A medida que el sol ascendía en el cielo, bañando el comedor con una luz cada vez más intensa, los sirvientes comenzaron a retirar los platos. Mi padre se puso de pie, estirándose cuan largo era.
—Bien, familia —anunció, su voz resonaba con autoridad—. Es hora de prepararnos para el entrenamiento. Arceus, Anastasia, los quiero en el campo de entrenamiento en una hora. Asegúrense de calentar adecuadamente antes de empezar.
—¡Sí, papá! —respondimos Anastasia y yo al unísono, nuestras voces mezclándose mientras ella hacía un puchero.
Mi madre también se levantó, alisando los pliegues de su elegante vestido con un movimiento grácil. —Yo supervisaré la parte práctica del entrenamiento.
Mientras la familia se dispersaba para prepararse para el día, me detuve un momento en la puerta del comedor. Miré hacia atrás, mis ojos recorriendo la habitación que ahora estaba bañada en la luz plena de la mañana.
Respiré profundamente, y cerré los ojos por un momento, grabando esta escena en mi memoria. Cuando abrí los ojos de nuevo, salí del comedor.
Seguí a mi familia fuera de la mansión, el aire fresco de la mañana recibiéndome con una caricia suave. El campo de entrenamiento se extendía frente a nosotros, un vasto espacio abierto rodeado por un bosque de árboles antiguos. El suelo estaba cubierto de hierba suave, mecida gentilmente por la brisa matutina.
En el centro del campo, un círculo de piedras captó mi atención. Cada una de ellas estaba grabada con símbolos arcanos que brillaban suavemente bajo la luz del sol. Era el corazón del campo de entrenamiento, donde la magia fluía más libremente y donde Anastasia y yo practicaríamos nuestras habilidades.
Mientras nos acercábamos al círculo, noté cómo la atmósfera cambiaba sutilmente. El aire parecía cargarse de energía, y sentí un cosquilleo en la piel. Observé cómo mis padres, Atlas y Adelaide, se detenían en el borde del círculo mientras Anastasia y yo entrábamos. Los símbolos en las piedras brillaron con más intensidad, como si reconocieran nuestra presencia.
¿Nos están dando la bienvenida? ¿O tal vez nos están poniendo a prueba? La voz de mi padre rompió el silencio, seria y formal, muy diferente del tono jovial que había usado durante el desayuno.
— Antes de comenzar, repasemos los principios básicos del sistema mágico. Arceus, ¿puedes decirme cuáles son las principales clases de Ascendentes?
Sentí cómo la mirada expectante de mi padre se clavaba en mí. Respiré hondo, concentrándome para recordar las lecciones que había estudiado.
— Las principales clases de Ascendentes son: Caballero, Guerrero, Mago, Sanador, Asesino, Explorador, Arquero y Hechicero — Vi cómo una ligera sonrisa cruzaba el rostro de mi padre mientras asentía con aprobación.
— Muy bien, Arceus — dijo mi padre —. Ahora, vamos a profundizar un poco más en este tema. Como ya saben, existen diferentes clases de Ascendentes, cada una con sus propias fortalezas y limitaciones. Pero lo que quizás no entiendan completamente es cómo estas clases interactúan con el flujo de energía que permea nuestro mundo.
Con un gesto de su mano, mi padre creó una ilusión mágica en el aire frente a nosotros. Apareció una representación tridimensional de una red de energía, con hilos de luz de diferentes colores entrelazándose y pulsando con vida.
No pude evitar alzar las cejas de asombro. Era... hermoso.
— Esta es una representación simplificada de las corrientes mágicas que fluyen a través de nuestro mundo — explicó mi padre, su voz mezclandose con el suave zumbido de la magia —. Cada color representa un elemento diferente: azul para el agua, rojo para el fuego, café para la tierra, y verde para el viento.
Observé fascinado cómo los hilos de luz danzaban y se entrelazaban, formando patrones complejos y fascinantes. A mi lado, Anastasia parecía igualmente cautivada, aunque sabía que ella ya había visto esta demostración antes.
Mi padre se giró hacia Anastasia. — Anastasia, ¿puedes explicar la diferencia entre un Mago y las otras clases en términos de control elemental?
Vi cómo mi hermana se irguió, lista para demostrar su conocimiento con su radiante sonrisa.
— Por supuesto, padre. A diferencia de las otras clases que utilizan los elementos para potenciar y aumentar sus cuerpos, otorgándole una destreza física increíble, un mago conjura magia a través de su cuerpo y tiene el potencial de dominar más de un elemento principal como: viento, agua, fuego y tierra. Esto se logra a través del control de sus emociones. Las otras clases, como Sanadores, Asesinos, Exploradores, Arqueros solo pueden dominar un elemento principal. Así mismo, poseen habilidades innatas y habilidades únicas que los magos no poseen.
Mi padre asintió mientras se tocaba la barbilla, — Excelente explicación, hija. Ahora, permítanme expandir un poco más sobre este tema. Los Magos tienen la capacidad única de sintonizar con más de estos flujos elementales. Es por eso que tienen el potencial de dominar más de un elemento principal. Sin embargo, este potencial viene con un gran desafío: deben aprender a equilibrar y controlar sus emociones para acceder a cada elemento.
Con otro movimiento de su mano, mi padre hizo que la ilusión cambiara. Ahora mostraba una figura humana, con los cuatro colores elementales arremolinándose a su alrededor.
— Imaginen que esta figura es un Mago. A través de los hábitos atómicos, cuando controlan la ira o la furia, el fuego responde. Aquellos que logran controlar estas emociones pueden mejorar continuamente, aumentando su poder día a día y si llegas a dominarlo, puedes acceder a su elemento avanzado: el rayo. Pero recuerden, el control es crucial. La práctica diaria y la meditación son esenciales para canalizar estas emociones de manera efectiva.
El color rojo en la ilusión brilló con más intensidad, como si respondiera a las palabras de mi padre. Era como si la magia misma estuviera reaccionando a sus palabras.
— Cuando controlan la tristeza y el desánimo, el agua fluye más libremente y si llegas a controlarlo, podrás utilizar el elemento hielo —Vi cómo el azul pulsaba, creando ondas que se extendían por toda la ilusión.
— La estabilidad y la paciencia fortalecen su conexión con la tierra, y su elemento avanzado es el hierro, mientras que controlar la ansiedad y el pánico potencian el elemento viento siendo su elemento avanzado el sonido.
Adelaide dio un paso adelante, complementando la explicación de mi padre. — Sin embargo, deben entender que dominar un solo elemento es bastante difícil por lo que se hace principalmente a través de hábitos atómicos.
Sus ojos se posaron en cada uno de nosotros, asegurándose de que estuviéramos prestando atención. — Los hábitos atómicos son el interés compuesto de la superación personal. Trabajar para lograr ser un 1% mejor cada día cuenta mucho a la larga.
Su voz adquirió un tono de advertencia mientras yo fruncía el ceño . — Los hábitos atómicos son una espada de doble filo. Pueden trabajar a tu favor o en contra tuya. Por este motivo, entender los detalles es indispensable. Si te dejas llevar por tus emociones serás consumido por tu poder y tarde o temprano te convertirás en un Contaminante.
Tragué saliva mientras sentía un escalofrío recorrer mi espalda ante la mención de los Contaminantes. Había escuchado historias sobre Ascendentes que perdieron el control de su poder y se convirtieron en seres corrompidos por sus emociones. La idea de convertirme en uno de ellos me aterrorizaba.
— La verdadera razón por la cual los hábitos importan no es porque te ayuden a alcanzar mejores resultados o aumenten tu poder, aunque, por supuesto, pueden hacerlo, sino porque son capaces de hacerte cambiar tus creencias acerca de ti mismo y ayudarte a construir una nueva identidad. Es muy común sobrestimar la importancia de los grandes momentos definitorios y restarle valor a la realización de pequeñas mejoras cotidianas.
La voz de Atlas sonó desde un lado— Con frecuencia, nos convencemos a nosotros mismos de que un enorme éxito requiere una acción igual de relevante. Ya sea que se trate de perder peso, de establecer un negocio, de escribir un libro, de ganar un campeonato o de alcanzar cualquier otra meta, nos presionamos para realizar una mejora que sea digna de convulsionar al planeta y de la que todo el mundo hablará.
Hizo una pausa. — Por otra parte, las pequeñas mejoras del 1% son hechos apenas perceptibles. Pero a la larga pueden ser mucho más significativas. La diferencia que las pequeñas mejoras pueden provocar es realmente sorprendente.
Vi cómo extendió su mano, y en su palma apareció una pequeña llama. Comenzó pequeña, apenas visible, pero a medida que hablaba, iba creciendo lentamente.
— La matemática de las pequeñas mejoras funciona de la siguiente manera: si logras ser 1% mejor cada día durante un año, terminarás siendo 37 veces mejor al final del período.
La llama ahora era considerablemente más grande, bailando con fuerza en su mano. Me quedé hipnotizado por el fuego danzante, maravillado por cómo algo tan pequeño podía crecer tanto.
— Por el contrario, si deterioras tu conducta un 1% cada día, al final de un año habrás llegado casi a cero.
Con un movimiento suave, extinguió la llama. El mensaje era claro: el progreso podía desvanecerse tan fácilmente como había aparecido si no se mantenía. — Lo que empieza como una pequeña ganancia o una pérdida insignificante, se acumula con el tiempo y se convierte en algo grande.
Observé a mi madre con asombro. La demostración visual había hecho que el concepto fuera mucho más claro y poderoso. Pequeñas mejoras, tal vez ese es el secreto para convertirme en el Ascendente que quiero ser.
Ahora lo sabía, cada pequeña decisión, cada hábito que formará, podría tener un impacto enorme en mi futuro como Ascendente.
— Esto puede ser un concepto difícil de apreciar en la vida cotidiana — admitió mi madre —. Frecuentemente descartamos los pequeños cambios porque no parecen importar mucho en un momento dado. Si ahorras un poco de dinero ahora, no te conviertes en millonario. Si haces ejercicio tres días consecutivos, no te vas a poner en forma. Si estudias una hora por la noche, no habrás aprendido un nuevo idioma. Hacemos pequeños cambios, pero los resultados nunca se dan de manera inmediata; eso nos descorazona y nos lleva de vuelta a nuestras viejas rutinas.
Recordé todas las veces que había intentado mejorar mi magia, solo para rendirme cuando no veía resultados inmediatos. Había estado enfocándome en las cosas equivocadas, me di cuenta.
Adelaide se humedeció los labios antes de continuar.