[Después de la fiesta]
La fiesta había terminado y la casa volvía a un silencio cómodo. Los platos con restos de comida seguían en la mesa, y tía May estaba ocupada guardando los últimos vasos mientras Peter recogía algunos cubiertos. Gwen, sin embargo, permanecía en la sala, observando con una leve sonrisa mientras fingía revisar su teléfono.
Cuando Peter terminó, Gwen se acercó y le dio un ligero empujón en el brazo. "Oye, Parker, antes de que te vayas a dormir... ¿puedo hablar contigo un momento? En privado."
Peter parpadeó, algo desconcertado. "Claro, Gwen. ¿Todo bien?"
Ella asintió, pero su mirada decía otra cosa. Lo llevó hacia el porche trasero, donde las luces de la ciudad brillaban a lo lejos y el aire fresco de la noche acariciaba sus rostros. Ambos se sentaron en el pequeño banco de madera, y Gwen se quedó en silencio unos segundos, mirando al suelo, jugando con el dobladillo de su suéter.
"Gwen, ¿qué pasa?" preguntó Peter, inclinándose un poco hacia ella. "Pareces preocupada."
Ella soltó una risa nerviosa. "¿Preocupada? Eso es quedarse corto, Parker. Pensé que te habíamos perdido." Levantó la mirada, y sus ojos brillaron bajo la tenue luz. "¿Sabes lo horrible que fue no saber dónde estabas? Harry y yo te buscamos por todas partes. Y cuando apareces, estás... herido, agotado. Y con esa sonrisa de 'todo está bien' que no convence a nadie."
Peter apartó la mirada, incómodo. "No fue mi intención preocuparlos, Gwen. Pasaron cosas... cosas complicadas."
"¿Complicadas? Parker, casi desapareces. ¿Qué estás haciendo con tu vida?" Su tono no era de reproche, sino de una mezcla de frustración y preocupación genuina.
Peter suspiró, pasando una mano por su cabello. "Es complicado de explicar, Gwen. Pero estoy bien. De verdad."
Gwen lo observó por un momento, estudiando cada rasgo de su rostro, como si buscara respuestas más allá de las palabras. Finalmente, bajó la voz. "Peter... No puedo evitar preocuparme por ti. Y no es solo porque somos amigos."
Peter la miró, sorprendido. "¿Qué quieres decir?"
Ella dudó un instante, pero luego tomó aire y continuó. "Quiero decir que... tú significas mucho para mí. Más de lo que probablemente te das cuenta. Y verte en este estado, saber que estás poniendo en riesgo tu vida de alguna forma que no entiendo... Me asusta. No quiero perderte."
Peter sintió que el aire se volvía más pesado. No esperaba una confesión así. "Gwen, yo... No sé qué decir."
Ella sonrió débilmente. "No tienes que decir nada. Solo prométeme algo."
"¿Qué cosa?"
"Que si alguna vez necesitas ayuda, si estás en problemas, vendrás a mí. No me dejes en la oscuridad, Parker. Por favor."
Peter la miró, y aunque las palabras no salían de su boca, asintió lentamente. "Lo prometo, Gwen."
Ella suspiró aliviada, y ambos permanecieron en silencio unos momentos, dejando que la noche hablara por ellos.
[3 de abril del 2008]
El sol iluminaba la pequeña cocina de los Parker, bañándola con un cálido resplandor. Peter bajó las escaleras desperezándose, aún con el cansancio reflejado en su rostro. Los aromas de tostadas y huevos revueltos lo guiaron hasta la mesa, donde su tía May ya estaba sirviendo café.
"Buenos días, dormilón," dijo May con una sonrisa. "Pensé que nunca bajarías."
"Buenos días, tía," respondió Peter, sentándose mientras tomaba un trozo de pan. "Huele increíble."
Tío Ben estaba en su lugar habitual, leyendo el periódico. Bajó sus gafas y observó a Peter con atención. "¿Cómo te sientes hoy, campeón? Ayer nos diste un buen susto."
Peter intentó reírse. "Mejor, tío Ben. De verdad. Creo que necesitaba una buena noche de descanso y... algo de comida casera."
May colocó un plato lleno frente a Peter. "Bueno, come todo. Necesitas recuperar fuerzas."
Mientras comían, el ambiente era ligero, pero Ben no apartaba la mirada de su sobrino. Cuando terminaron, Ben se aclaró la garganta. "Peter, ¿puedes acompañarme al porche un momento? Me gustaría hablar contigo."
Peter, algo confundido, asintió. "Claro, tío."
Ambos salieron al pequeño porche trasero, donde el viento fresco de la mañana agitaba las hojas del viejo árbol. Ben se apoyó en la barandilla mientras Peter se sentaba en el banco de madera.
"Peter," comenzó Ben, cruzando los brazos, "quiero hablarte de lo que pasó ayer."
Peter suspiró. "Tío, ya te dije que estoy bien. Solo fue un accidente."
Ben negó con la cabeza lentamente. "No es solo el accidente, Peter. Es algo más profundo. Te he estado observando últimamente, y no sé exactamente qué está pasando, pero siento que estás cargando con algo mucho más grande de lo que deberías."
Peter apartó la mirada, incómodo. "No es nada, de verdad. Solo he tenido unos días complicados."
Ben dio un paso hacia él y colocó una mano en su hombro. "Peter, sé que la vida no siempre es fácil. Y hay momentos en los que sentimos que todo depende de nosotros, que tenemos que ser fuertes para los demás. Pero te quiero recordar algo importante: no estás solo."
Peter levantó la mirada, sorprendido.
"Lo que sea que estés enfrentando," continuó Ben, "no tienes que cargarlo todo tú mismo. A veces, ser fuerte no significa hacerlo todo solo. Ser fuerte es saber cuándo pedir ayuda, cuándo compartir ese peso con quienes te aman."
Peter tragó saliva, sintiendo que las palabras de su tío penetraban profundamente.
"Y recuerda algo más," añadió Ben, su tono más suave. "La vida siempre nos pondrá pruebas difíciles. Pero lo que define quiénes somos no es lo que enfrentamos, sino cómo lo enfrentamos. Y no importa cuántas veces te caigas, Peter. Lo importante es levantarte, cada vez más fuerte."
Peter asintió lentamente, las palabras resonando en su mente. "Gracias, tío Ben. De verdad. Eso significa mucho para mí."
Ben sonrió y le dio un apretón en el hombro. "Eres un buen chico, Peter. Solo quiero que recuerdes que estamos aquí para ti. Siempre."
Peter intentó sonreír, pero una sensación de calidez y gratitud lo envolvió. Sabía que, aunque no podía contarles todo, siempre tendría el apoyo incondicional de su familia.
[Más tarde en el cuarto de Peter]
Peter estaba recostado en su cama, mirando al techo mientras la luz del sol se filtraba tímidamente por las cortinas de su habitación. A pesar del silencio reconfortante del hogar, cada movimiento le recordaba las heridas en su cuerpo. Apretó los dientes mientras intentaba acomodarse mejor.
"Supongo que al menos hay una ventaja en todo esto," pensó Peter con una sonrisa sarcástica. "No tengo que ir al colegio hoy. Aunque explicar estas heridas sería un espectáculo de circo."
Se incorporó lentamente, apoyando la espalda contra la pared. Miró su escritorio lleno de papeles, libros y herramientas. Entre ellos, un boceto a medio terminar de su próximo proyecto de ciencias: un candado inteligente que había estado ideando durante semanas.
Peter suspiró. "Bueno, eso no se va a construir solo. Aunque, con estas heridas, va a ser un poco más complicado."
Estiró el brazo para alcanzar su cuaderno de notas y lo abrió en la página donde había garabateado ideas y esquemas. Su mente comenzó a trabajar.
"Primero necesito recolectar las piezas," pensó, pasando los dedos por la lista de materiales. "El microcontrolador debería estar en la tienda de electrónica de la calle 15. Los sensores de proximidad... tal vez pueda reutilizar algunos de los viejos dispositivos que tengo por aquí. Pero lo que realmente me falta es el mecanismo de cierre."
Se levantó lentamente, rengueando hacia su escritorio. Abrió uno de los cajones y sacó un viejo candado que había desarmado meses atrás. Lo sostuvo frente a él, evaluando sus posibilidades.
"Podría modificar esto," murmuró, girándolo entre sus dedos. "Pero necesitaré herramientas más precisas."
Dejó el candado sobre el escritorio y volvió a sentarse en la cama, cansado. Mientras reflexionaba, su mente divagó hacia sus últimos días como Spider-Man.
"Si tan solo pudiera enfocarme en esto," pensó con amargura. "Pero cada vez que trato de tener algo de normalidad, aparece alguien como Tombstone o The Forces para complicarme la vida."
Sin embargo, rápidamente sacudió la cabeza para apartar esos pensamientos. Se obligó a concentrarse. "Primero, conseguir las piezas. Luego, arreglar las cosas con el proyecto. Lo demás puede esperar."
Por primera vez en horas, Peter se permitió sonreír ligeramente. Sabía que, aunque su vida estuviera llena de caos y desafíos, al menos tenía algo tangible en lo que trabajar, algo que dependía únicamente de su ingenio y dedicación. "Un paso a la vez, Parker. Un paso a la vez."
Peter cerró el cuaderno con un golpe seco y se levantó con cuidado, aún sintiendo los efectos de sus heridas. Se cambió a un conjunto cómodo: jeans gastados y una sudadera con capucha. Antes de salir de su cuarto, tomó su mochila y la vació para tener espacio suficiente para lo que pudiera encontrar.
Bajó las escaleras y encontró a su tía May y su tío Ben en la cocina. May estaba organizando las facturas mientras Ben leía el periódico. Ambos levantaron la vista al ver a Peter entrar.
-¿Ya estás mejor, Peter? -preguntó May, con preocupación en los ojos.
-Sí, sí. Estoy bien, tía. Solo un poco adolorido todavía -respondió él, rascándose la nuca con una sonrisa nerviosa.
-¿Y a dónde vas? -intervino Ben, dejando el periódico a un lado.
Peter ajustó la mochila en su hombro. -Necesito buscar algunas cosas para mi proyecto del candado inteligente. No se preocupen, no voy a ir muy lejos.
May frunció el ceño. -¿No deberías descansar un poco más? Aún te ves bastante golpeado.
-Lo sé, pero es importante. Además, solo será un rato -respondió Peter con tono tranquilizador, antes de dirigirse a la puerta.
-Ten cuidado -añadió Ben, con una leve sonrisa. -Y no te metas en problemas.
Peter asintió y salió por la puerta principal. Mientras caminaba por las calles, sus pensamientos se centraban en su plan. Sabía que no tenía dinero para comprar las piezas nuevas, pero las fábricas de tecnología cercanas solían desechar componentes que aún podían ser útiles.
Al llegar a una zona industrial a las afueras de Queens, buscó una pequeña área vallada donde se acumulaban los desechos tecnológicos. Saltó la valla con cuidado, asegurándose de que no había nadie cerca, y comenzó a rebuscar entre los montones de chatarra.
-Bien, Parker, ¿qué tenemos aquí? -murmuró para sí mismo, mientras removía cables, placas de circuitos y carcasas de viejos dispositivos.
Tras varios minutos de búsqueda, encontró un microcontrolador que parecía estar en buenas condiciones. -Perfecto, esto servirá.
A medida que continuaba revisando, encontró otros componentes útiles: pequeños motores, un sensor de proximidad medio oxidado y algunos tornillos y herramientas. Los colocó cuidadosamente en su mochila, asegurándose de que no se dañaran.
De repente, escuchó pasos cerca. Se escondió rápidamente detrás de una pila de chatarra y contuvo la respiración. Un guardia de seguridad patrullaba la zona con una linterna, aunque parecía más aburrido que alerta.
-Solo un poco más y me largo de aquí -susurró Peter, esperando a que el guardia se alejara.
Cuando la zona estuvo despejada, terminó de llenar su mochila con lo que pudo encontrar y salió de la fábrica saltando la valla por donde había entrado.
De regreso a casa, Peter no podía evitar sentirse un poco orgulloso. Sabía que aún le quedaba mucho por hacer, pero al menos tenía un punto de partida para su proyecto. Mientras caminaba, pensó: "Tal vez no sea la forma más convencional de conseguir materiales, pero al menos estoy avanzando."
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Peter estaba sentado en el último asiento del autobús, con su mochila apoyada en sus piernas, mirando por la ventana mientras el paisaje de Queens pasaba a su lado. Aunque aún estaba adolorido, había logrado recolectar las piezas necesarias para su proyecto y solo pensaba en llegar a casa, descansar y trabajar un poco en su invento.
De repente, el sonido de sirenas rompió la monotonía del viaje. Peter giró la cabeza hacia el frente, justo cuando el autobús frenaba bruscamente. El impacto fue inmediato: un automóvil que huía a toda velocidad de la policía había chocado contra el costado del bus, sacudiendo a todos los pasajeros.
-¡¿Qué demonios fue eso?! -gritó alguien en los primeros asientos.
El conductor del bus intentó abrir las puertas, pero estas estaban completamente trabadas. Peter escuchó los intentos fallidos mientras la alarma del autobús comenzaba a sonar.
-¡Quédense en sus asientos! -gritó el conductor, tratando de calmar a los pasajeros. -¡Voy a pedir ayuda!
Peter observó por la ventana y vio a los criminales salir corriendo del auto destrozado. Tres hombres armados huían por una calle lateral, mientras los patrulleros y las sirenas resonaban en la distancia. "Genial, justo ahora tenía que pasar esto", pensó Peter, sintiendo la frustración acumulada.
Instintivamente, quiso ponerse de pie y actuar, pero un agudo dolor en sus costillas le recordó su estado. Cerró los ojos, maldiciendo internamente. "Sin traje, sin fuerza suficiente... estoy atrapado aquí como cualquier otra persona."
Un hombre a su lado comenzó a golpear frenéticamente las puertas del autobús.
-¡Déjenos salir! ¡Estamos atrapados!
Peter trató de analizar la situación. Miró hacia el techo, donde estaba la escotilla de emergencia, pero esta también parecía estar atascada por el impacto.
-Esto no es bueno -murmuró, frotándose la cara con ambas manos.
Afuera, la policía se concentraba en perseguir a los criminales, mientras los pasajeros dentro del autobús comenzaban a entrar en pánico. Una mujer intentaba calmar a sus hijos, mientras otros revisaban sus teléfonos en busca de señal para llamar a emergencias.
El tiempo pasó lento. Finalmente, las sirenas de los bomberos se acercaron. Peter dejó escapar un suspiro de alivio cuando los rescatistas comenzaron a rodear el autobús, evaluando la situación.
-¡Quédense tranquilos! -dijo uno de los bomberos, golpeando suavemente la ventana con un gesto calmante. -¡Vamos a sacarlos de aquí!
Peter observó cómo los bomberos trabajaban con herramientas para forzar la apertura de las puertas. El sonido metálico de las barras y las sierras resonaba en el interior del autobús. Mientras tanto, Peter miró hacia el exterior y vio cómo el caos se disipaba lentamente.
"Esto pudo haber sido peor...", pensó, intentando no culparse por no haber intervenido. "Pero ahora mismo no soy Spider-Man. Hoy, solo soy Peter Parker."
Finalmente, las puertas se abrieron con un chirrido ensordecedor, y los pasajeros comenzaron a salir uno por uno. Peter esperó pacientemente, ayudando a algunos a levantarse antes de salir él mismo. Una vez afuera, respiró profundamente y miró hacia el autobús destrozado.
"Esos tipos... algún día, los atraparé."
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Mientras Peter Parker caminaba hacia su casa después del caos en el autobús, el mundo a su alrededor parecía envuelto en un silencio extraño. Las calles estaban más vacías de lo normal, las tiendas cerradas temprano, y la tensión en el aire era palpable. Miró a su alrededor, observando las miradas nerviosas de las pocas personas que aún se aventuraban afuera.
"Todo se siente diferente," pensó Peter mientras ajustaba su mochila al hombro. Cada paso le recordaba que estaba viviendo en un mundo que apenas reconocía.
El sonido de una radio en una tienda cercana atrajo su atención. Una reportera daba el informe más reciente:
-"La Resistencia liderada por Iron Man lanzó hoy un contraataque en Washington, pero los esfuerzos aún no han sido suficientes para detener al Sindicato. Mientras tanto, en Nueva York, la tasa de criminalidad sigue en aumento, con informes de saqueos y ataques en toda la ciudad..."
Peter suspiró, metiendo las manos en los bolsillos. Recordaba cómo había crecido idolatrando a los Vengadores, cómo eran el faro de esperanza en los momentos más oscuros. Ahora, saber que habían sido derrotados por el Gran Maestro y su Sindicato lo llenaba de una mezcla de frustración y miedo.
"Los Vengadores aplastados... Nunca pensé que viviría para verlo."
Mientras cruzaba una esquina, vio un mural vandalizado que alguna vez había representado a los héroes más poderosos de la Tierra. La pintura de Thor estaba cubierta de grafitis, y alguien había dibujado una gran "X" sobre el rostro de Capitana Marvel. "¿Cómo llegamos aquí?", se preguntó.
La lucha de Peter con el autobús y los criminales se sentía insignificante comparada con lo que estaba ocurriendo a nivel mundial. Pero el peso de esas pequeñas victorias seguía siendo importante para él.
"Si los grandes no pueden mantener el orden, al menos puedo intentarlo yo mismo."
Mientras avanzaba, notó más policías en las calles, sus caras marcadas por el cansancio y el miedo. Peter sabía que la ciudad necesitaba algo, alguien que devolviera la esperanza. Aunque estaba herido y su traje había sido destruido, el impulso de seguir luchando comenzaba a encenderse dentro de él nuevamente.
Cuando finalmente llegó a casa, el calor de su hogar le dio un pequeño respiro. Pero mientras cerraba la puerta detrás de él, solo podía pensar en lo que había escuchado: la guerra apenas comenzaba, y Nueva York estaba en el centro de todo.
Peter cerró la puerta de su habitación con un leve rechinido. Se dejó caer sobre la silla frente a su escritorio, frotándose las sienes mientras miraba el desorden de papeles, herramientas y restos de circuitos esparcidos por todas partes.
"Un reloj inteligente que también sirva como cerradura digital," murmuró, mientras movía un par de alicates y un destornillador para hacer espacio en la mesa. Era un proyecto que había estado imaginando por semanas, pero nunca encontraba el momento para concentrarse. Entre sus deberes como Spider-Man y las responsabilidades del día a día, el tiempo para sus inventos siempre quedaba relegado.
Sacó un cuaderno con las primeras ideas garabateadas. Dibujos a medio hacer de engranajes y chips, acompañados de fórmulas que buscaban integrar un sistema de reconocimiento biométrico con un diseño compacto y funcional.
-"Bueno, Parker, es ahora o nunca,"- se dijo, encendiendo la pequeña lámpara de escritorio.
Primero, repasó las piezas que había encontrado en las fábricas de tecnología más temprano. Algunos sensores parecían estar en buen estado, aunque tendría que probarlos para asegurarse de que funcionaran correctamente. Encontró también pequeños motores que podrían servir para el mecanismo de cierre.
Abrió su laptop y comenzó a buscar planos similares para inspirarse. Navegó por foros de inventores, descargando referencias sobre cerraduras electrónicas y dispositivos portátiles. Entre cada clic, su mente divagaba hacia el caos en las calles, hacia el Sindicato y lo que había escuchado sobre Ravencroft. Pero rápidamente sacudió esos pensamientos.
-"Concéntrate, Peter. Una cosa a la vez."
Con un lápiz en la mano, empezó a redibujar sus planos. Esta vez, los hizo más detallados, calculando el tamaño exacto del reloj, dónde irían los componentes y cómo integrarlos sin que se vieran demasiado aparatosos.
"Si logro miniaturizar este circuito, podría integrarlo al reloj y..." sus pensamientos se interrumpieron cuando una de las piezas que sostenía con unas pinzas resbaló y cayó al suelo.
-"Perfecto,"- gruñó, agachándose para buscarla. Al encontrarla, volvió a su lugar y suspiró. "Esto va a tomar más tiempo de lo que pensé."
Miró el reloj en la pared. Eran casi las 8 de la noche, pero aún sentía la necesidad de seguir trabajando. Si bien las heridas de su última pelea le dolían, su mente inquieta no le permitía detenerse.
"Tal vez este proyecto sea una forma de olvidar por un rato," pensó, mientras volvía a enfocarse en sus dibujos.
El reloj de la pared marcaba la medianoche cuando Peter se recostó en su silla, observando los planos finalizados de su proyecto. Después de horas de trabajo, finalmente tenía un diseño funcional para su reloj inteligente. Las líneas eran precisas, los cálculos estaban ajustados, y cada componente tenía su lugar asignado.
-"Bueno, Parker, esto es un buen comienzo,"- murmuró, cerrando el cuaderno con una sonrisa de satisfacción.
Sin embargo, su mirada se desvió hacia una esquina de la habitación. Allí, en una caja vieja y desgastada, descansaban retazos de tela roja y azul que había comprado tiempo atrás. Su mente, siempre inquieta, no tardó en plantearse una idea: un nuevo traje de Spider-Man.
Se levantó de la silla y caminó hacia la caja, abriéndola con cuidado. Sacó los pedazos de tela y los extendió sobre su cama.
-"El viejo traje ya está hecho pedazos... Si voy a seguir con esto, necesito algo mejor. Algo que sea mío."
Encendió su lámpara de escritorio nuevamente y empezó a dibujar. Trazó los patrones del traje en papel, asegurándose de que las proporciones fueran correctas y los diseños funcionales. Las líneas de telaraña, el emblema de la araña en el pecho, y los colores vivos formaban parte del diseño clásico que siempre había imaginado.
Tras un par de horas ajustando los patrones, se armó de aguja e hilo. Con manos hábiles y una concentración inquebrantable, empezó a coser las piezas.
-"Esto es como reparar un ala delta... pero mucho más complicado,"- bromeó para sí mismo, recordando los proyectos mecánicos que había realizado en clase.
La tela roja era resistente pero flexible, ideal para moverse con libertad. Los detalles azules proporcionaban un contraste perfecto, y las líneas negras tejidas a mano daban la apariencia de telarañas. Peter trabajó con dedicación, asegurándose de que cada puntada fuera precisa.
A medida que avanzaba, comenzó a imaginar cómo se vería el traje terminado. Sus pensamientos volvían a los criminales que había enfrentado y las heridas que había acumulado. "Esto no es solo un disfraz. Es una promesa de que seguiré luchando, aunque duela."
Finalmente, cuando el reloj marcaba casi las cuatro de la madrugada, colocó el emblema de la araña en el pecho del traje. Lo observó con orgullo mientras lo sostenía frente a él.
-"No es perfecto, pero... es un comienzo,"- dijo con una sonrisa cansada.
Lo colgó cuidadosamente en la pared, admirando su trabajo. Su cuerpo estaba agotado, pero su espíritu se sentía renovado. Antes de irse a la cama, Peter miró una última vez el traje.
-"Mañana será otro día. Y esta vez, estaré listo."
Peter se despertó al sentir los rayos de luz que se filtraban por la ventana. Su cuerpo estaba adolorido después de haber pasado toda la noche trabajando en su traje, pero lo que más lo incomodaba en ese momento era el rugir de su estómago vacío.
-"Genial, Parker. Ni almorzaste, ni cenaste. Pareces un desastre, y encima, estás hambriento,"- murmuró mientras se levantaba de la cama con esfuerzo.
Caminó hacia la cocina, buscando algo que pudiera calmar su hambre. Al abrir el refrigerador, encontró varias sobras del día anterior, cuidadosamente almacenadas en recipientes con etiquetas escritas por su tía May. Había un guiso de carne, un pastel de pollo y algunas galletas caseras.
-"Tía May, eres un ángel,"- dijo con una sonrisa, sacando todo lo que encontró y colocándolo en la mesa.
En poco tiempo, Peter había devorado el guiso, dos porciones del pastel de pollo y unas cuantas galletas. Mientras bebía un vaso de leche para terminar, notó una carta sobre la mesa de la sala. La letra inconfundible de su tío Ben lo hizo detenerse.
Se levantó, con el plato en la mano, y leyó la nota:
"Peter,
May y yo tuvimos que salir temprano a una revisión médica en el hospital. Todo está bien, pero no queríamos preocuparnos por la hora de regreso. Seguramente llegaremos tarde, así que no nos esperes despierto. Sabemos que has estado trabajando mucho últimamente, así que aprovecha para descansar.
-Con cariño, Ben."
Peter dejó escapar un suspiro aliviado, aunque una ligera preocupación permanecía en el fondo de su mente. Su tío y su tía siempre se encargaban de los demás antes que de ellos mismos.
-"Otra razón más para seguir protegiéndolos,"- dijo en voz baja, doblando cuidadosamente la carta y colocándola de nuevo en la mesa.
Con el estómago lleno y la casa en silencio, Peter decidió que era momento de relajarse un poco antes de retomar sus responsabilidades. Más tarde sería un día lleno de desafíos, pero por ahora, tenía un tiempo para reflexionar y planear su próximo movimiento.
Peter Parker había pasado gran parte de la tarde investigando y buscando un alivio para el dolor que aún persistía en su cuerpo. Después de tomar un antiinflamatorio recomendado en línea, sintió que el malestar disminuía un poco, aunque las heridas seguían siendo visibles. Pero algo dentro de él, una necesidad inexplicable, lo empujó a levantarse de la silla y ponerse de pie.
Se miró en el espejo, ya con el traje de Spider-Man listo para salir. Después de enviar una parte de sus planos del reloj inteligente a empresas locales, necesitaba hacer algo más que estar sentado en su cuarto. La ciudad lo llamaba, y él no podía ignorarlo. Salió por la ventana de su habitación y se lanzó a la oscuridad de la noche, balanceándose de un edificio a otro, sintiendo el viento fresco en su rostro.
La ciudad de Nueva York parecía tranquila, pero Spider-Man sabía que eso era solo la calma antes de la tormenta. De repente, una alarma de robo en una fábrica cercana apareció en su dispositivo de seguridad. Sin dudarlo, se dirigió al lugar.
Cuando llegó, vio que la situación era grave. Los criminales se habían infiltrado en la fábrica, que usualmente estaba bien vigilada. Había al menos diez de ellos, con cuatro guardias fuera de combate. Lo más preocupante era que cinco empleados estaban retenidos como rehenes en el centro de la fábrica.
Spider-Man observó desde el techo del edificio, sus ojos analizando la situación. Entrar por la puerta principal sería una locura; sería un enfrentamiento directo, y no podía arriesgarse. Miró alrededor y vio lo que necesitaba: los ductos de ventilación. Era su entrada silenciosa.
Se deslizó hacia el respiradero más cercano, lo abrió con facilidad y comenzó a deslizarse por los estrechos conductos. Sentía el calor de las instalaciones y el aire denso, pero eso no le importaba. Usó su agilidad y su sentido arácnido para moverse rápidamente sin hacer ruido. Podía oír los murmullos de los criminales a lo lejos, pero lo único que le interesaba ahora era cómo reducirlos sin que los rehenes o la policía se dieran cuenta.
Se acercó a la primera sala, donde dos criminales vigilaban a un grupo de rehenes. Con un solo movimiento, lanzó una red hacia uno de ellos, atrapándolo por los tobillos y haciéndolo caer al suelo. El otro criminal intentó reaccionar, pero Spider-Man ya estaba frente a él, saltando desde las sombras, golpeándolo con un giro rápido y derribándolo con una patada en la cara.
No había tiempo para perder. Con el primero fuera de combate, Spider-Man se desplazó con velocidad, usando el ducto para ir de un lado a otro, siempre un paso adelante de sus enemigos. El sentido arácnido lo guiaba a la perfección, y con su agilidad, podía esquivar los ataques sorpresa.
En una de las salas principales, se encontró con un grupo de cinco criminales que custodiaban a los rehenes. Uno de ellos estaba nervioso, caminando de un lado a otro, mientras los demás se mantenían alerta. Spider-Man sabía que no podía hacer ruido. Necesitaba su momento perfecto.
De repente, un criminal se adelantó y fue derribado con una red lanzada con precisión. Los otros se giraron rápidamente, pero Spider-Man ya estaba moviéndose entre ellos, una sombra rápida y letal. Golpeó con rapidez, cada movimiento preciso, cada golpe certero. Uno a uno, los criminales fueron cayendo, algunos inmovilizados en el aire por sus redes, otros no tuvieron tiempo de reaccionar antes de ser noqueados.
Uno de los criminales intentó sacar un arma, pero Spider-Man lo desarmó con un ágil movimiento de su muñeca, lanzando el arma fuera de su alcance y dejándolo inconsciente con un solo puñetazo. Otro trató de disparar, pero Spider-Man, con sus reflejos arácnidos, esquivó la bala con facilidad y lo derribó con una patada giratoria.
A medida que la batalla avanzaba, los criminales restantes comenzaron a dudar. Se dieron cuenta de que estaban perdiendo, pero ya era demasiado tarde. Spider-Man había acabado con la mayoría, y los pocos que quedaban intentaron huir, pero Spider-Man no los dejó escapar. Con una red lanzada a la velocidad del rayo, atrapó a los dos últimos, inmovilizándolos antes de que pudieran llegar a las puertas.
Los cinco rehenes, aún aterrados, miraron a Spider-Man, que les hizo una señal para que se alejaran. Aunque la situación estaba bajo control, Spider-Man no podía quedarse mucho tiempo. La policía ya estaba cerca, y él no podía arriesgarse a ser visto. Con un rápido movimiento, se alejó de los criminales atrapados y se dirigió a la salida, usando los ductos para desaparecer de la vista.
Una vez fuera del edificio, Spider-Man lanzó una última mirada a la fábrica. Los rehenes estaban a salvo, y los criminales serían detenidos. Pero algo en el aire lo alertó. No podía relajarse. Había mucho más por hacer.
Mientras las sirenas de la policía comenzaban a sonar, Spider-Man saltó al aire, balanceándose hacia la oscuridad de la noche. Sabía que su misión nunca terminaría, pero esa noche, había hecho una diferencia.
¡Gracias por la aclaración! Modificaré la escena para que Spider-Man no sepa que se trata de Black Cat y mantenga el misterio sobre su identidad. Aquí tienes la versión ajustada:
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En alguna parte en la noche tranquila en Nueva York, la luna brillaba débilmente a través de las nubes dispersas. Peter Parker, con su traje de Spider-Man, caminaba por las calles, buscando algún crimen que detener. No había mucho que hacer en ese momento, pero la ciudad siempre tenía algo que ofrecer.
De repente, escuchó un grito. Un viejo callejón estaba delante de él, y una figura sombría se acercaba a una abuelita, que intentaba proteger su bolso. Sin pensarlo, Spider-Man saltó rápidamente entre los edificios cercanos y aterrizó justo frente al maleante, que había dado un paso hacia atrás al ver al superhéroe.
- "¡Oye! ¿Qué crees que estás haciendo?" -dijo Spider-Man con tono desafiante.
El criminal, sorprendido, levantó la mano en un intento inútil de golpear a Spider-Man, pero antes de que pudiera reaccionar, Spider-Man usó su agilidad para atraparlo por la muñeca y girar sobre su propio eje, enviándolo a estrellarse contra una pared cercana. El maleante quedó aturdido, y con una rápida red de Spider-Man, quedó atrapado en la pared, inmovilizado.
- "¿De verdad crees que puedes robarle a una abuelita en mi ciudad? Vete a casa, amigo, y da gracias de que no te dejé colgado ahí." -Spider-Man se volvió hacia la mujer, que lo miraba con gratitud. "¿Estás bien, señora?"
- "Sí, gracias a ti, joven. Pero... ¿quién eres? ¿Un ángel?"
Spider-Man sonrió, levantando una mano.
- "No soy un ángel, solo un tipo con mucha tela en el traje." -dijo con tono juguetón, y antes de que la señora pudiera responder, ya estaba balanceándose sobre los edificios, dejando atrás al maleante capturado.
Sin embargo, mientras saltaba entre los rascacielos, una extraña alarma resonó en la distancia. El sonido de sirenas quebró la calma de la noche. Spider-Man se detuvo en su lugar, con la red aún lanzada, y miró hacia la dirección del sonido. No era la típica alarma de un robo, algo parecía diferente.
En la distancia, a través de una ventana iluminada de una casa grande y lujosa, una figura oscura apareció, rápidamente deslizándose hacia fuera. Con sus movimientos ágiles y silenciosos, la figura saltó del borde de la ventana, descendiendo por la pared de ladrillos con una facilidad asombrosa. Spider-Man la observó de inmediato.
- "¿Quién...?" -murmuró para sí mismo, tratando de identificar a la figura, que se movía con una gracia impresionante.
El encapuchado parecía tener todo bajo control, y Spider-Man no pensó dos veces. Sabía que algo raro estaba ocurriendo, y no iba a dejar que alguien robara impunemente. Decidió ir tras ella, sin saber quién era ni qué intenciones tenía.
Aceleró el ritmo, balanceándose con rapidez entre los edificios, y aterrizó en el techo de un edificio cercano. Desde ahí, pudo ver a la figura saltando de un lado a otro con una agilidad que rivalizaba con la suya. Con cada salto, la figura se acercaba más al borde del edificio.
Spider-Man no tardó en lanzarse hacia ella, usando su agilidad para reducir la distancia entre ambos. Sin embargo, justo antes de que pudiera alcanzarla, la figura dio un giro inesperado y desapareció en la penumbra.
- "¿Qué demonios...?" -dijo Spider-Man, deteniéndose en seco. Había perdido su rastro, pero no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. Decidió seguir las huellas en los tejados, sabiendo que no sería fácil atraparla.
Siguió los saltos, los giros rápidos, y los movimientos casi perfectos de la figura misteriosa. Parecía que todo se trataba de un juego, una especie de desafío. Spider-Man sentía cómo la adrenalina lo recorría mientras la perseguía a través de los tejados, un paso detrás de ella.
El encapuchado giró rápidamente en un ángulo, y Spider-Man no tuvo más opción que hacer lo mismo. La figura estaba cerca, pero aún no la alcanzaba. Decidió acelerar, lanzando una telaraña para acortar la distancia. Pero al hacerlo, la figura saltó hacia el borde de otro edificio, casi como si estuviera burlándose de él.
- "¿Qué estás haciendo?" -Spider-Man gritó, ahora claramente frustrado, mientras se impulsaba tras ella. "¡Vamos, detente!"
La figura se giró por un instante, y Spider-Man la vio sonreír por encima de su hombro. No parecía importarle el hecho de que lo estaba desafiando.
- "Eres rápido, Spider-Man. Pero no lo suficiente." -dijo la figura en un tono suave y provocador, antes de deslizarse aún más rápido por el borde del techo.
Spider-Man estaba atrapado en un dilema: la perseguía con todo lo que tenía, pero al mismo tiempo, algo en el comportamiento de la figura le decía que las cosas no eran tan simples como parecían. Sin embargo, no podía rendirse. Decidió redoblar sus esfuerzos, saltando de edificio en edificio, usando su agilidad y sentido arácnido para mantenerse cerca de ella.
Pero a pesar de sus esfuerzos, la figura seguía siendo más rápida. Spider-Man sabía que estaba perdiendo la ventaja, y que la figura podía escaparse en cualquier momento.
Por supuesto, aquí tienes la escena modificada según tus peticiones:
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Escena: La Persecución Inesperada (Parte 2)
Spider-Man había reducido considerablemente la distancia entre él y la figura en el tejado. Al principio, la sombra había sido rápida, casi fantasmal, moviéndose a través de los techos de los edificios con destreza. Pero Spider-Man tenía sus propias habilidades, y con cada salto, él también cerraba la brecha.
Finalmente, cuando la figura saltó de un edificio a otro, Spider-Man aprovechó su agilidad y lanzando una telaraña, alcanzó el borde del techo al que ella se dirigía, aterrizando con un ágil rollo. Se giró, dispuesto a enfrentarse a su perseguido, solo para descubrir que esta figura no era un simple ladrón.
La sombra se detuvo a una distancia prudente, y en un abrir y cerrar de ojos, se volvió a poner de pie, observando a Spider-Man con una mirada desafiante. Con el ruido del viento y el sonido de las calles lejanas, todo parecía estar en silencio. Luego, como si todo fuera una coreografía bien ensayada, la figura saltó hacia él sin previo aviso.
Spider-Man apenas tuvo tiempo de reaccionar. Un golpe rápido a la cara lo desorientó, y antes de que pudiera esquivar, otro puñetazo lo dejó sin aliento. La figura, ágil como un felino, estaba sobre él, moviéndose con una fluidez que no había visto antes. Se veía como una sombra en el aire.
Spider-Man, respirando pesadamente, trató de moverse, pero cada vez que intentaba lanzarse hacia un lado, la figura lo seguía, esquivando y atacando con precisión mortal. Un golpe en el abdomen lo dobló hacia adelante, mientras el otro le dejó una marca en la cara. Spider-Man esquivó a duras penas un par de patadas giratorias que iban dirigidas a su cabeza, saltando hacia atrás justo a tiempo para evitar ser noqueado.
"Maldita sea, no puedo moverme tan rápido. Estas heridas me lo impiden," pensó Spider-Man, tratando de ignorar el dolor que lo recorría mientras se mantenía en movimiento.
- "¿Quién eres?" -gritó Spider-Man, buscando respuestas mientras se mantenía en movimiento.
La figura no contestó, pero con una risa suave y burlona, le lanzó un gancho hacia su rostro. Spider-Man lo esquivó, pero la velocidad de la mujer era sorprendente. Sintió la telaraña en su muñeca siendo cortada en un abrir y cerrar de ojos.
- "No importa quién soy, solo importa que soy mejor que tú." -respondió con un tono juguetón, mientras saltaba hacia él y se colaba entre sus brazos, girando en el aire como un gato al acecho.
Acelerando sus movimientos, Spider-Man la persiguió con la esperanza de atraparla, lanzando telarañas de un lado a otro, pero la figura, con reflejos felinos, las esquivaba todas. Apenas lograba tocarla, y sus movimientos eran cada vez más rápidos.
De repente, cuando Spider-Man intentó lanzarse hacia ella para atraparla, ella lo sorprendió con un salto hacia atrás, quedando a una distancia perfecta para lanzarle una patada directa al rostro. El golpe lo dejó tambaleando y casi sin aliento, cayendo hacia atrás, pero logró estabilizarse a tiempo, a pesar del dolor punzante en su rostro.
Spider-Man no podía dejar de admirar la agilidad de la mujer, pero sabía que no podía dejarse atrapar. Entonces, utilizando su sentido arácnido, saltó hacia ella, esperando que su instinto lo guiara para esquivar el próximo ataque. Justo cuando iba a lanzarse hacia ella, un brillo plateado apareció ante él, y antes de que pudiera reaccionar, sintió una pesada patada en el pecho que lo arrojó al suelo con tal fuerza que el aire salió de sus pulmones.
Antes de que pudiera levantarse, la figura ya estaba sobre él, su pie firmemente plantado en su pecho, empujándolo contra el suelo.
- "Hoy no estuviste tan de suerte, arañita." -dijo ella con una sonrisa irónica.
Spider-Man intentó empujarla, pero su fuerza era insuficiente para moverla. Mientras él luchaba por respirar y se recuperaba, ella se inclinó hacia él, sus ojos brillando en la penumbra.
- "Soy Black Cat," -dijo en un susurro, tan cerca de él que podía sentir su aliento en su rostro. "Pero no te preocupes, no nos volveremos a ver. Hoy solo me divierto un poco."
Con un rápido movimiento, ella levantó el pie de su pecho y dio un paso atrás, preparándose para desaparecer. Spider-Man, aún aturdido, no pudo evitar mirarla, pero antes de que pudiera moverse, ella ya había saltado hacia el borde del edificio.
El sonido de su risa se desvaneció en el viento, mientras Spider-Man se quedaba en el suelo, respirando con dificultad, derrotado por la mujer que acababa de conocer. La figura desapareció en la oscuridad de la noche con una velocidad que hizo que Spider-Man se sintiera impotente.
Se quedó en el suelo por un momento, respirando pesadamente, procesando lo que había pasado. Nunca antes había sido derrotado tan fácilmente por alguien tan... misterioso.
"Black Cat," pensó mientras se levantaba, tocándose la cara y sintiendo la marca del golpe. "¿Quién eres realmente?"
Con un suspiro, se levantó de nuevo, observando el cielo estrellado sobre Nueva York. Esa ciudad nunca dejaba de sorprenderlo. Y él, por alguna razón, no podía dejar de preguntarse cuándo volvería a encontrarse con la misteriosa mujer que lo había dejado en el suelo.
Pero por ahora, no había más que hacer que descansar y prepararse para lo que pudiera venir, aparte de pensar en sus increíbles caderas y figura de la desconocida.
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Continuará