—¿Nos hemos encontrado antes? —preguntó Cisne, y Gale frunció el ceño al oír esa pregunta.
—¿De qué hablas? Somos compañeros de por vida.
—No, pero— Cisne sabía que era difícil describirlo porque ella tampoco entendía cómo podía asociar a Gale con el bondadoso caballero que la ayudó esa noche. —Quiero decir, ¿nos encontramos antes de que me sacaras del Palacio de Santa Achate?
—No —respondió Gale con firmeza. Su pasado antes de encontrarse con Cisne era oscuro, lleno de maldiciones, guerra, conquista y baños de sangre. Nunca podrían haberse encontrado antes.
Además, Gale no quería que Cisne viera cómo era él en el pasado, porque era más un animal sin mente que un hombre bestia en aquel entonces.
—Y-Ya veo... olvídalo entonces —pensó Cisne—. Estaba equivocada.
—¿Equivocada?
—Mhm, pensé que eras el bondadoso caballero que me ayudó una vez en el palacio —explicó Cisne—. Es tan honorable y amable, pero nunca llegué a saber su nombre... ni su rostro.