[Martes 4 de abril del 2008]
El sol apenas se filtraba a través de las cortinas de la habitación cuando Peter se despertó. Aunque su cuerpo aún dolía por los golpes de la noche anterior, no podía ignorar la rutina. Se levantó con un suspiro y encendió su laptop, revisando ansiosamente su correo.
Nada.
Ni una sola respuesta de las empresas a las que había enviado los planos de su reloj inteligente. Frustrado, apoyó el codo en la mesa y se pasó una mano por el cabello desordenado. "Tal vez es demasiado ambicioso para estas empresas pequeñas", pensó, aunque no pudo evitar sentirse un poco desanimado.
Cerró la laptop y decidió que no valía la pena preocuparse por eso tan temprano. Bajó las escaleras, siguiendo el delicioso aroma del café recién hecho. En la cocina, su tía May estaba sirviendo un par de panqueques en un plato, mientras su tío Ben leía el periódico en la mesa, con su típica taza de café al lado.
—Buenos días, dormilón —saludó May con una sonrisa cálida, colocando el plato en la mesa—. Hoy tienes suerte, hice tus favoritos.
—Gracias, tía —respondió Peter mientras se sentaba, intentando ignorar el ligero dolor en sus costillas.
Ben bajó el periódico, notando el aire pensativo de su sobrino.
—¿Todo bien, Pete? —preguntó con su voz grave pero amable.
Peter asintió, aunque no del todo convincente.
—Sí, solo estoy un poco... cansado. He estado trabajando en un proyecto, y bueno, no he recibido muchas señales de vida de las personas a las que se lo envié.
Ben sonrió con comprensión.
—La paciencia es clave, Peter. Si realmente crees en tu idea, no te rindas. A veces, las mejores cosas tardan un poco en llegar.
Peter agradeció el consejo con un leve asentimiento y empezó a comer. Entre mordiscos, May le comentó sobre algunas tareas del día, recordándole que debía tomarse un tiempo para descansar.
"Ojalá pudiera contarles todo", pensó Peter mientras los veía conversar. Aunque su vida como Spider-Man lo hacía sentir orgulloso, también lo llenaba de secretos que no podía compartir con ellos.
Después del desayuno, recogió su plato y se levantó, decidido a aprovechar el día. Aunque aún no había respuestas para sus planos, tenía algo más que hacer: ir a estudiar, aunque no quisiera.
[Preparatoria a las 12:30 pm]
Un Regreso Diferente
La mañana era fresca, y Peter Parker caminaba hacia la entrada de la preparatoria con su mochila colgada al hombro. Aunque estaba un poco nervioso por su regreso, intentó ocultarlo mientras saludaba a algunos compañeros de pasada. Apenas cruzó las puertas, vio a Gwen Stacy y Harry Osborn esperándolo junto a los casilleros.
—¡Mira quién finalmente decidió honrarnos con su presencia! —bromeó Harry con una sonrisa amplia mientras chocaba el puño con Peter.
—Pensábamos que te habías fugado con una banda de circo —añadió Gwen, cruzándose de brazos con un brillo de diversión en los ojos.
Peter forzó una sonrisa, recordando sus heridas y las largas noches como Spider-Man.
—Sí, bueno, la vida de malabarista no paga tan bien como dicen —respondió con su característico sarcasmo.
Gwen rodó los ojos con una sonrisa.
—Te perdiste bastante, Parker. Mr. Richards dejó un examen sorpresa en historia, y te aseguro que fue brutal.
—Sin mencionar que el equipo de baloncesto sigue perdiendo —añadió Harry—. Honestamente, pensé que tú eras nuestra peor pesadilla en educación física, pero aparentemente no.
Los tres rieron mientras caminaban por el pasillo hacia sus aulas. Peter agradecía esos pequeños momentos de normalidad, aunque sabía que no durarían mucho.
Cuando llegaron a la puerta del aula de química, el director, un hombre de cabello canoso y expresión seria, estaba esperándolo.
—Parker, necesito hablar contigo un momento antes de que entres a clase —dijo, deteniéndolo con un gesto de la mano.
Gwen y Harry intercambiaron miradas curiosas antes de seguir hacia sus propios asientos. Peter, un poco confundido, siguió al director a un lado del pasillo.
—¿Está todo bien, señor? —preguntó Peter, tratando de mantener la compostura.
El director asintió, aunque su expresión era algo más cálida que de costumbre.
—Sabemos que has estado pasando por un momento difícil, Peter. Varios profesores me han informado sobre tu condición y la cantidad de clases que has perdido. Pero también me han hablado de tu potencial, especialmente en ciencias.
Peter levantó una ceja, intrigado.
—Gracias, supongo...
El director continuó:
—Escucha, hablé con algunos contactos, y resulta que Óscorp está buscando estudiantes para una pasantía de una semana. Si aceptas, no solo aprenderás de algunos de los mejores científicos del país, sino que también podríamos considerar ponerte una A en todas tus materias de este mes. Eso te dará tiempo para ponerte al día sin preocuparte demasiado por tus calificaciones.
Peter parpadeó, sorprendido por la oferta. "¿Óscorp? Esto es demasiado bueno para ser verdad", pensó.
—Wow, eso suena... increíble. ¿Qué tendría que hacer? —preguntó, tratando de no parecer demasiado emocionado.
—Solo presentarte el miércoles por la mañana. Es una semana intensiva, pero estoy seguro de que puedes manejarlo.
Peter asintió, sabiendo que no podía dejar pasar esta oportunidad.
—Gracias, señor. Acepto.
El director sonrió y le dio una palmada en el hombro antes de despedirse. Mientras Peter entraba al aula de química, se encontró con las miradas curiosas de Gwen y Harry.
—¿Y qué quería el jefe? —preguntó Harry en voz baja.
Peter sonrió de lado.
—Digamos que puede que me convierta en un futuro científico de Óscorp.
Gwen levantó una ceja, claramente interesada.
—¿Óscorp? Eso es grande, Parker. Quizás no seas tan desastre después de todo.
Peter se dejó caer en su asiento, dejando que las palabras de Gwen flotaran en su mente. Aunque su vida estaba llena de caos y responsabilidades como Spider-Man, esta era una oportunidad de demostrar que aún podía destacar como Peter Parker.
[2:30 en la preparatoria]
El sonido de las risas y charlas llenaba el patio de la preparatoria Midtown. Peter Parker estaba sentado en una de las mesas del recreo, hojeando un libro mientras trataba de ignorar el leve dolor en su costado. Aunque intentaba concentrarse, no podía evitar sentirse un poco fuera de lugar.
De repente, una sombra bloqueó la luz del sol sobre él. Al levantar la mirada, se encontró con la figura imponente de Flash Thompson, quien lo miraba con una sonrisa burlona.
—Vaya, vaya, si no es Parker. Me sorprendió verte entrar por la puerta esta mañana. Pensé que quizás habías decidido unirte al circo de los lisiados.
Peter suspiró, cerrando el libro lentamente.
—¿No tienes nada mejor que hacer, Flash? Como, no sé, pasar otra temporada en el banquillo del equipo de fútbol.
Un par de risas escaparon de algunos compañeros cercanos. Flash frunció el ceño, aunque su sonrisa no desapareció del todo.
—Cuida esa boca, Parker. Sé que estás hecho un desastre ahora mismo, así que voy a ser amable por esta vez. Pero no te emociones demasiado.
Antes de que Flash pudiera decir algo más, Gwen Stacy apareció junto a la mesa, cruzándose de brazos y mirándolo con una mezcla de fastidio y desafío.
—¿De verdad, Flash? ¿Molestando a Peter cuando claramente no puede defenderse? ¿Eso es lo que haces ahora?
Harry Osborn también se acercó, metiendo las manos en los bolsillos mientras miraba a Flash con una expresión calmada pero firme.
—Déjalo, Flash. ¿No tienes otra cosa que hacer? ¿O necesitas atención tan desesperadamente?
Flash miró a Gwen y luego a Harry, visiblemente incómodo por la intervención de ambos.
—Relájense, solo estoy bromeando un poco. Parker lo sabe, ¿verdad?
Peter arqueó una ceja, manteniendo la calma.
—Claro, Flash. Nada como un poco de "humor" para alegrarme el día.
Flash bufó, claramente sin saber cómo responder al apoyo inesperado que Peter estaba recibiendo.
—Lo que digan —dijo, dando un paso atrás y alejándose mientras murmuraba algo por lo bajo.
Cuando Flash estuvo lo suficientemente lejos, Gwen se sentó junto a Peter, mirándolo con preocupación.
—¿Estás bien? Ese tipo nunca sabe cuándo detenerse.
Peter esbozó una sonrisa agradecida.
—Estoy bien, gracias. Supongo que la ventaja de estar medio roto es que Flash se contiene un poco más de lo normal.
Harry se apoyó en la mesa, mirando a Peter con una sonrisa ladeada.
—¿Ves? Esas son las cosas que te pierdes cuando no estás. Flash siendo un imbécil, Gwen poniéndolo en su lugar... Es como si el mundo no hubiera cambiado.
Gwen lo miró de reojo.
—Tal vez si tú también ayudases, no tendría que ser siempre yo quien lo enfrente.
Harry levantó las manos en señal de rendición.
—Oye, tú lo haces mejor que nadie. Yo solo estoy aquí para asegurarme de que Flash no pierda más neuronas de las que ya ha perdido.
Peter dejó escapar una pequeña risa. Por primera vez en días, sentía un poco de normalidad en su vida.
El timbre que marcaba el final del recreo resonó en el patio de la preparatoria. Los estudiantes comenzaron a dispersarse hacia sus respectivas aulas, pero Peter Parker y Harry Osborn se quedaron atrás, caminando lentamente por los pasillos vacíos.
—¿Vas a entrar a clase? —preguntó Harry con una sonrisa burlona, lanzándole una mirada inquisitiva a Peter.
—Eventualmente. Pero primero, quería hablar contigo —respondió Peter, ajustándose la mochila mientras se detenían cerca de una ventana que daba al patio.
Harry arqueó una ceja, curioso.
—¿Hablar conmigo? ¿Acaso voy a ser testigo de una revelación cósmica, Parker?
Peter soltó una risa nerviosa.
—No es para tanto, pero… bueno, sí hay algo que quiero decirte.
Harry cruzó los brazos, apoyándose contra la pared con expresión relajada.
—Dime.
Peter miró hacia el suelo, inseguro de cómo empezar.
—Es sobre Gwen —dijo finalmente, levantando la vista para ver la reacción de su amigo.
Harry asintió lentamente, como si ya lo supiera.
—Ah, sabía que iba a llegar este día. ¿Vas a decirme que te gusta?
Peter se sonrojó un poco, pero no intentó negarlo.
—Sí, me gusta. Mucho. Pero... siento que no es el momento adecuado para decirle nada. Hay tantas cosas pasando en mi vida ahora mismo.
Harry se rió entre dientes.
—Peter, si estás esperando el "momento adecuado," vas a estar esperando para siempre. La vida no es así. Pero entiendo lo que dices. Gwen es especial, ¿no?
Peter asintió.
—Lo es. Es inteligente, valiente… y tiene algo que me hace sentir que todo va a estar bien, incluso cuando todo está patas arriba. Pero no quiero arruinar lo que tenemos.
Harry lo observó con seriedad por un momento antes de sonreír.
—Bueno, no te voy a presionar. Pero, si necesitas un empujón, aquí estoy. Aunque… —añadió con una sonrisa pícara— no te emociones demasiado, ¿eh? Yo también tengo mi encanto, Parker.
Peter rió, agradecido por el tono ligero de su amigo.
—Gracias, Harry.
Harry le dio una palmada en el hombro.
—Para eso estoy. Ahora, ¿qué es lo otro que querías contarme?
Peter sacó una libreta de su mochila y se la mostró a Harry. En sus páginas había dibujos y esquemas del diseño de su proyecto del candado inteligente.
—Estoy trabajando en esto —dijo con entusiasmo—. Es un candado inteligente que puede sincronizarse con dispositivos móviles, pero también tiene medidas de seguridad únicas que podrían ser accesibles para cualquier persona, incluso si no tienen acceso a tecnología avanzada.
Harry hojeó las páginas, impresionado.
—Esto es genial, Pete. ¿Y cuál es la meta?
Peter lo miró con seriedad.
—Quiero usar esto como base para algo más grande. Mi sueño es crear una empresa que desarrolle tecnología accesible y asequible para ayudar a la gente. No solo a los que pueden pagarla, sino a los que realmente la necesitan.
Harry dejó la libreta y lo miró con admiración.
—Eso es... ambicioso, Parker. Pero si alguien puede hacerlo, eres tú. Aunque —añadió con una sonrisa— tal vez necesites un inversionista.
Peter rió.
—Ya sabía que ibas a ofrecerte.
Harry levantó las manos con una sonrisa.
—Solo digo, cuando tengas esa empresa, recuerda a tu viejo amigo Osborn.
Peter asintió, sintiéndose inspirado por la conversación.
—Claro que sí. ¿Qué sería de una gran empresa sin un toque Osborn?
Ambos se rieron mientras se dirigían de nuevo a clase, la tensión de la conversación anterior dejando paso a un momento de compañerismo. Peter sentía que, aunque su vida era complicada, todavía tenía un futuro prometedor que perseguir.
Peter Parker y Harry Osborn caminaban juntos por los pasillos de la preparatoria, sus mochilas al hombro y las clases del día pesando en sus cabezas. Era una de esas charlas casuales que podían girar hacia cualquier tema en cualquier momento.
—Así que… ¿emocionado por tu pasantía en Óscorp? —preguntó Harry mientras sacaba un chicle de su bolsillo y se lo llevaba a la boca.
Peter asintió, aunque un poco distraído.
—Sí, claro. Digo, es una gran oportunidad, ¿no? Aprender directamente de una de las empresas más avanzadas en tecnología… aunque no voy a mentir, estoy algo nervioso.
Harry lo miró con una sonrisa confiada.
—Bah, no te preocupes. Mi papá puede parecer intimidante, pero si demuestras lo que sabes, lo va a respetar. Además, ya me lo dijo: tiene expectativas altas contigo.
Peter levantó las cejas, sorprendido.
—¿De verdad? No sabía que sabía tanto de mí.
—Oh, claro que sabe. Le mostré los planos que dibujaste para el candado inteligente. Dice que tienes potencial, Parker. Aunque, honestamente, creo que también quiere ver si puedes manejar la presión —añadió Harry con una sonrisa cómplice.
Peter rió nerviosamente.
—Genial, ahora no solo tengo que demostrar que sé, sino también que no me quiebro bajo presión.
Harry se detuvo y le dio una palmada en el hombro.
—Relájate. Si puedes soportar a Flash molestándote todo el día, esto será pan comido.
Ambos siguieron caminando en silencio por un momento, hasta que Harry decidió cambiar de tema.
—Por cierto, ¿has pensado en invitar a Gwen a salir?
Peter, que estaba ajustándose las correas de su mochila, casi tropieza.
—¿Qué? ¿De qué hablas?
Harry lo miró con una sonrisa de saberlo todo.
—Vamos, Parker. Todo el mundo puede ver que te gusta. Y, sinceramente, creo que a ella también le gustas. Solo necesitas dar el paso.
Peter suspiró, sabiendo que no podía ocultar nada de su amigo.
—No sé, Harry. Gwen es… bueno, es Gwen. Es brillante, segura de sí misma, y yo… soy yo.
—¿Y eso qué importa? —preguntó Harry, rodando los ojos—. Si te preocupas por todas las razones por las que alguien no debería gustarte, nunca vas a hacer nada. ¿Tienes algo en mente?
Peter miró al suelo mientras pensaba.
—Bueno, sí. Estaba pensando en invitarla a tomar algo después de clases. Algo sencillo, como un café.
Harry sonrió ampliamente.
—Perfecto. Eso es un buen comienzo. Nada muy elaborado, pero lo suficiente para que pasen tiempo juntos. ¿Y qué vas a decirle?
Peter se encogió de hombros, nervioso.
—Algo como… "Oye, Gwen, ¿quieres tomar un café conmigo después de clases?"
Harry se detuvo y lo miró con desaprobación fingida.
—¿Eso es lo mejor que tienes? Parker, necesitas un poco más de confianza. Mira, solo sé tú mismo, pero no te pongas demasiado técnico, ¿vale?
Peter asintió lentamente.
—Está bien. Lo intentaré.
Harry le dio una palmada en la espalda mientras ambos llegaban a sus aulas.
—Confía en mí, Parker. Tienes esto bajo control. Solo recuerda: nada de hablar de química cuántica durante el café.
Peter rió mientras se separaban. Su mente estaba dividida entre los nervios por su pasantía en Óscorp y la idea de finalmente invitar a Gwen a salir. Era un nuevo día lleno de posibilidades, y Peter sabía que tenía que enfrentarlas una a la vez.
El timbre sonó, anunciando el cambio de clase. Peter recogió sus libros de química con manos temblorosas, consciente de lo que estaba por hacer. La siguiente clase era historia, y lo más importante: Gwen Stacy estaba allí.
Mientras caminaba hacia el aula, repasaba una y otra vez en su cabeza las palabras que iba a decir. "Oye, Gwen, ¿quieres salir conmigo?" sonaba simple, pero cuando intentaba imaginarlo, todo parecía enredarse.
Al llegar al aula, vio a Gwen sentada cerca de la ventana, absorta en su cuaderno. Su cabello rubio reflejaba la luz del sol, y Peter no pudo evitar pensar en lo intimidante y brillante que era. Tragó saliva y avanzó hacia su asiento junto a ella.
—Hola, Peter —dijo Gwen, levantando la vista con una sonrisa.
—H-Hola, Gwen —respondió Peter, sintiendo cómo su voz se quebraba ligeramente.
Se sentó rápidamente, intentando no parecer demasiado nervioso. Las palabras estaban en su garganta, pero no salían. Durante unos segundos, el silencio entre ellos fue roto solo por los murmullos de los demás estudiantes y el ruido del profesor organizando sus papeles.
Finalmente, Peter decidió lanzarse.
—Oye, Gwen...
Ella giró su cabeza hacia él, con esa expresión curiosa que siempre lo desarmaba.
—¿Sí?
—Ehm, bueno, estaba pensando... ya sabes, hemos estado hablando bastante últimamente y, eh... —Peter sintió cómo las palabras se atoraban en su garganta—. ¿Te gustaría... no sé, tal vez... tomar un café conmigo después de clases?
Gwen lo miró con una mezcla de sorpresa y ternura, aunque no dijo nada de inmediato, lo que hizo que Peter se apresurara a añadir:
—Quiero decir, como amigos... o, bueno, no tiene que ser solo como amigos... si no quieres... o sí quieres... lo que sea que tú prefieras.
Se llevó una mano a la nuca, deseando que el suelo se lo tragara.
Gwen soltó una pequeña risa, no burlona, sino genuinamente divertida.
—¿Estás invitándome a salir, Parker?
Peter sintió cómo su rostro se encendía como un semáforo.
—Eh... sí. Bueno, creo que sí. Sí, eso estoy haciendo.
Gwen sonrió, inclinándose un poco hacia él.
—Sabes, Peter, tienes una forma única de decir las cosas. Pero me encantaría tomar un café contigo.
Peter sintió un alivio inmenso, aunque seguía sin poder creerse que Gwen hubiera aceptado.
—¿En serio? Quiero decir... ¡genial! ¿Después de clases, entonces?
—Después de clases —confirmó Gwen, volviendo a centrarse en su cuaderno con una sonrisa que parecía decir que estaba disfrutando del momento tanto como él.
Peter, por su parte, no podía borrar la sonrisa de su rostro, a pesar de que el profesor comenzaba la clase y trataba de concentrarse en la lección de historia. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que algo iba bien.
[ 3:26 PM ]
Las clases terminaron, y Peter esperaba junto a la entrada principal de la preparatoria, nervioso pero emocionado. Gwen apareció minutos después, con una sonrisa cálida que calmó un poco los nervios de Peter.
—¿Listo para ese café? —preguntó Gwen mientras ajustaba su mochila en el hombro.
—Claro, sí. Listo —respondió Peter, con una sonrisa torpe, sintiendo cómo sus palabras salían atropelladas.
Caminaron juntos hacia una cafetería cercana, una pequeña y acogedora esquina con mesas de madera y luces cálidas que contrastaban con el bullicio de la ciudad. Se sentaron junto a la ventana, y Gwen pidió un capuchino mientras Peter, más tradicional, optó por un café negro.
La conversación fluía con naturalidad. Hablaron de todo: la escuela, los profesores, películas favoritas y, por supuesto, los sueños de cada uno. Peter mencionó brevemente su proyecto del candado inteligente, y Gwen se mostró realmente interesada, lo que lo hizo sentir más seguro.
—Eres todo un genio, Parker —dijo Gwen, riendo mientras tomaba un sorbo de su café.
—Bueno, digamos que intento mantenerme ocupado —respondió Peter, rascándose la nuca con timidez.
Después de terminar sus cafés, Gwen miró su reloj y sugirió algo inesperado.
—¿Qué te parece si vamos a la feria? Está a unas calles de aquí, y creo que podría ser divertido.
Peter, sorprendido pero emocionado por la idea, aceptó.
[En la feria]
La feria estaba llena de vida. Las risas de los niños, el sonido de las atracciones mecánicas y el aroma a algodón de azúcar creaban una atmósfera mágica. Peter y Gwen caminaron entre los juegos, probando de todo: desde disparar con pistolas de agua hasta intentar ganar peluches en los juegos de anillos.
En una de las atracciones, Peter incluso ganó un pequeño peluche de un gato negro y, con cierta torpeza, se lo entregó a Gwen.
—Para que no olvides esta épica victoria —dijo con una sonrisa nerviosa.
—¿Cómo olvidarlo? —respondió Gwen, sosteniendo el peluche con cariño—. Es adorable, como tú.
Las palabras de Gwen hicieron que Peter se ruborizara, pero no tuvo tiempo de reaccionar porque ella ya lo estaba llevando hacia otra atracción.
Finalmente, llegaron a la famosa "Esfera Giratoria", un juego conocido por ser popular entre las parejas. La esfera era un pequeño compartimiento cerrado que giraba suavemente mientras se elevaba por el aire, ofreciendo una vista panorámica de la ciudad.
—¿Te atreves? —preguntó Gwen con una sonrisa traviesa.
—¿Quién, yo? Claro, ¿por qué no? —respondió Peter, aunque por dentro sentía cómo el nerviosismo volvía a aparecer.
Subieron juntos, y la esfera comenzó a girar lentamente, alejándolos del ruido de la feria. La vista era espectacular, con el sol empezando a bajar en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados.
Dentro de la esfera, el espacio era reducido, lo que hacía que estuvieran muy cerca el uno del otro. Peter, sintiendo el silencio, decidió romperlo.
—Esto es... impresionante.
—Lo es —respondió Gwen, pero sus ojos no estaban en el horizonte, sino en él.
Peter notó su mirada y sintió cómo su corazón latía más rápido. No estaba seguro de qué decir o hacer, pero Gwen parecía estar completamente tranquila.
—¿Sabes? Me alegra que hayamos hecho esto, Peter —dijo Gwen, inclinándose ligeramente hacia él.
—¿Sí? Yo también... —murmuró Peter, sin apartar la mirada de ella.
El silencio volvió, pero esta vez no era incómodo. Era un momento cargado de algo que Peter no podía explicar del todo. Antes de que pudiera decir algo más, Gwen se acercó un poco más y, con una sonrisa, dijo:
—Eres más valiente de lo que piensas, Parker.
Y sin pensarlo demasiado, Gwen le dio un beso rápido en la mejilla. Peter sintió cómo su rostro se encendía, pero no pudo evitar sonreír como un tonto.
La esfera comenzó a descender lentamente, señalando el final del paseo. Gwen, aún sosteniendo el peluche, le dio una mirada divertida.
—Creo que esta será una tarde difícil de superar.
—Sí... yo también lo creo —respondió Peter, todavía procesando lo que acababa de pasar.
Bajaron de la esfera y caminaron juntos hacia la salida de la feria, charlando como si nada hubiera pasado, aunque Peter sabía que este era un día que nunca olvidaría.
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Peter subió al bus, cansado pero contento después de su cita con Gwen. Mientras el vehículo avanzaba lentamente por las calles de Nueva York, miraba por la ventana, perdiéndose en sus pensamientos. El eco del beso en la mejilla seguía fresco en su mente, haciéndolo sonreír de manera involuntaria.
El bus finalmente llegó a su parada, y Peter descendió con calma, caminando hacia su casa. Al entrar, notó que el lugar estaba vacío y encontró una nota en la mesa del comedor.
"Peter, salimos a hacer unas compras importantes. Llegaremos tarde. Cena algo y no te desveles. –Tía May."
Peter suspiró, dejó su mochila en el sofá y subió a su cuarto. Cerró la puerta y se dirigió hacia su armario, donde estaba cuidadosamente escondido su traje de Spider-Man.
—Hora de ver si este día tranquilo puede ser un poco más útil —murmuró mientras se ponía el traje.
Una vez listo, salió por la ventana y, con un par de lanzamientos de telaraña, comenzó a moverse por la ciudad.
El día parecía más tranquilo que de costumbre. Durante su patrullaje, Peter encontró varias maneras de ayudar a los ciudadanos comunes. Ayudó a una pareja a cargar un sofá por una estrecha escalera hacia su apartamento en el tercer piso, arrancando risas y agradecimientos.
—¿Spider-Man también hace mudanzas? —bromeó el hombre mientras Peter colocaba el sofá en su lugar.
—Sólo en días libres de villanos —respondió con una sonrisa debajo de la máscara.
En otra calle, se detuvo a ayudar a un anciano que estaba perdido y no encontraba la dirección de su nieto. Peter lo acompañó hasta el lugar, conversando con él y asegurándose de que estuviera bien antes de continuar su recorrido.
—Gracias, chico. No todos los días te cruzas con un superhéroe que también es buen samaritano.
—Es parte del paquete, señor —respondió Spider-Man con un tono jovial.
Mientras se deslizaba entre los edificios, disfrutando de la calma inusual, un grito rompió el aire.
—¡Ayuda! ¡Ese hombre me robó el bolso!
Spider-Man giró la cabeza hacia la voz y vio a una mujer señalando a un hombre que corría a toda velocidad por la acera, llevando un bolso rojo en la mano.
—Siempre tiene que haber alguien que arruine la paz, ¿verdad? —dijo Peter para sí mismo mientras se lanzaba tras el ladrón.
El ladrón corría desesperadamente, zigzagueando entre los peatones, pero Peter no necesitaba abrirse paso. Con facilidad, se deslizó por encima de los autos estacionados y colgó de una farola, bloqueando la salida del hombre.
—¿En serio, amigo? —dijo Spider-Man mientras balanceaba de un lado a otro—. ¿Un bolso? Podrías al menos haber intentado robar algo con más estilo, como... no sé, un televisor de plasma.
El ladrón, sorprendido pero no dispuesto a rendirse, intentó correr hacia otro lado, pero Spider-Man lo interceptó con un disparo de telaraña que pegó sus pies al suelo.
—Y ahí es donde termina tu carrera delictiva —bromeó Peter mientras recuperaba el bolso y se lo entregaba a la señora, que aún jadeaba por el susto.
—Gracias, Spider-Man. ¡No sé qué habría hecho sin ti!
—Sólo no olvide revisar siempre el cierre de su bolso, señora. ¡Y tenga un buen día! —respondió, lanzándose nuevamente a las alturas.
Aunque el día había comenzado tranquilo, Peter sabía que siempre habría alguien que necesitara un poco de ayuda, y él estaba dispuesto a estar ahí, sin importar qué tan pequeñas o grandes fueran las tareas.
El sol comenzaba a descender mientras Peter Parker se balanceaba entre los edificios de Nueva York, con la brisa fresca golpeando suavemente su traje. Con cada lanzamiento de telaraña, no podía evitar pensar en lo extraño y útil que era tener telarañas orgánicas.
—Debo admitirlo, esto es increíblemente práctico —pensó mientras giraba en el aire—. Pero hombre, mi cuerpo me está pasando factura. Comer el doble, beber el triple... no es barato ser Spider-Man. ¿Habrá un suplemento vitamínico para superhéroes?
Sonrió bajo la máscara, pero la sonrisa se desvaneció al notar que sus manos estaban un poco temblorosas.
—Quizás debería comer algo después de esto. Un par de pizzas. O tres.
Mientras divagaba en sus pensamientos, su sentido arácnido lo alertó. Al mirar hacia abajo, vio a un hombre corriendo apresuradamente hacia un callejón cercano. Peter no dudó en seguirlo.
Aterrizó suavemente en una esquina del callejón, bloqueando la única salida del hombre. El ladrón, un hombre de mediana edad con ropa desgastada y rostro pálido, retrocedió unos pasos al ver al trepamuros.
—No quiero problemas, ¡en serio! —gritó, levantando las manos temblorosas.
—Bueno, estás de suerte, porque yo tampoco los quiero. Pero sabes, robar no es exactamente el camino para evitarlos —respondió Peter, cruzando los brazos mientras lo miraba fijamente.
El hombre respiró profundamente, tratando de calmarse.
—No lo entiendes... No tenía otra opción. Mi familia... ellos desaparecieron cerca de aquí, cerca de Ravencroft. He estado buscando durante semanas, pero nadie me ayuda, nadie me cree.
Peter se detuvo por un momento. El nombre de Ravencroft resonó en su mente como una alarma. Sabía que el lugar no era simplemente un hospital psiquiátrico; los rumores y las cosas que Lisa le había contado lo mantenían en su radar desde hace días.
—¿Ravencroft? —repitió, inclinándose ligeramente hacia el hombre.
El ladrón asintió rápidamente.
—Sí, mi esposa y mis hijos. Salieron a caminar cerca de ahí una tarde y nunca regresaron. La policía dice que seguramente se fueron por voluntad propia, pero no es cierto. ¡Ellos no harían eso!
Peter notó la desesperación en su voz. Este hombre no parecía un delincuente por elección; era alguien empujado al límite.
—Escucha, no voy a justificar lo que hiciste, pero entiendo que estás desesperado —dijo Peter, suavizando su tono—. Si quieres encontrar a tu familia, robar no es la manera. Déjame investigar lo que está pasando en Ravencroft. Tal vez pueda descubrir algo.
El hombre lo miró con incredulidad, luego asintió lentamente, sus ojos llenos de esperanza.
—Gracias... no sé cómo agradecerte, Spider-Man.
—Por ahora, empieza por no robar más bolsos, ¿te parece? —bromeó Peter, lanzándose nuevamente a las alturas.
Mientras se balanceaba lejos del callejón, su mente estaba llena de preguntas. Ravencroft había vuelto a la superficie, y algo en su interior le decía que esta vez no podía ignorarlo.
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Spider-Man se deslizaba por las sombras entre los árboles del bosque cercano a Ravencroft. Su sentido arácnido le estaba advirtiendo que9 algo no estaba bien, aunque a simple vista, el lugar no mostraba señales evidentes de peligro. El hospital psiquiátrico, medio abandonado y cubierto por el tiempo, parecía relativamente tranquilo. Sin embargo, no se sentía como un lugar común.
Con cautela, se acercó a la valla perimetral y, aprovechando la oscuridad de la noche, comenzó a escalar la estructura con agilidad. Desde las alturas, observó el lugar con atención. Ravencroft era más grande de lo que imaginaba, con varias instalaciones desmoronadas y algunas que aún parecían funcionales.
Su sentido arácnido zumbaba levemente, pero no encontraba nada fuera de lo común. Los pacientes que veía en las ventanas del edificio parecían ser sólo personas normales, aunque en su comportamiento había algo extraño. Algunos murmuraban palabras sin sentido, otros reían a carcajadas, y algunos simplemente caminaban por los pasillos, aparentemente sin rumbo.
—Nada extraño por aquí... —pensó Spider-Man, mientras continuaba su exploración.
De repente, su mirada se detuvo en una figura que caminaba por los pasillos de una de las secciones aún operativas del hospital. Era una mujer, vestida con una bata de doctor, con una actitud profesional, pero algo en ella le llamó la atención. La observó por unos segundos a través de una ventana rota.
—¿Dr. Ashley Kafka? —se preguntó, reconociendo el nombre por las noticias relacionadas con el hospital.
La Dra. Ashley Kafka era conocida por ser una psicóloga que trabajaba en Ravencroft, pero algo en su mirada le pareció inquietante. No había agresividad en su comportamiento, pero sí una desconexión que Spider-Man no podía descifrar. De todos modos, no quería involucrarse demasiado con ella por ahora.
Decidió moverse rápidamente, saltando de un edificio a otro, dirigiéndose hacia el bosque que rodeaba el hospital para continuar su investigación.
Al llegar al borde del bosque, el terreno se volvía más irregular. Entre la maleza y las hojas caídas, Spider-Man pudo distinguir algo que le heló la sangre: huellas humanas, pero no eran normales. Estaban desordenadas, como si alguien hubiera sido arrastrado por el suelo. Sus ojos se entrecerraron mientras observaba el patrón, analizando las huellas con detalle.
—Esto no es bueno —murmuró para sí mismo, y rápidamente comenzó a seguir las huellas, decidido a descubrir qué había sucedido.
A medida que avanzaba por el sendero del bosque, se acercó a unas casas cercanas donde algunos transeúntes caminaban. Decidió acercarse a ellos, esperando obtener alguna pista que lo guiara.
Un hombre de unos 50 años, con rostro cansado y ojos preocupados, caminaba por la acera, ajeno a Spider-Man que se acercaba sigilosamente desde las sombras.
—Disculpe, ¿ha notado algo extraño cerca de Ravencroft últimamente? —preguntó Spider-Man, usando un tono casual, pero con la curiosidad evidente en su voz.
El hombre se detuvo en seco, mirando a su alrededor nerviosamente antes de responder, bajando la voz.
—¿Ravencroft? —dijo, mirando hacia el hospital—. Sí... muchas cosas raras pasan ahí, pero... no sé si deberíamos hablar de ello. La gente no se atreve a acercarse demasiado.
Spider-Man lo observó con atención. El hombre parecía asustado, pero algo en su tono lo hacía aún más intrigante.
—¿Qué tipo de cosas raras? —preguntó Spider-Man, manteniendo la calma.
—A veces... a veces vemos una figura en las sombras, especialmente de noche —dijo, mirando hacia Ravencroft—. La llaman "el Guardián". Es alto, grande, con una especie de capa negra. Nadie sabe quién es, pero... algo no está bien con él.
Spider-Man sintió un escalofrío recorrer su espalda. La descripción coincidía con los rumores que había escuchado. Algo oscuro y peligroso parecía acechar Ravencroft, y ahora tenía que descubrir más sobre "el Guardián".
—¿Usted cree que ese "guardián" tiene algo que ver con lo que está pasando aquí? —preguntó Spider-Man, persiguiendo la pista.
El hombre asintió con cautela.
—Tal vez... Algunos dicen que no es un hombre, que es algo más. Algo que guarda los secretos más oscuros del hospital. Pero... como le digo, nadie sabe con certeza. Nadie quiere saber.
Spider-Man agradeció la información y se alejó rápidamente, sus pensamientos agolpándose en su mente. La figura del "Guardián" y la extraña conexión con las desapariciones lo tenían completamente intranquilo.
Sabía que debía seguir investigando, pero ahora la pregunta era clara: ¿Quién o qué era el "Guardián" y cómo estaba relacionado con Ravencroft? La respuesta estaba en algún lugar oscuro, y él iba a encontrarla.
[En otra parte de nueva York]
La oficina de Norman Osborn estaba en completa oscuridad, a excepción de la luz verde de las pantallas que brillaban de manera amenazante. El peso del fracaso y la furia se sentían en el aire, como una tormenta que no tardaría en estallar. Frente a él, en la pantalla del teléfono, Wilson Fisk intentaba explicar lo que había ocurrido, pero sus palabras parecían no llegar a la mente de Osborn, que estaba al borde de la explosión.
—Norman, te lo aseguro, vi cómo caía. Tumbstone me dijo que lo mató. Estaba sangrando, ya no se movía. —La voz de Fisk era una mezcla de incertidumbre y desesperación.
Pero lo que Fisk no sabía era que Norman Osborn ya había previsto que Spider-Man, ese maldito insecto, seguía vivo. La rabia que lo invadía se estaba acumulando durante semanas, y ahora, al escuchar aquellas palabras, no pudo evitar desatar toda su furia. Su rostro pasó de una expresión fría y calculadora a una de pura furia desbordante. Los músculos de su rostro se tensaron y su puño se cerró con tal fuerza que el sonido del crujido de sus nudillos resonó en la habitación.
—¡¿QUÉ?! —gritó Norman con tal intensidad que incluso la pantalla tembló. Su voz retumbó por toda la oficina, el eco de su rabia rebotando contra las paredes. —¡¿Cómo demonios me dices eso, Fisk?! ¡¿Cómo?! ¡Ya sabía que ese maldito seguía vivo, lo sabía! ¡Pero tú me haces perder mi tiempo y me vienes con que lo "mató" Tumbstone!
Fisk intentó hablar, pero Norman no le permitió hacerlo.
—¡Basta! ¡¡YA BASTA!! —su grito fue tan fuerte que hizo vibrar el teléfono en la mesa. —¡¿No me dijiste que lo habías matado?! ¡¿No me prometiste que estaba muerto?! ¡Lo vi caer, Fisk! ¡Lo vi caer con mis propios ojos, y Tumbstone me dijo que lo mató con sus propias manos! ¡¿Por qué sigue vivo?! ¡¿QUÉ COÑO HA PASADO?!
Norman estaba al borde del colapso emocional, la furia cegando su juicio. Su respiración era agitada y su rostro estaba rojo de ira. La rabia que sentía por Spider-Man, ese maldito trepamuros, ya no era algo que pudiera controlar. Cada vez que pensaba en todo lo que había perdido por culpa de ese imbécil con traje de araña, su cólera se intensificaba. Sentía que había sido humillado una y otra vez.
—¡No me hables de calma, Fisk! ¡Esto ya no es solo un problema de negocios! —Norman continuó, la furia brillando en sus ojos. —¡Este maldito sigue vivo y se está burlando de mí! ¡Me ha vencido una y otra vez, y ya no voy a soportarlo más! ¡Voy a hacer que pague por cada segundo que ha destrozado mi vida!
Con un rugido de ira, Norman derrapó su mano sobre la mesa, empujando papeles y objetos hacia el suelo, rompiendo el silencio con el sonido de su furia descontrolada.
—¡NO LO SOPORTO MÁS! ¡¡NO VOY A PARAR HASTA VERLO ARDER EN LLAMAS!! —gritó Osborn, su voz llena de veneno y rabia pura. —Voy a destrozar a ese maldito Spider-Man, y si tengo que arrastrar a todo el maldito mundo conmigo, lo haré. ¡Ese cabrón no va a seguir jugando conmigo!
Fisk, en su extremo intento de calmar la situación, vaciló antes de hablar.
—Norman, por favor… entiéndeme, no es el momento para… —Pero Osborn lo interrumpió de inmediato.
—¡No me hables de momentos, Fisk! ¡Este no es un juego! ¡¡Ya basta de fallos—Norman se acercó a la ventana de su oficina, mirando la ciudad que tanto despreciaba en ese momento. La vista era hermosa, pero la furia que sentía dentro de él era más fuerte que cualquier cosa que pudiera observar.
—Ese maldito hombre araña ha estado jodiéndome toda mi vida. Pensé que lo había terminado, pensaba que ya estaba acabado, y ahora... ahora... —Su respiración se aceleraba, y cada palabra que salía de su boca estaba impregnada con pura rabia. —¡Ahora tengo que hacer que sufra! ¡Voy a destruirlo, Fisk, y a todos los que estén cerca de él! ¡Él será el ejemplo! ¡El ejemplo de lo que pasa cuando te atreves a desafiarme! ¡Voy a destruir su vida, Fisk! ¡Voy a acabar con Spider-Man!
Fisk, sintiendo la presión de la furia de Norman, sabía que ahora todo dependía de cómo Osborn manejaría la situación. Pero también sabía que era inútil intentar calmarlo. El Dr. Norman Osborn ya no estaba en control. El hombre que había construido un imperio ahora solo quería vengarse.
Con un rugido final de frustración, Osborn colgó el teléfono y se quedó mirando la ciudad. Su odio por Spider-Man solo crecía, y ya no había vuelta atrás. Su mente maquinaba planes, manipulaciones, y decisiones. Todo para acabar con el maldito trepamuros.
—¡Lo destruiré, lo destruiré de una vez por todas! —murmuró Norman, su mente llena de planes vengativos.
[De vuelta con nuestro héroe]
Al llegar a su casa, Peter Parker cerró la puerta detrás de él, soltando un suspiro de alivio al sentirse un poco más tranquilo después de un largo día en la escuela. La rutina de la tarde había sido más relajante de lo que esperaba. Había logrado terminar algunos detalles de su proyecto de reloj inteligente y, por fin, había recibido respuestas a las solicitudes que había enviado a dos pequeñas empresas.
Con una mezcla de curiosidad y ansiedad, Peter se dirigió hacia su escritorio. La pantalla de su laptop se encendió con un brillo azul suave, iluminando su habitación. Abrió su correo electrónico y, al instante, vio los dos mensajes que esperaba. Su corazón dio un pequeño brinco, y un leve sentimiento de satisfacción lo invadió.
Asunto: Respuesta a tu propuesta - Innovatech Labs
Peter, con una sonrisa tímida, hizo clic en el primer correo. Un mensaje cordial le explicaba que estaban interesados en las ideas que había enviado y que podrían trabajar juntos para llevar su diseño a la vida real, pero necesitarían más detalles. Lo que más le emocionó fue el pequeño detalle: "Nos gustaría discutir las posibilidades de colaboración."
El siguiente correo era de otra empresa, TechFlow Industries. Al abrirlo, leyó con atención: "Estamos impresionados con la innovación de tu diseño. Nos gustaría proponerte una reunión para hablar sobre un posible acuerdo."
Peter no pudo evitar sonreír con satisfacción. Había dado un paso importante. Después de meses de pensar, investigar y trabajar en su proyecto, finalmente alguien parecía interesado. Ahora tenía la oportunidad de llevar sus ideas más lejos, de hacer algo real con todo lo que había aprendido.
Con las respuestas en mente, Peter se recostó un poco en su silla, pensando en lo que estaba por venir. Sin embargo, el cansancio de la noche comenzó a acumularse. Había estado corriendo de un lado a otro durante todo el día, entre la escuela, la pasantía en Oscorp y los eventos inesperados con los criminales. El estrés y la ansiedad por todo lo que estaba ocurriendo en su vida lo habían dejado exhausto.
—"¿Sabes qué? Creo que hoy me voy a dar un descanso," —murmuró para sí mismo, mirando el reloj. Ya era tarde, pero la noche estaba tranquila. No había villanos por detener, ni problemas urgentes por resolver. Quizás era hora de relajarse un poco.
Decidió que esa noche no sería para patrullar ni para pensar en experimentos o diseños. Solo quería descansar. Así que apagó su laptop, se levantó de su escritorio y salió al pasillo en busca de algo para cenar.
La cocina estaba vacía, como siempre a esa hora. Su tía May y su tío Ben aún no habían llegado a casa, pero eso no le preocupó. Abrió el refrigerador, sacó algo rápido y sencillo, y se sirvió una cena ligera. No necesitaba nada elaborado, solo algo para calmar el hambre.
Con la comida en la mesa, Peter comió en silencio, disfrutando de la paz que la noche le ofrecía. Después de todo lo que había pasado, esos pequeños momentos de calma eran esenciales para mantener la cordura.
Cuando terminó, dejó los platos en la mesa y decidió que esa noche se dormiría temprano. No tenía mucho sentido seguir despierto, pensando en todo lo que aún tenía por hacer. Necesitaba estar descansado para poder enfrentar el siguiente día con una mente fresca.
Subió a su cuarto, se cambió de ropa y se metió en su cama. Miró un momento hacia el techo, escuchando los sonidos distantes de la ciudad. La calma de la noche le permitió finalmente desconectarse un poco, al menos por unas horas.
—"Mañana será otro día," —pensó, cerrando los ojos, dejando que el agotamiento lo arrullara. Sabía que los desafíos siempre estarían allí, pero esa noche estaba decidido a disfrutar de un raro y merecido descanso.
Con esos pensamientos, se quedó dormido, sumido en un sueño profundo mientras el sonido suave de la ciudad de Nueva York se desvanecía lentamente a su alrededor.
[Mientras nuestro héroe descansa]
La habitación de Peter Parker estaba en silencio, salvo por el suave zumbido de la televisión encendida en el fondo. La luz del televisor iluminaba tenuemente la habitación mientras Peter dormía profundamente en su cama, agotado por el día. La ciudad de Nueva York continuaba su bullicio a lo lejos, pero en su cuarto reinaba una calma engañosa.
En la pantalla de la televisión, un presentador de noticias hablaba con seriedad, su rostro reflejando la gravedad de la información que estaba a punto de compartir. La cámara se enfocaba en él mientras él ajustaba sus papeles, como si preparara a los televidentes para algo importante.
Presentador de Noticias:
"Buenas noches, Nueva York. Les traemos un informe urgente de Los Ángeles, donde los Vengadores se enfrentaron a un ataque sin precedentes. Fuentes confiables han confirmado que el Gran Maestro, líder de una peligrosa organización criminal conocida como el Sindicato, ha lanzado una ofensiva sorpresiva contra los héroes más poderosos del planeta."
La imagen cambió a un video dramático de la batalla en Los Ángeles. Se podían ver edificios en ruinas, calles llenas de escombros y, en el centro del caos, los Vengadores luchando contra lo que parecía ser una poderosa combinación de enemigos.
Presentador de Noticias (continuando):
"Testigos afirman que la batalla fue tan feroz que los Vengadores no pudieron evitar la destrucción masiva. Pero lo más sorprendente es la aparición de un nuevo villano: la Bruja Escarlata, una poderosa hechicera que, junto al Gran Maestro, desató caos en la ciudad. Se cree que ambos villanos poseen habilidades que podrían amenazar la seguridad de todo el país."
La cámara mostró imágenes de la Bruja Escarlata, su rostro cubierto por una capa oscura, usando sus poderes para manipular la realidad, creando ilusiones y deformando el entorno a su alrededor. Junto a ella, el Gran Maestro, con su aire imponente, parecía manipular la energía y el tiempo a su antojo.
Presentador de Noticias:
"En una lucha que duró horas, los Vengadores lucharon valiéndose de sus habilidades, pero incluso con todos sus esfuerzos, el combate terminó siendo un desastre para ellos. Aunque algunos de los héroes lograron escapar, se reportan daños graves tanto a la ciudad como a sus integrantes. Varios miembros de los Vengadores han sido heridos y están siendo atendidos en hospitales locales."
Peter, acostado en su cama, no se percató de que su mente comenzaba a procesar las palabras del presentador, aún en un estado de sueño profundo. Mientras tanto, la imagen mostraba el rostro preocupado de algunos de los Vengadores más conocidos, como Capitán América, Iron Man y Thor, quienes, aunque agotados, seguían de pie, tratando de reagrupándose después de la batalla.
Presentador de Noticias (con voz grave):
"Las autoridades locales están trabajando arduamente para dar con los responsables de este ataque y proteger a la ciudadanía. Sin embargo, este evento nos deja con una pregunta aterradora: ¿estamos a salvo? Los héroes que han defendido a nuestra nación ahora enfrentan una amenaza mayor que nunca. ¿Serán capaces de detener al Sindicato y protegernos?"
La televisión mostró brevemente a los Vengadores, rodeados de escombros y luchando por mantenerse firmes mientras los destellos de energía y magia cruzaban el aire. Las imágenes se desvanecieron, y la pantalla volvió a la imagen del presentador.
Presentador de Noticias (con tono serio):
"Seguiremos informando sobre estos eventos y les traeremos actualizaciones a medida que surjan más detalles. No se aparten de su televisor, ya que este es un evento que podría cambiar el curso de la historia para siempre."
Con la noticia finalizada, el sonido de la televisión se desvaneció en el aire mientras Peter seguía durmiendo, ajeno a los eventos que ocurrían lejos de su ciudad. Sin embargo, en su mente, el eco de las palabras del presentador lentamente comenzaba a filtrarse en su subconsciente, dejándole la sensación de que algo grande y peligroso estaba ocurriendo más allá de lo que él había imaginado.
La noche pasó tranquila, pero las noticias de Los Ángeles dejaban una sombra de incertidumbre que pronto podría tocar también la puerta de Nueva York.
[Miércoles 5 de abril del 2008]
Peter despertó en su cama con los primeros rayos de luz filtrándose a través de la ventana. Aún adormilado, se estiró y luego se dio cuenta de que había dejado la televisión encendida durante la noche. En la pantalla, una imagen de la destrucción en Los Ángeles y los Vengadores luchando contra el Gran Maestro seguía parpadeando, pero su mente aún estaba en un estado de somnolencia.
Después de un rato, Peter decidió levantarse. Se puso una camiseta y bajó por las escaleras, respirando profundamente el aire de la mañana. Al llegar a la cocina, notó que la casa estaba en silencio. May y Ben no estaban allí, lo que era inusual.
Con una leve expresión de curiosidad, sacó algo del refrigerador y se preparó un desayuno rápido. Mientras comía, su teléfono vibró sobre la mesa. Era un mensaje de su tía May.
Peter (leyendo el mensaje):
"Hola, querido, no te preocupes por el desayuno, estoy en la casa de una amiga en Washington DC. Llegaremos tarde. Después de todo lo que pasó en Los Ángeles, las cosas han estado un poco complicadas. Cuídate mucho. Te quiero."
Peter frunció el ceño por un momento al leer las palabras de su tía, pensando en los eventos de Los Ángeles que había visto en las noticias la noche anterior. "¿Los Ángeles? ¿Qué habrá pasado?" Pensó para sí mismo. La noticia sobre los Vengadores y el ataque del Sindicato parecía más grave de lo que imaginaba.
Terminado el desayuno, Peter decidió no quedarse mucho tiempo pensando en todo eso. Sabía que tenía que continuar con su día. Después de un rápido repaso mental de sus tareas y proyectos pendientes, decidió que lo mejor sería ir a la escuela. Aún debía cumplir con sus obligaciones, aunque el caos en la ciudad parecía seguir acechando.
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Al llegar a la preparatoria, Peter se dirigió directamente a la oficina del director, quien lo esperaba para hablar sobre su pasantía en Óscorp. El director, un hombre mayor con gafas y una actitud amigable, le dio la bienvenida.
Director:
"Ah, Peter, qué bueno verte. He hablado con el Dr. Connors, el encargado de tu pasantía, y todo está listo. Vamos a que te muestre lo que estarás haciendo."
Peter asintió y lo siguió mientras el director lo guiaba hacia la salida de la escuela. Una vez fuera, un coche esperaba para llevarlo a Óscorp. Durante el camino, Peter no pudo evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo. Era la oportunidad de estar en el corazón de la ciencia y la tecnología avanzada. "Esto podría ser la oportunidad de aprender algo realmente grande," pensaba mientras miraba por la ventana del coche.
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Al llegar a las instalaciones de Óscorp, el director lo acompañó hasta un laboratorio amplio y bien iluminado, donde fue recibido por un hombre de complexión delgada con gafas y una bata de laboratorio.
Dr. Curt Connors (sonriendo):
"Peter, ¿verdad? He oído mucho sobre ti. Estoy muy emocionado de que puedas unirte a nosotros. Vamos, tengo algunos proyectos en los que podrías ser de gran ayuda."
Peter extendió su mano y saludó al Dr. Connors con una sonrisa.
Peter:
"Es un honor, Dr. Connors. Estoy realmente emocionado de estar aquí."
El Dr. Connors lo guió a través del laboratorio, mostrando una serie de dispositivos y proyectos en los que había estado trabajando. Cada rincón del lugar estaba lleno de tecnología de última generación y robots con una precisión increíble.
Dr. Connors:
"Este es uno de los experimentos más recientes. Estoy trabajando en una tecnología para regenerar tejidos humanos. Mi objetivo es ayudar a las personas con heridas graves o discapacidades."
Peter observó los dispositivos, la precisión de los movimientos y cómo los componentes parecían ensamblarse con una sincronización perfecta. "Impresionante," pensó mientras examinaba cada uno de los proyectos.
Dr. Connors (sonriendo):
"Y aquí tenemos el proyecto de inteligencia artificial para optimizar los procesos dentro de los laboratorios. Me gustaría que te encargues de limpiar y verificar que todo esté funcionando correctamente. Podrías ayudarnos a mejorar algunos de estos sistemas."
Peter asintió, emocionado por la oportunidad de trabajar junto a alguien tan brillante.
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La tarde transcurrió rápidamente entre la limpieza de herramientas, la verificación de circuitos y el trabajo en varios proyectos. Aunque Peter estaba aprendiendo mucho, no podía evitar pensar en lo que había sucedido en Los Ángeles, en los Vengadores y la creciente amenaza del Sindicato. Pero por ahora, se concentraba en las tareas que tenía por delante.
A medida que el día llegaba a su fin, Peter se sintió satisfecho por el progreso que había logrado. Además, estaba agradecido por la oportunidad de haber aprendido de uno de los científicos más brillantes del mundo. Sin embargo, al mismo tiempo, no podía evitar preguntarse si todo lo que estaba ocurriendo en el mundo tendría algún impacto en su propia vida y si tendría que estar preparado para lo que estaba por venir.
Con el laboratorio en silencio, Peter recogió sus cosas y se despidió del Dr. Connors, prometiendo que volvería pronto.
Peter (pensando para sí mismo):
"El mundo está cambiando rápidamente. No sé qué nos espera, pero debo seguir adelante... por ahora, solo me queda hacer lo mejor que pueda."
Peter salió del laboratorio, con la mente ocupada por todas las preguntas que aún no tenía respuesta.
Peter Parker caminaba por el pasillo del laboratorio de Óscorp, aún con la mente llena de los proyectos que había estado revisando. Sentía que había aprendido mucho ese día y su ánimo estaba en alto, pensando en las oportunidades que su pasantía podría traerle. Sin embargo, al llegar a la puerta principal para salir, algo inesperado ocurrió.
Al dar un paso hacia el vestíbulo, Peter tropezó ligeramente con alguien. Al principio, pensó que solo era un pequeño descuido, pero al levantar la vista, vio a un hombre de complexión fuerte y mirada fría. Era Adrian Toomes, el hombre que muchos conocían como Vulture, uno de los más temidos criminales. Aunque su rostro mostraba signos de cansancio y frustración, sus ojos no perdían ese brillo calculador que siempre llevaba consigo.
Peter (con voz nerviosa):
"Oh, lo siento... no te vi."
Adrian Toomes, a pesar de su apariencia áspera, no pareció muy molesto por el tropiezo. Sin embargo, la forma en la que miró a Peter denotaba una ligera incomodidad. Se cruzó de brazos y suspiró, claramente amargado por algo, pero no parecía que quisiera causar más problemas en ese momento.
Adrian Toomes:
"Bueno... parece que no todo el mundo tiene cuidado por aquí, ¿verdad?" (Le dio una mirada rápida a Peter, pero no lo miraba de forma agresiva, más bien como si lo estuviera evaluando). "¿Eres uno de los genios que trabajan en este lugar?"
Peter, sintiendo algo de tensión, sonrió de forma nerviosa y asintió.
Peter:
"Sí, soy Peter Parker. Trabajo en algunos proyectos aquí."
Toomes arqueó una ceja, y antes de que pudiera continuar, otra figura entró en la escena. Un hombre de cabello rizado y con un semblante muy distinto, se acercó a ellos. Era el Dr. Otto Octavius, mejor conocido como Doctor Octopus. Su presencia era imponente, con sus largos tentáculos metálicos moviéndose de manera casi independiente detrás de él.
Doctor Octopus (sonriendo con calma):
"No te preocupes, joven Parker. Es solo que el buen Adrian aquí es... algo así como un amargado por naturaleza." (Le echó un vistazo a Toomes y luego lo miró a Peter). "Parece que la vida le ha dado demasiados giros difíciles. Pero, créeme, no es tan malo."
Adrian Toomes (resoplando, un poco molesto pero sin perder la compostura):
"Claro, claro... como si eso lo hiciera menos irritante." (Volvió a mirar a Peter, aunque con una mirada menos hostil). "No te preocupes, chiquillo. Solo tienes que acostumbrarte a vivir en un lugar como este, donde a veces las personas no saben cómo manejar el estrés."
Peter no sabía qué decir ante esa situación tan extraña. Aquí estaba, parado frente a dos de los villanos más peligrosos que había conocido, y no podía evitar sentirse un poco desconcertado. Pero lo que más lo impactaba era que, a pesar de la tensión palpable en el ambiente, no parecía haber una confrontación inmediata.
Peter (tratando de hacer una broma nerviosa):
"Bueno... supongo que todos tenemos nuestros días malos, ¿verdad?"
El Dr. Octopus soltó una risa suave, mientras Toomes murmuraba algo en voz baja, aparentemente molesto por la situación. El ambiente entre los tres parecía ser de una incomodidad compartida, como si Peter estuviera metiéndose en algo que no entendía del todo.
Doctor Octopus:
"Exactamente, joven Parker. Y a veces las personas encuentran formas de canalizar su frustración de maneras no tan... convencionales." (Lo miró directamente, sus ojos brillando de una manera que Peter no pudo descifrar por completo).
Antes de que pudiera decir algo más, Toomes dio un paso hacia atrás y, con un último gruñido, se dio la vuelta, comenzando a alejarse.
Adrian Toomes:
"Bueno, me voy. Este lugar me hace sentir aún más viejo de lo que ya soy." (Lo dijo en tono bajo, casi como un susurro).
Peter observó cómo Toomes se alejaba y luego volvió a mirar a Dr. Octopus, que solo lo observaba en silencio. Algo en su mirada era inquietante, pero también había una calma extraña en su comportamiento.
Doctor Octopus:
"Te aconsejo que no te metas demasiado en los problemas de personas como él. Las apariencias engañan, pero, al final del día, todos tenemos nuestras propias batallas." (Con una sonrisa torcida, se dio media vuelta). "Nos veremos pronto, Peter. Recuerda que siempre puedes aprender algo si estás atento a tu entorno."
Peter asintió, aunque no estaba completamente seguro de lo que el Dr. Octopus había querido decir con esas palabras. Cuando ambos desaparecieron, Peter se quedó allí, con una sensación extraña en el aire, preguntándose qué acababa de suceder.
Peter (pensando mientras observaba cómo se iban):
"Eso fue... raro. ¿Por qué ambos me miraron así? ¿Qué quieren de mí?"
Con un suspiro, se sacudió la inquietud y decidió no pensar demasiado en ello. Tenía un largo día por delante y mucho en lo que concentrarse. Pero en su mente, algo comenzaba a dar vueltas, una sensación de que los encuentros con figuras como Toomes y Octopus podrían ser más significativos de lo que pensaba.
Peter:
"Tal vez sea mejor que me concentre en mi proyecto... pero ¿quién sabe qué está ocurriendo en realidad en este lugar?"
Y así, con una última mirada haciael lugar donde los genios en ingenieria se habían ido, Peter se dirigió hacia la salida de Óscorp, sin saber que la próxima vez que esos dos se cruzaran en su camino, su vida cambiaría de una manera que nunca habría imaginado.
[Luego de ponerse el traje]
La noche está serca de caer sobre Nueva York, y el aire fresco de la ciudad se sentía denso con la incertidumbre. Spider-Man se deslizaba por las sombras, balanceándose entre los edificios, su mente llena de preguntas. Ravencroft estaba siendo un misterio cada vez más grande, y la figura conocida como "el Guardián" parecía tener más conexión con los recientes eventos que Peter nunca habría imaginado. Decidido a obtener respuestas, se dirigió hacia un pequeño apartamento en el vecindario de Queens, donde Lisa, la joven que le había hablado sobre Ravencroft, lo esperaba.
Al llegar, Peter aterrizó suavemente frente a la ventana del cuarto de Lisa. Se deshizo de su traje de Spider-Man y, tras un rápido vistazo a la calle vacía, entró por la ventana. Lisa estaba en su escritorio, rodeada de papeles y archivos. Se giró cuando escuchó el sonido de la ventana abriéndose, y una leve sonrisa apareció en su rostro al ver a Spider-Man entrar.
Lisa:
"¿Qué haces aquí, Spider-Man? Creí que estarías patrullando por otro lado."
Spider-Man (con voz grave pero calmada):
"Necesito saber más sobre Ravencroft, Lisa. Algo no cuadra, y siento que tú eres la única que tiene las piezas del rompecabezas. ¿Puedes ayudarme?"
Lisa lo observó en silencio por un momento, su mirada se tornó seria. Siguió moviendo los papeles sobre su escritorio, evidentemente pensativa, antes de levantar la vista hacia él.
Lisa:
"He estado investigando más de lo que debería. Me arriesgué, y ahora creo que sé lo que está pasando... Pero lo que voy a decirte no es fácil."
Spider-Man se acercó un poco más, su rostro serio, intentando captar toda la atención de Lisa.
Spider-Man:
"Lo que sea que sepas, dímelo. Cada pista me acerca más a entender qué está ocurriendo en Ravencroft. Ya no se trata solo de ti o de tu hermano, Lisa. Hay algo mucho más grande en juego."
Lisa suspiró y, con un gesto cansado, comenzó a hablar.
Lisa:
"El Guardián... No es un mito, Spider-Man. He estado investigando sobre él desde que desapareció mi hermano. Lo que he averiguado es... impactante. El Guardián es uno de los pacientes más conscientes de Ravencroft, aunque solían tratarlo como un ex criminal, alguien con un pasado oscuro." (Hizo una pausa, buscando las palabras correctas). "Pero lo peor es que no es solo eso... Él está secuestrando gente. No lo hace al azar, tiene un propósito. Está esperando a algo."
Spider-Man frunció el ceño, su mente corriendo con preguntas mientras trataba de conectar las piezas.
Spider-Man:
"¿Secuestrando gente? ¿A quién? ¿Por qué?"
Lisa miró hacia abajo, claramente vacilante, antes de tomar una profunda respiración y continuar.
Lisa:
"Uno de los secuestrados es... mi hermano. Su nombre es Edward Marsh. Lo vi desaparecer en Ravencroft, y lo que sé es que el Guardián lo tiene allí, en un piso subterráneo del hospital, junto con otras víctimas que ha ido capturando a lo largo del tiempo." (Su voz tembló por un momento, y Spider-Man pudo ver el dolor en sus ojos). "Sé que lo está guardando allí, esperando que tú vengas a rescatarlo."
Spider-Man se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar. La situación era mucho más grave de lo que había imaginado, y Lisa estaba involucrada de una manera más personal de lo que había creído al principio.
Spider-Man (en voz baja, casi para sí mismo):
"Edward Marsh... ¿y cómo sabes todo esto?"
Lisa levantó la cabeza, su mirada determinada, como si finalmente hubiera llegado al punto crucial de la historia.
Lisa:
"Empecé a trabajar en Ravencroft... gratis. Lo hice porque necesitaba saber qué pasaba con mi hermano, con las personas que desaparecían allí. Me infiltré en el lugar y me hice pasar por una voluntaria. Fue la única manera de obtener información, de descubrir lo que realmente estaba ocurriendo entre esas paredes." (Bajó la mirada, avergonzada por lo que estaba diciendo, pero lo dijo con determinación). "Y lo que descubrí es peor de lo que cualquiera podría imaginar."
Spider-Man frunció el ceño, preocupado, pero también admirando la valentía de Lisa. Ella había arriesgado mucho solo por intentar salvar a su hermano, y la conexión que tenía con los hechos se estaba volviendo más clara.
Spider-Man:
"¿Y ahora qué? ¿Cómo podemos detenerlo? ¿Cómo encontramos ese piso subterráneo?"
Lisa sacó un pequeño cuaderno de debajo de la mesa y lo abrió, mostrándole algunos dibujos de los planos de Ravencroft. Había marcas y símbolos, con algunos puntos que señalaban áreas subterráneas del edificio que no aparecían en los mapas oficiales.
Lisa:
"He estado trabajando en esto durante semanas. Puedo mostrarte cómo llegar, Spider-Man, pero necesitarás ser rápido. Hay mucha seguridad en ese lugar, y el Guardián... él no va a dejar que nadie entre sin pelear."
Spider-Man observó los planos, su mente comenzando a formular un plan. Sabía que se estaba adentrando en algo muy peligroso, pero no podía dar marcha atrás. Lisa estaba involucrada, y las vidas de muchos más dependían de lo que hiciera a continuación.
Spider-Man (determinante):
"Gracias, Lisa. Te prometo que salvaré a tu hermano. Esta vez no fallaremos."
Lisa le dio una sonrisa agradecida, aunque su rostro seguía reflejando la ansiedad por lo que estaba por venir.
Lisa:
"Te lo agradezco, Spider-Man. No sabes cuánto significa para mí."
Con esa promesa en el aire, Spider-Man se preparó para la misión que tenía por delante. No solo estaba luchando contra un villano, sino contra el tiempo y un sistema que había mantenido sus secretos demasiado tiempo. Ravencroft era un laberinto de mentiras, y él era el único que podía desentrañarlo.
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Cómo podrán notar el capítulo es más largo de lo normal, esto será así de ahora en adelante y puede que hasta más para desarrollar más la historia.
Continuará ...