Una vez más, Naruto se encontraba en aquel vasto salón que había marcado el inicio de algo que todavía no comprendía por completo. Su corazón latía con fuerza, no por miedo, sino por una indescriptible mezcla de emoción y asombro. Aquella sensación de pequeñez, de estar frente a algo mucho más grande que él mismo, lo envolvía como una manta cálida. Pareciera que, por primera vez en mucho tiempo, la vida le estaba dando buenas noticias. Su esperanza de regresar a este lugar había sido recompensada.
El salón seguía igual de imponente que la última vez. Las columnas de mármol blanco se alzaban hasta un techo tan alto que parecía no tener fin. El brillo del enorme vitral seguía iluminando el ambiente con sus tonos azules y dorados, mientras los hologramas, esos enigmáticos espectros de luz, continuaban danzando suavemente en el aire, proyectando sombras etéreas sobre el suelo pulido.
Naruto cerró los ojos por un momento y respiró profundamente. El aire aquí era diferente, más puro, más ligero, como si estuviera cargado de algo especial, algo que lo llenaba de energía. "Es incluso mejor de lo que recordaba…" pensó mientras daba unos pasos hacia adelante, sus pasos resonando ligeramente en el suelo de mármol.
Esta vez, decidió observar con mayor detenimiento los hologramas que flotaban en el salón. La última vez había estado demasiado impactado como para procesar todo lo que veía, pero ahora quería grabar cada detalle en su memoria. Se acercó al primero que captó su atención: un guerrero enorme y robusto, envuelto en una armadura que relucía incluso en su forma holográfica.
Su armadura estaba adornada con grabados intrincados, como si cada línea y curva contaran una historia de honor y sacrificio. En su mano sostenía una espada colosal que casi parecía una extensión de su propio ser. Su rostro, serio y decidido, emanaba una sensación de liderazgo. Naruto sintió un escalofrío. "Este tipo… podría liderar a todo un ejército solo con su presencia."
Se movió hacia otro holograma, este completamente diferente al anterior. Su apariencia tenía un aire hipnotizante. Su cabello caía en ondas perfectas, y sus ojos parecían brillar con una intensidad que atravesaba el alma. Vestía un atuendo que resaltaba su figura elegante, y tras ella flotaban nueve colas etéreas que se movían con gracia, como si tuvieran vida propia. Naruto sintió una mezcla de fascinación y misterio. Había algo en ella que lo atraía, pero también lo ponía en guardia.
El siguiente holograma que capturó su atención fue el de un gigante con una mirada feroz. Su figura era imponente, con músculos que parecían hechos de roca y una gran maza que portaba con facilidad. Su sonrisa maliciosa y sus colmillos afilados le daban un aire amenazante. Naruto se preguntó cómo sería enfrentarse a alguien como él. "Probablemente podría aplastarme con un solo golpe," pensó, tragando saliva.
Finalmente, su mirada se detuvo en una joven. Era como una figura sacada de un cuento de hadas. Su armadura ligera y brillante reflejaba la luz del vitral, creando un efecto deslumbrante. En sus manos sostenía un bastón que irradiaba una energía celestial. Su sonrisa serena y su postura confiada transmitían esperanza y valor. Naruto no pudo evitar sentir un calor reconfortante al mirarla, como si su sola presencia pudiera disipar cualquier oscuridad.
"Son… increíbles," pensó mientras daba un paso atrás para observarlos a todos en conjunto. Cada uno de esos hologramas representaba algo que él nunca había visto antes: poder, majestuosidad, misterio y grandeza. Pero entonces su mirada regresó al vitral, y notó algo que no había percibido la vez pasada.
Las figuras del vitral no eran simples adornos. Eran ellos. Los mismos seres que estaban representados en los hologramas frente a él también estaban plasmados en aquel mosaico gigante, pero con una majestuosidad que lo dejó sin aliento. Cada uno ocupaba un lugar en lo alto, como si fueran dioses observando desde las alturas. Las luces del vitral parecían moverse, dando vida a las figuras. Naruto sintió como si lo estuvieran mirando directamente.
"Este lugar… es como un santuario para ellos," pensó mientras su corazón latía con fuerza. Ni siquiera Superman, con toda su grandeza, había logrado inspirarle un sentimiento tan abrumador. Ellos eran más que leyendas; eran mitos vivientes.
Respiró profundamente y continuó avanzando por el salón, sus pasos guiados por la curiosidad. Sus ojos brillaban con emoción mientras se acercaba a la puerta que recordaba haber atravesado la vez anterior. Al abrirla, se encontró con el mismo espacio: una especie de tienda o almacén lleno de objetos que parecían sacados de un sueño.
Esta vez, decidió tomarse su tiempo para observar cada detalle. Uno de los primeros objetos que capturó su atención fue una joya translúcida en forma de lágrima. Al mirarla, sintió una extraña calma, como si toda la energía del lugar fluyera hacia él. La joya brillaba con un tenue resplandor azul, y dentro de ella parecía haber un pequeño remolino de luz que se movía constantemente.
Luego, sus ojos se posaron en una espada corta y sencilla, pero con un aura que parecía irradiar fuerza. El filo de la espada estaba impecablemente afilado, y el mango, hecho de un metal oscuro, tenía grabados que parecían runas antiguas. Aunque era un arma modesta en comparación con otras que había visto, Naruto sintió que había algo especial en ella, como si guardara un poder oculto.
En otra estantería, encontró un libro que llamó su atención al instante. Sus páginas parecían hechas de un material brillante, y su cubierta estaba decorada con símbolos dorados que parecían brillar con vida propia. Al tocarlo, sintió un cosquilleo recorrer sus dedos, como si el libro estuviera lleno de una energía mágica.
Naruto se detuvo frente al siguiente objeto que llamó su atención Era un libro grueso, cubierto por una capa de polvo que parecía inusual en este lugar tan impecable. Sin embargo, el polvo no lograba opacar el resplandor de las extrañas runas que adornaban su cubierta. Parecía antiguo, como si hubiera existido desde el principio de los tiempos. Al acercarse un poco más, creyó escuchar un murmullo, como si las páginas estuvieran susurrando secretos en un idioma que no podía comprender. Algo en este objeto le causaba un escalofrío, pero al mismo tiempo, despertaba una curiosidad insaciable.
Continuó explorando y llegó hasta una especie de báculo pequeño, de diseño minimalista pero con un aura inquietante. Tenía una esfera flotante incrustada en su extremo superior, la cual emitía una luz tenue, casi apagada, pero que parecía mirar a Naruto, juzgándolo. El frío que emanaba de este artefacto lo hizo retroceder ligeramente, y prefirió no tocarlo.
Por último, sus ojos se posaron en algo que parecía un reloj de arena en miniatura, suspendido en una vitrina de cristal. Aunque era pequeño, su diseño era una obra de arte. La arena dorada que contenía brillaba como si estuviera hecha de estrellas, y cada grano parecía moverse al compás de un ritmo desconocido. Naruto no entendía su propósito, pero algo en él le decía que aquel objeto tenía un poder inmenso, uno que podía desafiar incluso las leyes del tiempo.
Mientras recorría las estanterías, Naruto no podía evitar sentirse abrumado. Todo en esta tienda, desde los objetos hasta el aire que lo rodeaba, parecía gritarle que este lugar no era común. ¿Pero qué significaba?.
Finalmente, regresó al centro del salón, donde los hologramas seguían girando y el vitral brillaba con toda su magnificencia. Sin pensarlo mucho, avanzó hasta aquella puerta que no había podido abrir la última vez. La miró fijamente, como si estuviera retándolo. Esta vez, estaba decidido a descubrir qué había más allá.
Naruto permaneció unos segundos frente a la puerta, observándola con una mezcla de curiosidad y nerviosismo. La madera oscura parecía brillar con un leve destello, como si estuviera impregnada de la misma energía mágica que lo envolvía todo en este lugar. Grabados dorados en forma de espirales recorrían su superficie, formando un patrón hipnótico que parecía contar una historia oculta, algo que Naruto no podía descifrar pero que, sin lugar a dudas, tenía un propósito.
El aire en esta parte del salón se sentía distinto. Era más denso, cargado de una presencia que no podía ver, pero que sentía profundamente en su pecho. Respiró hondo y dejó que su mirada recorriera todo a su alrededor una vez más, buscando algo, cualquier señal que le diera una pista de lo que debía hacer.
"¿Qué es este lugar realmente?" pensó, mientras un torrente de emociones cruzaba por su mente. Había algo profundamente familiar y, al mismo tiempo, completamente desconocido. Era como si este salón estuviera entrelazado con su destino, con un camino que ni siquiera sabía que debía recorrer.
Sus ojos regresaron al vitral, esa obra de arte que se alzaba como un gigante luminoso, llenando el lugar con su luz y sus historias. Ahora que se detenía a observarlo con mayor detenimiento, notó que cada figura estaba dispuesta de una forma precisa, casi como si narraran una batalla épica o un momento crucial en un mundo lejano.
Podía ver al hombre de imponente armadura al frente, liderando un ejército invisible con una enorme espada en sus manos; a la mujer de orejas puntiagudas y mirada hipnotizante, rodeada de un aura mística mientras nueve colas flotaban tras ella; a la criatura colosal de piel azulada que sostenía una maza que parecía hecha de hielo puro; y a la otra figura femenina, radiante, vestida con una armadura ligera que parecía hecha de luz, empuñando un bastón que iluminaba su entorno como un faro en medio de la oscuridad.
"¿Por qué están todos aquí? ¿Qué significa esto?" Naruto cerró los ojos por un momento y trató de concentrarse en la sensación que este lugar le provocaba. Había algo en estas figuras que lo hacía sentir… pequeño, como si estuviera ante entidades que estaban muy por encima de lo que jamás podría alcanzar. Pero al mismo tiempo, sentía que había una conexión. Como si, de alguna manera, él también formara parte de esta historia, aunque no supiera cómo ni por qué.
Dio un paso hacia la puerta, y luego otro, su mirada fija en los grabados dorados. Recordó cómo la última vez había intentado abrirla sin éxito, pero ahora algo era diferente. Había pasado tiempo explorando este lugar, sintiendo su energía, y no podía evitar pensar que tal vez, solo tal vez, este sitio estaba tratando de decirle algo.
Con cada paso, el eco de sus movimientos resonaba en el enorme salón, mezclándose con el tenue zumbido de los hologramas. Aunque estaba descalzo, sintió el frío del mármol bajo sus pies, una sensación que lo conectaba aún más con el lugar. Cuando estuvo a unos centímetros de la puerta, extendió su mano lentamente, dudando por un instante antes de rozar con los dedos la fría superficie. Para su sorpresa, un leve calor pareció emanar de los grabados, recorriendo su mano y subiendo por su brazo.
Naruto dio un pequeño respingo y retrocedió un paso. La sensación no había sido desagradable, pero sí extraña, como si la puerta estuviera… viva, en cierto sentido.
"¿Qué eres?" murmuró, sin esperar respuesta.
El silencio fue su única compañía, pero había algo en ese silencio que le dio una sensación de paz. Por un momento, se quedó allí, con su mano aún suspendida en el aire, observando los detalles de la puerta, cada línea y espiral que formaban un diseño casi hipnótico. Sabía que debía intentarlo una vez más, pero algo le decía que debía esperar, que este no era el momento adecuado.
"Quizás aún no estoy listo…" pensó mientras retiraba lentamente la mano y se daba la vuelta.
El salón parecía observarlo, sus luces y sombras jugando entre las columnas y el vitral. Naruto sintió un leve escalofrío, pero no de miedo, sino de anticipación. Había algo en este lugar, algo que estaba más allá de su comprensión, pero que sentía que era fundamental para él, para su futuro.
Caminó de regreso hacia el centro del salón, deteniéndose una última vez para mirar los hologramas y el vitral. Por ahora, estas figuras seguirían siendo un misterio, pero estaba decidido a encontrar las respuestas, no importaba cuánto tiempo le tomara.
Con un último vistazo hacia la puerta, respiró profundamente y dejó que una pequeña sonrisa se formara en su rostro. Por ahora, este lugar seguía siendo un enigma, pero algo dentro de él le decía que estaba en el camino correcto.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Hola, una disculpa por haber tardado tanto en actualizar, estuve ocupado terminando un pequeño libro propio el cual si pueden y quieren me gustaría que se pasaran a leerlo, esta en mi perfil y se llama Cartas al Amor Perdido, trata de romance así que si no les gusta no hay problema si no lo leen y a los que tengan curiosidad los invito a darle una oportunidad.
También tengo que agregar que tuve un pequeño problema sobre como llevar la historia o como continuarla ya que los capítulos no quedaban como a mi me gustaría, no tenían la calidad suficiente como para presentarlos ante ustedes.
Pero ya conseguí hacerlos como me gustaría y con este capitulo oficialmente volvemos a las actualizaciones, ahora si cumpliré con lo que les había prometido y comenzare a actualizar 2 capítulos al día o lo intentare.
Espero les guste este capitulo y si es así agradecería un comentario suyo.
Sin mas que decir gracias a los que apoyan esta historia y han llegado hasta este capitulo, les prometo darles aun mas contenido para que disfruten como yo lo hago, gracias por todo, se les quiere mucho mis queridos lectores y espero sigan apoyando esta historia.
Gracias.