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Chapter 5 - Capítulo 5 Interludio

Punto de vista: Rachel Roth

Mi vida ha cambiado completamente de un día a otro.

Todo inició cuando comencé a ver cosas en los espejos.

Mi reflejo me culpaba por todo lo que hacía, que mi papá nos dejó cuando nací, que nos tuvimos que mudar a esta ciudad para que no llamara la atención, cómo mi mamá no puede conservar un trabajo de tiempo completo porque tiene que estar vigilando que No me meta en problemas.

No podía ver a los espejos. Cuando se lo comenté a mi mamá no quería que hablara de eso, que podemos atraer al Diablo si seguíamos hablando de ello, que sigamos rezando para que Dios nos proteja.

Pero no quitaba el espejo del baño ni me dejaba quitar los de mi cuarto. Que tuviera fe en Dios, decía, Dios nos protegerá mientras creamos en Él. 

Extraño cuando mis problemas eran la escuela, la tarea y los exámenes.

Pero sigue empeorando.

Un día cuando llegué de la escuela, mi mamá tenía compañía.

"Mamá, ya llegué", grité mientras entraba a la casa.

No contestó, pero escuchaba voces desde la cocina.

Iba a decirle que llegué, antes de subir a mi cuarto, pero en cuanto entre a la cocina noté la tensión en el aire. Mamá estaba rodeada de dos hombres desconocidos.

"¡Rachel! ¡Vete de aquí!", gritó mi mamá muy preocupada, como nunca antes la había visto.

"Rachel llegó. Bien, quédate aquí o le dispararé a tu madre", dijo uno de ellos.

En cuanto lo dijo me congelé. Vi mejor la habitación, mamá estaba sentada en una silla de la cocina mientras un hombre grande estaba detrás de ella y el otro estaba frente a la puerta casi dándole la espalda a mamá mirando hacia mí.

Estaban apuntando a mi mamá con un arma. La tenían como rehén.

"Te agradecemos, Melissa, por cuidar de Rachel por nosotros, pero ya es el momento de traer a su Padre".

"Antes de que nos vayamos quiero que le digas la verdad a Rachel, lo que hiciste hace 14 años".

"Rachel desde hace 14 años que te amo y no importa lo que digan SIEMPRE lo he hecho", dijo mi mamá. No lo noté en ese momento, pero esa era su despedida.

"Melissa, haznos el favor y di la verdad, así tu hija no tendrá que salir herida".

"Rachel, no soy tu madre, hace 14 años tu madre te entregó a mí y dijo que huyera", dijo mamá lagrimeando.

"Bien, es hora de irnos", dijo. Mientras se daba vuelta le disparó a mi mamá.

Solo pude ver a mi mamá caer mientras moría y en sus últimos momentos susurró "Huye".

Eso es lo que hice, corrí y corrí, pasé por calles y callejones, di una vuelta tras otra, eso es lo que hice. Huí, mientras mamá moría por mi culpa.

Pasé horas perdidas en la ciudad, no sabía qué hacer, me estaban persiguiendo, iban por mí y por eso murió mamá. 

No puedo ir con mis amigos, no vayan a ir tras ellos solo por hacerse a mí.

Decidí en algún momento volver a la casa, tal vez todo esté bien, que me haya imaginado lo que sucedió, que mamá está preocupada porque no llegué a comer y esté buscándome y no pueda encontrarme.

Estoy frente a la puerta de la casa y no puedo cruzarla, no quiero ver a mi madre muerta, no quiero que sea real.

No quiero que haya sucedido.

Cuando me fui tranquilizando, abrí la puerta y la volvió a ver. Mi mamá tirada en el suelo sobre un charco de su sangre.

"No, por favor, no, mamá, no me dejes aún, por favor, aún no es tu momento de morir, despierta, por favor, prometo comportarme mejor, solo… no me abandona, por favor", le dije con una voz cada vez más débil hasta que fue un susurro mientras lloraba acostada junto a ella.

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Me despertó un ruido de la calle, un coche se acaba de estacionar afuera de la casa.

Vienen por mí.

Corrí por el dinero que mamá escondía en el bote de chocolate en la cocina, agarré la bolsa de mamá y volvió a huir de mi casa. Para no volver jamás.

Fui al único lugar que conocí, un motel que estaba en el camino de mi escuela.

Pude pagar una habitación. No me dijeron nada aunque estaba sola, mamá dijo que no era un buen motel para quedarse. Parece que tiene razón.

Parecía que tenía razón. No creo que pueda acostumbrarme a que esté muerta, que mamá esté muerta.

Por mi culpa está muerta.

La cama no me gusta, no me gusta la cama, extraño mi cama. 

Mi mamá tenía que estar conmigo. 

¿Por qué mamá tuvo que haber muerto?

¿Por qué tuvo que ser ella?

¿Por qué no le pudo haber pasado a alguien más?

¿Por qué nos sucedió a nosotras?

Fue por mí. 

Me buscaban a mí. 

Si no hubiera llegado a casa, ella estaría viva. 

Si no me hubiera adoptado ella seguiría viva. 

Mamá no es mi mamá. 

Mi mamá sigue allá afuera. 

Tal vez esté buscándome. 

Tal vez podamos ser una familia. 

Tal vez pueda seguir teniendo una mamá. 

No. Tengo una mamá y es Melissa. 

Murió por mí, pero sigue siendo mi mamá. 

Puede que haya otra madre buscándome, pero no es mi mamá. 

Mi mamá es la que me llevó al parque a jugar, la que me hacía mi comida favorita en mi cumpleaños, la que me ayudaba en la tarea de la escuela aunque no tenía tiempo. 

Mi mamá es la que me cuidó, me vistió y jugaba conmigo porque me amaba. Ella es mi mamá. 

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La luna es bonita, fuera de nuestro alcance, pero aún nos deja verla. Se acerca y se aleja, cambia de forma. Es como si nos mostrara sus emociones, luna llena si está feliz, media luna si se está divirtiendo y luna nueva si no quiere ser vista. Es bonito cómo se comunica con nosotros.

Es luna llena. Por qué la luna tiene que estar feliz en el peor día de mi vida. 

¿Por qué no pudo ser luna nueva, por qué la luna tiene que estar feliz de que mi mamá esté muerta?

Un carro llegó al motel, no le presté atención hasta que se bajaron y logré verlos. Son ellos. Los que mataron a mi mamá, los que me quieren secuestrar. 

Tengo que huir antes de que me atrapen.

Ya están subiendo las escaleras, se dividieron, uno en una escalera y el otro por la otra. 

¿Qué hago?

¿Me encierro en la habitación? No, es una mala idea, pueden tirar la puerta para entrar. 

Cada segundo que pasa se van acercando más y no sé qué hacer. 

Ya subieron, los puedo ver a los lados.

Volteé hacia abajo y lo vi. Una sombrilla. 

Estaba en el segundo piso, la sombrilla no se veía muy resistente pero no me quedaba tiempo. Mi corazón palpitaba rápidamente, pero tenía que dar el salto antes de que me atrapen.

Se iban acercando cada vez más, empezaron a decir cosas, pero solo me concentraba en la caída y en lo que iba a doler cuando saltara.

Empecé a subir a la barandilla. Resbalé por el tubo redondo mientras estaba arriba. Caí en la sombrilla, boté y di algunas vueltas en el aire y sentí el suelo golpearme en mi costado. 

Dolía, pero aún así me levanté y seguí corriendo. 

Necesito ayuda. Ellos seguirán persiguiéndome hasta que me capturen.

Un disparo resonó en los alrededores. Me están disparando. No quieren capturarme. Me quieren matar.

Tengo que ir a la policía, ellos me ayudarán. 

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"¡Te estoy diciendo que es verdad! ¡¡¿Por qué no puedes creer que mataron a mi mamá y me trataron de secuestrar!!?", le grité al policía más inútil que puede haber. 

"¡Ya te lo dije! Si te hubieran querido secuestrar ¡Estarías secuestrada!", dijo el oficial Stanton, el oficial más estúpido de la estación. 

"Es suficiente, te puedes quedar aquí hasta que amanezca, pero te vas a tu casa en la mañana", dijo el oficial tonto Stanton, el oficial más tonto de los tontos de esta maldita estación de policías. 

"¡En la casa en donde mataron a -", me interrumpió. 

"¡Ya basta! Suficiente de la broma. Mañana te vas. Punto.", cuando terminó de hablar, salió de la puerta y la cerró por fuera. 

Me dejó encerrada en una maldita habitación de interrogación.

Estoy cansada, ¿Por qué la policía no me cree? ¿Por qué alguien mentiría sobre lo que dije?

Solo… ¿por qué la policía no puede ayudarme?

Solo… Me voy a sentar en la silla… Solo … Voy a descansar un rato.

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Pov. Oficial Nolan

"Oficial Nolan, antes de ir a patrullar le dejaron un encargo en la sala de interrogatorios 1", dijo el sargento.

"¿Un encargo, señor?", le pregunté, no dejan paquetes en salas de interrogatorio, así que debe de ser algo más.

"Sí, le dejaron a una niña a su cargo, llévela a su casa y luego empiece a patrullar".

"Entendido, señor".

Salimos de la sala de reunión. No entiendo por qué tenemos que hacer una reunión cada día. No hace falta, podemos hacer una sola reunión cada semana y no tenemos que reunirnos cada día para decir exactamente lo mismo que el día anterior.

Antes de ir a por la chica, fui a la armería para cargar mi patrulla con suficientes armas para ser considerado un soldado en otra época, pero ahora es lo necesario para poder enfrentar a un metahumano.

"Una bolsa básica, rifle, escopeta, escudo antidisturbios, chaleco antibala y, por último, una granada cegadora", mencionó Karina poniendo las cosas en la barra.

"Gracias, Karina", le dije mientras agarraba las cosas para llevarlas al auto.

"Lo sabe bien, oficial Nolan, necesito que firme el papeleo antes de que te lo puedas llevar".

Papeleo. El infierno en la tierra. Todo es papeleo, cualquier cosa que quieras, vayas o hagas hay una hoja que tienes que llenar.

Entiendo que el papeleo es importante, pero es una tontería que haya tres diferentes folios por llenar si alguien tiene una navaja, un machete o una espada. Todas son armas blancas, qué importa de qué tamaño es la hoja del arma.

Después de subir todo a la patrulla era el momento de recoger a la niña.

Tuve que usar la llave para abrir la sala de interrogatorios ya que estaba cerrada. ¿No se supone que dejaron a una niña?¿Por qué la dejaron encerrada?

Al abrir la puerta vi a la niña o mejor dicho a la adolecente dormida en la mesa. Sin cobija ni almohada, casi parece un criminal por como la trataron.

"Chica, despierta, es la hora de que te llevemos a casa", le dije sacudiéndola ligeramente para despertarla.

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Estábamos listos para irnos, solo faltaba una cosa más.

"¿Dónde vives?", se supone que tiene que llenar un formulario explicando quién es y qué hace aquí, pero adivina qué, no lo encontré. Al parecer no todas las personas hacen su papeleo.

"Vivo en la calle *** número ***", dijo a regañadientes como si no quisiera ir a su casa.

La dirección me suena familiar, como si hace poco alguien la hubiera mencionado, pero no me acuerdo de quién.

El lugar donde vive es un buen barrio, casas de dos pisos y patios bonitos. No es la mejor parte de la ciudad, pero sin lugar a dudas no es la peor. Mientras nos íbamos acercando a su casa no podía dejar de pensar que la dirección la conozco.

Cuando llegamos a su casa recordé por qué su dirección me sonaba. Código 245 - se escuchan disparos en una casa. Ese fue un mensaje que se oyó ayer en la radio en esta dirección.

"¿Esa es tu casa?", tuve que preguntarle.

"... Sí", contestó débilmente. Sin dejar de ver la casa con cinta de no pasar.

Alguien acaba de cometer un grave error. Acabo de sacar a una víctima de la comisaría para llevarla a la escena del crimen. Eso no es nada bueno.

Llamé a la estación para confirmar que tengo una persona de interés en el caso. Informaron que se escucharon disparos y al llegar los policías vieron a la dueña de la casa muerta en la cocina, la hija de la víctima no se ha visto desde que sucedió. Es posible que haya sido secuestrada o haya logrado huir.

Pedí la descripción de la chica para confirmar que sea la misma persona.

La descripción obtenida del sistema, algunas fotos de la casa y una breve descripción de los vecinos fue exacta. Desde la altura, misma playera, pantalones y hasta los mismos mechones de cabello pintados de morado. 

"Tenemos que volver a la estación. Hay preguntas que faltaron de hacer", dije. Poner excusas para proteger a tus compañeros que no hicieron su trabajo es sumamente desagradable. "Por cierto, ¿cuál es el oficial que te atendió?".

"Fue… el oficial Stanton", dijo agotada sin dejar de ver su casa, realmente espero que no haya visto a su madre morir.

Oficial Stanton… para decirlo sin rodeos, es un inútil. Tuvo que haber sido despedido hace mucho, pero se rumora que es el sobrino de alguien importante y por eso sigue aquí. Cada vez lo están "degradando" más. Ya ni siquiera lo dejan salir de la estación y últimamente ni siquiera trabaja en algún lugar donde lo pueda ver el público.

Sería bueno que lo despidieran por este error, pero dudo que suceda, es posible que ya no lo dejen tratar con sospechosos o criminales antes que despedirlo.

"Dime, ¿tienes hambre? Podríamos pasar por unas hamburguesas antes de llegar a la estación", le dije tratando de mostrar amabilidad.

Ese no es el protocolo, tendría que llevarla a la estación directamente, pero la chica ya debe tener poca confianza con nosotros y si un reportero se entera seremos crucificados.

Ya puedo imaginar el título en el periódico "Chica va a la policía y ellos la llevan a su casa donde murió su mamá para que los criminales puedan matarla".

"Sí… por favor", contestó ella. Bien, parece que no odia a la policía completamente.

WcDonalds es una nueva empresa que se está expandiendo rápidamente, sus altos edificios, su color característico amarillo y su W que se ve desde lejos. No me gusta el negocio, es demasiado impersonal, la comida no es particularmente buena y el lugar está vacío. Lo único bueno es que es rápido, muy rápido. 

Cuando estaba volviendo a la patrulla con la comida, un ciudadano me habló. Me alegra que me hablen, la gente nos suele ver como los enemigos, entonces cuando alguien me pide ayuda cuando me ven me pone muy contento. Es una muestra de que sí servimos de algo. 

"Policía, necesita venir rápido, están asaltando la tienda de aquí al lado", dijo un señor de unos 40 años. En ese momento empezó a correr hacia la tienda. 

Me quedé quieto un momento ya que tenía a una chica a mi cuidado, no puedo abandonarla para hacer otra cosa.

"Sígame, dese prisa, vamos a llegar tarde", cuando gritó eso, decidí correr a ayudar. Un asalto es más importante en este momento. 

Corrí persiguiendo al civil, observando los alrededores para ver cuál era la tienda, pero no hubo nada durante las dos calles que corrimos, en ese momento alcancé al civil para preguntarle dónde estaba la tienda. 

En el instante en el que lo alcancé sentí algo tocando mi costado. Sentí cómo mis piernas se acalambraban al instante, al caer al suelo traté de levantarme pero mis manos no respondieron, todo mi cuerpo se sentía mal.

Vi al civil agacharse junto a mí y noté lo que tenía en la mano, un taser, el civil, no, un criminal me acaba de atacar con un taser. Se fue acercando lentamente de una manera extraña como si esperara algo.

Una camioneta se estacionó donde estábamos, abrieron la puerta corrediza y me dieron otra descarga eléctrica con el taser. Impidiéndome hacer algo.

Se sentía horrible, todo el cuerpo tan tenso que está paralizado y un dolor constante que no puedes ni gritar para liberarlo por la electricidad que recorre todo tu cuerpo. 

Me subieron a la camioneta rápidamente.

Estoy siendo secuestrado.

Camioneta de color negro, pero no recién pintado no parece tener rayones en los costados, tienen una cadena colgando en el espejo retrovisor.

Dos secuestradores, parecen de la misma edad entre 30 a 45 años, armados, veo dos pistolas, posiblemente cuchillos y no usan máscaras. Es una mala señal.

En esos segundos de descanso mis músculos se relajaron y ya los podía mover ligeramente. Lentamente movía la mano cada vez más cerca de mi arma mientras me quedaba quieto para no hacerlos sospechar.

A unos centímetros de agarrar el arma, el secuestrador (civil) se acercó mucho. Saqué mi arma lo más rápido que pude. Mientras la levantaba detuvo el arma antes de estar en su mira. Me dio un derechazo en la cara. Caí al suelo, pero no solté el arma de mis manos, en cuanto iba a volver a intentarlo, sentí el dolor y la parálisis recorriendo mi cuerpo cuando el secuestrador me dio otra descarga eléctrica con el taser.

La frustración y la impotencia estaba creciendo dentro de mí. Ser tratado de esta manera, no poder moverse, estar a merced de alguien más es desesperante. 

"Deja de jugar, ya sabes cuál es el plan", regañó el chófer al secuestrador (civil).

Tienen un plan, no fue accidente que yo fuera al que pidieran ayuda, me buscaron específicamente a mí.

¡¿Por qué fui elegido?!

Soy una persona normal y no he cabreado a nadie lo suficiente para que me quieran secuestrar, lo único de especial que tengo es que soy policía.

¿Quieren amenazarme para que trabaje con ellos o quieren matarme para mandar un mensaje?

Me agarraron y me esposaron con mis propias esposas en un tubo que sobresalía de la camioneta, me quitaron el arma y la radio. Las dejaron en el asiento delantero, imposible de conseguir aunque pueda vencer al que está conmigo antes de que el chofer las agarre.

Pude moverme otra vez con dolor, pero podía moverme, no me dieron con el taser cuando lo estaba haciendo. Moví la mano para sentir qué tan bien soldado estaba el tubo que tenía amarrado en la muñeca. No se sentía imposible de quitar, pero es más probable que me destroce la muñeca antes de soltar el tubo de la camioneta.

Cuando vi que no era fácil de escapar, seguí el protocolo por si eres secuestrado.

Hablar.

"¿Me pueden decir a dónde me están llevando?", pregunté tratando de evitar que se oyera la ira, pero no contestaron en ningún momento.

Seguí haciendo preguntas, pero ninguno decía nada, solo se me quedó viendo mientras hablaba y hablaba.

Es algo escalofriante cómo me ve, solo sentado ahí, con una mirada aguda observando, sin parpadear ni moverse. Es casi como si fuera un león que está cazando, sin movimientos innecesarios, listo para atacar en cuanto den la señal.

Mientras hablaba, mentalmente estaba contando cuántas vueltas damos y cada cuánto tiempo lo hacían para saber por dónde estoy. Hemos dado dos vueltas a la izquierda, una a la derecha y otra a la izquierda poco después.

Perdí algunas calles cuando me acababan de subir al electrocutarme, pero según mis cálculos estamos en la calle *** aproximadamente. En esta zona hay muchos talleres de metal, fábricas y almacenes. Si consigo la radio puedo dar mi ubicación rápidamente, solo necesito conseguirla durante unos segundos.

Después de alrededor de diez minutos la camioneta se detuvo. Si me quitan las esposas puedo intentar luchar. No sé si sea posible. Los secuestradores parecen profesionales, no creo que cometan el error de darme esa oportunidad.

El hombre se levantó, tenía el taser en la mano con la intención de usarlo.

Esto no será agradab… 

Tengo la visión borrosa, jadeando por una bocanada de aire, me duele todo el cuerpo. Cuando logré pensar bien, ya estaba en el piso con las manos esposadas por la espalda. Ahí se va el plan de intentar escapar.

"Levántate. Si tratas de huir te dispararé. Entonces pórtate bien", dijo el chófer, o mejor dicho ¿el jefe?

El solo levantarme duele, mis piernas arden por el esfuerzo de bajar de la camioneta y respirar es doloroso, solo inhalar profundamente duele, tengo que tomar respiraciones ligeras para que no duela. 

Al bajar, observé los alrededores, pero no hay mucho que ver. Estamos en un callejón cerrado y a los lados hay dos almacenes, afuera del callejón no hay vehículos ni peatones, no hay nada. 

"Avanza", dijo empujándome.

Solo podía ver la puerta, una puerta a una habitación obscura, en donde nadie podría oírte gritar cuando te están matando. Un lugar al que si llego a entrar jamás saldré vivo.

Me volvieron a empujar. No podía moverme, la desesperación entró en mí en cuanto vi esa puerta. Todo mi ser me gritaba que me alejara de esa puerta.

Me volvieron a empujar. Me moví, todo mi cuerpo estaba lleno de adrenalina y desesperación por sobrevivir a mi muerte.

No puedo entrar a esa puerta.

Tackleé al que estaba a mi lado, los dos caímos al suelo. Caí encima de él, le di un cabezazo cuando se estaba levantando y empecé a correr rápidamente.

Lo único que necesitaba era huir, que alguien me vea, que sepan que estoy en peligro para que alguien busque ayuda antes de que muera.

Cuando estaba por llegar a la esquina sentí, oí y olí el disparo. No me importó el dolor en la pierna, ni la sordera que ocasionó el disparo, menos aún el olor a pólvora. Solo tenía que salir del callejón para vivir.

Solo diez metros más y viviré. Solo cinco metros más y viviré.

Un metro más. En ese momento, me derrumbé, vi mis esperanzas esfumarse en el aire. Un metro más y habría sido libre para poder continuar mi vida.

El 'Jefe' estaba encima de mí. Solo viéndome, no estaba molesto porque intenté escaparme, ni feliz de lo está haciendo. Una persona haciendo su trabajo. Eso es todo. Un sociópata.

"Hoy morirás, Nolan. Puede ser fácil y rápido o puede ser lento y doloroso. Tú eliges. Pero hoy morirás no importa lo que hagas, Nolan", dijo con una voz tan tranquila como si no estuviera hablando de mi muerte, como si estuviera hablando del clima que habrá mañana.

No sé qué me da más miedo, la puerta llena de oscuridad con un aura de terror y miedo que me hace querer huir corriendo o la persona que tengo enfrente que me dice que solo vivo porque él quiere. En el momento que ya no me quiera vivo en ese momento muero.

Me levanté poco a poco y comencé a acercarme a la puerta, ni siquiera me dolía la pierna aunque recibí un balazo. Cada vez más cerca de la puerta, mi corazón se aceleraba. Todo mi cuerpo quería correr y aún así seguía avanzando, acercándome a la puerta.

Tengo la puerta enfrente de mí, la puerta del infierno, me detuve un segundo, no podía cruzarla, no quería morir. 

Hubo un disparo, si llamaron a la policía, habría una patrulla en 20 minutos, solo tengo que sobrevivir ese tiempo y seré salvado.

Crucé la puerta poco a poco, cada vez que entraba una parte de mi cuerpo la dejaba de ver, no había nada cruzando la oscuridad de la puerta. Hasta que metí la cabeza.

Todo empeoró. Mi cuerpo empezó a hiperventilar, la adrenalina y el miedo que tenía siguió empeorando, sentí que me ahogaba. Todo mi ser quería desmayarse para no estar ahogado en la sensación de la muerte. Seguían dándome empujones para que siguiera avanzando, sabía que si me desmayaba ya no iba a despertar jamás.

Entonces seguí avanzando.

El edificio no era un almacén, al entrar se notaban algunas cobijas, basura amontonada en las esquinas, esto es una casa abandonada donde viven vagabundos.

Seguimos avanzando lentamente, cada vez me empujaban más porque ya no quería avanzar, dejé de avanzar en cuanto lo vi. Otra puerta.

Me equivoqué, esta sí es la puerta al infierno. La puerta tiene huesos como marco de la puerta y la puerta no es una oscuridad absoluta. Es el fuego del infierno danzando mientras espera a que la cruce y me queme en mi condenación eterna.

Me desmayé en cuanto vi esa puerta. Jamás entraré voluntariamente al infierno.

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Al despertar no podía moverme. Estaba en un cuarto oscuro, había fuego en el suelo y en las paredes. Para todo el fuego que había debía de haber un calor infernal, un humo que no te deja respirar y más luz de lo que hay, pero no lo había. Sí hacía calor, pero no al punto de cocerse vivo, no había nada, absolutamente nada de humo, y el fuego no molestaba a los ojos con su luz.

Estaba atado en un trono de innumerables cadáveres humanos acomodados para formar un asiento maquiavélico, no podía moverme porque había cráneos mordiéndome las muñecas y los tobillos fuertemente que evitaban que me moviera.

Al fondo de la habitación se podía ver a dos demonios de color rojo hablando con una bola de humo con forma humana con unos ojos negros tan profundos que si te les quedas viendo te absorberán en sus profundidades para jamás volver.

Para estar en el infierno, la verdad, es que me siento muy tranquilo. Fue mucho peor antes de morir, el miedo y la incertidumbre de lo que iba a suceder fue peor que lo que está sucediendo ahora, puede ser porque aún no empieza la tortura pero me siento mejor muerto que vivo.

Mientras esperaba a que comenzara la tortura observé a los demonios, por la forma en que se movían parecía que estaban discutiendo, los demonios le estaban diciendo algo que por los gestos parece entre exigencia y obediencia. Como si le estuvieran diciendo a la nube de humo que este humano nos pertenece y son mejores torturadores que tú.

No sé con qué coraje le dicen al humo negro eso.

Si lo tuviera que poner en una escala jerárquica, está el dueño, Lucifer; luego el gerente, Nube de humo; y ya hasta el final, el demonio, un empleado básico.

No sé cómo funciona si le gritas a tu jefe en el infierno, pero espero no ver los huesos de esos demonios unidos a este trono de huesos.

Se le veía a la nube sombría moverse un poco hacia atrás, como si no le interesara estar ahí, pero los demonios seguían hablándole.

Un demonio se fue acercando lentamente a mí, esperaba que duraran más discutiendo, pero parece que la tortura va a empezar ahora.

Sin la tranquilidad que tengo desde que desperté, probablemente estaría aterrado por cada paso que da más cerca de mí, pero ahora solo estoy esperando a que empiece.

Finalmente, el demonio se paró enfrente de mí. El demonio me sonrió con sus puntiagudos e inquietantes dientes y luego. ¿Me dio un puñetazo en la cara?

El puñetazo sí dolió, la verdad es que fue un poco decepcionante que eso hicieran. Al estar en el infierno esperaba algo más doloroso.

Creo que ya estoy entendiendo lo que está sucediendo. 

El demonio de humo negro es el instructor de tortura de los demonios rojos. 

Los demonios rojos estaban diciéndole que ya están listos para torturar humanos y lo querían demostrar, pero el demonio de humo negro sabía que aún no están preparados para empezar a hacerlo y por eso parecía que quería irse. 

Cuando el demonio me vio observándolo sin hacer nada, me dio otro puñetazo, luego otro y después uno más. Ahora sí dolía lo suficiente para soltar un leve gemido de dolor.

El otro demonio rojo seguía hablándole a su supervisor sobre algo que no podía escuchar.

Después me dieron otro puñetazo en el estómago que hizo que todo el aire que tenía saliera expulsado de mi cuerpo, mientras trataba de recuperar el aliento me dieron otro golpe en la cara.

El supervisor está haciendo algo, bolas de humo salieron de su cuerpo, unas se pegan en el suelo y otras están flotando en el aire.

No sé qué estás haciendo, pero parece muy importante. Los demonios rojos no reaccionaron a lo que hizo el supervisor, puede que sea algo habitual para ellos. No sé si es algo bueno o malo lo que estás haciendo.

Mi torturador espera a que me recupere antes de continuar, extendiendo la mano con la palma abierta apuntando hacia mi rodilla y unos segundos de espera, una púa gigante salió de su mano y destrozó mi rodilla.

Grité durante mucho tiempo por el agonizante dolor de tener la pierna destrozada. No importa cuánto gritara el dolor no desaparece, siempre queda más dolor que sentir.

Mis gritos sonaban amortiguados, cuando el dolor se relajó lo suficiente después de mucho tiempo me di cuenta por qué era así. Me arrancaron la lengua para que no pueda hablar.

Después de eso todo pasó muy rápido.

El supervisor no estaba contento, las bolas de humo que había dejado anteriormente comenzaron a volverse más oscuras, fueron creciendo rápidamente con la forma de tentáculos.

Los tentáculos amarraron fuertemente los cuerpos de los dos demonios y se iban apretando cada vez más. Se podía escuchar cómo los huesos se iban partiendo en pedazos en su fuerza.

Los demonios gritaban tan fuerte por la agonía que sufrían que me estaba dando dolor de solo verlo, pero el supervisor solo veía cómo eran aplastados tan lentamente para prolongar el sufrimiento que ocasionaba.

No lo noté, pero mi torturador tenía la mano apuntándome aunque estaba siendo aplastado, disparó una última púa hacia mí.