25/08/5130
En los bosques occidentales cercanos a la ciudad Dawn. Dos jóvenes se encontraban tomando un descanso en unos arbustos luego de pasar varias horas corriendo.
El mayor, un niño rubio con ojos rojos de unos... diez años? Su altura era la de un niño normal de diez años. Pero sus ojos, eran fríos y despiadados. No había indiferencia en ellos, si no la promesa de llenar con sangre lo que se metiera en su camino.
Su aspecto físico mayormente cubierto por la capucha negra que traía. A su lado, una niña de nueve años con ojos morados y cabello similar. Ambos usaban túnicas oscuras que los cubrían por completo, solo dejando afuera la parte superior de la cara.
Las ropas definitivamente habían visto mejores días. Llenas de agujeros y lo que parecían ser marcas de quemaduras. No tenían ningún equipaje a mano, pues solo los ralentizaría. Lo importante estaba guardado en el anillo del dedo índice izquierdo del chico.
—¿Hermano, por qué nos detuvimos para un descanso? Todavía puedo continuar.
—Estamos cerca de la ciudad Dawn, en unas horas debemos llegar a la puerta occidental... por eso. No debemos apresurarnos. Él nos dijo que cuando más cerca estamos de nuestro objetivo más fácil se vuelve ser descuidado y fracasar. Entonces, tomémonos un tiempo aquí.
Ella asintió y no dijo nada más. Estos dos niños eran: Lucas Nith Feuer y Selene Nith Feuer. Hermanos que venían huyendo del Reino Voktar desde hace un año. Después de media hora reanudaron su viaje.
••
Una hora más tarde. Mientras corrían, Lucas notó que entró en una zona con demasiado silencio, solo se oía el viento. Esto no era normal en un bosque. Alfred le dijo que en lugares así siempre debe haber ruido de animales, más en un bosque cercano a una capital. Debe haber animales para cazar. De inmediato, comenzó a observar el entorno y se concentró profundamente. Sabía lo que estaba por venir.
«Lucas, en el arbusto próximo a tu izquierda». Sonó una voz femenina y joven en su cabeza.
Cuando estaban a unos tres o cuatro segundos para pasar por el arbusto, Lucas dijo a su hermana:
—Uff menos mal que lo logramos. Ya casi estamos allí.
Rápidamente Selene lanzó un hechizo sobre Lucas y una luz violeta claro entró en su cuerpo, seguido a eso:
Bum!
Las plantas sus pies de estallaron con una pequeña explosión y en un instante estuvo golpeando frente al arbusto.
—¿Ehh?
El asaltante escondido no pudo reaccionar a tiempo cuando un puño cubierto por una película de fuego se estrelló contra su cara. Hace unos segundos se estaba burlando mentalmente de sus objetivos por ingenuos. Ahora lo lamentaba.
Bam!
—¡Ahhh!
El golpe le quemó su mejilla derecha completa y lo mandó volando atrás. Sin embrago, nada de eso le importaba. Solo pensaba en el terrible dolor que sentía «¡Qué demonios!». En toda su vida pocas veces había sentido tanto dolor. Pero nunca de un golpe en la cara.
Aturdido por el dolor, no pudo parar el asalto de Lucas que estaba lejos de terminar. Cuando voló hacia atrás el joven lo siguió. En sus manos aparecieron guanteletes rojos, que las cubrían hasta los codos. Al momento la película de fuego se hizo más intensa.
Bam!
—¡Ahhg!
Un segundo golpe fue todo lo que necesitó para dejar fuera de combate al asaltante, esta vez en el corazón. Si bien no lo mató, no molestaría en el resto del combate. Lucas ni siquiera lo miró, se dio la vuelta y regresó junto a su hermana.
—¡Jack!
En ese momento aparecieron seis figuras frente al dúo. Todos vistiendo trajes verdes para camuflagearse en este bosque. Eran tres delante y tres detrás, en dos filas.
—¡Maldito enano! Pagarás por esto —dijo uno de los seis.
Lucas miró a sus oponentes. Eran todos de su mismo nivel de ascensión y el de su hermana: Adeptos. Debería estar feliz por eso. Pero todo lo contrario. Que su grupo de perseguidores sea tan débil solo significa que Alfred sigue conteniendo a los más fuertes. Eso, y porque están bastante profundo en el Reino Arpen. No hay manera de que una fuerza de élite se cuele hasta aquí sin llamar la atención.
«¡Malditos bastardos!» Ver a estas escorias solo le recordaba una cosa. La cara de su maestro, mejor amigo, segundo padre: Alfred. La persona que los había cuidado a él y su hermana los últimos cinco años. Mientras se despedían, no tenía ninguna sonrisa de despedida en su cara. Él no sonreía. Su mirada era la misma de siempre. Seria y cruel, como una bestia lista para matar lo que se le oponga.
Cada día de sus últimos años la había visto y ya estaba acostumbrado a ella. Pero ese día que se separaron y supo que era muy probable que nunca se volvieran a ver. Se le grabó especialmente su mirada, y ese día, por primera vez notó algo más. Decisión y compromiso, no sabía cómo, mas eso era lo reflejado en ella.
Por eso odiaba a todos estos cabrones. «¿Por qué tuvo que quedarse allá? ¿Por qué tiene que sacrificarse?» Aborrecía el hecho de que su amigo se quedara atrás para protegerlo. «¡Los mataré a todos!»
—Enan-
Bum!
Antes de que uno de los seis hablara se impulsó hacia delante otra vez. Llegó frente al que se encontraba a la izquierda del primer grupo. El hombre aprovechó su tamaño y le lanzó una patada. Su pierna cubierta con fuego. Él se agachó y esquivó. De su mano derecha estalló una columna horizontal de fuego que afectó a todos los del primer grupo pero no dañó remotamente a ninguno, pues era una distracción.
Con la tapada aprovechó y golpeó otra vez en dirección al abdomen del mismo hombre. En esta ocasión acertó.
—¡Ahhg!
Por alguna razón sus golpes dolían demasiado y el tipo no pudo evitar gritar. Sabiendo que no podía dejar pasar la oportunidad apuntó rápidamente con los dedos índice y medio de la mano izquierda a la boca abierta. Entonces con un nivel de control de maná que alguien de su nivel de ascensión y edad no debería tener, una pequeña bola de fuego se formó y disparó hacia la garganta del hombre.
—¡Ahg...!
«Uno menos, faltan cinco». Pensó Lucas. Mientras saltaba hacia atrás y el cuerpo caía.
Plaf!
—..!!
El resto del grupo se quedaron impactados. En menos de ocho segundos perdieron a dos de los suyos. A manos de un niño de diez míseros años. Ellos tampoco eran profesionales ni nada por el estilo, pero esto sin duda estaba más allá de sus expectativas. Finalmente uno se recompuso y dijo:
—No perdamos más tiempo, no queremos llamar la atención aquí. Nuestro reino y este son aliados solo en papel. Y no subestimen al mocoso.
Lucas los observó y comenzó con lo que tenía planeado. Esta no era la primera emboscada, y definitivamente estaba lejos de ser la última. Le dijo a su hermana:
—Selene, ve y busca ayuda. Yo los retengo.
—Pe-
—Sin peros. ¡Hazlo!
Ella no vaciló más y salió corriendo en dirección a la ciudad.
—No hay que dejar que escape, John captúrala —rugió el que habló anteriormente y parecía el líder.
Uno de los que estaba en las filas traseras pasó corriendo velozmente. Era un mago Afín al Aura. Ninguno de los demás prestó atención a la dirección que cogieron, para ellos la chica ya estaba capturada. Con su velocidad tardó solo unos segundos en llegar a Selene.
Trap! Selene tropezó y cayó al suelo. Vio al hombre cerca y gritó:
—¡No!
—Jeje niña tonta.
Nadie notó que Lucas ni siquiera se inmutó cuando escuchó el grito en ayudar a su hermana. Cuando el mago de Aura estaba a punto de tocarla. De repente un bola blanca con lo que parecían ojos azules salió de la espalda de ella. Era un bonito conejo de pelaje blanco liso con ojos azules claros. Medía unos 20cm y sus orejas otros 15cm.
—¿Qué?
Pero fue muy tarde. Con un movimiento que parecía imposible para la criatura, giró en el aire y una de sus orejas hizo contacto con las costillas del hombre.
Track!!
Y se rompieron.
—¡Ahhhg!
Como los ataques de Lucas, al parecer los ataques del conejo dolían demasiado también. Selene se dio la vuelta y con una daga que había sacado mientras estaba boca abajo en el piso, cortó el cuello de su aturdido oponente. El mago la miró con los ojos muy abiertos de incredulidad. Entre tanto la sangre se derramaba de su cuello, seguía sin creer que así es como moriría. Asesinado por una niña de menos de diez años.
••
En el breve intercambio de su hermana con John. Lucas se enfrentaba a cuatro oponentes. Tres bolas de fuego del tamaño del brazo de un adulto salieron disparadas hacia él pero logró esquivarlas. En eso un rayo salió de la nada y lo golpeó de frente.
—¡Urk!
Retrocedió con dolor mas no gritó, su fina manipulación de maná le permitió protegerse potenciando su cuerpo y minimizar el daño. Había recibido demasiado de esos este último año. Su brazo derecho era una prueba de ello. Se acercaron dos, cada uno tenía en sus manos guanteletes. Un arma común para magos Afín al fuego.
Se entrentó brevemente a ellos mientras esquivaba. Pero le dio tiempo al resto de rodearlo, ya no sería tan fácil usar el factor sorpresa. «Selene debe haber terminado ya». Sabía que se hermana no era menos peligrosa que él, aunque de una manera distinta. Viendo el cerco partió hacia el mago de rayo. Lo consideraba el más peligroso.
Necesitaba deshacerse de ese rápidamente. Incluso si tuviera que usar su carta final. Contra tres podía aguantar hasta que llegara su hermana, sin embargo, contra cuatro sabía que por muy astuto que fuera lo terminarían derrotando.
El hombre no lo subestimó y sacó una lanza de su espalda. «Mierda, ¿por qué una lanza?». Pensó con molestia. Un rayo cubrió la lanza y perforó hacia Lucas. Se quitó del camino fácilmente con otra explosión, aún así la lanza lo siguió con un corte. Entonces para sorpresa del hombre, se giró y agarró el arma con sus manos cubiertas de fuego para minimizar el poder del rayo.
Fush!
Una pequeña ave parecida a un fénix de unos 10cm, con plumas de un carmesí brillante salió del cuerpo de Lucas y atacó al siguiente instante.
—¡...!
Sin tiempo para reaccionar, una bola de fuego más fuerte que la de cualquiera de sus compañeros, le impactó en la cara.
Bam!
Esta vez, el dolor extra no fue necesario. Pues el lancero murió directamente por al ataque.
Lucas al siguiente instante rodó a la derecha. El mago restante le había lanzado otro ataque de fuego pero en forma de media luna, este último usaba una espada.
«Emberlyn, ve por el espadachín. Yo retengo al resto».
«Está bien». Volvió a sonar la voz en su cabeza.
Se puso de pie y cuando se disponía a crear un hechizo de fuego, una bola lo impactó de frente. Apenas tuvo tiempo para protegerse con sus guanteletes cruzándose los brazos.
Bam!
Retrocedió varios metros, sus mangas se habían vuelto a quemar. Aprecieron más quemaduras en su ropa y cuerpo. Se revelaron varias cicatrices de lo que parecían ser rayos en su brazo derecho.
—¡Urk!
Sentía dolor, pero esto no era suficiente para detenerlo. Su enji el fénix fue a pelear con el usuario de la espada. Mirando a los dos hombres que quedaban frente a él se abalanzó sobre ellos.
Bum! Bum!
Estuvo unos 20 segundos peleando con ellos, sobre todo esquivando. Su maná ya estaba bajo por todas sus explosiones y ataques. Si seguía de esa manera se quedaría sin nada.
¡Shh!
En un arbusto cerca de uno de los magos de fuego. Apareció un lindo conejo blanco. Y otra vez. Haciendo un movimiento que no encajaba con su figura chiquita y bonita. Hizo un giro como un boxeador lanzando un puñetazo hacia la rodilla del hombre, aunque en este caso era un orejazo.
Track!
Y esta se dobló casi noventa grados en la dirección incorrecta sin poner resistencia.
—¡Ahhhg!
Un grito desgarrador sonó en las inmediaciones. Una niña salió rápido también del arbusto y con su cuchillo le rasgó la garganta al hombre. Era una escena muy similar a la anterior. Después de todo, la práctica hace al maestro.
Plaf!
El cadáver cayó al suelo. Todavía los rasgos de su cara mostraban el dolor que pasó. Juntos, la muchacha y el terrorífico conejo corrieron a ayudar a su hermano, quien a pesar de enfrentarse a un oponente más fuerte físicamente se mantenía en pie.
••
Luego de acabar con el hombre fueron a ayudar al fénix contra el de la espada, que era el último. Este no aguantó demasiado antes de caer también.
Plaf!
Lucas se desplomó desplomó en el suelo cuando vio que su oponente finalmente estaba muerto.
—Ja ja... ja.
Tenía quemaduras en varias partes del cuerpo. Si no fuera por su control de maná sin duda estaría muerto. «Ah, no fue fácil, pero al menos Selene no se lastimó esta vez».