—¿Descansar contigo? —Gale levantó una ceja—. ¿Es esa una invitación?
—Ah—No, solo pensé que necesitas descansar. Dado que… uhm… acabas de ir a la guerra… o algo así, no sé mucho... —Swan balbuceó mientras bajaba la cabeza avergonzada—. Jugaba con sus dedos, tratando de decirle a Gale que descansara—. Podrías enfermarte si estás demasiado cansado.
—No soy un humano débil. No puedo enfermarme, ni cansarme físicamente —dijo Gale.
No estaba mintiendo. En realidad, no necesitaba dormir ni se enfermaría de ninguna enfermedad. Era solo la presión psicológica y el estrés lo que le hacía anhelar un descanso cómodo, solo para no estallar contra nadie a la vista—. Pero aceptaré tu oferta.
Gale se sentó en la cama y rodeó con sus brazos la cintura de Swan para atraerla más hacia su abrazo.
Swan era tan pequeña comparada con él, y eso despertaba el sentimiento protector en su corazón. Murmuró —Lo siento, Swan.
—¿Por qué? —Swan preguntó confundida—. Tú... has sido muy bueno conmigo.