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Evelyn se encontraba sentada en el asiento de la moto de Keisuke, mirando con diversión cómo este permanecía en las escaleras del edificio, hablando en secreto con Chifuyu. Probablemente intentaban idear una forma de escapar de la salida. Sus ojos vagaron hacia las colas y orejas de animal que ambos chicos tenían; le resultaba adorable cómo estas se movían con cada reacción de sus dueños.
Sin poder resistirse, les tomó unas cuantas fotos a escondidas.
—Qué tiernos se ven, —pensó Evelyn internamente, tratando de controlar su lado fan para no lanzarse sobre Keisuke y Chifuyu.
Volvió su mirada al celular. Aunque era un modelo antiguo, cumplía su función, que era lo único que necesitaba en ese momento. Evelyn estaba decidida a encontrar información sobre este nuevo mundo y ya tenía un plan para hacerlo de manera rápida.
—Bien, terminemos este recorrido rápido. Solo estuviste fuera de Japón dos años; no han cambiado muchas cosas, —dijo Keisuke con indiferencia mientras se acercaba a Evelyn, seguido por Chifuyu.
Keisuke lanzó una mirada significativa a Chifuyu y tosió de forma fingida, señalándole que debía seguirle la corriente en su plan de escapada. Al notar las intenciones de su amigo, Chifuyu no tuvo más opción que ceder.
—Además, hoy tendremos una reunión con los chicos, —añadió Chifuyu, algo incómodo. No sabía cómo reaccionaría Evelyn si la dejaban sola para asistir a la reunión, considerando que ella solía despreciar a los híbridos. Era un milagro que no le hubiera dicho nada a él, siendo también un híbrido.
—Está bien. De todos modos, pensaba desviarme de la salida para comprar algo de ropa, —murmuró Evelyn, sin notar la interacción poco disimulada entre ambos chicos.
Los ojos de Evelyn brillaron al encontrar lo que buscaba en internet: la ubicación de un cibercafé. Ese sería su última parada y el lugar donde conseguiría las respuestas que tanto necesitaba.
El recorrido comenzó con una visita a un parque, a petición de Evelyn, quien quería encontrar un lugar tranquilo para relajarse.
—Qué lindo lugar. Me gusta lo relajante que parece, —murmuró Evelyn mientras se sentaba en un banco apartado. Desde ahí, tenía una vista perfecta del atardecer. —Este será mi lugar.
Cerró los ojos, disfrutando de los cálidos rayos del sol sobre su rostro, hasta que un leve movimiento en los arbustos captó su atención. Al observar detenidamente, notó la figura de una persona escondida entre los árboles y arbustos. Sin embargo, los rayos del sol que antes le daban calidez ahora dificultaban su visión, y solo pudo distinguir cómo la figura se alejaba.
—¿Quién será?, —pensó, entrecerrando los ojos para intentar captar algún detalle, pero se rindió al no lograrlo.
—¡Evelyn, ya vámonos! Chifuyu tuvo problemas con unos perros cuando quiso comprar algo de comer, —dijo Keisuke, acercándose con una sonrisa burlona. Chifuyu lo seguía detrás, avergonzado.
—¡Esos perros salieron de la nada! —se quejó Chifuyu en voz baja. Al notar la mirada fija de Evelyn en los arbustos, preguntó: —¿Qué pasa?
—Nada, creí haber visto a alguien, —respondió ella, levantándose del banco y caminando hacia ellos. —¿Y ahora a dónde iremos?
—Recorreremos las calles de Tokio. Así te familiarizas un poco con los lugares, —respondió Keisuke, con poco interés. —Haremos eso hasta que sea hora del almuerzo. Luego comeremos algo rápido y buscaremos algún lugar para divertirnos.
De camino a las motocicletas, Chifuyu sugirió con entusiasmo:
—¡Escuché que el parque de atracciones en el centro de Tokio ya está abierto! Podemos ir ahí para pasar el tiempo.
Evelyn iba detrás de los chicos, aún pensando en la figura que había visto antes. Por alguna razón extraña, le resultaba familiar y sintió la necesidad de seguirlo, aunque esa sensación desapareció al escuchar la voz de Keisuke llamándola.
—¡Evelyn, rápido! —gritó Keisuke, ya sobre su motocicleta.
—¿Eh?... Sí, ya voy, —respondió distraída, subiéndose al asiento.
Se marcharon del parque sin ser conscientes de que dos personas los observaban desde lejos, con miradas penetrantes y pensamientos distintos, pero con una misma conclusión en mente:
"Ella volvió".
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El resto del recorrido transcurrió tranquilo, con un día lleno de diversión y despreocupación. Keisuke empezó a notar el cambio radical en su hermana. La Evelyn mimada, arrogante y despreciativa con los híbridos parecía haber desaparecido. En su lugar, había una persona tranquila, curiosa y despreocupada que mostraba un aprecio particular por la comida.
—Chifuyu, eres una muy buena persona... Cuida mucho de mi hermano menor y eres muy divertido, —dijo Evelyn, mirándolo con aprecio mientras extendía la mano, esperando que le ofreciera un poco de los dangos que comía.
Keisuke, observando la escena, no pudo evitar reírse. Evelyn prácticamente acorralaba a Chifuyu contra la pared, lanzándole elogios que cualquiera podría confundir con intentos de seducción.
—Basta. Si quieres dangos, ve a comprar los tuyos, —dijo Keisuke al ver la mirada de ayuda de Chifuyu.
—¡Es que ya me acabé todo lo que tenía! —protestó Evelyn, haciendo un puchero para intentar dar lástima.
Chifuyu, apenado, estuvo a punto de ceder, pero Keisuke reaccionó rápido.
—¡Ni lo pienses, Chifuyu! No te dejes manipular, —dijo, apartándolo de Evelyn. —Mira cómo intenta no reírse.
—¡Qué malo eres con tu hermana mayor, Keisuke-kun! —exclamó Evelyn, avergonzada por no poder contener la risa.
Evelyn cambió de tema rápidamente:
—¿No deberían irse ya a su reunión con la pandilla?
—¡Es cierto! Ya tenemos que irnos, —dijo Keisuke al revisar la hora en su celular.
Antes de marcharse, Evelyn se acercó a Keisuke y le susurró algo que lo dejó sorprendido:
—Por favor, discúlpate en mi nombre con los chicos y diles que trataré de no cruzarme con ellos para evitar malos momentos.
Keisuke quedó atónito al escuchar el tono serio de Evelyn. Nunca la había visto disculparse, ni siquiera con personas cercanas, y esta vez lo hacía por iniciativa propia.
Después de prepararse y despedirse rápidamente, Keisuke y Chifuyu se dirigieron al templo. Durante el camino, Keisuke no podía dejar de pensar.
Su hermana ya no se comportaba como antes. Su actitud había cambiado drásticamente; las personalidades de Evelyn, comparando su pasado y su presente, eran muy diferentes.
—¿Le habrá pasado algo durante el tiempo que estuvo fuera?— pensó mientras fruncía el ceño.
Aunque no quisiera admitirlo, estaba preocupado por Evelyn. Al fin y al cabo, ella era su hermana mayor. Compartían sangre, y aunque a veces no se ponían de acuerdo y terminaban discutiendo, el lazo entre ellos seguía ahí.
Al llegar cerca del templo, los dos muchachos redujeron la velocidad. Ya había algunos miembros de la pandilla en las escaleras, acomodando sus motos, como si recién hubieran llegado.
—¡Baji! —llamaron dos hermanos idénticos, excepto por el color de su cabello y sus expresiones, mientras se acercaban a Keisuke y Chifuyu.
El mayor tenía el cabello esponjoso y de un tono naranja melocotón. En su rostro siempre había una gran sonrisa y sus ojos permanecían cerrados, lo que le daba una expresión enérgica y burlona. Sin embargo, era difícil saber qué pensaba realmente, ya que rara vez cambiaba su semblante. Su apodo era Smiley.
El menor tenía el cabello rizado y esponjoso, de un color turquesa. Su rostro mostraba constantemente el ceño fruncido y una mueca que lo hacía lucir enojado, ganándose el apodo de Angry.
Juntos parecían un par de algodones de azúcar, pero eran figuras importantes dentro de la pandilla. Eran el presidente y vicepresidente de la cuarta división de la Toman. Además, ambos eran híbridos de zorros árticos.
—¿Qué sucede? —preguntó Keisuke a Smiley apenas este llegó a su lado.
—Ya llegó la noticia hasta aquí... ¿Es cierto que tu hermana volvió? —inquirió con un tono indiferente, aunque en el fondo se percibía cierta curiosidad.
—Sí, ya volvió... Y se quedará aquí para estudiar —respondió Keisuke, cruzándose de brazos.
Ambos quedaron en silencio. A un lado, Chifuyu y Angry observaban, apoyando en silencio a sus respectivos presidentes de división.
—¿Qué harás? Sabes la primera impresión que tenemos de ella... Además, ella misma se encargó de ganarse enemigos peligrosos dentro de la pandilla —le recordó Smiley tras un largo momento de tenso silencio.
Keisuke apretó los dientes ante las palabras de Smiley. Sabía lo insensata que había sido Evelyn en el pasado, pero ahora parecía haber cambiado. O al menos, eso quería creer.
—Angry... Evelyn me pidió que te transmitiera una disculpa. Dijo que intentará no cruzarse con ustedes para evitar situaciones incómodas —informó Keisuke al hermano menor, quien había tenido la peor experiencia con Evelyn.
Smiley frunció ligeramente el ceño y, en un gesto protector, se colocó entre Keisuke y Angry.
—¿Y por qué deberíamos creerle? Admitamos lo, a ella solo le interesa insultar y jugar con los híbridos hasta que se cansa... Como no pudo hacerlo con Angry, se dedicó a atormentarlo utilizando su influencia como humana inalterada.
El silencio volvió a invadir el lugar, y la paciencia de Keisuke comenzaba a agotarse. Estaba a punto de responderle a Smiley cuando el alboroto de los demás miembros de la pandilla rompió la tensión.
Habían llegado los líderes de la Toman. El líder principal estaba allí, observando de vez en cuando a Keisuke, como si esperara algo de él.
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Continuara
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El próximo capítulo, "Capítulo 06: La profundidad de este mundo de híbridos y humanos inalterados", se publicará el jueves 12 de diciembre. Será un capítulo emocionante de aproximadamente 1,500 palabras, lleno de revelaciones y momentos que no querrás perderte.
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