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Chapter 2 - El precio del poder

Sábado 25 de marzo del 2008

El reloj marcaba la 1:12 p.m. cuando Peter Parker abrió los ojos lentamente. Los rayos de sol que se filtraban a través de las cortinas mal cerradas iluminaban su habitación, desordenada con libros de ciencia, ropa tirada y algunos cartuchos vacíos de telarañas en un rincón. Se incorporó con esfuerzo, aún sintiendo los efectos de la agotadora noche.

—"¿Qué hora es…?" —murmuró, frotándose los ojos y mirando el despertador que parpadeaba. Entonces lo recordó: el Daily Bugle.

Peter saltó de la cama, tambaleándose por un momento mientras un dolor sordo recorría su costado. Su traje de Spider-Man estaba colgado en la parte trasera de su silla, todavía con algunos rasguños y manchas de suciedad. Afortunadamente, las fotos que había tomado de la pelea estaban intactas en su cámara, listas para ser reveladas.

—"¡Rayos! J.J. me va a matar si no llego pronto con estas fotos."

Se puso una camiseta arrugada, sus jeans favoritos y sus desgastadas zapatillas. Agarró la cámara y bajó las escaleras rápidamente, apenas diciendo "hola" a la Tía May, quien estaba en la cocina preparando algo para el almuerzo.

—"¿Peter? ¿Vas a salir sin comer nada?" —preguntó May, levantando una ceja preocupada.

—"Lo siento, tía, no tengo tiempo. Prometo comer algo cuando vuelva."

May suspiró, pero no insistió. Sabía que cuando Peter estaba tan apurado, algo importante lo esperaba.

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Peter tomó el metro hacia el centro de Manhattan, tratando de revisar las fotos en la pantalla pequeña de su cámara. Había capturado imágenes impactantes: Spider-Man esquivando los ataques de los tres villanos, una grúa derrumbándose, y el momento en que los telarañas frenaron un poste que estaba a punto de aplastar a un grupo de civiles.

Al llegar al Daily Bugle, entró apresurado por las puertas giratorias y subió al ascensor con una mezcla de ansiedad y cansancio. Cuando se abrieron las puertas en el piso del despacho, el bullicio del periódico era ensordecedor. Los teléfonos sonaban sin cesar, los reporteros corrían con papeles en mano, y las voces mezcladas llenaban el aire.

—"¡Parker!" —el grito característico de J. Jonah Jameson atravesó el ruido. Peter suspiró y caminó hacia la oficina del editor, donde el gruñón jefe lo esperaba con su característico cigarro en la mano.

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—"¿Dónde has estado, Parker? Llevo horas esperando esas malditas fotos. ¿Crees que este periódico se maneja solo?"

Peter forzó una sonrisa mientras sacaba la tarjeta de memoria de su cámara y la entregaba.

—"Lo siento, señor Jameson. Tuve que… trabajar hasta tarde para conseguirlas."

J.J. frunció el ceño mientras insertaba la tarjeta en su computadora. Su expresión cambió rápidamente al ver las fotos.

—"¡Esto es oro puro! ¡Exactamente lo que necesitaba! Spider-Man, siempre causando problemas. Este tipo debe estar aliado con esos villanos. No hay otra explicación."

Peter suspiró, sabiendo que no valía la pena discutir.

—"Claro, señor Jameson. ¿Cuánto me pagará por estas?"

—"Te daré lo de siempre, Parker. No empieces con tus quejas. Ahora sal de aquí y consígueme más fotos antes de que esos tres locos vuelvan a causar caos."

Peter tomó el cheque que Jameson dejó caer en su escritorio sin mirarlo. Mientras salía de la oficina, Betty Brant, la secretaria, le ofreció una sonrisa.

—"Peter, ¿estás bien? Pareces cansado."

—"Solo una noche dura, Betty. Gracias por preocuparte."

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De vuelta en el metro, Peter miró el cheque y sonrió con ironía. No era mucho, pero al menos ayudaría a cubrir algunas de las facturas. Mientras el tren se deslizaba por los túneles oscuros, Peter pensó en lo agotadora que podía ser su doble vida, pero también en lo mucho que significaba para él ser Spider-Man.

Cuando finalmente llegó a casa, la Tía May lo estaba esperando con un plato de comida caliente.

—"Prometiste comer algo cuando volvieras, y aquí está."

Peter sonrió mientras se sentaba a la mesa.

—"Gracias, tía May. Lo necesito más de lo que crees."

Mientras comía, su mente ya estaba planeando cómo enfrentaría el próximo desafío, sabiendo que, como siempre, la ciudad necesitaría de Spider-Man.

 [Después de comer]

El sonido de las escaleras crujientes llenaba la casa mientras Peter subía lentamente hacia el cuarto de su tío. En su mano llevaba un vaso de agua y una pastilla para el dolor. La luz tenue de la tarde entraba por la ventana del pasillo, proyectando sombras suaves sobre las paredes.

Peter llegó a la puerta entreabierta y golpeó suavemente con los nudillos.

—"¿Tío Ben? ¿Puedo pasar?"

Desde dentro, la voz cansada pero cálida de su tío respondió:

—"Claro que sí, muchacho. Adelante."

Peter entró al dormitorio, un espacio modesto lleno de fotos familiares y libros viejos. Ben estaba recostado en la cama, con almohadas amontonadas detrás de su espalda y una manta cubriéndolo. Aunque su rostro mostraba el agotamiento del proceso de recuperación, sus ojos seguían brillando con el mismo afecto paternal de siempre.

—"Te traje esto," —dijo Peter, dejando el vaso en la mesita de noche—. "¿Cómo te sientes hoy?"

Ben sonrió, aunque su gesto estaba teñido de dolor.

—"Un poco mejor, aunque no lo suficiente como para ir a jugar al baloncesto contigo. Pero al menos no me he convertido en una estatua aquí."

Peter dejó escapar una pequeña risa y se sentó en una silla junto a la cama. Se quedó mirando las manos de su tío, que descansaban sobre la manta, un recordatorio de lo cerca que estuvo de perderlo.

—"Sabes, a veces pienso que deberías estar descansando más," —dijo Peter en tono suave—. "No quiero que te esfuerces demasiado."

Ben asintió lentamente.

—"Lo sé, Peter. Y aprecio que siempre estés pendiente de mí. Pero no se trata solo de descansar el cuerpo; también hay que cuidar lo que llevamos aquí." —Se llevó una mano al pecho, sobre su corazón.

Peter lo miró, curioso.

—"¿A qué te refieres?"

Ben se inclinó un poco hacia adelante, ignorando el leve dolor que eso le provocaba, y fijó su mirada en su sobrino.

—"A veces la vida no se trata solo de hacer lo correcto en el momento. Se trata de encontrar el propósito detrás de lo que hacemos, incluso cuando las cosas no salen como esperamos."

Peter frunció el ceño, intentando procesar esas palabras.

—"¿Propósito? ¿Te refieres a… tener un objetivo claro?"

Ben sonrió y negó suavemente con la cabeza.

—"No exactamente. Me refiero a comprender que nuestras acciones, por pequeñas que sean, pueden marcar una gran diferencia para alguien más. Tal vez no veas el impacto inmediato, pero si actúas con el corazón, sabrás que hiciste lo mejor que podías. Y eso, Peter, es lo que realmente importa."

El joven se quedó en silencio, reflexionando. Las palabras de su tío tenían un peso especial, sobre todo después de todo lo que había sucedido.

Ben alargó una mano y la colocó sobre la de Peter.

—"Con gran poder viene una gran responsabilidad, sí, pero no olvides que esa responsabilidad no siempre será salvar el día con algo grandioso. A veces, es solo estar ahí para alguien que te necesita. Como estás tú ahora conmigo."

Peter sintió un nudo en la garganta y asintió.

—"Gracias, tío Ben. De verdad."

La sonrisa de Ben se ensanchó un poco, y con una mirada cómplice, añadió:

—"Ahora, ¿por qué no me cuentas cómo va tu día? Algo me dice que tienes historias interesantes."

Peter se relajó y comenzó a hablar, compartiendo anécdotas de su rutina, omitiendo cuidadosamente los detalles de su vida como Spider-Man. Pero en el fondo sabía que, aunque no lo dijera, el consejo de su tío resonaría en cada decisión que tomara, tanto dentro como fuera del traje.

 [Después de una charla emotiva]

Peter bajó las escaleras después de su charla con Tío Ben, tratando de actuar lo más natural posible. En la cocina, Tía May estaba lavando los platos, el sonido del agua cayendo llenaba el pequeño espacio. Ella volteó al escuchar sus pasos.

—"¿Te vas a algún lado, Peter?" —preguntó con una sonrisa amable.

—"Sí, tía May," —respondió él, ajustando la correa de su mochila—. "Voy a la biblioteca. Harry quiere estudiar juntos para el examen de ciencias, así que estaré allá hasta las cinco o seis."

May lo miró con aprobación.

—"Me alegra que estés dedicando tiempo a tus estudios, Peter. Pero no te olvides de comer algo, ¿de acuerdo?"

—"Sí, claro. Nos detendremos por algo en el camino." —La respuesta fue rápida, pero Peter sabía que tendría que improvisar algún otro plan para cuando regresara.

Antes de salir, se acercó y le dio un beso en la mejilla.

—"Nos vemos más tarde, tía."

Ella le devolvió el gesto, con un brillo de orgullo en sus ojos.

—"Cuídate, querido."

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Apenas cerró la puerta de la casa, Peter caminó hacia un callejón cercano, asegurándose de que nadie lo siguiera. Una vez allí, dejó caer su mochila al suelo, la abrió y guardó cuidadosamente los libros y libretas que había usado como coartada. Con un rápido movimiento, disparó una telaraña y fijó la mochila a una pared oculta, lejos de la vista de los curiosos.

—"Biblioteca, ¿eh? Espero que los malandros de la ciudad tengan buenos ensayos para leer hoy."

Con un salto ágil, se colocó la máscara y, en cuestión de segundos, Spider-Man ya estaba trepando por los edificios de Queens, listo para comenzar su patrulla.

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Mientras se balanceaba por las calles, escuchó un alboroto que rompió la calma de la tarde. Sirenas de policía resonaban por el aire, y desde la altura, Peter vio un automóvil negro zigzagueando entre el tráfico, con cinco hombres a bordo, mientras varios vehículos policiales los perseguían a toda velocidad.

—"¡Ah! Nada como una persecución a plena luz del día. Hora de mostrarles quién manda."

Spider-Man se lanzó al vacío, balanceándose con sus telarañas para alcanzar el coche. Al acercarse, escuchó los gritos y órdenes dentro del vehículo.

—"¡Acelera, idiota! Nos están alcanzando."

Peter aterrizó en el techo del coche con un golpe seco, haciendo que los ocupantes gritaran sorprendidos.

—"¡Hola, chicos! ¿Puedo unirme? Escuché que iban directo a prisión, y siempre quise conocer cómo es por dentro."

Los hombres comenzaron a disparar hacia el techo, pero Peter saltó antes de que las balas lo alcanzaran, girando en el aire y lanzando telarañas para cubrir el parabrisas.

—"¡Cuidado! ¡No veo nada!" —gritó el conductor, mientras el coche comenzaba a perder el control.

—"Oh, ¿es eso un problema? Deberían haber contratado a un chofer."

Spider-Man lanzó una línea de telaraña hacia un poste cercano y la usó para impulsarse hacia el frente del coche. Mientras iba en el aire, se volteó boca abajo, apuntó con ambas manos y disparó varias telarañas que envolvieron las ruedas delanteras.

—"Listo, chicos. Ahora van a frenar más rápido que yo en mi clase de gimnasia."

El coche derrapó violentamente, hasta que finalmente se estrelló contra un montón de cajas en la acera, deteniéndose por completo. Los policías aprovecharon para rodear el vehículo mientras Spider-Man aterrizaba con elegancia en el techo del coche destrozado.

—"¡Cinco estrellas en mi reseña de Uber!" —exclamó, señalando a los ladrones, que estaban aturdidos dentro del coche.

Uno de los policías salió del coche patrulla, mirando a Spider-Man con una mezcla de frustración y admiración.

—"Siempre tienes que hacer un espectáculo, ¿no, Spidey?"

Spider-Man le dio una pequeña reverencia.

—"Es mi especialidad. Ahora, si no les importa, me voy a buscar otros idiotas que hagan mi día interesante."

Sin esperar respuesta, lanzó otra línea de telaraña y desapareció entre los edificios, dejando a la policía para encargarse del resto. Mientras se balanceaba de regreso, no pudo evitar sonreír bajo la máscara.

—"Un día más, una persecución más. Todo en la vida de tu amigable vecino Spider-Man, pero por lo que veo aún no termina."

El eco de las sirenas de bomberos y policía rompió la relativa calma de la tarde. Spider-Man, balanceándose entre los edificios, giró la cabeza en dirección al sonido. Una columna de humo oscuro ascendía rápidamente hacia el cielo desde un edificio a varias cuadras de distancia.

—"Genial, justo cuando pensaba que podía tomarme un respiro. Vamos allá."

Con un giro ágil, Spidey disparó su telaraña hacia una viga cercana y aceleró hacia el lugar. Mientras se acercaba, el calor del fuego se hizo evidente, y el olor a madera quemada comenzó a llenar el aire.

El edificio era un complejo de apartamentos de tres pisos, con llamas devorando el último nivel y parte del segundo. Los bomberos ya estaban desplegando mangueras y escaleras, mientras los residentes se aglomeraban en la calle, muchos llorando y gritando.

—"¡Hay gente atrapada adentro!" —gritó un hombre, señalando hacia las ventanas del tercer piso—. ¡Mi hijo! ¡Está en la última habitación!

Spider-Man aterrizó junto a los bomberos, llamando la atención de uno de los capitanes.

—"Oye, jefe, ¿me das permiso para intervenir? Tengo experiencia en entrar y salir de sitios complicados."

El capitán, inicialmente sorprendido, asintió rápidamente.

—"Hazlo rápido. El edificio no aguantará mucho más tiempo."

—"Rápido es mi segundo nombre. Bueno, no literalmente. Pero entiendes la idea."

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Spidey saltó hacia la fachada del edificio, usando sus telarañas para ascender rápidamente. En el tercer piso, el calor era casi insoportable, pero podía escuchar los gritos de auxilio provenientes de una ventana. Sin dudarlo, lanzó una línea de telaraña, rompió el cristal y se deslizó al interior.

El humo llenaba la habitación, dificultando la visibilidad. Spider-Man activó los filtros internos de su máscara para respirar mejor y avanzó entre los escombros. En una esquina, encontró a un niño pequeño acurrucado, abrazando a un osito de peluche.

—"¡Hey, campeón! Soy tu amigable vecino Spider-Man. ¿Te gustan los paseos aéreos?"

El niño, con lágrimas en los ojos, asintió débilmente. Spidey lo levantó con cuidado y lo sujetó con un brazo.

—"Sujétate bien. Salimos de aquí en un santiamén."

Con un movimiento rápido, disparó una telaraña hacia la ventana rota y se lanzó hacia afuera, aterrizando con gracia frente a los bomberos. El padre del niño corrió hacia ellos, abrazando a su hijo mientras las lágrimas rodaban por su rostro.

—"Gracias… gracias…"

—"Nada que agradecer, señor. Aunque debo decir, su hijo es un héroe por aguantar ahí dentro."

Antes de que pudiera recibir más elogios, un estruendo sacudió el edificio. Una sección del techo se derrumbó, enviando una nube de chispas al aire.

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—"¡Quedan más personas atrapadas en el segundo piso!" —gritó el capitán de los bomberos.

Spider-Man no esperó instrucciones. Con una voltereta, volvió a lanzarse al edificio. El segundo piso estaba en peores condiciones: las llamas lamían las paredes y el humo se acumulaba rápidamente.

Mientras avanzaba, escuchó golpes desesperados. Encontró a una mujer mayor atrapada detrás de una puerta bloqueada por un mueble caído.

—"¡No se preocupe, señora! Esto no es nada que un poco de fuerza arácnida no pueda arreglar."

Con un esfuerzo rápido, levantó el mueble y abrió la puerta. Ayudó a la mujer a salir, pero notó que estaba debilitada por el humo.

—"Creo que un paseo rápido es lo que necesita. Espere un segundo."

La sujetó con cuidado y disparó una telaraña hacia una pared exterior. Con un movimiento fluido, atravesó el edificio y aterrizó fuera, dejándola al cuidado de los paramédicos.

—"¡Dos menos, pero no hemos terminado!" —murmuró para sí mismo, volviendo al edificio.

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En el último cuarto que revisó, encontró a una joven pareja atrapada detrás de un muro parcialmente derrumbado. Estaban pálidos y tosiendo.

—"¡No se preocupen! Spider-Man está aquí. Y prometo que no contaré este desastre de decoración a nadie."

Mientras hablaba, usó su fuerza para apartar los escombros. Les indicó que lo siguieran, pero el humo se intensificaba. El pasillo que conducía a la salida estaba bloqueado por llamas.

—"No hay problema. Vamos por la vía aérea."

Con rapidez, los envolvió con telarañas protectoras y disparó una línea hacia una grúa cercana. Tirando de ellos con fuerza, los sacó del edificio justo cuando una explosión destrozaba parte del tercer piso.

Los tres aterrizaron sanos y salvos en el suelo, donde los bomberos y paramédicos se apresuraron a atender a la pareja.

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Mientras los bomberos trabajaban para controlar las llamas, Spider-Man observó desde una distancia, viendo cómo las personas que había rescatado abrazaban a sus familias.

—"Otro día, otra buena acción. Ahora, si tan solo alguien me comprara una pizza…"

Con un giro ágil, se lanzó hacia los cielos, dejando atrás a una multitud agradecida y el rugido de las llamas apagándose. Aunque nadie sabía su verdadero nombre, Peter Parker sabía que, por momentos como este, valía la pena ser Spider-Man.

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Spider-Man, aún agotado tras el rescate del incendio, se balanceaba por los rascacielos con su cuerpo dolorido cuando su walkie-talkie, ajustado a las frecuencias policiales, irrumpió con una transmisión urgente:

—"Atención, unidades. Robo en proceso en el banco de la avenida Lexington. Sospechosos: Montana, Fancy Dan y Ox, conocidos como The Forces. Los delincuentes están fuertemente armados. Precaución."

Peter soltó un suspiro, resoplando con cansancio.

—"¡The Forces otra vez! Justo lo que necesitaba para completar mi día de desastres."

Decidido, se lanzó desde una cornisa hacia el edificio más cercano, avanzando rápidamente a través de la ciudad.

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Spider-Man llegó al banco justo cuando las patrullas rodeaban el área, tratando de negociar con los ladrones para evitar que lastimaran a los rehenes. Desde la fachada del edificio, Peter observó la situación: Montana vigilaba a los rehenes con su lazo electrificado, mientras Fancy Dan guardaba el dinero en bolsas. Ox, por su parte, creaba barricadas con muebles para impedir la entrada de las autoridades.

—"Bueno, parece que esta fiesta necesita un poco de diversión. Hora de darles algo de acción."

Spider-Man irrumpió en el banco con una acrobacia, aterrizando en medio de la sala.

—"¡Sorpresa! ¿Me estaban esperando?"

Ox lo miró con una sonrisa sarcástica.

—"Araña entrometida… esta vez no saldrás caminando."

Fancy Dan reaccionó rápidamente, desenfundando su pistola y disparando varias veces hacia Spider-Man. Este esquivó los disparos con su agilidad característica, lanzando una telaraña para desarmarlo.

—"¡Ah-ah! No en mi guardia, Dan."

Montana atacó al instante, lanzando su lazo electrificado hacia Spider-Man. Aunque Peter logró esquivar el primer intento, Montana fue más rápido con un segundo ataque, envolviendo las piernas de Spidey y enviándole una descarga eléctrica directa.

El dolor fue intenso. Spider-Man cayó al suelo, jadeando mientras su traje comenzaba a quemarse en la zona del impacto. Antes de que pudiera liberarse, Ox levantó una de las enormes cajas de seguridad del banco y la lanzó hacia él.

El impacto fue brutal. Spider-Man salió volando contra una pared, rompiendo un escritorio en el proceso.

—"Uf… ¿Saben qué? Estoy empezando a pensar que no les caigo bien."

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Montana, Fancy Dan y Ox intentaron escapar por la entrada principal, arrastrando sacos de dinero. Peter, aún tambaleándose por el golpe, disparó una telaraña hacia la puerta, bloqueando su salida.

—"¿Irse tan pronto? Pero si apenas estábamos calentando."

Ox gruñó y, con su fuerza descomunal, arrancó una de las columnas del vestíbulo, amenazando con aplastar a Spider-Man. Este apenas logró rodar a un lado, pero Montana lo atrapó de nuevo con su lazo, tirándolo al suelo con fuerza.

—"¡Quédense quietos, arañas deberían estar muertas!" —gritó Ox mientras levantaba otro pesado mueble para lanzarlo.

Spider-Man usó una ráfaga de telarañas para impulsarse hacia el techo, esquivando el golpe. Sin embargo, en ese momento Fancy Dan encontró un camino hacia afuera y comenzó a conducir un auto estacionado para intentar huir.

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Mientras Spider-Man se balanceaba hacia la salida, Ox se adelantó. Usando su fuerza, arrancó una de las puertas del automóvil conducido por Fancy Dan y la lanzó hacia Spider-Man. La puerta lo golpeó directamente en el pecho, lanzándolo hacia la calle. Peter aterrizó con fuerza, tosiendo mientras intentaba ponerse de pie.

—"Vaya… eso sí dolió."

Fancy Dan aprovechó para acelerar el auto hacia Spider-Man, quien todavía se tambaleaba. El vehículo lo impactó de lleno, lanzándolo contra un poste de luz. Peter cayó al suelo, jadeando y con el traje completamente desgarrado en varias partes.

Montana y Ox se acercaron mientras Fancy Dan retrocedía con el auto, listo para otro intento.

—"¿Ya no te ves tan fuerte ahora, Spider-Man?" —se burló Montana.

Peter levantó la cabeza, respirando con dificultad.

—"¿Fuerte? Tal vez no, pero ingenioso… siempre."

En el momento justo, Spider-Man disparó una telaraña hacia los neumáticos del auto de Fancy Dan, haciéndolos estallar. El vehículo perdió el control y chocó contra una farola, dejando a Dan inconsciente.

Ox, furioso, levantó otro automóvil cercano y lo lanzó directamente hacia Spider-Man. Esta vez, Peter no tuvo tiempo de esquivarlo completamente, y el auto lo golpeó en el costado, dejándolo tendido en el suelo. A pesar del dolor, usó su última fuerza para disparar una ráfaga de telarañas hacia Ox, inmovilizándolo contra una pared.

Montana intentó escapar, pero Peter activó una red gigante de telarañas, atrapándolo también.

El sonido de las sirenas llenaba el aire mientras las patrullas rodeaban el banco. Spider-Man apenas podía mantenerse en pie, su respiración entrecortada y su cuerpo cubierto de cortes y moretones. Con la máscara parcialmente desgarrada, la sangre goteaba de varias heridas.

Se tambaleó hasta quedar de espaldas contra el banco, mirando a los policías que se acercaban para arrestar a los villanos. Un oficial se acercó a él, preocupado.

—"Spider-Man, ¿estás bien? Eso fue increíble, aunque… pareces estar en bastante mal estado."

Spider-Man, con dificultad, se apoyó en el coche patrulla más cercano, respirando con esfuerzo.

—"Sí, ya me lo decían… pero nunca aprendo. Aunque… al menos la ciudad está más tranquila ahora."

Otro oficial se unió a la conversación.

—"¡Increíble trabajo, Spider-Man! ¿Necesitas que te llevemos al hospital?"

Peter negó con la cabeza, forzando una sonrisa a pesar del dolor.

—"No, gracias… Creo que prefiero caminar hasta allí."

¡Claro! Aquí tienes la escena tal cual como la pediste, sin cambios adicionales:

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Mientras Spider-Man intercambiaba palabras con los policías, aún apoyado en el coche patrulla, la ciudad seguía su curso. Las sirenas de las patrullas eran la música de fondo mientras los oficiales felicitaban a Spider-Man por su valiente actuación. Pero de repente, un sonido extraño interrumpió la conversación: un zumbido eléctrico.

Peter se giró rápidamente, pero antes de que pudiera reaccionar, una serie de poderosos rayos de energía sónica impactaron contra su espalda, enviándolo hacia adelante, a través del parabrisas de un coche patrullero.

Un fuerte estruendo resonó mientras Spider-Man caía al suelo, aturdido. A lo lejos, vio a un hombre en un traje amarillo y negro, con guantes equipados con enormes generadores de energía.

—"¡Shocker!" —murmuró Spider-Man, forzándose a levantarse.

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Shocker, conocido también como "Piña", comenzó a reír mientras se acercaba lentamente a Spider-Man, quien se tambaleaba para ponerse de pie, sus piernas temblando. Los rayos sónicos continuaron disparando desde los guantes de Shocker, cada uno haciendo vibrar el aire a su alrededor, creando una onda de choque que movía todo a su paso.

Spider-Man esquivó el primer par de disparos, pero el dolor de las heridas anteriores hacía que sus reflejos no fueran tan rápidos como de costumbre. Cada rayo lo hacía retroceder, y su cuerpo no podía mantenerse a la par.

—"Vaya, te veo mal, araña. ¿Acaso te golpearon más de lo que pensabas?" —burló Shocker mientras lanzaba más ráfagas de energía.

Spider-Man, apretando los dientes, se obligó a moverse, utilizando sus telarañas para balancearse fuera del alcance de los rayos. Sin embargo, el área estaba llena de estructuras que hacían difícil su maniobra. Su sentido arácnido le advirtió de un rayo que venía directo hacia él, y con un ágil giro, evitó el impacto.

—"¡Ni siquiera un rayo puede derribarme!" —gritó Spider-Man, pero su voz traicionó su cansancio.

Shocker, sin embargo, no iba a dejarlo tan fácil. Usó sus guantes para crear ondas sónicas concentradas que afectaban el suelo, causando que el mismo asfalto se agrietara bajo los pies de Spider-Man. Un trozo de concreto voló hacia él, golpeándolo en el rostro.

—"¿Creías que podrías conmigo? Este es el fin, Spider-Man. ¡Adiós!"

Spider-Man cayó al suelo por el golpe, y antes de que pudiera levantarse, una nueva ráfaga de energía lo impactó directamente en el pecho, dejándolo completamente aturdido. A pesar de sus intentos por levantarse, su cuerpo no respondía como debería.

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Mientras Shocker se acercaba a rematarlo, Spider-Man, con sus últimas fuerzas, trató de concentrarse. Su sentido arácnido comenzó a alertarlo, y pudo escuchar el zumbido de una nueva onda sónica acercándose rápidamente. Sin embargo, el sonido vibrante era tan fuerte que sus sentidos se vieron abrumados, y no pudo esquivarlo a tiempo.

—"¡Esto se acaba aquí!" —gritó Shocker, dispuesto a acabar con su rival.

Pero antes de que el golpe final llegara, Spider-Man usó su telaraña para intentar rodear a Shocker, con la esperanza de atraparlo, pero fue inútil. En su agotamiento, sus reflejos ya no eran tan certeros. Shocker lo esquivó fácilmente y lanzó otra potente descarga de energía, dejándolo fuera de combate.

Con Spider-Man tendido en el suelo, herido y sin fuerzas, Shocker aprovechó la oportunidad para retirarse rápidamente. Miró a los policías que se habían acercado para ayudar, pero aún sin fuerzas para intervenir, se limitó a gritar:

—"¡Nos vemos, arañita! ¡Y no olvides el 'adiós' de mis amigos!"

Antes de que pudiera decir algo más, los miembros de The Forces, Montana, Fancy Dan y Ox, que habían estado observando la pelea desde lejos, se acercaron corriendo, ayudando a Shocker a escapar. Juntos, lograron evadir a los oficiales que intentaban apresarlos.

Spider-Man, completamente debilitado y con la visión nublada por el dolor, no podía hacer nada. Solo los vio alejarse mientras el sonido de las sirenas se apagaba a lo lejos.

A pesar de la derrota, Spider-Man, luchando por mantenerse consciente, logró levantarse con gran esfuerzo. Apenas podía mantenerse de pie, pero el sonido de las sirenas lo instaba a actuar. Miró a los policías, que se acercaban para comprobar que todo estuviera bien, pero sabía que no estaba en condiciones de seguir.

Con sus últimas fuerzas, se lanzó hacia el edificio más cercano, balanceándose lentamente hacia las sombras. Mientras se alejaba, su cuerpo sangraba, y su rostro estaba cubierto de moretones.

De alguna manera, había sobrevivido. Pero los criminales habían escapado. Y él, por un momento, se permitió pensar que tal vez no había sido suficiente.

"Solo otro mal día más", pensó para sí mismo. Pero esta vez, las palabras sonaron vacías.

 [Mientras nuestro héroe descansa]

Claro, aquí tienes la escena que describes, donde Kingpin se entera de los sucesos y contacta a Tombstone para encargarse de Spider-Man:

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En su lujosa oficina, iluminada solo por la luz tenue de una lámpara de escritorio, Wilson Fisk, conocido en las sombras como Kingpin, observaba las noticias en la pantalla de su enorme monitor. Los informes sobre el caos que Spider-Man había causado esa noche llenaban la pantalla: enfrentamientos con The Forces, un incendio en el centro de la ciudad, y la intervención de la policía.

Un músculo de su mandíbula se tensó mientras veía a Spider-Man salir del escenario, malherido, con los criminales escapando. La frustración hervía en su interior, pero en sus ojos no había ira, solo calculada furia. La pieza de ajedrez que había estado esquivando durante tanto tiempo ahora se había vuelto un problema. Spider-Man ya no era solo un simple obstáculo.

Fisk levantó el teléfono y marcó un número. La espera fue breve, casi insoportable.

—"Tombstone", dijo Fisk con voz grave y fría, la calma de un hombre acostumbrado al poder.

—"¿Qué quieres?" —respondió una voz profunda y rasposa al otro lado de la línea.

—"Tengo un trabajo para ti. Spider-Man... ya no puede seguir con vida. Haz lo que sea necesario. La ciudad ya está demasiado... sucia."

La tensión en el aire se hizo palpable. Tombstone, el hombre con piel de granito y fuerza letal, era uno de los pocos que podía manejar una tarea como esa. Sabía que no había lugar para el error.

—"¿Cómo lo quieres?" —preguntó Tombstone con su voz vacía de emoción.

—"Quiero que sea... lento. Que lo sienta, pero sin prisa. Y no te detengas hasta que lo veas muerto. Este es el último favor que te pido."

La línea se llenó de un largo silencio. Tombstone asintió de manera imperceptible, sabiendo que el mensaje era claro.

—"Considerado hecho."

Fisk colgó el teléfono con un clic, mirando fijamente la pantalla. Sabía que Spider-Man podría ser una amenaza, pero aún más sabía que Tombstone nunca fallaba.

La noche había comenzado su curso. Y en las sombras, alguien ya estaba dando caza a la araña.

 [De vuelta con nuestro héroe]

Peter Parker estaba tirado sobre la azotea de un edificio en el barrio de Hell's Kitchen, su cuerpo aún dolorido por la brutal pelea contra Shocker y The Forces. El viento frío de la noche golpeaba su rostro, pero ni eso lograba despejar la niebla que nublaba su mente. Con la máscara levantada hasta su nariz, respiraba pesadamente, tratando de calmar el dolor que recorría cada centímetro de su cuerpo. Había sido una noche larga, llena de enfrentamientos, y sus heridas, aunque no mortales, eran suficientes para mantenerlo agotado.

En la oscuridad, el teléfono de Peter vibró en su bolsillo. Forzando una mueca de dolor, sacó el dispositivo, con una mano temblorosa. Cuando vio el nombre en la pantalla, un pequeño resquicio de normalidad apareció en su rostro. Era Harry Osborn.

—"¿Harry?" —dijo, su voz rasposa, entrecortada por el dolor. Aunque quería ignorar la llamada y descansar, sabía que un poco de distracción tampoco le vendría mal.

—"¡Pete! ¿Todo bien, amigo? Escucha, mañana voy a tener una fiesta en casa. No es nada grande, pero van a estar algunos amigos, y... bueno, nos gustaría verte."

La risa de Harry sonó en el teléfono, llena de entusiasmo, pero Peter apenas podía concentrarse en las palabras. El sonido de la voz de su amigo, tan relajada, tan ajena a lo que había sucedido esa noche, solo hacía que la brecha entre su vida normal y su otra identidad se sintiera más amplia.

—"No sé, Harry... estoy... no me siento muy bien." —respondió, cerrando los ojos por un momento mientras una ola de dolor le recorría el pecho.

—"Vamos, Pete. Solo ven, relájate un rato. Va a haber 'polvitos mágicos', ya sabes, algo para distenderse." —Harry bromeó, riendo, ajeno a la lucha interna de Peter.

Peter suspiró, mirando las luces de la ciudad debajo de él. La sensación de estar tan cerca de la normalidad, de una vida sin máscaras ni lucha constante, le dio una punzada de dolor en el corazón.

—"No creo que pueda, Harry. Tengo cosas que... resolver."

Se quedó en silencio por un momento, sin poder decir más. No podía poner a su amigo en la misma situación en la que él estaba. Sabía que Harry no entendería, no con todo lo que había pasado.

—"Lo entiendo, Pete. Solo cuídate, ¿sí? Si cambias de opinión, estaré allí, esperando. Mañana en la tarde. Nos vemos."

Peter dejó escapar un suspiro cansado, mirando el horizonte.

—"Sí, claro. Nos vemos..."

Antes de colgar, Harry añadió con algo de preocupación en la voz:

—"No hagas algo imprudente, amigo. Sé que tienes un montón de cosas en la cabeza, pero..."

—"Lo prometo, Harry." —interrumpió, colgando rápidamente.

Se quedó mirando la pantalla unos segundos antes de guardarlo en su bolsillo. Las palabras de Harry se quedaban flotando en el aire, junto con el recuerdo de una vida que sentía cada vez más distante.

Peter se recostó nuevamente en la azotea, mirando las estrellas con una sensación vacía en el pecho. Sabía que no podía asistir a esa fiesta. Sabía que debía seguir luchando, aunque su cuerpo estuviera al límite.

"Solo otra noche más", pensó, antes de cerrar los ojos, tratando de descansar.

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Peter Parker se arrastraba, casi tambaleándose, mientras caminaba hacia su hogar. Su cuerpo estaba adolorido por la brutal pelea de esa noche; los golpes de Shocker y las ráfagas de energía habían dejado marcas visibles y sus músculos estaban al límite. Apenas podía mantener los ojos abiertos, pero sabía que tenía que llegar a casa antes de que alguien notara lo tarde que era.

Al abrir la puerta de la entrada, el sonido de la cerradura despertó a la casa. La luz suave de la sala iluminó su rostro adolorido, y antes de que pudiera dar un paso más, escuchó la voz preocupada de su tía May desde el pasillo.

—"Peter, ¿dónde has estado?" —preguntó, con la voz llena de preocupación.

Peter no quería que su tía lo viera así. No quería que supiera de sus batallas nocturnas, así que se esforzó por poner una expresión relajada en su rostro.

—"Tía May, no te preocupes… No pasa nada." —dijo, tratando de disimular el dolor en su tono. Pero su rostro, aún marcado por los golpes y las heridas, delataba que algo no estaba bien.

—"Peter… ¿por qué llegas tan tarde? ¿Y qué te ha pasado en la cara?" —preguntó tía May, acercándose con el ceño fruncido, notando las cicatrices frescas.

Peter se pasó la mano por el rostro, fingiendo indiferencia.

—"Lo siento, tía May. Me asaltaron en la calle. Me robaron el dinero para el pasaje, y me tocó caminar todo el camino de vuelta. De hecho, llegué tarde porque me dieron unos golpes, pero no es nada grave."

Tía May no parecía convencida. Su mirada se llenó de preocupación.

—"¿Un asalto? ¡Eso es terrible, Peter! ¿Estás seguro de que estás bien?"

Peter asintió rápidamente, con una sonrisa falsa.

—"Sí, estoy bien. Ya sabes cómo es, los ladrones siempre hacen un escándalo y te asustan, pero nada grave. Y, por cierto, Harry me invitó a una fiesta. Están haciendo algo para relajarse, y pensé que podría ir para despejarme un poco."

Tía May frunció el ceño, claramente preocupada.

—"Una fiesta, ¿eh? ¿Estás seguro de que es una buena idea? Es muy tarde para estar en fiestas, y con lo que te pasó… no sé, Peter."

Peter, sintiendo la necesidad de calmarla, sonrió de nuevo.

—"Sí, tía May, es solo una fiesta con amigos. Estaba pensando en ir, pero me quedé sin energía después de todo el lío, y además, Harry tiene razón… Necesito distraerme un poco."

Tía May lo miró detenidamente, claramente aún preocupada, pero finalmente asintió.

—"Bueno, si decides ir, prométeme que serás cuidadoso. Y recuerda, siempre puedes contarme lo que te pase, Peter."

Peter asintió rápidamente, abrazándola antes de dirigirse a su habitación.

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Una vez en su cuarto, Peter se dejó caer en la cama, jadeando por el esfuerzo. El colchón no era el lugar más cómodo en el que hubiera estado, pero en ese momento no le importaba. Cerró los ojos, con la mente aún en las peleas de esa noche, en el daño que había recibido, y en la conversación con su tía May.

Después de un rato, su mente comenzó a vagar hacia lo que Harry había mencionado antes: "polvitos mágicos". ¿Qué significaba eso?

Peter se incorporó ligeramente, tomó su teléfono y, con una expresión de duda, marcó el número de Harry. El sonido del timbre lo hizo esperar unos segundos hasta que escuchó la voz de su amigo.

—"¿Peter? ¿Qué tal? Pensé que ibas a descansar."

—"Oye, Harry... Sobre eso de los 'polvitos mágicos'... ¿de qué estás hablando? ¿Qué es eso?"

Harry soltó una risa relajada.

—"¡Ja! No te preocupes, Pete. Es solo un poco de diversión. Flash tiene algunos contactos, y vamos a conseguir algo para relajarnos. No te preocupes, es algo leve."

Peter frunció el ceño, pensativo.

—"¿Flash? ¿Él tiene los contactos? ¿Y de dónde va a conseguir esos... polvitos?"

Harry pareció dudar por un momento, antes de responder.

—"No sé mucho de eso, Pete. Solo sé que Flash está en eso. Él tiene sus contactos."

Peter apretó el teléfono con más fuerza, pensando. La idea de que Flash estuviera involucrado le causaba un mal presentimiento.

—"Harry, ¿me podrías decir específicamente dónde van a sacar eso?"

—"No sé, Pete. Flash se encargará. Ya te dije que solo vamos a pasarla bien. ¡Relájate un poco!"

Peter, sintiendo que no sacaría más información de Harry, soltó un suspiro.

—"De acuerdo, Harry. Pero si cambias de idea, déjame saber, ¿sí?"

Colgó y se recostó nuevamente en la cama, mirando el techo. La respuesta de Harry no le daba confianza, y la idea de Flash involucrado lo hacía sentirse incómodo.

"Voy a tener que hablar con Flash... pero no puedo hacerlo sin el traje", pensó Peter para sí mismo. "Si no lo hago con Spider-Man, no me hará caso. Algo no cuadra."

La oscuridad de la habitación envolvió a Peter mientras se preparaba mentalmente para lo que tendría que hacer. Si alguien podría ayudarlo a entender de qué se trataban esos polvitos, era Flash... pero no de la manera que Harry pensaba.

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Continuará