Chapter 4 - cap 4

La brisa marina acariciaba el rostro de Luffy mientras el Going Merry avanzaba alegremente hacia la Isla Syrup. A su lado, Nami, con su cabello naranja brillando bajo el sol, revisaba el mapa con atención. Zoro, ahora una mujer de cabello verde y mirada desafiante, se encontraba en la proa, sosteniendo su espada con firmeza, lista para cualquier eventualidad. Luffy, con su característico sombrero de paja, sonreía como siempre, ajeno a los peligros que los esperaban.

—¿Sabes? Me siento con mucha hambre —comentó Luffy, haciendo que Nami rodara los ojos.

—Ya lo sé, Luffy. Pero primero debemos encontrar algo de comida. Esta isla parece desierta, pero no hay que subestimar lo que podemos encontrar —respondió Nami, ajustando su brújula.

Zoro, en su eterna búsqueda de mejorar, se acercó a la conversación.

—No te preocupes, Luffy. Si encontramos problemas, solo aplastamos a los que se interpongan en nuestro camino —dijo con una sonrisa confiada.

Mientras navegaban, una voz misteriosa resonó entre los árboles.

—¡Fuera de aquí, intrusos! ¡El bosque no tolera la presencia de extraños!

Luffy, intrigado, miró hacia la dirección de la voz.

—¿Escucharon eso? ¡Vamos a investigar! —exclamó, con su habitual entusiasmo.

La curiosidad llevó a la tripulación a adentrarse en el bosque. Sin embargo, de pronto, un disparo resonó en el aire. Instintivamente, Luffy se lanzó al suelo, protegiéndose con su cuerpo de goma; la bala rebotó sin causarle daño.

—¡Eso estuvo cerca! —gritó Nami, asustada.

Al girar, vieron a un hombre atrapado en una extraña caja, con un gran afro verde.

—¡Soy Gaimon! —exclamó el hombre, levantando las manos en señal de paz—. No son cazadores furtivos, ¿verdad?

Tras aclarar el malentendido, Luffy, Nami y Gaimon comenzaron a hablar sobre sus aventuras, el One Piece y la Grand Line. Gaimon, emocionado, compartió su historia de cómo había quedado atrapado en la isla durante años.

—Siempre soñé con ser un gran pirata, pero aquí estoy, cuidando de estos animales —confesó Gaimon, con una sonrisa melancólica.

Luffy, que conocía el futuro pero no podía mencionarlo, sintió un impulso de ayudar a Gaimon.

—¡Vamos a buscar ese tesoro! —anunció Luffy, con su energía contagiosa.

Con su habilidad de goma, Luffy llevó a Gaimon y Nami a escalar la colina donde supuestamente se hallaba el tesoro. Sin embargo, al llegar a la cima, encontraron cajas vacías.

—¿Qué? ¡No hay nada! —Gaimon se llevó las manos a la cabeza, desilusionado.

—Lo siento, pensé que había algo —respondió Luffy, sin saber cómo consolarlo.

Gaimon, por su parte, se sintió aliviado de haber descubierto la verdad antes de morir.

—Siempre es mejor saber la verdad, aunque sea dolorosa —dijo Gaimon, agradeciendo a Luffy.

Después de una conmovedora despedida, Luffy y su tripulación continuaron su viaje hacia la Villa Syrup.

Al llegar a la villa, fueron recibidos por Usopp, una chica delgada con una gran imaginación y una lengua rápida.

—¡Hola, forasteros! Soy Usopp, la gran mentirosa de esta aldea. Si buscan un barco, deben hablar con Kaya, la dueña de la mansión —les dijo, gesticulando dramáticamente.

Con un malentendido que terminó en risas, el grupo se dirigió a la mansión de Kaya. Allí, Usopp se encontró con su amiga y comenzaron a intercambiar historias. Sin embargo, la atmósfera cambió abruptamente cuando el mayordomo Kurahadol apareció, susurrando al oído de Kaya.

Luffy, que escuchaba con atención, se dio cuenta de que algo oscuro se estaba tramando.

—No me gusta esto... —murmuró, frunciendo el ceño.

Fue entonces que Luffy y Usopp escucharon el plan de Kurahadol y Jango para robar la fortuna de Kaya. En un arrebato de valentía, Luffy se reveló ante ellos.

—¡No permitiré que lastimen a Kaya! —gritó, desafiando a Kuro y Jango.

Pero en un giro inesperado, Jango hipnotizó a Luffy, haciéndolo caer por un acantilado. Sin embargo, gracias a su cuerpo de goma, Luffy sobrevivió, aunque fue dado por muerto por sus enemigos.

Mientras tanto, Usopp intentaba convencer a los aldeanos de la amenaza que se avecinaba, pero la incredulidad reinaba en sus corazones. Luffy, al escuchar a Usopp, sintió un renovado sentido de solidaridad.

—¡Debemos ayudarlo! —declaró Luffy, mientras se unía a Zoro y Nami.

Siguiendo el rastro de los piratas, el grupo se preparó para la batalla. Luffy se lanzó hacia adelante, pero accidentalmente terminó en el camino equivocado, regresando a la aldea.

—¡Luffy, no! —gritó Zoro, tratando de no reírse de la torpeza de su capitán.

Finalmente, todos se reunieron y se prepararon para el enfrentamiento. Luffy se enfrentó a Kuro, un guerrero formidable que no se esperaba que fuera derrotado por un niño. En medio de la pelea, Luffy volvió a ser hipnotizado, pero esta vez, se las arregló para utilizar su habilidad de goma para evadir los ataques.

—¿Vas a luchar, o te quedarás dormido todo el día? —le dijo Zoro, burlándose mientras se lanzaba a la batalla.

Con un grito de determinación, Luffy despertó. El poder de la amistad y la valentía de Usopp le dieron fuerzas. A medida que la batalla se intensificaba, Luffy se lanzó contra Kuro con su famoso ataque, el "Gomu Gomu no Pistol".

Kuro, aturdido, no pudo evitar el ataque y fue enviado volando.

—Recuerda esto, Kuro. ¡Usopp es mejor que tú! —gritó Luffy, mientras el pirata caía inconsciente.

Con la victoria asegurada, Luffy y su tripulación fueron a agradecer a Kaya por su apoyo, y en recompensa, recibieron un nuevo barco: el Going Merry.

Usopp, lleno de emoción, corrió hacia ellos con una mochila repleta de suministros.

—¡Gracias, Luffy! ¡Este es el comienzo de una gran aventura! —exclamó, aceptando la invitación de Luffy para unirse a la tripulación.

Así, con risas y promesas de nuevas aventuras, Luffy y su nueva tripulación zarparon hacia el horizonte, listos para enfrentarse a lo que el mar les tenía preparado, mientras la isla y sus secretos quedaban atrás, un recuerdo de camaradería y valentía en un mundo lleno de posibilidades.