontrarla semidesnuda, su mirada seria y su espalda marcada con la Garra del Dragón Celestial. Al acercarse, él recordó que esa marca era similar a la de Hatchan. "¿Sabes lo que significa?" preguntó Hancock, su voz temblando ligeramente.

Nyon, que había estado observando desde un rincón, intervino. "Esa marca representa un pasado de sufrimiento y esclavitud. Hancock y sus hermanas fueron una vez prisioneras de los Nobles Mundiales." Luffy, al escuchar esto, sintió un dolor profundo en su corazón. La historia de Hancock era desgarradora, y sabía que no podía permanecer indiferente ante su sufrimiento.

Mientras Hancock relataba su historia, Luffy se sintió conmovido. La lucha contra los traficantes de esclavos, la liberación por parte de Fisher Tiger, las lágrimas de Sandersonia al recordar el horror… Todo esto le hizo comprender el verdadero significado de la libertad. "No me arrepiento de haber golpeado a uno de ellos," afirmó Luffy, su voz firme. "Nunca más deberían tratar a nadie como menos que humanos."

Hancock, sorprendida por su valentía, sintió una chispa de esperanza. "¿De verdad existe alguien que se oponga a ellos?" preguntó, mientras una sonrisa comenzaba a asomar en su rostro.

La conversación se tornó más profunda y emotiva, y Luffy le habló sobre su hermano Ace. "Lo van a ejecutar. Tengo que salvarlo, pero necesito tu ayuda," le dijo, su voz llena de determinación. Hancock, sintiendo la urgencia en sus palabras, comenzó a cuestionarse su propio deseo de permanecer al margen.

"Pero…" comenzó Hancock, luchando con sus propios sentimientos. "No puedo simplemente dejar que el Gobierno Mundial se salga con la suya." Luffy la miró, comprendiendo que debía convencerla para que se uniera a él.

La situación se complicó cuando Nyon explicó que Hancock había caído en la enfermedad del amor, algo que había afectado a sus antecesoras. "Luffy tiene una extraña influencia sobre ella," dijo Nyon, mientras la emperatriz se sonrojaba. Luffy, al darse cuenta de lo que sucedía, sintió una mezcla de sorpresa y confusión, pero no podía ignorar que necesitaba la ayuda de Hancock.

En el siguiente encuentro, Hancock, visiblemente afectada por sus sentimientos, aceptó ayudar a Luffy. "Haré lo que me pidas, pero debes prometerme que volverás," dijo, su voz temblando. Luffy, con su sonrisa habitual, asintió. "Te prometo que volveré con mi tripulación."

A la mañana siguiente, el barco de Kuja estaba listo para zarpar. Hancock y Luffy se despidieron de las guerreras, quienes estaban emocionadas por el acto heroico de su emperatriz. "Gracias por todo," dijo Luffy, mientras Marguerite y sus amigos lo miraban con admiración. "Prometo regresar."

Con eso, Luffy y Hancock se embarcaron en el barco de Momonga, con la esperanza de llegar a tiempo para salvar a Ace. A medida que la embarcación se alejaba de la isla, Luffy sintió una mezcla de emoción y miedo, sabiendo que se avecinaban batallas aún más difíciles, pero decidido a enfrentar cualquier desafío que se presentara.

Luffy, el único hombre en esta versión de la historia, se encontraba en la vasta y misteriosa isla de Weatheria, donde el anciano que había conocido le hablaba sobre los secretos del clima. Sin embargo, en su mente, su verdadero objetivo era rescatar a Ace, y cada segundo que pasaba se sentía como una eternidad. Aunque sabía que el futuro estaba lleno de peligros y traiciones, no podía mencionar nada de lo que había visto.

Mientras tanto, las chicas de su tripulación, cada una con su propia personalidad y habilidades, se estaban preparando para reunirse con él. Nami, con su astucia y determinación, investigaba el nudo del viento, buscando maneras de utilizarlo en sus aventuras. Sin embargo, se sentía frustrada por la falta de resultados, lo que la llevó a explotar en un arranque de rabia. Las nubes se oscurecieron, reflejando su estado de ánimo.

"¡Maldita sea! ¡No puedo creer que este viejo no me explique bien cómo usar esto!" gritó, mientras el anciano se retiraba, temeroso de su ira.

Por otro lado, Sanji, atrapado en el infierno de Momoiro, se encontraba rodeado de Okamas que le miraban con curiosidad. Aunque su situación era desesperada, su espíritu no se quebrantaba. "Nami… Robin… ¡No puedo dejar que esto me detenga! Debo volver a ellas", murmuró, mientras intentaba escapar de las atrapantes miradas de los habitantes del lugar.

En el archipiélago Boin, Usopp se enfrentaba a criaturas aterradoras, pero su nuevo amigo, Heracles, le enseñaba a ser valiente. "¡Tú puedes hacerlo, Usopp! No dejes que el miedo te consuma", le decía Heracles, mientras luchaban juntos contra una planta devoradora de hombres. Usopp, sintiendo la presión, se armó de valor y disparó su tirachinas con precisión, gritando: "¡No me subestimen, soy el gran guerrero Usopp!"

Mientras tanto, en la isla Kuraigana, Zoro se despertaba después de un aterrizaje forzoso, sólo para encontrar a Perona mirándolo con una mezcla de preocupación y desprecio. "No puedes quedarte aquí, Zoro. Necesito que te recuperes y vuelvas a ser fuerte", le decía, mientras le vendaba las heridas. Zoro, aunque un poco confundido, sonrió con gratitud. "Lo haré, pero necesito mis espadas", respondió con determinación.

En Impel Down, Garp se encontraba con Ace, quien atravesaba su propia tormenta emocional. "Hermano, la guerra se acerca. No sé si podré salvarte esta vez", dijo Garp, con lágrimas en los ojos. Ace, sintiendo el peso de la desesperación, respondió: "No te preocupes por mí. Siempre he sido un pirata. Haré lo que deba hacer".

Mientras tanto, en Mary Geoise, los cinco Señores de la Guerra del Mar se reunían, mirando con desconfianza a los Marines. "Si Barbablanca ha desaparecido, debemos actuar rápido", decía Doflamingo, mientras la tensión se apoderaba de la sala. Mihawk, siempre sereno, añadió: "No podemos subestimar a la tripulación de Luffy. Están llenos de sorpresas".

Luffy, sintiendo la presión de los eventos que se desarrollaban a su alrededor, se preparaba para unirse a su tripulación. Con cada paso, sabía que el futuro que había presenciado estaba a punto de cambiar, y que su viaje estaba lejos de terminar. La historia de la tripulación Sombrero de Paja estaba a punto de tomar un giro inesperado, lleno de peligros, traiciones y emociones desgarradoras.

Mientras se dirigía hacia la próxima aventura, Luffy sonrió, recordando que, a pesar de todo, su espíritu indomable siempre lo llevaría hacia adelante. Y aunque sus compañeras lo manosearan y disfrutaran de su inocencia, en su corazón, Luffy sabía que cada uno de ellos estaba listo para enfrentarse a los desafíos que les aguardaban en el horizonte.

Luffy se encontraba en el oscuro y sombrío entorno de Impel Down, donde la desesperación y la tristeza se sentían en cada rincón. Había viajado al pasado, y aunque sabía lo que iba a suceder, no podía decir nada. Su corazón latía con fuerza mientras se preparaba para enfrentar lo que vendría. Había un objetivo claro en su mente: salvar a Ace, su hermano.

Mientras tanto, en el mar, el barco pirata de Buggy se deslizaba por las aguas, intentando llegar a la prisión. Buggy, con su característico humor y rabia, se encontraba rodeado de su peculiar tripulación. Alvida, con una mirada astuta, estaba más interesada en tomar el control del barco que en la misión de rescate. La tensión se palpaba en el aire mientras discutían sobre el rumbo a seguir.

"¡Vamos, Buggy! ¡No puedes dejar que te atrapen en este Calm Belt! La naturaleza de este lugar es un caos, y ya sabes lo que nos pasó la última vez", exclamó Alvida, cruzando los brazos con desdén.

"¡Pero tengo que salvar a mi capitán! ¡No puedo dejar que lo ejecuten!" Buggy gritó, desesperado. "¡No puedo dejarlo solo!"

Al final, la tripulación decidió que era mejor no arriesgarse y dejó a Buggy continuar solo. "Buena suerte, Buggy. ¡No te olvides de nosotros cuando seas famoso!" gritaron mientras se alejaban, dejando a Buggy en su búsqueda solitaria.

En Impel Down, Luffy se movía con cautela entre las sombras, sintiendo la opresiva atmósfera de la prisión. Cada grito y lamento de los prisioneros resonaba en su corazón. Sin embargo, sabía que debía seguir adelante. La figura de Ace, su hermano querido, lo guiaba. "No puedo dejar que esto suceda", murmuró para sí mismo.

De repente, Luffy se encontró con Zoro, quien en esta versión era una mujer fuerte y decidida. "¿Qué haces aquí, Luffy? Esto es peligroso", le susurró mientras miraba a su alrededor.

"Voy a salvar a Ace. Necesito que me ayudes", respondió Luffy con determinación.

Zoro asintió, su mirada llena de confianza. "¡Vamos entonces! No dejaré que te atrapen, hermano."

Mientras tanto, Garp, el abuelo de Luffy, estaba en Impel Down visitando a Ace. Su rostro reflejaba decepción y dolor. "¿Por qué elegiste este camino, Ace? Quería que fueras marine, que lucharas por la justicia", le dijo, su voz cargada de tristeza.

Ace, con su característico desdén, respondió: "No importa, abuelo. La sangre de criminales corre por mis venas. Yo elegí mi camino, y Barbablanca es mi verdadero padre. No me arrepiento".

La conversación fue interrumpida por el sonido de las puertas de la prisión abriéndose. Las sombras de la desesperación se cernían sobre ellos, y Luffy, Zoro y un grupo de aliadas se preparaban para la batalla. La tensión aumentaba mientras se encontraban con Hannyabal y Domino, quienes estaban listos para defender la prisión a toda costa.

"¿Quiénes son ustedes para entrar aquí?", gritó Hannyabal, su mirada llena de desafío.

"Vine a salvar a Ace. No dejaré que lo ejecuten", declaró Luffy, su voz resonando con fuerza.

Las chicas de la tripulación de Luffy, entre risas y miradas traviesas, comenzaron a rodearlo, disfrutando del momento de tensión. Pero Luffy sabía que debía concentrarse. Era un momento crítico.

La batalla estalló. Zoro desenvainó su espada, enfrentándose a los guardias con fuerza y habilidad. "¡No dejen que nos detengan! ¡Vamos a salvar a Ace!" gritó mientras cortaba a través de la adversidad. Las chicas, aunque se divertían con Luffy, se unieron a la pelea, mostrando su valentía y destreza.

Mientras tanto, en el fondo de la prisión, los gritos de los prisioneros resonaban, y la brutalidad de la tortura se hacía evidente. Un prisionero nuevo, con la furia de la desesperación, se defendía de su agresor. La lucha era feroz, y la figura del minotauro se cernía sobre ellos, mostrando la naturaleza cruel de Impel Down.

En ese momento, Luffy sintió una punzada en su corazón. Sabía que debía actuar rápido. "¡Vamos, tenemos que seguir adelante!" instó a su tripulación mientras se enfrentaban a las fuerzas de seguridad.

La batalla se intensificó, y las chicas, aunque disfrutaban del momento, eran conscientes de la gravedad de la situación. Sus corazones estaban con Luffy y Ace, y el deseo de luchar por la libertad llenaba el aire.

Mientras tanto, el grupo de Buggy se encontraba en la cima de la prisión, buscando la manera de llegar a Ace. Alvida, con un brillo de ambición en sus ojos, estaba decidida a tomar el control de la situación. "No podemos dejar que esta oportunidad se nos escape", dijo mientras miraba hacia el horizonte.

La tensión se mantuvo alta en Impel Down. Luffy y su tripulación estaban listos para enfrentarse a cualquier cosa, y aunque la tristeza y la desesperación eran palpables, había un rayo de esperanza en el aire. La lucha por la libertad y el amor fraternal guiaba cada uno de sus movimientos.

Mientras la batalla continuaba, Luffy miró hacia el futuro con determinación. Sabía que debía salvar a Ace y cambiar el destino de todos. "No voy a dejar que nada me detenga", se prometió a sí mismo, mientras el eco de la lucha resonaba en su corazón.

Luffy se encontraba en el sombrío y peligroso entorno de Impel Down, un lugar donde la desesperación y la tristeza reinaban en cada rincón. La prisión era inmensa y los gritos de los prisioneros resonaban, creando una atmósfera de tensión constante. A pesar de la gravedad de la situación, Luffy sonreía con esa inocencia que lo caracterizaba, como si nada pudiera detener su espíritu.

Mientras avanzaba, escuchó murmullos provenientes de las celdas. "¡Oye, tú! ¿Cómo es que estás fuera?", preguntó una prisionera, su voz llena de incredulidad. "¿Te has colado aquí? ¡Eres valiente!" Luffy, siempre despreocupado, solo sonrió y continuó su camino, ignorando la confusión de quienes lo rodeaban.

De repente, un grito desgarrador interrumpió el murmullo. "¡Ayuda!" Un fugitivo corría hacia él, seguido de cerca por unas criaturas grotescas, los Blugori. Sin pensarlo, Luffy se lanzó al rescate, pero antes de que pudiera actuar, la figura del fugitivo se desvaneció, revelando que era nada menos que Buggy, quien, con un movimiento ágil, se recompuso.

"¡Luffy! ¿Eres tú?" Buggy exclamó, sorprendido al ver al chico que había conocido en el pasado. "¡Qué suerte, porque estos monstruos no me darán tregua!" Luffy, con su típica actitud despreocupada, le devolvió la sonrisa. "¡Vamos a hacer un gran alboroto!".

Ambos se lanzaron al ataque contra los Blugori. Buggy, con su habilidad para descomponerse, esquivó un hacha que un Blugori había lanzado, mientras que Luffy, con su fuerza descomunal, derribaba a las criaturas con un solo golpe. "¡Wow! ¡Desde la última vez que te vi, has mejorado mucho!", dijo Buggy, admirado. En ese momento, Luffy sintió un ligero orgullo, pero su mente estaba enfocada en una misión más grande.

Mientras la batalla continuaba, la atmósfera se tornaba más intensa. Luffy, en un momento, se detuvo al ver la desesperación en los ojos de un prisionero que había sido herido, y sin pensarlo, se lanzó a ayudarlo, sólo para ser interrumpido por un ataque inminente. "¡Luffy, cuidado!" gritó Buggy, pero era demasiado tarde. La imagen de la chica prisionera, con lágrimas en sus ojos y una sonrisa triste, quedó grabada en su mente.

La lucha fue feroz, y Luffy, a pesar de sus propias heridas, no podía ignorar el sufrimiento de los demás. "¡No puedo dejar que esto continúe!" exclamó con determinación, mientras se lanzaba de nuevo a la refriega. Buggy, al ver esa chispa en los ojos de Luffy, sintió un profundo respeto por él.

Finalmente, después de una intensa batalla, Luffy y Buggy lograron derrotar a los Blugori. Sin embargo, el costo había sido alto. Al mirar a su alrededor, Luffy vio a varios prisioneros caídos, algunos heridos, otros lamentablemente sin vida. La realidad de la prisión lo golpeó con fuerza, y su corazón se llenó de tristeza.

"Esto es horrible... No puedo dejar que esto siga así", murmuró Luffy, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. Buggy, al notar la transformación en Luffy, se acercó y le puso una mano en el hombro. "Tienes un gran corazón, Luffy. Pero primero, tenemos que salir de aquí. Luego, podemos pensar en cómo ayudar a todos".

Luffy asintió, aún con el dolor en su pecho. "Está bien. Pero prometo que volveré por ellos. No los dejaré atrás".

Con esa promesa en su corazón, los dos se dirigieron a la siguiente etapa de su travesía. La emoción del momento, la lucha, la tristeza y la esperanza se entrelazaban en sus corazones mientras se adentraban aún más en la prisión, decididos a enfrentar cualquier desafío que se les presentara. Y así, mientras las sombras de Impel Down se cernían sobre ellos, un nuevo capítulo de su historia comenzaba a escribirse.

En un mundo donde las mujeres dominan el escenario, Luffy se encontró solo en medio de la vorágine del pasado. A su alrededor, figuras familiares de su futuro eran ahora mujeres fuertes y audaces. Zoro, Usopp, Sanji y Frankie eran ahora versiones femeninas de sí mismas, cada una con su propia personalidad única y encantadora. Sin embargo, la atmósfera estaba impregnada de un aire de travesura, ya que muchas de ellas disfrutaban de la inocencia de Luffy, quien, ajeno a la serie de eventos que se desarrollaban, buscaba rescatar a su hermano Ace.

Nivel 2: Wild Beast Hell

Luffy se encontraba en una celda, observando cómo las Bestias del Infierno se desataban en el caos. Mientas tanto, Buggy, con su característica risa, intentaba organizar a los prisioneros. "¡Vamos, chicas! ¡Es hora de un motín!" gritó, mientras las prisioneras se unían a su causa, aprovechando la confusión.

Pero entre todo este bullicio, el verdadero problema era la aparición de un basilisco. "¡Corre, Buggy!" exclamó Luffy, quien rápidamente se lanzó hacia la criatura con su Engranaje 3, no sabiendo que su ataque destruiría la Sala del Monitor. El basilisco quedó noqueado, y Luffy, sin darse cuenta de las consecuencias, sonrió mientras Buggy lo miraba, boquiabierta.

"¡Eres increíble, Luffy!" le dijo Buggy, aunque en su mente ya estaba maquinando cómo sacar provecho de la situación. La mente de Luffy estaba en otra parte; no podía evitar recordar el futuro que conocía y lo que estaba en juego.

Mientras tanto, en el nivel donde Ace estaba prisionero, Jinbe conversaba con él, hablando sobre el peso de la justicia y el sacrificio. "No puedo quedarme de brazos cruzados mientras el mundo se desmorona," decía Jinbe, con una tristeza en sus ojos. Ace, en respuesta, sonreía, pero su mirada era de profunda melancolía. "Hermano, siempre has sido el más sabio entre nosotros," replicó Ace, sintiendo el dolor de la inminente guerra que se avecinaba.

La Fuga y el Encuentro con la Esfinge

Luffy, Buggy y Mr. 3 se adentraron en el Nivel 3, donde se encontraron con la Esfinge, un enemigo formidable. "¡No puedo creer que tengamos que luchar contra esto!" gritó Buggy mientras trataba de mantener su distancia. "¡Luffy, usa tu poder!" Ella sabía que él era su mejor apuesta para salir de este lío.

Luffy, con su determinación inquebrantable, se lanzó hacia la Esfinge, quien respondió con un rugido ensordecedor. "¡Gomu Gomu no Pistol!" Luffy gritó, su puño estirándose hacia adelante. La Esfinge retrocedió, sorprendida por la fuerza del ataque. Sin embargo, Buggy y Mr. 3 tenían sus propios planes en mente, y a medida que la lucha se intensificaba, se dieron cuenta de que tenían que trabajar juntos.

"¡Voy a hacer clones para distraerla!" dijo Mr. 3, mientras creaba duplicados de sí misma. La Esfinge, confundida, empezó a atacar a los clones, permitiendo que Luffy se acercara más. Al final, la combinación de habilidades de cada uno logró derribar a la Esfinge, y aunque la victoria fue dulce, el costo fue alto.

El Sentido de Pérdida

Mientras se recuperaban de la batalla, el ambiente se tornó sombrío. Las prisioneras que habían liberado, ahora, se dispersaban, algunas volviendo a sus celdas, sintiéndose impotentes. "¿Qué estamos haciendo aquí?" se preguntó una de ellas, con lágrimas en los ojos. "¿Acaso esto es todo lo que hay para nosotras?" La desesperanza llenó el aire.

Luffy, al ver su tristeza, se sintió abrumado. "No se rindan, por favor. ¡Vamos a salir de aquí juntos!" Su voz resonó con esperanza, pero el eco de las palabras parecían perderse en las sombras del lugar.

Mientras tanto, en el nivel de Ace, Jinbe sentía el peso de la decisión que debía tomar. "Si algo le sucede a Luffy, no sé si podré perdonarme," murmuró, sintiendo una conexión profunda con el destino de la familia de Luffy.

La historia continuaba en un torbellino de emociones, con risas, peleas y momentos desgarradores que unían a todos los personajes en un solo hilo de valentía y lucha. En un mundo donde la fuerza de las mujeres brillaba intensamente, Luffy se convirtió en el rayo de esperanza que todos necesitaban, aunque a menudo se encontraba en situaciones comprometidas, su espíritu inquebrantable nunca se apagaba.

El Nivel 3 de Impel Down, conocido como el "Infierno de la Hambruna", estaba impregnado de un calor sofocante y un aire denso que traía consigo el lamento de los prisioneros. Las paredes de piedra parecían absorber la luz, creando un ambiente opresivo. Luffy, el único hombre en este mundo lleno de mujeres, se encontraba en medio de un torbellino de emociones, mientras su mente viajaba entre el presente y el futuro que conocía.

"¡Esto es horrible!", exclamó Luffy, observando a los prisioneros demacrados en las celdas. A su lado estaban Buggy y Mr. 3, quienes, aunque eran sus aliados, no podían evitar murmurar entre risas sobre la situación. Las mujeres que rodeaban a Luffy, en su mayoría, eran conocidas por su naturaleza traviesa y pervertida, y aprovechaban la inocencia del chico para hacerle travesuras.

"¡Vamos, Luffy! ¡No te pongas triste! ¡Podemos salir de aquí!" bromeó Buggy, mientras se dirigía a uno de los prisioneros. No obstante, en el fondo, Luffy sentía un fuerte deseo de ayudar a aquellos que sufrían.

De repente, un estruendo rompió el silencio. Una red de Seastone se lanzó hacia ellos, atrapando a Luffy, Buggy y Mr. 3. Desde las sombras, el Jefe de la Guardia, Saldeath, apareció, seguido por sus temibles Blugori.

"¡Atrápenlos!" ordenó, mientras una oleada de guardias se acercaba, listos para capturar a los intrusos.

"¡No podemos quedarnos aquí!" gritó Luffy, pero antes de que pudiera reaccionar, la esfinge que estaba atrapada en la red se despertó, rompiéndola en mil pedazos. "¡Sí! ¡Libertad!" exclamó Luffy, aprovechando la oportunidad para escapar.

Con un impulso, Luffy se lanzó hacia adelante, su cuerpo elástico esquivando los ataques. "¡Gomu Gomu no Gatling!" gritó, lanzando una serie de golpes rápidos que derribaron a varios guardias. Pero su alegría se vio rápidamente empañada por la presión de ser perseguido.

Mientras tanto, en una celda cercana, Buggy y Mr. 3 escucharon una melodía extraña. "¿Qué es eso?", preguntó Buggy, intrigado.

"Es Bon Kurei", respondió Mr. 3, reconociendo la voz. "¡Vamos!"

Al llegar a la celda, se encontraron con Bon Kurei, quien estaba haciendo ballet con los prisioneros. "¿Qué criatura extraña es esta?" preguntó Buggy, mientras Bon giraba elegantemente.

"¡Chicas! ¡Soy yo, Bon Kurei! ¡Vengo a salvar a todos!" exclamó, antes de notar a Buggy y Mr. 3. "¡Ah! ¡No me digan que son ustedes!"

Luffy, que había estado luchando, notó que la situación se complicaba. "¡Bon Kurei! ¡Ven a ayudarme!" gritó, y en ese momento, sus ojos se encontraron, llenos de alegría.

Sin embargo, el caos no se detuvo. La guardia comenzó a movilizarse nuevamente, y Luffy se encontró atrapado entre sus enemigos. "¿Zoro?" pensó, recordando a su espadachín, pero lo que vio fue a una mujer con un estilo de combate diferente.

"¡Déjame en paz!" gritó, mientras atacaba a la esfinge. Luffy se dio cuenta de que no era Zoro, sino otra luchadora. "¡Eres fuerte!" le dijo Luffy, sintiendo una conexión instantánea.

Mientras tanto, en la parte superior de la prisión, la jefa de guardia Sadi estaba organizando la seguridad, ansiosa por detener a Luffy y sus amigos. "Nadie entra ni sale de Impel Down", ordenó, mientras los marines se preparaban para el inminente conflicto.

De vuelta en el Nivel 3, Luffy y Bon Kurei se unieron para enfrentarse a los guardias. "¡No tengo tiempo para esto!" gritó Luffy mientras lanzaba un Gomu Gomu no Bazooka, derribando a un Blugori. Bon Kurei, con gran gracia, danzaba entre los ataques, pateando a uno de los guardias.

"¡Juntos podemos salir de aquí!" exclamó Bon Kurei. Ambos se abrazaron brevemente, lágrimas de alegría en sus ojos.

Sin embargo, la lucha no terminó. Antes de que pudieran avanzar, Minotaurus, una de las Bestias Carceleras, apareció, golpeando a Bon Kurei contra la pared. Luffy, enfurecido, entró en su Gear 2. "¡Gomu Gomu no Tonkachi Rifle!" gritó, lanzando un poderoso ataque que hizo que el Minotaurus retrocediera.

"¡Lo hicimos!" gritaron juntos, celebrando su victoria momentánea. Pero el tiempo se acababa, y la presión del Nivel 4 se sentía cada vez más cerca.

Mientras tanto, Ace estaba en su celda, sintiendo la llegada de Luffy. "¡No vengas! Es peligroso", rogó, pero su voz era solo un eco en la distancia.

Luffy, con determinación en sus ojos, sabía que debía seguir adelante. A su lado, Buggy y Mr. 3 discutían sobre la mejor forma de escapar, pero Luffy ya tenía un objetivo claro. "¡Vamos al Nivel 4! ¡Vamos a rescatar a Ace!" ordenó, mientras el piso debajo de ellos comenzaba a crujir.

De repente, el suelo se rompió, y todos cayeron hacia el Nivel 4, donde los verdaderos desafíos los esperaban. Las llamas y el aire caliente les dieron la bienvenida, y con una mezcla de temor y emoción, se prepararon para la próxima batalla.

"¡Esto es solo el comienzo!" gritó Luffy, mientras la aventura continuaba, con su corazón lleno de esperanza y determinación, enfrentándose a un futuro incierto pero lleno de posibilidades.

Luffy, el único hombre en esta particular versión de la historia, se encontraba en una situación desesperada. Había viajado al pasado, consciente de los eventos que estaban por venir, pero en este momento, todo lo que podía hacer era luchar. Frente a él, el temible Magellan, Jefe Guardián de Impel Down, estaba listo para acabar con su vida.

Lago de Sangre

El aire estaba impregnado de un olor nauseabundo y el ambiente era opresivo. Las risas nerviosas y los murmullos de los guardias resonaban en el fondo mientras Luffy se preparaba para enfrentar su destino. A su lado, Bon Kurei, una de las prisioneras más astutas, estaba aterrorizada por lo que estaba a punto de suceder.

—¡Luffy, no! —gritó Bon, temiendo por su vida—. ¡Ese tipo es un monstruo! Su veneno puede matarte en un instante.

Pero Luffy, con una sonrisa desafiante en su rostro, respondió:

—No puedo rendirme, Bon. Tengo que salvar a mi hermano.

La determinación en su voz resonó en el aire, y aunque sabía que estaba en desventaja, no se dejaría vencer tan fácilmente. Magellan, al ver la bravura del joven, sonrió con desdén.

—Tienes agallas, sombrero de paja. Pero eso no te salvará de mi veneno.

Con un movimiento rápido, Magellan liberó su Hydra, un torrente de veneno que se dirigía hacia Luffy. Sin embargo, el joven simplemente saltó hacia un lado, aprovechando su agilidad. Pero el veneno seguía acechando, y la lucha se tornaba más intensa.

La Batalla Comienza

Luffy se lanzó hacia adelante con su Gomu Gomu no Bazooka, golpeando a Magellan en el costado. El impacto resonó en el aire, pero Luffy sintió el ardor del veneno que le comenzaba a corroer la piel.

—¡Argh! —gritó, intentando ignorar el dolor—. ¡No me detendré!

Magellan, sorprendido por la fuerza de Luffy, contraatacó con su Chloro Ball, una explosión de veneno que llenó el aire con un gas lacrimógeno. Luffy, con los ojos llorosos, comenzó a estornudar, pero aún así se mantuvo en pie.

—¡No puedo dejar que me venza! —se dijo a sí mismo mientras se lanzaba hacia el puente principal.

Bon, observando la valentía de Luffy, sintió una mezcla de admiración y temor. Sabía que si Luffy caía, no habría manera de escapar. Sin embargo, su propia desesperación la llevó a unirse a la pelea.

—¡Luffy, yo te ayudaré! —gritó, lanzándose hacia un grupo de guardias que se acercaban, no sin antes asegurarse de que el camino estuviera despejado.

Mientras tanto, Magellan se preparaba para lanzar un ataque devastador. La Hydra se movía como una serpiente, y el veneno chisporroteaba al entrar en contacto con el suelo.

—Esto termina aquí, niño. No tienes ninguna posibilidad —declaró Magellan, su voz resonando como un eco en el caos.

El Sacrificio y la Determinación

Luffy, sintiendo que el veneno comenzaba a afectar su sistema nervioso, se puso en guardia. En un momento de lucidez, recordó las palabras de sus amigos y la promesa que se había hecho a sí mismo. No podía dejar que el veneno lo venciera. Con un grito de desesperación, activó su Gear Second.

—¡Gomu Gomu no Jet Bazooka! —gritó, lanzándose hacia Magellan con una velocidad asombrosa.

El impacto fue feroz. Magellan fue empujado hacia atrás, sorprendido por la fuerza del ataque. Sin embargo, Luffy sintió cómo el veneno comenzaba a devorar su brazo. Pero no podía rendirse. En ese momento, algo dentro de él se encendió.

—¡No puedo fallar! —exclamó, llenándose de determinación.

Pero Magellan no se detendría. Con un gesto, liberó una nube de veneno que oscureció la visión de Luffy. El joven luchaba por mantenerse consciente, pero el veneno comenzaba a hacer efecto, nublando su mente.

El Desenlace Trágico

Finalmente, Magellan lanzó su Hydra, cubriendo a Luffy en un torrente de veneno. Luffy cayó al suelo, derrotado, sintiendo cómo el veneno comenzaba a consumirlo.

—Esto es un castigo por invadir Impel Down —dijo Magellan, contemplando al joven con desdén—. En 24 horas, estarás en el verdadero infierno.

Mientras Luffy yacía en el suelo, su mente vagó hacia Ace, su hermano. Un grito débil escapó de sus labios: su nombre resonó en el aire, pero se sentía cada vez más débil.

Bon, al ver la escena, sintió que su corazón se rompía. Luffy había luchado con valentía, y ahora estaba a punto de perderlo todo. Con lágrimas en los ojos, se dirigió hacia él.

—¡Luffy, no! —gritó, arrodillándose a su lado—. ¡No puedes rendirte! ¡Tienes que seguir luchando!

Luffy, con una sonrisa débil, respondió:

—Ace... tengo que salvarlo...

Y con eso, su cuerpo fue arrastrado hacia la oscuridad. La batalla había terminado, pero la lucha en su corazón todavía ardía con fuerza. Bon Kurei, llena de determinación y tristeza, juró que haría todo lo posible para ayudarlo, mientras la sombra de Magellan se alzaba ominosamente sobre ellos.

La historia de Luffy y su lucha por salvar a su hermano apenas comenzaba, y aunque el camino estaba lleno de peligros, su espíritu indomable nunca se apagaría.

En el helado Nivel 5 de Impel Down, el aire era tan frío que se sentía como cuchillas de hielo cortando la piel. Las paredes estaban cubiertas de una gruesa capa de hielo, y el suelo crujía bajo los pies de Luffy mientras era arrastrado por los guardias. Un prisionero, un poco más allá, lo llamó con voz temblorosa y llena de desesperación.

—¡Oye! ¿Cuál es tu recompensa? —preguntó, intentando romper la desesperanza que envolvía a todos en esa celda helada.

Luffy, con una sonrisa inocente, respondió:

—No sé, ¡pero estoy aquí para salvar a un amigo!

El prisionero se dio cuenta de que Luffy ya había tomado el "bautismo de veneno" y sus ojos se llenaron de preocupación. En el fondo, sabía que la situación era grave.

Mientras tanto, en el Nivel 4, Magellan se encontraba en su oficina, revisando el caos dejado por Bon Kurei. Sus ojos se encendieron de furia al ver a los guardias noqueados.

—¡Hannyabal! —gritó, despertando al hombre que yacía en el suelo—. ¿Dónde está Bon Kurei?

—Se abrió paso al Nivel 3 —respondió Hannyabal, aún aturdido.

La tensión en el aire era palpable, y Magellan, en un arranque de rabia, ordenó a los demás guardias que se dispusieran a capturar a Bon. Sin embargo, una sombra acechaba en el aire, y en un giro inesperado, Hannyabal se transformó en Bon Kurei, que había tomado su lugar.

—¡Rápido! —les dijo a Buggy y Mr. 3—. ¡Debemos salvar a Luffy!

Ambos prisioneros miraron a Bon con desconfianza, pero la determinación en sus ojos les dio la fuerza para seguirlo.

Más abajo, Luffy yacía en una celda, sufriendo los efectos del veneno. Su determinación por salvar a Ace no había disminuido, a pesar del dolor que lo consumía. Un prisionero en la celda lo miró con frustración.

—¡Ríndete! Aquí solo importan uno mismo y su supervivencia. No hay lugar para la amistad.

En ese momento, Bon irrumpió en la celda, herido y congelado, pero decidido. Se disculpó por su ausencia durante la pelea con Magellan y liberó a Luffy, dejando las llaves para los otros prisioneros.

—¡Vamos, Luffy! —dijo Bon, tratando de mantener la esperanza.

Mientras avanzaban hacia el Nivel 5, la desesperanza acechaba. Bon, a pesar del frío que le cortaba la respiración, se aferraba a la misión de salvar a su amigo. Los lobos, que antes estaban en el Nivel 2, ahora se hacían eco de su hambre voraz en los corredores helados.

Cuando finalmente llegaron al bosque, los lobos los rodearon, y Bon, a pesar de sus heridas, luchó ferozmente. La escena era desgarradora, con el sonido de aullidos resonando y el eco de los golpes de su cuerpo contra el suelo helado.

—¡Luffy, mantente despierto! —gritó Bon mientras intentaba ahuyentar a los lobos.

De repente, Luffy, en un último esfuerzo, se levantó y mordió a uno de los lobos, gritando con toda su fuerza:

—¡Déjalos en paz! ¡No me rendiré!

Los lobos, abrumados por el Haki de Luffy, huyeron, pero el costo fue alto. Luffy se desmayó, y Bon, tras recibir varias mordidas, cayó al suelo, luchando contra la oscuridad que lo envolvía.

La figura de una mujer con un traje naranja y blanco apareció entre la nieve, observando a los dos hombres desmayados. Una fuerte sensación de desesperación y esperanza llenó el aire. El tiempo corría, y con cada segundo que pasaba, el destino de Ace se acercaba.

—Faltan 26 horas para la ejecución de Ace —se leyó en un subtítulo que resonó en la mente de todos.

La lucha en el Nivel 5 no solo era por sobrevivir, sino por la amistad, la esperanza y la determinación de no rendirse jamás. Luffy, aunque debilitado, aún era la luz en la oscuridad, y su viaje apenas comenzaba.

Luffy, el único hombre en este mundo transformado, se encontraba en un estado de alerta mientras descendía hacia el Nivel 6 de Impel Down. Sus pensamientos corrían a mil por hora, conocía el futuro, pero debía permanecer callado. La presión de los eventos inminentes lo abrumaba, especialmente la ejecución de Ace, su hermano.

Mientras avanzaba, el aire se volvía cada vez más denso, y una sensación de inquietud lo envolvía. A su lado, Inazuma y Emporio Ivankov lo seguían, sus rostros serios reflejando la gravedad del momento.

"Luffy, ¿estás seguro de que quieres hacer esto?" preguntó Inazuma, su voz suave pero firme. "No sabes lo que te espera allá abajo".

"¡Tengo que hacerlo! No puedo dejar que Ace muera", respondió Luffy con determinación, su mirada fija en el oscuro camino que se extendía ante ellos.

Ivankov sonrió con complicidad. "Tu fuerza de voluntad es admirable, Luffy. Pero recuerda, no estás solo. Todos nosotros lucharemos contigo".

A medida que se acercaban a la entrada del Infierno Eterno, el ambiente se tornó aún más sombrío. En el aire, se podía sentir la tensión acumulada. De repente, un retumbar resonó a través del pasillo, y un grupo de guardias, liderados por Magellan, se preparaba para interceptarlos.

"¡Deténganse!" gritó Magellan, su voz profunda y amenazante. "No permitiré que lleguen a Ace".

Luffy, sintiendo la adrenalina correr por sus venas, se lanzó hacia adelante. "¡No puedes detenerme! ¡Voy a salvarlo!"

Las habilidades de Magellan eran temidas por todos en Impel Down. Con un movimiento de su mano, convocó veneno para atacar a Luffy. Sin embargo, Ivankov, utilizando su poder de la Horu Horu no Mi, transformó el veneno en un espectáculo de luces coloridas que deslumbró a los guardias, permitiendo que Luffy avanzara.

"¡Rápido, Luffy! ¡No te detengas!" gritó Inazuma, impulsándolo hacia adelante mientras ella se enfrentaba a los guardias, sus movimientos eran rápidos y precisos, como una danza mortal.

En medio del caos, Luffy sintió un escalofrío y, en un instante, un grupo de soldados se abalanzó sobre él. Sin embargo, antes de que pudieran tocarlo, Zoro, que en esta versión era una mujer feroz y decidida, apareció de la nada, cortando a los enemigos con su katana.

"¡No te preocupes! ¡Te cubrimos las espaldas!" exclamó Zoro, con una sonrisa desafiante en su rostro.

Mientras la batalla continuaba, Luffy sintió el peso de la responsabilidad. A pesar de que sus compañeras disfrutaban de su inocencia, había momentos en que el dolor y la tristeza lo invadían. Recordó a Ace, su hermano, y lo que significaba para él.

La lucha se intensificó. Usopp, también en forma femenina, utilizaba su ingenio para crear trucos y distracciones, mientras que Sanji, transformada en una mujer seductora y letal, se movía entre los guardias con gracia, derribándolos uno a uno con patadas precisas.

"¡Luffy! ¡Aquí!" gritó Sanji, lanzándole un trozo de comida. "Necesitas energía para esta batalla".

"Gracias, Sanji", respondió Luffy, mientras devoraba la comida con avidez, sintiendo cómo su energía regresaba.

Sin embargo, el espectáculo de lucha se tornó en tragedia cuando un grito desgarrador resonó entre el caos. Bon Kurei, quien había estado a su lado, fue atrapada por un ataque sorpresa de Magellan. Luffy se detuvo en seco, su corazón se hundió al ver a su amiga caer.

"¡Bon!" gritó, el dolor llenando su voz. La pérdida lo atravesó como un rayo, y con una nueva determinación, se lanzó hacia Magellan, su puño preparado para golpear.

"¡No dejaré que te lleves a nadie más!" exclamó Luffy, su grito resonando con fuerza mientras su puño chocaba contra el cuerpo de Magellan.

La batalla se volvió más intensa, y mientras Luffy luchaba con todas sus fuerzas, las chicas de su tripulación lo rodeaban, apoyándolo en cada paso. Sabían que el tiempo se agotaba y que Ace estaba en peligro.

Mientras la lucha continuaba, las emociones se entrelazaban. La tristeza por Bon Kurei, la determinación de salvar a Ace y la esperanza de un futuro mejor alimentaban la llama de la lucha de Luffy.

"¡No te rindas, Luffy! ¡Estamos contigo!" gritó Zoro, mientras se enfrentaba a los guardias con ferocidad.

Luffy, sintiendo el apoyo de sus amigas, respiró hondo y centró su energía. "¡Vamos a salvar a Ace!" exclamó, su voz resonando con fuerza mientras continuaba la lucha.

El enfrentamiento era feroz, pero Luffy no estaba solo. Su tribu de mujeres valientes luchaba a su lado, y juntos, estaban decididos a cambiar el curso del destino.

La batalla continuaba, pero en el fondo de su corazón, Luffy sabía que no podía rendirse. Ace lo necesitaba, y él estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para salvarlo, incluso si eso significaba enfrentarse a la muerte.

La atmósfera en el oscuro y sombrío Impel Down estaba cargada de tensión. Las paredes de piedra resonaban con los gritos de los prisioneros y el sonido de las pisadas de las fuerzas de seguridad. En medio de este caos, Luffy, el único hombre en esta historia, se encontraba rodeado de mujeres fuertes y decididas que lo acompañaban en su arriesgada misión de rescatar a su hermano Ace.

Iva, con su característico aire travieso, miró a Luffy con una sonrisa pícara. "¿Listo para la diversión, Luffy?", preguntó, mientras su mirada se deslizaba hacia el ascensor bloqueado. Luffy asintió con determinación, a pesar de que su mente estaba en otro lugar, pensando en Ace y en cómo lograr salvarlo.

Inazuma, quien había transformado sus manos en tijeras, se dio cuenta del peligro que acechaba. "¡No hay tiempo que perder! Debemos actuar rápido o nos atraparán en este lugar", exclamó mientras cortaba las rejillas de ventilación, intentando desviar el gas somnífero que llenaba el aire.

El grupo se dio prisa, pero el sonido de los Den Den Mushis resonaba en la sala de monitoreo, donde Hannyabal y Magellan discutían sobre la creciente amenaza que representaba Luffy y su equipo. "No pueden escapar de aquí. ¡Reúnan a todas las fuerzas en el Nivel 4!", ordenó Hannyabal, su voz llena de desesperación.

Mientras tanto, en el Nivel 6, Luffy, Iva, Inazuma y Jinbe se preparaban para enfrentarse a los guardias. "¡No dejaré que se lleven a Ace!", gritó Luffy, su voz resonando con la fuerza de su determinación. Las mujeres a su alrededor compartían su fervor, y sus miradas estaban llenas de emoción y desafío.

La batalla comenzó. Luffy lanzó un ataque con su Gomu Gomu no Ame, mientras Inazuma cortaba a través de las filas de guardias con su habilidad. Jinbe, con su Karate Gyojin, mandaba a volar a los enemigos sin siquiera tocarlos, usando la fuerza del agua a su favor. Cada movimiento era un ballet de habilidad y poder, uniendo sus fuerzas para abrirse camino.

"¡No se detengan!", instó Iva, mientras atravesaban el Nivel 4. "¡Ace nos necesita!". Las palabras de Iva resonaron en el corazón de todos, y la emoción se intensificó en el aire.

Al llegar al Nivel 2, Buggy y Mr. 3 estaban en medio de un plan de escape. "¡Es nuestra oportunidad!", gritó Buggy, mientras las llaves de cera destellaban en sus manos. Sin embargo, el tiempo no estaba de su lado.

Luffy, junto a Crocodile y Jinbe, continuó avanzando, sintiendo la urgencia de salvar a Ace antes de que fuera demasiado tarde. De repente, una voz familiar resonó entre ellos. "¡Luffy!", gritó Bon, quien había estado esperando en la penumbra. "¡Necesitamos unir fuerzas!".

"¡Vamos, Bon! ¡Es hora de hacer que esto explote!", exclamó Luffy, su entusiasmo contagioso. Las mujeres a su alrededor, incluidas Zoro, Usopp y Sanji, se unieron al grito de batalla, listas para luchar.

Mientras avanzaban, la Sala de Monitoreo se llenaba de informes de caos. "¡Hannyabal! ¡Están arrasando el lugar!", gritó uno de los guardias, mientras el pánico se apoderaba del director.

Por otro lado, el grupo de Luffy continuaba su avance imparable. Cada enfrentamiento era una mezcla de ataques coordinados y estrategias ingeniosas. Sin embargo, el ambiente se tornó sombrío al recordar el destino de Ace. Luffy sentía la presión, la tristeza de no poder estar a su lado en ese momento crucial.

"Si no hacemos esto, Ace…", murmuró Luffy, su voz temblando. "Nunca podré perdonarme". Las lágrimas brotaron de sus ojos, pero se secó rápidamente, decidido a seguir adelante.

En ese momento, Jinbe, el Gyojin, se acercó a Luffy. "No estás solo en esto. Haré todo lo posible por Ace", le aseguró, su voz firme y reconfortante. La conexión entre ellos se hizo más fuerte, y Luffy sintió un renovado sentido de esperanza.

"¡Vamos a salvar a Ace!", gritó Luffy una vez más, y el eco de su voz resonó por todo Impel Down, impulsando a su tripulación hacia la victoria. La unión de todas estas mujeres poderosas, junto al indomable espíritu de Luffy, estaba a punto de cambiar el rumbo de la historia.

Mientras avanzaban hacia el Nivel 4, el motín se desataba a su alrededor, una revolución en cada rincón de la prisión. La determinación de Luffy y su tripulación estaba a punto de llevarlos a un enfrentamiento épico, donde la amistad, el sacrificio y la fuerza se unirían para enfrentar los desafíos que se avecinaban.

Cada paso que daban era un paso más cerca de Ace, y la emoción de lo que estaba por venir llenaba el aire. Con el corazón palpitante y la determinación ardiente, Luffy y su equipo estaban listos para desafiar al destino, sin importar los obstáculos que se interpusieran en su camino.

El aire en Impel Down estaba cargado de tensión y desesperación. Mientras Luffy, el único hombre en esta historia, se adentraba más en las profundidades de la prisión, cada paso resonaba con el eco de las decisiones que cambiarían el destino de muchos. Tenía un objetivo claro: salvar a Ace, su hermano, a quien sabía que le quedaba poco tiempo antes de la ejecución.

A su alrededor, su tripulación, ahora compuesta exclusivamente por mujeres, se movía con agilidad y determinación. Zoro, Usopp, Sanji y Frankie, cada una con sus propias habilidades y personalidades vibrantes, eran una fuerza imparable. Sin embargo, había un giro inesperado en su dinámica; las chicas, en su mayoría, se dejaban llevar por el ambiente y la inocencia de Luffy, aprovechándose de él de maneras que lo dejaban sonrojado.

"Vamos, Luffy, solo un poco más," dijo Sanji, con una mirada traviesa mientras se acercaba a él, su mano deslizándose por su brazo. "No te preocupes, solo estamos aquí para ayudarte."

Luffy, sin saber cómo responder, se sonrojó. "¡Eh! No hagan eso, chicas!"

Mientras tanto, en el Nivel 4, la situación era caótica. Los guardias de Impel Down luchaban contra la creciente ola de prisioneros liberados, y el grito de batalla de Iva resonaba, transformada en una mujer poderosa que luchaba ferozmente contra los carceleros. "¡No dejen que nos detengan! ¡La libertad está al alcance!" gritó, mientras lanzaba a un guardia contra la pared.

En un rincón, Sadi y sus Bestias Carceleras comenzaron a abrirse paso, eliminando a los prisioneros con su látigo. La tensión aumentó cuando Luffy decidió enfrentarse a ella. Sin embargo, antes de que pudiera hacer un movimiento, Iva lo detuvo.

"Luffy, ¡deja que me encargue de esto!" dijo, con una determinación implacable.

"Pero Ace..." Luffy comenzó, su voz llena de angustia.

"¡Lo sabemos! Pero necesitamos que sigas avanzando. ¡Es nuestra única esperanza!" insistió Iva, transformándose de nuevo en una mujer formidable, lista para la batalla.

La lucha se intensificó, y justo cuando parecía que todo estaba perdido, Luffy activó su Gear Second, su cuerpo inflándose con energía y determinación. "¡Gomu Gomu no Jet Gatling!" exclamó, lanzando una serie de golpes rápidos hacia Sadi, quien cayó al suelo, sorprendida por la fuerza del ataque.

Pero la victoria fue efímera. Magellan llegó al Nivel 4, su presencia imponente generando pánico entre los prisioneros. "¡Nadie escapará de Impel Down!" rugió, lanzando su Hydra venenosa hacia el grupo, cubriendo el área con un veneno mortal.

Mientras tanto, en el Nivel 6, Ace estaba encadenado, contemplando el cielo. Su corazón latía con la desesperación de saber que su tiempo se estaba agotando. "Lo siento, Luffy... no puedo dejar que te arriesgues por mí," murmuró, sintiendo el peso de sus decisiones.

En ese instante, Barbanegra apareció en el Nivel 4, interrumpiendo la batalla. "Así que eres tú, el hermano de Ace," dijo, su sonrisa burlona revelando sus intenciones. "¿Vienes a salvarlo? ¿No te parece un poco tarde para eso?"

Luffy, lleno de furia y dolor, respondió: "¡No dejaré que muera! ¡Ace es todo para mí!" Su voz resonaba con una fuerza que hacía eco en el corazón de todos los presentes.

"¿Crees que puedes detenerme? Yo soy quien puso a tu hermano aquí," dijo Barbanegra, desatando su poder oscuro. Luffy, sin dudar, lanzó un ataque que resonó con el futuro que conocía, golpeando a Barbanegra con toda su fuerza. Sin embargo, el capitán de los Piratas de Barbanegra se levantó, burlándose del esfuerzo.

"¿Así que tienes algo de fuerza? Pero no es suficiente," respondió Barbanegra, y la oscuridad comenzó a envolver a Luffy.

Justo en ese momento, el sonido de cadenas rompiéndose resonó en el aire, y Shiryu apareció, habiendo traicionado a Impel Down. "¿Te gustaría ver un espectáculo, Luffy?" dijo, con una sonrisa siniestra.

Las tensiones alcanzaron un punto crítico mientras las fuerzas de la prisión y los piratas chocaban, creando un caos que parecía imposible de detener. En medio del tumulto, Luffy pensó en Ace, en lo que significaba para él y en la promesa que le había hecho. "¡No dejaré que esto termine así!"

Mientras Luffy avanzaba hacia la batalla, sintió el peso de la responsabilidad y el amor por su hermano. Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro, y en ese momento, entendió que no solo luchaba por Ace, sino por cada persona que había perdido y por cada sueño que había sido aplastado.

El futuro que conocía lo guiaba, y aunque no podía revelarlo, sabía que la esperanza siempre encontraba un camino. Con un grito de determinación, se lanzó hacia adelante, listo para enfrentar cualquier cosa que se interpusiera en su camino.

Luffy se encontraba en el oscuro y tenebroso laberinto de Impel Down, donde los ecos de los gritos de los prisioneros resonaban por las celdas. A su lado, un grupo de mujeres que habían sido prisioneras, pero que ahora formaban parte de su valiente tripulación, demostraban no solo su fortaleza, sino también un lado más travieso y juguetón. Zoro, Usopp, Sanji, y Frankie, cada una con su propia personalidad, se unían a Luffy en su misión de salvar a Ace, pero no sin aprovechar la inocencia del joven capitán en el camino.

"¡Vamos, Luffy! ¡Tienes que ser más rápido!" gritó Zoro con una mezcla de emoción y determinación, mientras que Usopp, con su encanto típico, se acercó a Luffy, intentando darle un empujón motivador. "¡No te preocupes! ¡Nosotros te cubriremos, solo sigue adelante!"

Luffy sonrió, sintiendo la energía de su tripulación. Sabía que tenían que apresurarse, pero también sabía que el peligro acechaba a cada esquina. En ese momento, se escuchó un estruendo; Magellan había comenzado su ataque, y el grupo tuvo que prepararse para enfrentarse a él.

De repente, Magellan apareció, su figura imponente y su veneno amenazador causaron que todos se pusieran en alerta. "¡¿Qué creen que están haciendo?! ¡Nadie escapa de Impel Down!" rugió, mientras lanzaba un ataque de veneno en forma de hidra hacia Luffy y su grupo.

"¡Luffy, esquiva!" gritó Sanji, mientras intentaba protegerlo, pero en el proceso, se encontró en una situación comprometedora, atrapando a Luffy entre sus brazos. Las risas y las bromas llenaron el aire, y Luffy, aunque un poco sonrojado, no podía evitar reírse también.

"¡No te preocupes, Sanji! ¡Sé que solo quieres protegerme!" bromeó Luffy, mientras se liberaba de su agarre y se preparaba para el combate. La atmósfera se tornó seria cuando Magellan lanzó su ataque definitivo, "¡Venom Demon: Hell's Judgment!"

Luffy, con una determinación renovada, activó su Gear 3. "¡Gomu Gomu no Gigant!" El sonido de su ataque resonó como un trueno, y un golpe poderoso derribó a Magellan, aunque la batalla aún estaba lejos de terminar. "¡Debemos avanzar!" ordenó Luffy, mientras su mirada se dirigía hacia el horizonte, donde sabía que Ace los estaba esperando.

Mientras avanzaban, el grupo de prisioneros, liderados por Jinbe, luchaba contra los guardias, y la batalla se intensificaba. Las chicas de la tripulación, con su naturaleza juguetona, a menudo hacían comentarios que dejaban a Luffy en situaciones incómodas, pero él solo se reía, sin entender del todo el doble sentido que a veces tenían.

"¡Luffy, necesitas un poco de disciplina!" exclamó Frankie, mientras le daba un pequeño golpe en la cabeza. "¡No dejes que te hagan cosas raras!"

"¡Eso no es justo, Frankie! ¡Solo estoy aquí para salvar a Ace!" respondió Luffy, rascándose la cabeza, mientras sus amigas reían, disfrutando de su inocencia.

A medida que se acercaban a la salida, la tensión aumentaba. "¡No podemos rendirnos ahora! ¡Ace nos necesita!" exclamó Jinbe, mientras un nuevo ataque de Magellan los alcanzaba. "¡Todos, a la cubierta!"

Una vez que finalmente llegaron a la superficie, la visión del mar abierto les trajo una mezcla de esperanza y desesperación. Pero antes de que pudieran celebrar su victoria, las puertas de la justicia se abrieron, y el caos se desató.

"¡¿Qué?! ¿Por qué se abren las puertas?" preguntó Luffy, sorprendido. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Bon Kurei había hecho un sacrificio por ellos, determinando que no podían regresar. Un silencio abrumador llenó el aire mientras las lágrimas comenzaron a brotar en los ojos de las chicas de la tripulación.

"¡No! ¡Bon!" gritó Luffy, mientras la realidad de la situación lo golpeaba. Su corazón se llenó de tristeza y dolor. "¡Debemos hacer esto por él! ¡No dejaremos que su sacrificio sea en vano!"

Con la determinación renovada, Luffy y su tripulación se lanzaron al mar, donde una corriente de tiburones ballena los esperaba. Jinbe, con su habilidad para comunicarse con los peces, había llamado a sus amigos para ayudarles a escapar. La emoción de la fuga, la tristeza por la pérdida y la alegría de la libertad se entrelazaban en el aire.

"¡Gracias, Jinbe! ¡Eres increíble!" exclamó Luffy, mientras todos se abrazaban, sintiendo que, a pesar de las pérdidas, estaban juntos y listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara en su camino hacia Marineford.

La batalla no había terminado, pero su viaje apenas comenzaba. Era un camino lleno de risas, lágrimas y momentos de tensión, pero Luffy sabía que, con su tripulación a su lado, podrían superar cualquier obstáculo.

La atmósfera en Marineford estaba cargada de tensión. El cielo se oscureció, como si la misma naturaleza presagiara la inminente tormenta de guerra. En el centro de todo, Luffy, el único hombre en este mundo de mujeres, se encontraba rodeado por sus compañeras de tripulación, todas con miradas decididas, aunque sus personalidades eran un torbellino de travesuras y picardía.

Zoro, con su cabello largo y una sonrisa traviesa, se acercó a Luffy. "¿Listo para la batalla, capitán?", preguntó, mientras una chispa de emoción brillaba en sus ojos. Luffy asintió, recordando el futuro que había presenciado, un futuro que no podía compartir pero que pesaba sobre sus hombros.

"Sí, pero debemos mantenernos unidos. No sabemos qué nos espera", respondió Luffy, sintiendo la presión de ser el único que conocía el desenlace de esta historia.

Mientras tanto, Usopp, con su cabello largo y enredado, no pudo evitar lanzarse sobre Luffy, ajustando su atuendo con un brillo travieso en sus ojos. "¡No te preocupes, Luffy! ¡Nosotros te protegeremos!", exclamó, provocando risas entre las demás. Pero el corazón de Luffy se llenó de una mezcla de alegría y preocupación. Sabía que el amor y la camaradería de su tripulación eran su mayor fortaleza, pero también su mayor debilidad.

Sanji, con su elegancia habitual, se acercó a su capitán, frotándose las manos con una sonrisa coqueta. "Luffy, querido, ¿te gustaría que te preparara algo especial después de la batalla? Tal vez un... masaje para relajar esos músculos", dijo con un tono seductor que hizo que Luffy se sonrojara. La tripulación se rió, disfrutando de sus travesuras.

Mientras tanto, en el estrado de ejecución, Sengoku comenzaba a revelar el terrible secreto sobre Ace. "Ace no es solo hijo de Barbablanca, sino de Gol D. Roger", dijo, y el murmullo de la multitud se intensificó. El rostro de Ace se tornó pálido, mientras la verdad lo abrumaba. Las palabras de Sengoku resonaban en el aire, como un eco de traición y dolor.

Garp, el abuelo de Ace, sintió el peso de la revelación. Su corazón se desgarraba al recordar la promesa que le hizo a Roger. "Cuidaré de él", murmuró para sí mismo, mientras las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos.

De vuelta en el campo de batalla, el sonido de cañones retumbaba, y las fuerzas de la Marina se preparaban para el combate. Los barcos de patrulla se alineaban, mientras los Warlords of the Sea se posicionaban, listos para la guerra. El aire era denso con la anticipación de la batalla que se avecinaba, y el clamor de los soldados resonaba en el horizonte.

Luffy, sintiendo la urgencia del momento, se dirigió a su tripulación. "¡Es hora de luchar! No dejaremos que nadie sufra más. ¡Vamos a salvar a Ace!", gritó con una determinación que resonó en los corazones de sus compañeras. Con un grito unísono, su tripulación se lanzó al combate, sabiendo que su capitán era su luz en la oscuridad.

Las batallas estallaron en el campo. Zoro, con su espada en mano, se enfrentó a un grupo de marines, moviéndose con una agilidad impresionante. "No hay forma de que me detengan aquí", dijo mientras cortaba a sus oponentes con una destreza abrumadora.

Usopp, utilizando su ingenio, lanzó una serie de trampas explosivas, creando caos entre las filas enemigas. "¡Esto es para Ace!", gritó, su voz resonando con fervor.

Sanji, con sus patadas rápidas y precisas, se enfrentó a los adversarios, protegiendo a Luffy de cualquier ataque. "No dejes que te toquen, Luffy. ¡Déjamelo a mí!", exclamó, mientras sus pies danzaban en el aire.

Frankie, con su fuerza mecánica, se unió al combate, desatando su arsenal de armas. "¡Vamos a romper todo! ¡Por Ace!", rugió, mientras disparaba a los barcos de la Marina.

Mientras las batallas se intensificaban, la tristeza y la desesperación se mezclaban con la emoción del combate. Ace, en el estrado, sintió el peso de su linaje y la lucha de sus amigos. Las lágrimas brotaron de sus ojos al pensar en la vida que había llevado y en la conexión con su padre, a quien nunca había conocido. "Lo siento, Roger", murmuró, sintiendo el dolor de su legado.

La batalla rugía y las emociones estaban a flor de piel, mientras el destino de todos se entrelazaba en un clímax inevitable. La lucha por la libertad y la verdad se intensificaba, y Luffy y su tripulación estaban decididos a no rendirse. En ese momento, sabían que la verdadera fuerza residía en la unión y el amor que compartían, incluso en medio del caos y la tragedia.

 Los de Marineford se quedan sin palabras, aunque los que conocen personalmente a Luffy (Hancock, Koby y Helmeppo ) se sorprenden al descubrir que Luffy y Ace en realidad no están relacionados. Garp, mientras tanto, sigue pensando en el pasado, cuando se reunió con Roger en su celda antes de su ejecución. Roger le explicó que iba a tener un hijo pero que no viviría lo suficiente para verlo y le pidió personalmente a Garp que lo cuidara, sabiendo lo que sucedería si el Gobierno Mundial encontraba a Rouge o Ace . Garp parecía vacilante al principio, pero Roger confiaba en que Garp honraría su pedido final.

Poco después de que Roger muriera, los Marines llegaron a Baterilla, emitiendo informes de que Roger había actuado de manera diferente a la de él en la isla. Comienzan a investigar a todos los recién nacidos, madres y mujeres embarazadas, incluso dando órdenes de matar a cualquier madre que pueda parecerles sospechosa. Sin embargo, a pesar de todo, Rouge logró mantener a Ace en su útero y evitar que se dieran cuenta. Finalmente, los Marines abandonaron la isla y Rouge, bajo el cuidado de Garp, pudo dar a luz a Ace de manera segura. Sin embargo, solo tuvo un momento para sostener a su hijo antes de morir de agotamiento. Unos años después, Garp dejó a Ace bajo el cuidado de Curly Dadan , un amigo suyo y cuidador de Luffy, que es como se conocieron. Garp luego regresa a su última reunión con Ace, quien mencionó que tanto Luffy como él tenían la sangre de criminales de clase mundial en sus venas, lo que quería decir que Luffy tenía la sangre del líder revolucionario , Dragon , y Ace, el Rey de los Piratas. También tomó Portgas como apellido por amor a su madre, quien le salvó la vida.

En el presente, Sengoku continúa mencionando que hace dos años, Ace se hizo a la mar como capitán de los Piratas Spade . Su fuerza y ​​velocidad hicieron que el Gobierno Mundial se diera cuenta de que el linaje de Roger no había terminado. Sin embargo, Barbablanca también lo había notado y reclutó a Ace antes de que el Gobierno Mundial pudiera llegar hasta él. Sengoku, sin embargo, señala que Barbablanca lo hizo para convertir a Ace en el próximo Rey Pirata. Ace lo niega rotundamente, pero Sengoku lo rechaza y termina su discurso diciendo que si hubieran dejado a Ace de esa manera, seguramente habría estado por encima de todos los demás piratas, por lo que esta ejecución es tan importante, incluso si eso significaba ir a la guerra con Barbablanca.

Uno de los marines informa de repente que las Puertas de la Justicia de Marineford se han abierto solas y que no pueden comunicarse con la sala de energía. Al otro lado de la puerta, los fugitivos están desconcertados porque la puerta se está abriendo para ellos a pesar de que los marines afirman que no la abrirán. Los seguidores de Buggy creen que fue él quien lo hizo, ya que está de pie en la parte delantera de la nave con los brazos extendidos, aunque está tan confundido como todos los demás.

De vuelta en Marineford, se da la orden de prepararse para la batalla mientras Sengoku observa con sorpresa la flota de barcos piratas que se acercan a la base, todos liderados por capitanes piratas que han alcanzado la infamia en el Nuevo Mundo y han venido a apoyar a Ace, para su sorpresa. Los marines, sin embargo, se abstuvieron de dispararles, tratando de localizar al propio Barbablanca. Llega, pero no desde el frente, sino desde debajo del agua después de haber recubierto su barco para aparecer justo en el centro de la bahía de la isla. El Moby Dick , así como otros tres barcos con 14 comandantes a bordo, llegan desde debajo del agua, para sorpresa de los marines. Barbablanca sube al frente de su barco mientras saluda a Sengoku, ya no conectado a su equipo médico y listo para la batalla. Le dice a Ace que tenga paciencia un poco mientras Ace llama a su "padre". [2]

Con la puerta desbloqueada, el grupo de Luffy navega hacia Marineford. Ivankov se pregunta si Dragon vendrá a ayudar o no. Al escuchar esto, Luffy revela que él y Ace no son parientes y revela que Ace es el hijo de Gol D. Roger, para gran sorpresa de todos a bordo. De vuelta en Marineford, los marines esperan con anticipación a que Barbablanca haga el primer movimiento. De repente, golpea el aire, agrietándolo como un espejo antes de causar explosiones, sorprendiendo a los marines. El barco de Luffy se acerca, aunque no puede ver nada a través de la niebla, mientras Ace comienza a recordar sus primeros días de piratería. En ese entonces, era un adolescente y partió tres años antes que Luffy, con ambos prometiendo volver a encontrarse. Ace formó los Piratas Spade, y sus acciones pronto ganaron la atención de los marines (para gran enojo de Garp) así como del propio Barbablanca.

No mucho después, Ace se reunió personalmente con Shanks , agradeciéndole por salvar la vida de Luffy, lo que el pirata pelirrojo utilizó como motivo de celebración. Ace luego se reunió con Jinbe, buscando obtener una audiencia con Barbablanca. Sin embargo, el hombre-pez se negó, lo que provocó una pelea entre los dos que duró cinco días, que terminó en un punto muerto ya que ninguno pudo vencer al otro. Barbablanca pronto localizó al grupo, para el cual los Piratas Spade no eran rival. Ace ordenó a su tripulación que corriera mientras él se quedaba atrás y trataba de mantener a raya a Barbablanca.

" Sería una pena que murieras aquí, muchacho. Si aún quieres causar estragos en este mar, lleva mi nombre en tu espalda y vuélvete loco tanto como quieras...!!! ¡¡¡Conviértete en mi hijo!!! [3] "

Barbablanca, impresionado con su espíritu y fuerza, le ofreció a Ace la opción de unirse a su tripulación, a lo que Ace se negó al principio. De repente quedó inconsciente y recuperó la conciencia en Moby Dick, donde fue recibido por Thatch , el comandante de la Cuarta División. Thatch explicó que la tripulación de Ace intentó recuperarlo, pero una vez más fueron derrotados y llevados a bordo de la nave de Barbablanca. A pesar de esto, Ace no fue tratado como un prisionero y, sin embargo, se negó obstinadamente a ser parte de la tripulación. En cambio, intentó asesinar a Barbablanca en numerosas ocasiones (un total de 100 veces, según la tripulación), todas las cuales terminaron en fracaso. Finalmente, Ace se rindió y se unió oficialmente después de que Marco revelara que todos los hombres a bordo de la nave de Barbablanca, que son odiados en todo el mundo, lo ven como un padre y, del mismo modo, los llama sus "hijos".

Después de un tiempo, Ace fue nominado como comandante de la Segunda División; durante este tiempo, conoció a Barbanegra , quien le sugirió que aceptara el trabajo. Antes de aceptar, Ace le reveló su pasado a Barbablanca, quien se rió a pesar de su rivalidad con Gol D. Roger, alegando que todos eran hijos del mar. Luego ocurrió el incidente en el que Barbanegra mató a Thatch, y Ace, enojado, juró ir tras él.

Barbablanca y los demás intentaron disuadirlo, y el primero se sentía incómodo con todo. Sin embargo, Ace persistió, ya que Barbablanca era de su división y Thatch era su amigo. También quería asumir la responsabilidad de las acciones vergonzosas de Barbablanca. De vuelta al presente, Ace les ruega a los demás que simplemente lo dejen atrás, alegando que su propia arrogancia fue la causa de su propia captura.

Sin embargo, Barbablanca afirma que fue él quien lo dejó ir a cazar a Barbanegra. Cuando Ace lo llama mentiroso, los demás Piratas de Barbablanca están de acuerdo con su capitán y prometen salvar a Ace pase lo que pase. De repente, se siente un temblor en toda la isla, que Garp explica que es causado por los maremotos de Barbablanca que produjeron tsunamis que se dirigen directamente a Marineford. Esto se debe a la Fruta del Diablo de Barbablanca , la Gura Gura no Mi , que le permite producir terremotos. Sengoku advierte a los Marines que la fuerza militar por sí sola no será suficiente para detener a Barbablanca, ya que tiene el poder de destruir el mundo mismo. A medida que el maremoto se acerca a la base y el mundo observa, se revela que cuarenta y siete barcos piratas liderados por Barbablanca se enfrentan al Cuartel General de la Marina y los Señores de la Guerra del Mar. Independientemente de quién gane, la era actual de la piratería está llegando a su fin