Chereads / Renaciendo en Tokyo Revengens, El legado de Evelyn / Chapter 4 - Capitulo 04: seguir estudiando en Japón, ¡Aparece Chifuyu Matsuno!

Chapter 4 - Capitulo 04: seguir estudiando en Japón, ¡Aparece Chifuyu Matsuno!

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—¡Keisuke, despierta, maldito! ¡Tu alarma está sonando por toda la casa y tú eres el único que no se despierta! —reclamó Evelyn, visiblemente frustrada mientras se refriega su rostro tirando de quitarse la pereza. La emoción de estar en el mundo de Tokyo Revengers no la dejó dormir la noche anterior. Aunque sabía que este no era el mundo original, seguía siendo emocionante.

Al no obtener respuesta, Evelyn comenzó a golpear la puerta con fuerza, convencida de que keisuke seguía dormido. En ese momento, Ryoko Baji, la madre de Keisuke y la de la anterior anfitriona del cuerpo de Evelyn, se acercó y la miró divertida.

—keisuki no te va a responder. Lo más seguro es que se haya escabullido nuevamente a la casa de algún amigo —le comentó Ryoko justo antes de que Evelyn derribara la puerta.

—¿Se fue? ¡Rayos! ¿Cómo me pudo hacer esto? ¿Y ahora qué hacemos con el despertador que sigue sonando? —preguntó Evelyn, aferrándose al brazo de Ryoko. No podía evitar sentirse cálida cada vez que veía a su "madre"; probablemente era un remanente de los sentimientos de la anfitriona anterior que habitaban su cuerpo.

—Bueno, no es la primera vez que pasa, así que ya tengo un truco para estas situaciones —respondió Ryoko con calma mientras se acercaba a la puerta. Con una horquilla, que parecía invisible en sus manos, logró abrir la cerradura con facilidad—. Listo.

Los ojos de Evelyn se iluminaron, y entró rápidamente a la habitación para apagar ese molesto despertador que la había despertado justo cuando finalmente había logrado conciliar el sueño.

—Mucho mejor, ahora todo está en silencio —murmuró aliviada. Con su enojo ya disipado, empezó a sentir hambre. Apenas se había despertado y corrió directamente hacia la habitación de Keisuke por el ruido, por lo que aún no había desayunado.

—Vamos, los platos ya están en la mesa —le dijo Ryoko, sonriendo con ternura. Reconocía esa mirada hambrienta, igual a la de Keisuke, aunque Evelyn tenía más control sobre sus impulsos destructivos.

Llena de entusiasmo, Evelyn siguió a Ryoko hasta el comedor. Durante el desayuno, decidió expresar su deseo de quedarse en Japón. Necesitaba estar ahí para encontrar a Takemichi y ayudarlo. La con movían los esfuerzos de Takemichi por mantener a Hinata viva y asegurar un futuro feliz para todos, incluso sacrificando su propia estabilidad emocional.

—Mamá, quiero hablarte de la escuela en Estados Unidos... Ya no quiero ir a ese lugar —dijo Evelyn sin rodeos, haciendo que Ryoko dejara de comer y la mirara sorprendida—. Sé que te estuve molestando mucho para entrar en esa escuela, pero después de estudiar ahí dos años me di cuenta de que no era lo que esperaba. También reflexioné... fue egoísta de mi parte irme. Pensé que las escuelas de Japón no estarían a mi altura...

Evelyn se detuvo al llegar casi al final de su confesión. Frunció levemente el ceño mientras miraba su plato. La anterior dueña de su cuerpo había sido egoísta, hipócrita y mimada. Despreciaba a los híbridos, refiriéndose a ellos como basura, aunque ella misma provenía de una familia híbrida. Su madre, su hermano menor, e incluso su padre, a quien nunca llegó a conocer realmente,también lo eran.

Hay muchas cosas que ignoro de este mundo debido a los recuerdos molestos de la anfitriona anterior, —pensó Evelyn mientras bebía un poco de jugo de naranja. Luego, volvió a mirar a su madre con una sonrisa cálida—. Madre, lo siento. He sido muy egoísta. Este tiempo fuera de Japón me ayudó a comprender todo lo que he hecho mal. Quiero cambiar esa imagen desagradable del pasado, madurar y convertirme en una mejor persona.

Los ojos de Ryoko se abrieron ligeramente. Sus labios temblaron antes de esbozar una pequeña sonrisa. Había estado preocupada por su hija, a quien había sobreprotegido demasiado. El mundo era peligroso para los híbridos, y las tensiones entre ellos y los humanos inalterados eran más graves de lo que Evelyn podía imaginar.

—Está bien. Puedes seguir estudiando aquí. Tal vez me tome un poco de tiempo conseguir los papeles de transferencia, pero haré todo lo posible para que sea pronto —respondió Ryoko mientras se secaba las lágrimas rápidamente, sin querer arruinar el momento.

Evelyn sonrió ampliamente, sintiéndose más cómoda. El primer paso de su plan estaba hecho: quedarse en Japón.

Justo cuando iban a continuar comiendo, escucharon la puerta abrirse y voces familiares acercándose al comedor. Era Keisuke, acompañado de su mejor amigo Chifuyu. Ambos parecían entretenidos hablando.

—La reunión de anoche duró más de lo que pensaba. Al final, ni siquiera pudimos salir a comer yakisoba —comentó Keisuke mientras se sentaba frente a su madre y junto a Evelyn.

Chifuyu estaba a punto de responder cuando notó la presencia de Evelyn. Sorprendido, permaneció inmóvil. Evelyn le sonrió despreocupada y lo saludó con la mano, algo que dejó al híbrido de gato montes, completamente desconcertado.

—S-señorita Baji... —murmuró torpemente. Su impresión de Evelyn no era la mejor, pues en el pasado ella lo ignoraba por ser híbrido.

—Siéntate a desayunar, Chifuyu —dijo Keisuke con impaciencia, obligándolo a sentarse mientras comenzaba a comer.

Evelyn fijó sus ojos en Keisuke con una sonrisa brillante, lo que lo puso visiblemente nervioso.

—Hermano, ¿estás libre hoy? Vamos a pasear. Quiero recordar los caminos de Tokio —pidió Evelyn con tono emocionado—. Es la oportunidad perfecta para pasar tiempo con uno de mis personajes favoritos.

Antes de que Keisuke pudiera excusarse, Ryoko intervino con una sonrisa.

—Hoy no tienes nada que hacer, Keisuke. ¿Por qué no aprovechan y pasan tiempo juntos como hermanos? Chifuyu también puede acompañarlos.

Chifuyu, incómodo, aceptó la propuesta, resignado.

Hoy será un día largo. Espero que no pase nada malo... —pensó, imaginando lo peor.

Después de desayunar en un ambiente algo incómodo, especialmente para Chifuyu, que estaba atrapado entre los hermanos, Evelyn fue a arreglarse para salir, ya que era la única que aún estaba en pijama.

—Celular cargado, dinero, dinero de emergencia, memoria usb... Creo que eso sería todo lo que necesito —murmuró Evelyn mientras revisaba lo que llevaría. Una vez asegurado todo, se maquilló ligeramente.

Estaba acostumbrada a maquillarse, aunque fuera de forma básica. Eso le traía recuerdos de buenos momentos con sus amigas de la infancia.

Evelyn era huérfana y había crecido en un orfanato estricto solo para mujeres. Aprendió muchas cosas por sí sola o con la ayuda de sus hermanas del orfanato.

Lo que más le gustaba era escaparse con sus amigas y hermanas para practicar maquillaje, tratando de imitar a las mujeres glamorosas que veía en la televisión. Sus primeros intentos fueron un desastre, y más de una vez terminó luciendo como un payaso, pero las risas nunca faltaban.

Cuando todas cumplieron la mayoría de edad, tuvieron que madurar y dejar el orfanato, quisieran o no. Con el tiempo, Evelyn perdió contacto con la mayoría. Aunque de vez en cuando visitaba a las más pequeñas, ya no era lo mismo, pues no compartían el mismo techo.

—Me pregunto cómo reaccionarían si supieran que ya morí... Las más pequeñas seguro llorarían, y las mayores me regañarían por ser tan descuidada —susurró Evelyn mientras terminaba de maquillarse y se miraba al espejo.

Su apariencia actual era muy parecida a la de su vida anterior, pero más joven y saludable. Tal vez así hubiera sido en su adolescencia si nunca hubiera pasado hambre.

Su pasado era triste y doloroso. Nunca conoció a sus padres, quienes la abandonaron al nacer. Según le contaron, informaron a la enfermera qué nombre querían darle, y luego se marcharon sin mirar atrás. Nunca volvieron.

Posiblemente ya habían muerto o simplemente decidieron llevar una vida sin la responsabilidad de criar a una bebé. Sin embargo, eso no molestaba a Evelyn. Pensaba que probablemente tenían sus razones o que no se sentían capaces de cuidarla. Les agradecía por haberle dado la vida y un nombre.

Tal vez esta forma de pensar se debía a que, durante su tiempo en el orfanato, Evelyn había visto desde lejos a algunas de sus hermanas mayores pasar por situaciones difíciles. Algunas, descuidadas, enfrentaban embarazos accidentales. Algunas decidían interrumpirlos, alegando que no estaban listas, mientras que otras aceptaban el reto de criar a un bebé desde una edad temprana. Estas experiencias le enseñaron a valorar la vida y a comprender mejor su propia situación.

Aunque sus padres no estuvieron preparados para cuidarla, le dieron la oportunidad de vivir. Creció en un orfanato, pero al menos pudo disfrutar gran parte de su vida a su manera, especialmente después de hacerse mayor de edad.

—¡Rápido, Evelyn! ¡No tenemos todo el día! —La voz impaciente de Keisuke la sacó de sus pensamientos, devolviéndola a la realidad.

—¡Ya voy! —respondió en un grito. Evelyn se miró en el espejo una vez más y sonrió levemente al distinguir a su antiguo yo al otro lado del reflejo.

—Tal vez no fue la vida de mis sueños... pero no me arrepiento de haberla vivido.

Cerró los ojos y, al volver a abrirlos, vio su reflejo actual: joven y bien cuidado. Finalmente, se había despedido de su vida anterior. Ahora se sentía cómoda en este nuevo mundo.

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Continuará...

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📅 Próximo capítulo: 9 de diciembre.

📝 Título del próximo capítulo: Capítulo 05: ¡Salida con Keisuke y Chifuyu! (Acercamiento entre los hermanos).

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